La Jornada, 05/15/2018

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26 MUNDO • MARTES 15 DE MAYO DE 2018

ARMANDO G. TEJEDA Corresponsal

MADRID.

El líder independentista Quim Torra fue elegido hoy presidente de la Generalitat de Cataluña, después de un debate parlamentario que culminó con la votación de la investidura, en la cual obtuvo mayoría simple con 66 votos en favor, 65 en contra y cuatro abstenciones. El nuevo mandatario se fijó como prioridad la constitución de la futura república independiente, mientras Mariano Rajoy, presidente del gobierno español, tendió la mano para abrir una nueva etapa de “diálogo”. Quim Torra fue designado por Carles Puigdemont para sucederlo en el cargo casi cinco meses después de las elecciones, y tras seis meses de la intervención de las instituciones catalanas por el gobierno español. Durante todo este tiempo, el bloque independentista negoció varias investiduras sin éxito. Finalmente, Torra logró los 34 votos de su propio partido Junts per Catalunya, y los 32 de Esquerra Republicana de Catalunya, con lo que sumó 66 que le dieron la mayoría simple requerida en la segunda votación. Mientras el bloque opositor mantuvo su voto negativo, que en total sumaba 65 (36 de Ciutadans, 17 del Partido Socialista de Catalunya, ocho de Cataluña en Comú y cuatro del Partido Popular). Los independentistas y anticapitalistas de Candidatura de Unitat Popular brindaron su apoyo pasivo con la abstención de sus cuatro diputados, a condición de que se mantenga la hoja de ruta para proclamar la independencia. Durante su discurso, Torra estableció tres líneas prioritarias de trabajo: la investidura de Puigdemont como presidente de la Ge-

Rajoy tiende la mano al gobierno autonómico para “abrir una nueva etapa de diálogo”

Construir la república, prioridad de Torra, nuevo presidente de Cataluña neralitat, advirtiendo así que su mandato será una especie de “interinato”, hasta que se resuelva el regreso a Cataluña del ex mandatario y se libere a los “presos políticos”, en alusión a los 25 dirigentes catalanes procesados por el decreto de independencia

unilateral del pasado 27 de octubre que provocó la intervención de los tribunales españoles, donde todos ellos están acusados de rebelión, malversación de recursos públicos y desobediencia. En cualquier caso, Torra reconoció la condición de “presiden-

te de la Generalitat” a Puigdemont y reiteró que trabajará para que vuelva a ocupar el despacho. Además, advirtió que se esforzará por que se cumpla el mandato popular del referendo de autodeterminación, con lo que advirtió de la “inminente” llegada de la

Quim Torra al salir ayer del Parlamento, donde fue investido presidente de la Generalitat de Cataluña ■ Foto Ap

ara todo efecto práctico, y aunque no sea plenamente consciente de ello, José Antonio Meade ya declinó en favor de Ricardo Anaya. Lo confirman sus más recientes mensajes de propaganda, cargados de ataques a Andrés Manuel López Obrador, que de tan virulentos resultan inverosímiles, y que en el mejor de los casos (para Meade) no afectarán la sólida ventaja del tabasqueño y en el peor (también para Meade) la alimentarán. Lo confirma también el contenido y el ritmo errático de una campaña que mientras más recursos consume más invisible se vuelve, en el mejor de los casos, o más exaspera, en el peor, a una opinión pública harta del horror priísta y escarmentada de promesas falsas. De no ser por un deslinde radical y severo ante el peñato, que al candidato tricolor le resulta imposible dadas su debilidad, su inexperiencia política y su falta de dominio del aparato, esa campaña va al fracaso. De muy poco o de nada sirve el recambio de presidente en el PRI y el cambio de correlación de fuerzas en favor de los dinosaurios y en perjuicio de los tecnócratas por la simple razón de que Meade no sólo carga con sus propias fragilidades sino con el acumulado de descontentos sociales generado por el ciclo neoliberal, el cual, por primera vez en

