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ataque perpetrado en Iguala en 2014. En pocos minutos, la instalación castrense pasó al caos de las detonaciones, rejas desvencijadas y pintas en los patios y jardines, mientras elementos de seguridad resguardaban el sitio con cascos, toletes y escudos, con saldo de 39 uniformados heridos. Foto Alfredo Domínguez FABIOLA MARTÍNEZ

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JESSICA XANTOMILA

JESSICA XANTOMILA

Analizará juzgado un amparo contra prisión justifi cada de Murillo

GUSTAVO CASTILLO GARCÍA

El juzgado 16 de distrito en materia de amparo admitió a trámite un juicio de amparo para que se revise la medida cautelar de prisión justificada dictada en contra del ex titular de la Procuraduría General de la República Jesús Murillo Karam.

Esta admisión no significa que podrá enfrentar de inmediato su proceso en libertad, sino que eventualmente podrían otorgarle el beneficio bajo supervisión o prisión domiciliaria.

De acuerdo con los registros del Poder Judicial de la Federación, se dio a conocer la notificación

Desde el 24 de agosto el ex procurador está en el Reclusorio Norte

realizada al Ministerio Público Federal, luego de que la defensa de Murillo –interno en el Reclusorio Norte– amplió su demanda de amparo y precisó los términos de su solicitud.

“Se admite la demanda de amparo. Cítese a las partes a la audiencia constitucional, para cuya celebración se fijan las 9:50 del 11 de octubre de 2022. Solicítese el informe justificado a las autoridades responsables. Requiérase a las partes informen oportunamente la cesación de los efectos del acto reclamado o la actualización de causas de sobreseimiento.”

Respecto a este último punto, se refiere a que las autoridades deben informar si concluyó la medida cautelar de prisión justificada, situación que no ha cambiado desde el 24 de agosto, cuando el juez marco Antonio Fuerte Tapia, con sede en el Reclusorio Norte, aprobó la solicitud de la FGR.

Murillo enfrenta un proceso penal por su presunta responsabilidad en los delitos de desaparición forzada, tortura y obstrucción a la procuración de justicia, relacionados con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en hechos ocurridos el 26 de septiembre en el municipio de Iguala.

EL GRAN PERIODISTA ● EL FISGÓN Mitin y “enérgica” protesta frente al Campo Militar 1

FABIOLA MARTÍNEZ

Con la certeza de que mandos del Ejército son responsables del asesinato de al menos algunos de los normalistas de Ayotzinapa, cientos de integrantes de esta escuela realizaron una protesta en el Campo Militar número 1, varios de los cuales lanzaron petardos y piedras contra los uniformados.

No hay registro de una acción similar; en un par de horas el sitio pasó de la imagen impoluta, típica del mantenimiento castrense, al caos de las detonaciones, rejas desvencijadas, barricadas retorcidas, pintas y piedras en los patios y jardines.

Los hechos comenzaron minutos después de las 11 de la mañana con la llegada de autobuses a la avenida Conscripto, en la zona limítrofe de Naucalpan y la Ciudad de México; primero apareció el transporte de los familiares de los jóvenes desaparecidos, y enseguida unos 20 camiones, de los que descendieron muchachos con los rostros cubiertos, varios con el uniforme deportivo de la Normal Rural de Ayotzinapa.

Incluso con la vialidad detenida, para ese momento todo parecía parte de una manifestación común, pero de pronto los jóvenes ya estaban en hileras encarando a los uniformados, quienes, a su vez, estaban listos con cascos, toletes y escudos.

Fue evidente que los policías, civiles y militares, tenían información previa para el diseño del operativo. Los jefes se coordinaban atrás, daban órdenes, y al rato apareció un tanque de dispersión.

Antes del mitin, un joven trepó a las columnas de la entrada principal, donde se leía debajo del escudo nacional: “Campo Militar No. 1-A. Gral. Div. Álvaro Obregón. Puerta 1”. El muchacho sacó de su mochila varios envases de pintura en aerosol y empezó a escribir: “Asesinos” y “Nos faltan 43”.

Sus compañeros le pasaban la escoba con el engrudo para pegar los carteles con el enunciado “Fue el Ejército”; otros alzaban mantas: “No sepulten la verdad en los archivos militares”.

El primer estruendo no fue de los petardos, sino del grito unísono y potente de “¡vivos se los llevaron, vivos los queremos!” Con esa expresión empezaron a tomar la palabra varios de los manifestantes.

Investiguen a élite

Vidulfo Rosales, abogado de los familiares de las víctimas, exigió una investigación a la “élite” del Ejército, por la infiltración que hicieron en las filas de los normalistas. “Que se investigue a (Salvador) Cienfuegos”, secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Enrique Peña Nieto, porque “esas operaciones encubiertas merecen la cárcel”, sostuvo.

La exigencia es que el Ejército no obstruya la investigación de esa grave violación de los derechos humanos ocurrida hace ocho años, añadió.

Rosales fue enfático en que hay “pruebas objetivas” de que 25 jóvenes fueron ingresados al 27 Batallón de Infantería, en Iguala; algunos fueron asesinados ahí y otros torturados y entregados al grupo delictivo Guerreros Unidos.

De manera implícita, el abogado anticipaba también lo que ocurriría minutos después, al advertir que los de Ayotzinapa tienen “una manera de protesta enérgica, fuerte, a la cual no vamos a renunciar”, y toca a las autoridades “contenerla en el marco irrestricto de los derechos humanos”.

Por ello, atajó, ningún gobierno va a decirle a la sociedad la manera

▲ Varios cientos de personas se congregaron ayer afuera de las instalaciones castrenses. Foto Alfredo Domínguez

en que debe protestar, porque ese tipo de límites es censura.

Después de que otras personas dieron su mensaje, los familiares de las víctimas y las mujeres empezaron a subir a los autobuses para retirarse.

Sin embargo, un nutrido grupo, los más jóvenes, permaneció en el lugar y de pronto empezó a lanzar piedras y los explosivos que rebotaban en los policías.

“¡Escudos arriba, defiéndanse de los proyectiles!”, gritaba un jefe civil. Al fondo seguían sonando las cornetas de la banda de guerra.

Todavía a la defensiva y con la hilera de escudos haciendo techo, fue activado el tanque, pero los jóvenes ya se habían ido.

Por más que les gritaban “hay pura prensa”, los policías y militares seguían alterados. “Retírense, retírense”, gritaban eufóricos, pese a que la única orden de contrataque haya sido al blanco equivocado: los reporteros e integrantes del grupo civil humanitario Marabunta.

La corporación policiaca capitalina informó que a consecuencia de los petardos, cohetones y bombas molotov resultaron heridos 39 uniformados: 21 de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (tres debieron ser llevados al hospital), 13 de la Secretaría de la Defensa Nacional y cinco de la Guardia Nacional.

La policía capitalina dijo que la manifestación “concluyó sin enfrentamientos, por lo que madres y padres de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, realizaron su mitin con libertad y garantías”.

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