Eagleton terry ideologia una introduccion

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IDEOLOGIA

también la ruina de la distopía: ninguna clase dominante puede ser totalmente victoriosa. Freud habla poco directamente sobre la ideología; pero es muy probable que lo que identifica como mecanismos fundamentales de la vida psíquica sean también los dispositivos estructurales de la ideología. Proyección, desplazamiento, sublimación, condensación, represión, idealización, sustitución, racionalización, negación: todos estos mecanismos operan en el texto de la ideología, al igual que en el sueño y la fantasía; y ésta es una de las más ricas herencias que ha legado Freud a la critica de la conciencia ideológica. La creencia de que la existencia humana es básicamente cuestión de intereses, y por consiguiente nuclearmente «ideológica», cobra impulso a finales del XIX Yprincipios del xx, cuando la crisis del capitalismo pone en cuestión su racionalidad dominante. 17 A medida que el sistema capitalista se acerca a la guerra imperialista global, empieza inexorablemente a quebrarse la fe en la razón absoluta que fue característíca de su época más «clásica». La Europa de comienzos del siglo xx está inundada de simbolismo y prímitivismo, con una vuelta al mito y a la sinrazón; se construye con elementos de Wagner y Nietzsche, de apocalipsis y dioses oscuros. En realidad es notable la medida en que el pensamiento actual, supuestamente vanguardista, no hace más que reinventar el fin de siécle, con su sugerencia de un caos primitivo subyacente en las formas racionales de la sociedad. En su Tratado general de sociología (1916), escrito a mediados de la Primera Guerra Mundial, el sociólogo italiano Vilfredo Pareto afirma que el elemento no racional del comportamiento humano supera al racional (sin duda, y echando una mirada a los periódicos del momento, ésta era una posición eminentemente racional en su momento). En opinión de Pareto, hay ciertos «sentimientos» relativamente invariables en la vida humana, a cuya expresión denomina «residuos»; y éstos constituyen los determinantes principales de nuestra acción. Los residuos se codifican a su vez en «derivaciones», que significan el tipo de argumentos no lógicos o pseudológicos (apelaciones a la costumbre, la tradición, la autoridad, etc.) que utilizamos para justificar nuestros sentimientos. Así 17. Para un estudio general de este periodo. véase H. Stuart Hughes, Conscioustless (lnd Soc;efy, Londres, 1959.

DE SCHOPENHAlJER A SOREL

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pues, la derivación es un equivalente de la ideología, pero un equivalente que cruza la totalidad de nuestros discursos. Las ideas no son. más que racionalizaciones especiosas de motivos humanos invana~les; y la p~lí~ica,. que para el derechista Pareto es siempre esencialmente elitista incluso en las llamadas sociedades democ~ti~as, es el arte de familiarizarse con los «sentimientos» y «derrvacrones» de las masas para manipularlas en la dirección adecuada. En un momento histórico en que despuntaban las fuerzas rev?luci?narias de masas, esta posición tenía cierta urgencia. La r~ctOnahdad burguesa está siendo cuestionada por los poderes sociales emergentes, y debe quitarse la máscara de desinterés: debe reconocer que todas las ideas son una especie de retórica sofística, y esperar que su pr<:pia retórica supere a la de sus antagonistas. Para Pareto, las Ideas son falsas y acientffícas, pero con todo desempeñan una útil función en el mantenimiento de la unidad social; y en este sentido .coincide con el filósofo político Georges Sorel. En su obra Reilexiones sobre la violencia (1906), Sorel contrapone el que considera temible positivismo de la Segunda Inte~~cional con su propia variante de marxismo peculiarmente poeuca. Como sindicalista revolucionario, Sorel sitúa la huelga g~neral en el centro de su programa político; pero para él el contenido de los ~nes prácticos que pueda conseguir esta huelga general e.s s~~undan~. La huelga general es un mito: existe como imagen o ficción :apa~ltante que permite unificar al proletariado, organizar su concrencra política y motivarle a la acción heroica. «Debe hacerse uso -escribe Sorel-. de un cuerpo de imágenes que, únicamen~e por intuición, y antes de realizar análisis ponderados, pueda SUSCItar toda una masa de sentimientos que corresponde a las diferentes manifestaciones de la guerra emprendida por el socialismo contra la sociedad moderna. Los sindicalistas resuelven este problema perfectamente, centrando todo el socialismo en el drama de la huelga general.c.» 18 La huelga general es un símbolo romá~tico que desprende, en una intuición momentánea, toda una realidad compleja; es una imagen prerreflexiva y prediscursiva que hace posíble lo que. Sorel,.siguiendo a su mentor Henri Bergson, denomina conocimiento «Integral» en vez de analítico. ~orel representa así el punto en que el pragmatismo nietzscheano Irrumpe en la tradición marxista. Las ideas políticas ya no han 18. Gecrges Sorel. REflections on ¡r,o!ence, Glencoe, JIlinois. 1950, pág. 140.


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