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Susan Sontag o la encarnación de la poesía de la inteligencia

6Por Sigifredo Esquivel Marín

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Aunque parece que fue ayer, pronto se cumplirán dos décadas de la muerte de Susan Sontag, aún le echamos de menos como a una amiga querida que siempre ha estado cuando se le necesita y en el preciso momento en que deja de estar su ausencia deja un hueco insobornable. Escritora, pensadora, profesora, cineasta e intelectual, Susan Sontag es una de las mentes más poderosas y cautivantes del siglo XX.

Siendo muy joven leí Bajo el signo de Saturno (Edhasa, 1987), un libro extraordinario que habla de todo lo importante de la modernidad del siglo XX. Como todas las lecturas valiosas de juventud, lo devoré con frenesí a toda velocidad, sin entender ni atender mucho, pero inspirándome en su soberbio estilo, en la potencia de su lucidez transparente y jovial; inspiración canónica que hasta el día de hoy intento tener presente a la hora de escribir. Es la gaya ciencia pop del siglo XX. Libro que hace de la crítica social una auténtica fiesta, Bajo el signo de Saturno hace de la crítica una estrategia ético-política para repensar límites y posibilidades del arte y de la literatura; de forma magistral elucida la obra de Antonin Artaud y la estética del arte fascista, lejos de toda mirada romántica. Asimismo, sus reflexiones sobre Paul Goodman y la contracultura norteamericana recuperan el legado del 68 y los movimientos sociales y el activismo político de una izquierda radical viva.

La alegría, el placer, la libertad, son claves del ideario de Sontag, sin dejar de reconocer la importancia existencial de la melancolía, según se puede leer en el ensayo sobre Walter Benjamin que da título al libro “Bajo el signo de Saturno”, sin lugar a dudas uno de los ensayos más profundos, valientes valiosos, audaces que se hayan escrito sobre el pensador alemán. Describe con mirada clarividente el espíritu nacido bajo el signo de saturno: indeciso, de temperamento lento, ambiguo y errante, con escaso sentido de dirección, pero con una brújula vital formidable; el desciframiento melancólico de su sino y signo se despliega en un ego vital como texto barroco.

Disimulo, hermetismo y secreto parecen inherentes al carácter melancólico -sentencia Sontag-. Digna heredera de Benjamin y de Kraus, hizo de la escritura un espacio de reflexión social íntima, personal y transpersonal. “Notas sobre lo camp” es uno de esos ensayos que anticipan las discusiones actuales sobre cultura, política e identidad sexual y se han vuelto cliché farragoso. Estilos radicales (Madrid, Punto de lectura, 2002) ahonda en el diálogo entre arte y pensamiento, elucida grandes autores como seres cercanos de carne y hueso, les quita el hálito de “vacas sagradas” y les deja pastar en libertad sin ningún falso res- peto académico, pero con todo el rigor e imaginación crítica que merece lo que de verdad interesa.

Desde su infancia amó Shakespeare, al igual que Harold Bloom, pero su amor a los grandes maestros no busca sentar cátedra y decirnos la neta, sino invitarnos a pensar por cuenta propia transmitiendo su entusiasmo y pasión sin esperar que nosotros tengamos que asentir sus gustos. Su coherencia le valió enemistarse con una opinión pública teledirigida por los poderosos y una intelectualidad pudibunda y cortesana. En todo lo que leyó, pensó, escribió y dijo buscó siempre una conexión con el mundo circundante, así pues, cuando habla de traducción, crítica literaria, lectura, literatura, obra de arte, entre otros asuntos, está pensando desde el campo cultural presente.

Al respecto cabe destacar su exploración en varias obras sobre la relación entre enfermedad, metáfora y sociedad en pleno auge neoconservador en torno al SIDA. Fue crítica acérrima de toda forma de dominación e imperialismo. E hizo del pensamiento crítico una forma de atletismo del espíritu, de ahí que en sus Diarios haya escrito que: “no se aprende de la experiencia; porque la sustancia de las cosas siempre está cambiando”. Por eso destaca que su formación intelectual está en la academia universitaria, pero también en la vida cotidiana, el arte actual y los periódicos.

