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Guardia Nacional lanza campaña de prevención contra retos virales

Pese a que en las dos décadas pasadas la matrícula universitaria en América Latina y el Caribe se ubicó como la segunda con mayor crecimiento en el mundo –lo que revela el interés de los jóvenes por cursar una carrera universitaria– el acceso a este nivel educativo aún es desigual. La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) destaca en un análisis de los desafíos de la enseñanza superior en la región que por cada 128 mujeres, 100 hombres se matriculan en estos estudios.

Sin embargo, ellas siguen optando por carreras asociadas al papel de cuidadoras, como salud, bienestar y educación, mientras la tasa bruta de matriculación en población indígena y afrodescendientes, apenas supera 40 por ciento.

Ante el creciente número de menores afectados por los retos virales la Guardia Nacional desplegó en todo el territorio nacional una campaña de concientización y prevención en las escuelas, con el fin de que docentes, alumnos y padres de familia pongan mayor atención a las actividades de los estudiantes en redes sociales y no participen en actividades que pongan en riesgo la salud y la vida, informó Andrés Rodríguez Mendoza, encargado del área de Prevención de Ciberdelitos.

En entrevista con La Jornada, señaló que los llamados retos virales atentan contra la integridad de menores de edad y advirtió que entre los que mayormente promueven personas que ocultan su identidad real en Internet se encuentran la ballena azul y el reto del clonazepam, los cuales afectan “física y emocionalmente”.

“Por ejemplo, en el de la ballena azul se establecen distintos desafíos donde el participante se causa lesiones o se pone en peligro, ya que los retos van aumentando gradualmente, con el riesgo de llegar al suicidio.”

En últimas fechas se han detectado casos en la Ciudad de México y otras entidades en los cuales los jóvenes utilizan “medicamentos controlados, como es el caso del clonazepam, que consiste en tomar píldoras de ese fármaco y no dejarse vencer por el sueño que producen, pero el riesgo de intoxicación es alto y podría ocasionar daños irreparables”.

Entre las recomendaciones de los integrantes de la Guardia Nacional destaca que los padres y docentes establezcan “comunicación y relación de confianza en la que niñas, niños y adolescentes se sientan seguros para informar cualquier situación incómoda al navegar en Internet”.

En los talleres informativos que se han puesto en marcha solicitan a los adultos que se involucren “en el uso de dispositivos electrónicos como teléfonos, computadoras, laptops y tabletas electrónicas para asesorar a niñas, niños y adolescentes sobre el uso responsable de los equipos y naveguen seguros”.

De igual manera, indicó, durante la Jornada Anual de Internet Seguro, se brinda información a todos los sectores para evitar ataques a los grupos vulnerables, que son los de menores y adolescentes.

“Se acaba de publicar un estudio de la Asociación Internet Mx, en el cual se indica que más de 50 por ciento utiliza un dispositivo móvil y tiene acceso a mucha información, por lo que es necesario que los padres conozcan las páginas a las que acceden.

“Se recomienda a los padres que no regañen a sus hijos, sino que entablen con ellos una relación de confianza y les hagan entender que no todo lo que circula en las redes sociales es verídico. Se requiere esa confianza para detectar cualquier cambio de comportamiento, como bajo rendimiento escolar, ansiedad, depresión, aislamiento, pesadillas, trastorno del sueño, irritabilidad, llamadas o mensajes de números telefónicos desconocidos o miedos”, señaló Rodríguez Mendoza.

Para atender denuncias, la Guardia Nacional pone a disposición de la ciudadanía el número telefónico 088 para presentar algún reporte o solicitar asesoría frente a la precisión de un delito cibernético.

Entre países también crecen las brechas de acceso a estudios universitarios. Datos del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe muestran que en las últimas dos décadas “fueron los países de ingresos medios y altos los que más aumentaron sus tasas de participación; los de ingresos bajos a su vez tienen los menores índices de expansión de la educación superior”. Reconoce que en las oportunidades de instrucción aún inciden la pobreza, crisis y emergencias, altas tasas de matrícula, exámenes de ingreso, movilidad geográfica y discriminación, lo que frena el acceso a la universidad, principalmente de los sectores más vulnerables. Alerta de que pese a que en muchos países las instituciones públicas tengan mayor participación para impartir estudios superiores, esto no implica necesariamente gratuidad para acceder a ellos.

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