Marx en su tercer mundo kohan

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Si Marx podía anteriormente referirse a una «función de la historia» y a una filosofía que se pusiera “al servicio de la historia”, ahora ataca decididamente esa hipóstasis de la historia: “La historia nada hace, carece toda riqueza anormal”, la historia “no combate combate alguno”. Es más bien el hombre, el hombre real, vivo, el que hace todo ello, el que posee y lucha: no es la historia la que utiliza al hombre como un medio, para alcanzar sus fines —como si fuera una persona separada—, sino que ella no es sino la actividad de los hombres que persiguen sus propios fines [...]226 Ese demoledor bombardeo a la hipóstasis metafísica de la historia que Marx dirige en 1845 desde la filosofía de la praxis, se profundizará aún más a partir del viraje de los años 60, expandiéndose hacia nuevos territorios, abarcando ahora no solo la filosofía sino también la historiografía, la antropología, la etnología y, sobre todo, el análisis político del problema nacional, de la periferia y del colonialismo. La política sigue desempeñando allí un lugar central. Desde entonces, en su reflexión no solo no hay "Historia" que marche por sí misma como una persona, tampoco hay "Progreso" de la humanidad al margen de la suerte de los pueblos coloniales y oprimidos. Se evapora a partir de allí cualquier posible justificación "marxista" del colonialismo y del imperialismo en aras del desarrollo de "las fuerzas productivas". Aquí Marx no estaba saltando sobre su tiempo, pero sí estaba poniéndose de algún modo a tiro de los nuevos problemas que el siglo XX deparó a los revolucionarios. Particularmente a nosotros, los del Tercer Mundo. Cuando Marx logra percibir y hacer observable: 1) que no existe una lógica histórica universal al margen de la lucha de clases; 2) que no corresponde a un sujeto autocentrado y privilegiado —el proletariado europeo, urbano y moderno— la responsabilidad de conducir el motor de la historia universal, sino que ese sujeto está en realidad conformado también por las luchas de liberación nacional y social de los pueblos periféricos sometidos; y 3) que el sistema mundial de dominación capitalista solamente puede reproducirse a condición de mantener la explotación y la opresión tanto en el capitalismo central como en su periferia, es que puede entonces terminar de completar las líneas directrices de aquel inicial programa de investigación esbozado y adelantado en 1845. Esos son algunos de los nexos teóricos que vinculan de un modo inmanente el viraje con El capital, con las Tesis sobre Feuerbach e incluso con los Manuscritos de 1844. Desde que comienza el viraje, hasta sus últimos años de vida se le abre a Marx un nuevo universo de interrogantes, muchas de los cuales no llegó a desarrollar. De ahí que su pensamiento haya tomar una o muchas formas, la evolución puede ser unilineal o multilineal”. (Ibídem, p. 7.)

Marx en su (Tercer) Mundo

Néstor Kohan

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