La contemporaneidad fue su punto de partida para repensar la tradición como algo vivo y valioso que nos aporta otra mirada y otra experencia. De ahí también la necesidad de volcarse en la escritura narrativa y autobiográfica a través de medios expresivos innovadores para dar cuenta de las mutaciones culturales emergentes, al res- pecto, Declaración: Cuentos reunidos (Random House, 2018) expone problemáticas comunes de los jóvenes y de las parejas actuales con sentido del humor, sarcasmo e ironía; sus relatos exhiben sus pasiones, contradicciones y afectos más íntimos.

Si su obra ensayística elucida de forma crítica el presente, su narrativa expone en estado naciente seres singulares y sus intrincadas relaciones. Sus reflexiones y discursos sobre Palestina en el contexto de recepción del Premio Jerusalem de literatura en 2001 dan cuenta de su valentía para encarar los problemas sin concesiones al pensamiento hegemónico. Exploró el sufrimiento desde sus entrañas en Sarajevo, Palestina y Siria. Su conocimiento de la realidad social fue de primera mano, hizo una etnografía a flor de piel de la sociedad como multiverso de significaciones plurales. Sus títulos, sus declaraciones, su postura política dan cuenta de alguien que estuvo en ojo del huracán, pero su mirada transversal atraviesa el presente dándole la vuelta a las ideas dominantes.

De manera personal, lo que más aprecio de la Sontag, expresión con cariño, claro está, es su estilo desenfadado desde un enfoque novedoso o poco explorado, en este sentido, habría que decir que su obra, perdurará al lado de los más grandes maestros del ensayismo moderno: Montaigne, Benjamin, Cioran, Zambrano, Borges. Ética, política y estética en la perspectiva de Sontag no son conceptos ni campos teóricos intelectuales únicamente, sino más bien son nodos relacionales de una práctica vital poética y militante.

Heredera del pensamiento libertario, democrático, anarquista y vitalista de Norte América, Sontag es una de las más grandes heroínas del pensamiento moderno contemporáneo. Su comentario sobre la vigencia de Victor Serge como un pensador y escritor en perpetuo estado de insurrección contra todo y contra todos también caracteriza su quehacer político e intelectual. Sus libros marcaron una tendencia editorial de frescura y argumentos lúcidos sugerentes. Su escritura muestra un talento inusual vertido en un estilo contundente, ante todo, habla de forma valiente de los temas que verdaderamente importan. Su fotografía nos muestra una mujer hermosa cuya inteligencia serena eclipsa su belleza singular única.

Mujer cosmopolita y polemista implacable, fue una auténtica estrella del mundo intelectual, quizá la última con esa solidez tan característica de una personalidad fuerte e intensa. Al final de su vida cuenta que, al ver una fotografía instantánea de juventud, gritó exclamando: ¡Qué guapa era y ni siquiera lo sospechaba! En el cuerpo de la joven de ascendencia judía que destacó en la escena neoyorkina de la segunda parte del siglo XX la diosa Atenas se apoderó de Afrodita, y la inteligencia poética venció amorosamente a la pasión erótica.

Eso y mucho más fue Susan Sontag, que desde la adolescencia le tuve una admiración sin reservas como verdadera heroína del pensamiento. Desde entonces ha sido una de las fuentes de ensoñación e inspiración. Por cierto, ahora que crece en México un anti-yanquismo en la izquierda oficial autoritaria, habría que recordar que EUA es un espacio sociopolítico y cultural amplio y plural donde ha germinado un pensamiento crítico libertario que sigue alumbrando hasta nuestros días una intelectualidad crítica que guía el presente y abre otro porvenir.

6 Por Agron Shala

“Tienes que tener el coraje de traer tu vida a la obra”, dijo la pintora Mary Todd Beam. Esta descripción es precisa para la directora

Paula Markovitch, quien en sus obras refleja su propio dolor y explora la empatía por los demás. La directora vivió en Argentina hasta los 22 años; en 1990 se traslada a México. En 2011 realiza su primer largometraje, El premio, una película semi-biográfica acerca de la infancia de la hija de un disidente político; en 2011 este filme se presenta en el Festival de Cine de Berlín.

