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Empleos en riesgo por el avance de la Inteligencia Artificial y expertos que piden frenarla por al menos seis meses

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Charlotte Carranza

Charlotte Carranza

Estamos avanzado sustancialmente en materia informática; en los años ochenta del siglo pasado hablamos de la revolución de las computadoras; esas vanguardistas máquinas, en nuestra inocencia tecnológica, nos parecían prodigiosas capaces de cumplir cualquier comando o deseo de información.

En los noventa apareció el Internet, otro prodigio que vino a cambiar nuestras vidas junto con los teléfonos celulares. Pues preparémonos pues otra innovación de este campo está por cambiarnos la vida y, dado el vertiginoso progreso que caracteriza a nuestro nuevo milenio, en un parpadeo seremos testigos de una transformación radical de las sociedades de esta postmodernidad.

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Nos referimos, en efecto, a la tan mentada Inteligencia Artificial (IA) que promete automatizar actividades que antes parecían competencia exclusiva de los seres humanos, entre ellas las intelectuales, científicas y artísticas; aunque suene a ciencia ficción cabe la posibilidad que el Immanuel Kant, el Albert Einstein o el R.R. Martin del mañana resultarán ser seres artificiales, verdaderas máquinas o IA.

En estos momentos, China y Estados Unidos están enfrascadas en una carrera por crear la IA más avanzada sin reparar mucho en las consecuencias de dichos desarrollos; somos los aprendices de mago conjurando fuerzas que no acabamos de comprender del todo y que posiblemente se escapen de nuestro control.

Las primeras facturas de nuestros delirios de progreso no tardaran en llegar. Ya un grupo de economistas, del grupo de inversión Goldman Sachs, desde la atalaya de las previsiones fatalistas lanzan la voz de alarma y presagian que invenciones como ChatGPT, y otras similares, ponen en riesgo alrededor de 300 millones de empleos en el mundo, es decir, más de dos veces los habitantes de México están en riesgo, a la vuelta de unos escasos años, de quedarse sin sus fuentes laborales porque una máquina los sustituirá; la estimación es que por los menos el 18% de los trabajos sean susceptibles de computarizarse.

Esta ola de progreso tecnológico, según sus estimaciones, primero impactará a las economías más desarrolladas y tardará en hacerlo con las emergentes que aún van rezagadas tecnológicamente. En su informe también señalan lo obvio: que los trabajos más afectados serán los administrativos; y yo le agregaría que también los intelectuales y académicos; lo que están en menos riesgos serán los que impliquen actividades físicas, al aíre libres, como los trabajos de la construcción o reparación.

Si le damos algo de cuerda a la imaginación no sería difícil vislumbrar, por ejemplo, una editorial publicando revistas, libros y hasta novelas gráficas de la autoría de una IA; otras similar podría realizar toda la contabilidad y faenas administrativas de una empresa; o en otro escenario la tendremos impartiendo clases en una universidad de forma virtual a un número ilimitado de alumnos: adiós a los escritores, adiós a los oficinistas y adiós a los profesores. Este es un futuro posible y no deseable.

No todo adelanto tecnológico necesariamente nos dispensará felicidad a la humanidad; puede traernos, posiblemente, lo contrario para una mayoría que vive de su trabajo; de esto, hagamos la retrospectiva, ya tenemos experiencia histórica como humanidad.

Ya hay estimaciones muy preliminares que prevén que al menos 20 profesiones podrían automatizarse por la IA; entiéndase, dejarían de ser ejercidas por personas como usted y yo; destacan en la lista docentes de nivel medio superior, es decir, profesores de lengua, literatura, historia, derecho y hasta de filosofía; trece del total de puestos. Aunque los que están en el primer lugar de la lista de las sustituciones son los teleoperadores; cierto que este dato no es, para nada, una revelación pues ha sido una tendencia que las grandes empresas utilicen en sus líneas de servicio técnico a bots para resolverle los problemas o dudas de sus clientes. Otros que están también en riesgo de ser remplazados por la IA son los sociólogos, politólogos y árbitros a los que habría que sumar también a los jueces, psicólogos, mediadores y conciliadores, es decir, a cuanta profesión requiera del concurso humano. He aquí la lista:

1. Teleoperadores /as.

2. Profesores/as de inglés y literatura para estudios de post-secundaria.

3. Profesores/as de lengua extranjera y literatura para estudios de post-secundaria.

4. Profesores /as de historia para estudios de post-secundaria.

5. Profesores /as de leyes para estudios de post-secundaria.

6. Profesores /as de filosofía y religión para estudios de post-secundaria.

7. Profesores /as de sociología para estudios de post-secundaria.

8. Profesores /as de ciencias políticas para estudios de post-secundaria.

9. Profesores /as de justicia criminal y refuerzo de la ley para estudios de post-secundaria.

10. Sociólogos /as.

11. Profesores /as de trabajo social para estudios de post-secundaria.

12. Profesores /as de psicología para estudios de post-secundaria.

13. Profesores /as de comunicación para estudios de post-secundaria.

14. Expertos /as en ciencias políticas.

15. Profesores /as de etnia y cultura para estudios de post-secundaria.

16. Mediación, conciliación y árbitros.

17. Jueces, juezas y magistrados /as.

18. Profesores /as de geografía para estudios de post-secundaria.

19. Profesores /as de biblioteconomía para estudios de post-secundaria.

20. Clínica, orientación psicológica y psicólogos /as escolares.

Esta realidad fraguada por el frenesí del adelanto tecnológico el cual no conoce restricciones, ética ni morales, ya ha suscitado la previsoria alarma de un grupo de expertos en IA y ejecutivos de la industria tecnológica; quienes han propuesto una pausa de seis meses en el entrenamiento de los poderosos sistemas de IA; las razones que presentan para pedir este tiempo son, por demás, catastrofistas; señalan que de continuar estos adelantos podrían tener repercusiones realmente amenazadoras para la humanidad.

El parecer de este grupo lo consignaron en una carta abierta en la que puntualizaron que los laboratorios que desarro- llan esta nueva tecnología están enfrascados en: “una carrera fuera de control para desarrollar e implementar mentes digitales cada vez más poderosas que nadie, ni siquiera sus creadores, pueden comprender, predecir o controlar de forma fiable”.

La carta la firmaron mil personas entre las que destacan el empresario sudafricano dueño de Tesla, Elon Musk; el cofundador de Apple, Steve Wozniak, y el director ejecutivo de la firma Stability AI, Emad Mostaque, además de investi- gadores de la firma DeepMind. El citado documento rotula, con la tinta de la urgencia y exige que deberá ser publicado y verificable y de resistirse los actores señalados en acatarlo, entonces, rápidamente, los procedente será que los gobiernos exijan la dicha suspensión. Como corolario la carta cierra con la siguiente advertencia: “¿Deberíamos desarrollar mentes no humanas que eventualmente podrían superarnos en número, ser más inteligentes, dejarnos obsoletos y reemplazarnos?”.

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