wilhelm reich escucha pequeno hombrecito

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interiormente de ti, vino a verme. Pagaba sin vacilar tu dieta, tres cuartas partes de sus ingresos, lo que ordenaba la ley como castigo por su amor a la libertad. Pues era un gran artista, y el arte, como la ciencia genuina, no soporta las cadenas. Todo lo que tu querías era que el hombre a quién odiabas tan amargamente, -te mantuviera, a pesar que tenías una profesión propia. Sabías que le ayudaría a liberarse de obligaciones injustas. Enloqueciste. Me amenazaste con la policía, ya que, decías, que yo quería robarle todo su dinero aprovechándome de su gran necesidad de ayuda. En otras palabras, me atribuías tus propias malas intenciones, Pobre Pequeña Mujercita. Pero jamás pensaste en mejorarte dentro de tu profesión, lo cual significaría independizarte del hombre por quien, durante muchos años, sólo habías sentido odio. ¿Crees que por este camino puedes construir un nuevo mundo? Me entere que estabas en contacto con los Socialistas, quienes «sabían todo sobre mi». No te das cuenta que eres un prototipo, que existen millones como tu que arruinan este mundo? Ya se que eres «débil» y «te sientes sola», «atada al delantal de tu madre», y «desarmada», odias tu autodesprecio, no puedes soportarte y estas desesperada. Y por esta misma razón haces mierda la vida de tu marido, Pequeña Mujercita. Y te dejas llevar por la corriente de la vida como generalmente sucede hoy en día. También se que tienes a los Jueces y Fiscales de tu lado, ya que no tienen ninguna respuesta a tu miseria. Aún puedo recordarte, pequeña burócrata del Palacio de Justicia, en mi proceso, tomando nota de todos los datos de mi pasado y presente, mis opiniones sobre la propiedad, sobre Rusia, sobre la democracia. Se me pregunta por mi posición social. Digo que soy miembro honorario de tres sociedades científicas y literarias, entre ellas la Sociedad Internacional de Piasmogenia. Esto parece ser impresionante. En la siguiente sesión un oficial me dice: «Aquí hay algo extraño. Dice que usted es Miembro Honorario de la Sociedad Internacional de Poligamia. ¿Es eso correcto? Y los dos nos reímos por tu pequeño error; Pequeña Mujercita Fantasiosa. ¿Entiendes ahora porque la gente me calumnia? Debido a tu fantasía, y no por mi forma de vida. ¿Lo único que recuerdas de Rousseau -que promulgaba la vuelta a la naturaleza-, es que era tan negligente con sus hijos que los metió en un orfelinato. Eres una viciosa, pues sólo ves y oyes lo que es feo y no lo que es hermoso. «!Escuchen! Yo le he visto bajar las cortinas a la una de la mañana. ¿Qué pensáis que estaba haciendo? Y durante el día siempre tiene las cortinas subidas. Algo no es normal en todo esto!»

No voy a consentir que sigas utilizando tales métodos contra la verdad. Los conocemos. No estás interesada en mis cortinas, sino en poner dificultades a mi verdad. Quieres seguir siendo el chivato y el calumniador, llevar a prisión a tu vecino inocente cuando no te gusta su forma de vida, porque el es amable, o libre, porque trabaja y no te presta ninguna atención. Eres muy curioso, Pequeño Hombrecito, cotilleas y difamas. ¿No es cierto que te protege el hecho de que la policía no revela la identidad de los chivatos? «¡Escuchen contribuyentes! He aquí a un Profesor de Filosofía. Una gran Universidad de nuestra ciudad quiere contratarlo para enseñar a la juventud. ¡Eliminémosle!» Y tus bienpensantes amas de casa y contribuyentes apoyan una denuncia contra el profesor de la verdad, y así, no consigue el puesto. Tu, honorable contribuyente ama de casa, criadora de patriotas, fuiste más poderosa que 4.000 años de filosofía natural. Pero se ha empezado a entenderte y tarde o temprano serás derrotada. ¡Escuchen, todos aquellos interesados en la moral pública! En la otra esquina vive una mujer con su hija. Y la hija recibe la visita del novio por la tarde! ¡Qué la lleven a juicio por mantener una casa obscena! ¡Policía! ¡Queremos que sean protegidas nuestras normas morales!» Y esa mujer es penalizada porque tu, Pequeño Hombrecito, te dedicas a merodear en la cama de otra gente. Se te ha visto el plumero muy claramente. Conocemos cuales son tus motivos para defender la «moral y el orden». ¿No es cierto que tratas de pellizcar en el culo a todas las camareras, Pequeño Hombrecito Moralista? SI, QUEREMOS QUE NUESTROS HIJOS E HIJAS GOZEN ABIERTAMENTE LA FELICIDAD DEL AMOR EN VEZ DE RELACIONARSE A ESCONDIDAS EN CALLEJONES OSCUROS 0 PORTALES SOLITARIOS. Queremos proteger a


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