En 2019, Markovitch realiza su tercer largometraje: El actor principal

En esta película, proyectada en varios festivales del mundo, se habla inglés, alemán, español y albanés. La historia se desarrolla en Berlín. La etimología del nombre Berlín está relacionada con el polaco antiguo: con la palabra “berl” que significa pantano. En el idioma albanés, el pantano hace referencia a un estado de sueño, de estancamiento… Y esta descripción también es apropiada para la atmósfera de ese sótano en El Actor principal, donde transcurre la historia de Luis y Azra.

El personaje de Luis (el actor Marcelo Cerón), vive en Iztapalapa, una zona marginal de la Ciudad de México. Al principio parece ser un acróbata que juega con fuego… también es un ladrón que se gana la vida robando espejos de coches. Un día, al hurtar en un coche de lujo recibe una recompensa (¡o castigo!): gana el papel principal en una película que tendrá su estreno internacional en la Berlinale. Luis llega a Berlín y se comporta como un niño perdido; en la ciudad de la cultura, en una de las mayores potencias económicas, busca lo inasible (a sí mismo). En lugar de descansar en su habitación, Luis deambula por los pasillos del hotel y se recuesta sobre un montículo de toallas en la lavandería. A partir de este momento comienza la historia central: Luis conoce a Azra (Vjollca Bajraj), la lavandera.

Un actor azaroso en la trama de la película se encuentra con la actriz azarosa de la película real (Vjollca Bajraj es, en la realidad, doctora y vive y trabaja en la Ciudad de México). El director judeo-alemán, Fritz Lang, ha dicho que un buen trabajo cinematográfico te da espacio para interpretar. Y, el rostro de Azra, con cicatrices de quemaduras en el lado izquierdo, desde el principio da espacio para la sugestión. ¿De qué lado se fija más el espectador? Las personas con empatía verán… ¡la herida! Alguien podrá ver el otro lado… ¡la belleza!

El director polaco Krzysztof Kieslowski, quien nunca ha terminado sus películas y que ha aceptado todas las interpretaciones que el público pudiera dar, en este caso diría: “Elija una [interpretación]”, porque somos lo que vemos. Este juego de interpretaciones le da poder a la película; incluso la selección de Vjollca Baraj para formar parte de la película, es una decisión que expresa el coraje de la directora Paula Markovitch.

La directora eligió a un médico que no tiene un título de actor. ¡Un amateur! Sin embargo, “amateur” es una palabra hermosa, porque significa “amar”. (desafortunadamente, en Kosovo tenemos muchos actores diletantes, con o sin diploma, y muy pocos amateurs, personas que hacen arte con el alma sin importar la ganancia material). No es que Vjollca Bajraj no conozca la escena, ya que ha sido una de las mejores declamadoras de Kosovo y en

México ha declamado junto a reconocidos actores mexicanos. Mientras tanto, es la primera lectora (crítica) de los versos del gran poeta albanés, su esposo, Xhevdet Bajraj; el arte es parte de su vida.

Pero, esta selección nos hace a reflexionar, porque nos recuerda una conversación entre dos colosos del cine: el japonés Akira Kurosawa y uno de los principales representantes de la Nueva Ola iraní, Abbas Kiarostami. Cuando Kurosawa expresa su sorpresa por trabajar con actores aficionados, Kiarostami responde: “Aprendí esto de usted. Usted me sorprende con la interpretación de los actores... Incluso trabajar con profesionales no es nada fácil. Tienes que presionarlos en cada película y convertirlos en novatos. ¡Por eso trabajar con actores profesionales es tan difícil!”. Así que los grandes directores sacuden a los actores, incluso si son los mejores. Así lo hizo el director Milos Forman con Amadeus y la escena en la que Wolfgang Amadeus Mozart (Tom Hulce) dicta a Antonio Salieri (el actor ganador del Oscar, F. Murray Abraham) las partituras de “Réquiem de la muerte” (“Lacrimosa”). Milos Forman cambia el guion antes de filmar, sin que lo sepa al actor. Así, en esa escena, Abraham no está preparado para lo que está sucediendo, está perdido… porque debe sentirse así: perdido, al escuchar la idea de un genio como Mozart.