Declinación de facto PEDRO MIGUEL 30 años, ha tomado una forma electoral masiva, incuestionable y rotunda. Por lo demás, si hubiera en el equipo del ex secretario de Hacienda una intención real de competir por la Presidencia, su táctica tendría que pasar por disputar y ganar el segundo lugar de las preferencias electorales a Anaya, para entonces dar la pelea en contra de López Obrador. Pero no: el aparato al servicio de Meade sigue lanzando invectivas llenas de fobia en contra del lejanísimo puntero. La difusión de las propuestas propias ha dejado de ser una prioridad y cuando son expresadas resultan patéticas; por ejemplo, su ocurrencia del “muro mexicano” en la frontera con Estados Unidos está condenada a emparentar, por obvias razones, con el trumpismo puro y duro, por más que el abanderado priísta haya pretendido acuñar una metáfora y se refiriera a una mezcla de disposiciones gubernamentales, medidas policiales y parafernalia tecnológica. Parecería masoquismo y afán de autodestrucción, pero es muy probable que sea otra cosa. Lo sepa o no, el estado mayor

del priísmo le está regalando al panista un margen para crecer en las preferencias y ocupar de manera natural el espacio del candidato del régimen, el único abanderado de la cruzada antiobradorista con posibilidades de poner a salvo los intereses inconfesables del grupo en el poder y de sus aliados empresariales. Así las cosas, mientras Meade deja en segundo lugar la comunicación de su programa y se “especializa” en la campaña de lodo en contra del tabasqueño, el panredista pone el acento en promesas que, aunque sean copiadas de López Obrador o mera demagogia insustancial, como la renta básica, pueden ganarle intenciones de voto en el campo del antipejismo irreductible –el que generó la campaña sucia de Felipe Calderón en 2006–, entre los temerosos y los indecisos. Es decir, Meade y Anaya trabajan en equipo. Lo anterior no es necesariamente indicador de un pacto secreto o de una conjura. Podría ser que el aspirante presidencial de la coalición oficialista no quiera o no pueda competir con Anaya por el se-

nueva república catalana, para lo que crearía una especie de órgano que velará por la construcción del nuevo país que denominará Consejo de la República. Finalmente, advirtió que su prioridad también será la “reconstrucción” de las instituciones tras la aplicación del artículo 155 y la intervención del Estado español. Durante las réplicas de los líderes de la oposición, tanto la dirigente de Ciutadans y principal líder de la oposición, Inés Arrimadas, como el secretario general del Partido Socialista de Cataluña, Miquel Iceta, le recriminaron de nuevo tanto sus mensajes en las redes sociales como los numerosos artículos de opinión en los que había numerosas afirmaciones y reflexiones con tintes racistas. Incluso acusaron a Torra de “xenófobo”, “supremacista” y “racista”. Desde Madrid, Rajoy advirtió que se abre una nueva etapa con Cataluña en la que habrá “entendimiento y concordia por medio del diálogo. Voy a juzgar los hechos”, dijo Rajoy, aunque lanzó una advertencia: “La ley y el ordenamiento jurídico se van a cumplir y lo digo para que nadie se llame a engaño”. El mandatario español también informó que abrirá una ronda de contactos con el líder del Partido Socialista Obrero Español y con el de Ciudadanos, Albert Rivera, para analizar la situación en Cataluña y el balance sobre la aplicación del artículo 155.

gundo lugar por presiones descoordinadas de distintas facciones oligárquicas, porque su equipo de campaña esté en la Luna o, simplemente, porque carece de todo discurso crítico ante el queretano, habida cuenta de que las posturas de ambos son, fundamentalmente, la misma postura: mantener el acuerdo implícito transexenal de defensa de la corrupción, la impunidad y el neoliberalismo supeditado a Washington y asumir la defensa (“a muerte”, dijo el Meade que da miedo) de las reformas estructurales del peñato. O sea, más de lo mismo. Sería una torpeza no reconocer las agudas diferencias que subsisten entre el priísmo y el panredismo, por más que ninguna de ellas tenga que ver con programas y plataformas sino más bien con intereses en conflicto y enemistades personales. Pero, en tanto el bando del régimen –es decir, el bando antiobradorista– las procesa y las gestiona, el candidato presidencial de Peña ha quedado reducido a carta de negociación con la coalición panista-perredista y a promotor de los aspirantes legislativos del viejo “partidazo”. Para todo efecto práctico, y aunque no sea plenamente consciente de ello, Meade ya declinó. navegaciones@yahoo.com http://navegaciones.blogspot.com Twitter: @Navegaciones


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