“Actuar no se trata de fama, sino de explorar el alma humana”, dijo la actriz canadiense Annette Bening. ¿Y quién no se extravía cuando se enfrenta al amargo pasado? ¿Quién puede sentir más empatía por el dolor que alguien como Vjollca Bajraj, quien en la última guerra de Kosovo perdió a unos 50 miembros de la familia extensa (entre ellos a su padre y dos tíos)?

La coincidencia se revela en la lavandería del hotel. El actor que causalmente se convirtió en personaje de una película, conoce a un personaje que fue captado por camarógrafos extranjeros en las escenas de deportación masiva de los albanokosovares. Los refugiados que huyen de las escenas de horror aparecen también en los versos de Xhevdet Bajraj: “Guisaban y hervían en el fuego de las casas / comían y bebían en cráneos albaneses / como si no fuéramos humanos / como si no fueran humanos / ¿no es así? Dios / hasta que el verano los regresó a su tierra / cebados de muerte”.

Así, el hombre que estaba jugando con fuego se encuentra con la víctima del fuego. Ambos padecen la realidad que otros construyeron para ellos. Luis y Azra saben algunas palabras en inglés. Pero se entienden mejor cuando hablan sus idiomas nativos: español y albanés. Porque el sufrimiento no tiene barreras idiomáticas, porque el dolor hace que todos vivamos en el pantano. Cada miembro de la familia judía de la directora entiende esto. Ni la fama ni una vida segura curan este dolor cuando el pasado te persigue como una maldición.

En la lavandería los papeles se invierten: el actor principal del Actor principal se convierte en parte del teatro de Azra, quien en los rincones de la lavandería abandonada ha creado un mundo paralelo, desordenado, fantasmal (como su propia vida y la de Luis).

Azra está muerta viva. Ella no puede olvidar el asesinato de su primo: cuando le dispararon abrazó a su hijo y sus cuerpos quedaron aferrados. Ella no puede olvidar a su pequeña, cuya tumba aún no conoce.

“Quizás fue un sueño para mí”, dice Azra, en el filme. “En la guerra te duelen todos los huesos; hasta los huesos de los muertos... en la guerra entiendes la alegría que perdiste; entiendes la estupidez humana… pienso en mi niña y su cabello en llamas”: Azra relata su historia (en albanés, en el dialecto guego o gheg).

También las canciones que se escuchan en la película son albanesas, cantadas realmente por los hermanos de Vjollca Bajraj. Luis escucha con atención. Él comprende. Porque el dolor tiene un lenguaje universal. Es la verdad que los abarca. En tal situación, ¿dónde le gustaría estar el hombre empático?

Luis abandona el estreno. La fama no cura las heridas. Él vuelve a la lavandería. Puede haber regresado por arrepentimiento, o por deseo, o por alguna otra razón. Porque, como dijo Oliver Stone, “las películas están sujetas a un millón de interpretaciones”.

Otra cosa que vale la pena mencionar es que en un momento en que se habla mucho en Kosovo sobre temas de guerra, esta herida fue revelada por una directora que vive en México, con poco presupuesto y sin ningún efecto pirotécnico. La mayoría en interiores son espacios sin intervención, sólo la utilería específica enriquece el concepto de la directora. La cámara se mueve en interiores, el enfoque a menudo cambia a medida que los actores se desplazan en la escena con naturalidad. Lo mismo ocurre en los pasillos de los hoteles, los bares y las calles de Berlín. Esta puesta en escena nos demuestra que el director debe tener el coraje y el conocimiento, ya que una buena idea se transmite en cualquier entorno y en cualquier idioma.

Por último, cabe señalar que alguien puede llamar a esta película “densa”. De hecho, es una obra inusual con un enfoque improvisado y gran poesía. Azra (nombre árabe que significa la noble), según el concepto inicial de la directora, era bosnia, víctima de la guerra en Bosnia y Herzegovina. Después de conocer a la pareja Xhevdet y Vjollca Bajraj, la película se centra en Kosovo…en la guerra como un dolor universal. Por eso, sin entrar en más detalles, vale la pena citar al gran crítico de cine

Roger Ebert: “Las películas que evocan empatía son más poderosas que las que objetivan los problemas”, estén donde estén.

* La película El actor principal se proyecta este miércoles 15 de marzo en San Antonio, Iztapalapa, CDMX.

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