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La marea “¡ni una más!” desbordó la Ciudad de México con 90 mil mujeres hartas de las violencias

En el operativo de acompañamiento, los uniformados desplegados por la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) requisaron martillos, mazos, tubos, bates, palos, cadenas metálicas, latas de pintura en aerosol y recipientes con líquidos inflamables.

La Secretaría de Gobierno destacó en un escueto comunicado que la amplia participación de las mujeres en esta manifestación “se desarrolló en calma”.

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8M

Eloísa Domínguez metropoli@cronica.com.mx

El 8 M 2023 causó estupor ante el número de mujeres -90 mil, informaron las autoridades capitalinas- que marcharon y gritaron “ni una más!”, ni una muerta más, ni una desaparecida más, ni una violada más… La marea verde-morada desbordó las avenidas Paseo de la Reforma y Juárez, iconos de la Ciudad de México que retumbaron con batucadas y un fuerte “¡Aleeeertaaaa!” que, acompañadas de otras exigencias, se escuchó durante casi ocho que abarcó esta manifestación, que es como la madre de todas las marchas.

“¿De dónde salieron todas estas mujeres?” -se preguntaba un joven que veía el río morado desbordarse por todas las edades: niñas, adolescentes, jóvenes y adultas mayores

La respuesta es que salieron del hartazgo de los feminicidios. En México, cada día 11 mujeres son víctimas de los más atroces asesinatos a manos de sus parejas, de quienes dicen ser sus amigos o compañeros de escuela o de trabajo. Salieron del hartazgo por la desigualdad salarial, por los espacios que ganan los hombres ante una clase política que se niega a ser desertora del patriarcado, de las empresas que explotan laboralmente a sus subordinadas… del padre de familia que se niega a cumplir con la pensión alimentaria de pequeños hijos, por el maestro acosador, por todas las violencias hacia la mujer.

En una cortina metálica de un negocio del Centro Histórico se leía: “Vine a hacer lo contrario a lo que mis ancentras (sic.) hicieron: callar”

La conmemoración del 8M arrancó poco después de las 12:00 horas desde diversos puntos de la Ciudad de México. Sin embargo, el mayor contingente partió del Monumento a la Revolución hacia el Zócalo capitalino.

Uno de los grupos más nutridos, más lastimosos, fue el de “madres buscadoras”, que arribaron desde otras entidades del país.

“¡Vivas se los llevaran, vivas las queremos!”, se oía una y otra vez.

La marcha de las víctimas directas e indirectas estuvo acompañada de al menos 800 mujeres policías y más de mil 700 elementos hombres distribuidos a lo largo de avenida Juárez, principalmente.

LUCIERON COMO ARMAS BROCHAS Y ENGRUDO PARA ACUSAR A SUS AGRESORES DE MANERA PÚBLICA

Hartas de pedir castigo contra sus verdugos que se ocultan en la inacción judicial, las mujeres que han sido víctimas de diversos delitos, de las diversas violencias, se armaron de brochas y engrudos para acusar de manera pública a quienes las han vejado.

En Plaza de la República los postes de luz, de las cámaras de videovigilancia de la Ciudad de México, las vallas que colocaron las autoridades sirvieron de muros y tendederos para pegar las fotos de Érick, Dagoberto, Alexis, del diputado local morenista Norberto Nazario… rostros y rostros con nombres de los presuntos culpables de hostigamiento sexual, violadores, feminicidas, exjefes laborales, los escurridizos que la justicia no ha podido hallar culpables de delitos cometidos contra la mujer.

Las mujeres dejaron ahí sus caras en los espacios públicos que al amanecer de este jueves quizá sean arrancados por los servicios de limpia. Sus caras irán a la basura o será borrados con agua y jabón de las cortinas de las decenas de negocios que cerraron por la marcha de las mujeres.

En datos fríos, dos de cada tres mujeres, 63 por ciento del total, se sienten inseguras en México.

El lugar en el que las mexicanas perciben mayor inseguridad es en la calle, con

Las cifras oficiales advierten que seis de cada diez mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia

38% del total, seguida por el transporte público, con 32%. Las cifras oficiales advierten que seis de cada diez mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia.

En la marcha del 8M 2023, adonde uno voltea todas tenían un motivo para marchar y gritar: “¡Abajo el patriarcado que va a caer, va a caer!”.

Durante la marcha multitudinaria del ocho de marzo —donde millones de mujeres de la capital del país unifican su vestimenta a color violeta para congregarse y protestar en contra de los abusos, represiones y discriminación que ha tenido el sexo femenino— las pintas, vidrios rotos y banquetas con frases de denuncia son la vía para que quede plasmado un mensaje de dolor, gritos y sufrimiento que durante los demás días del año no son capaces de expresar por la violencia que algunas sufren incluso dentro de sus hogares.

Al finalizar el recorrido de los contingentes violetas, esas expresiones de desesperación y angustia deben de ser eliminadas inmediatamente del mobiliario de la ciudad. Los discursos en los cuales las mujeres valientes plasmaron los nombres de sus abusadores sexuales o las letras de grafiti que enuncian las listas de las asesinadas y desaparecidas son obligadas a disiparse de los vidrios de las estaciones de Metrobús y de las bancas de descanso.

Los testimonios de las protestantes son suprimidos por el personal de limpieza de la Ciudad de Mé- xico, quienes, en su mayoría mujeres, no están de acuerdo con borrar las evidencias de millones de mujeres que se dispusieron a fortalecerse y gritar “nunca más”. Las encargadas de quitar las frases de las paredes padecen al tallar con jabón los enunciados escritos en las paredes de Paseo de la Reforma, Revolución, Insurgentes y El Zócalo, pues ellas logran empatizar con esas acusaciones, en las que se retratan historias de violencia y grandes dolores físicos y emocionales.

Las pintas, vidrios rotos y banquetas con frases de denuncia son la vía para que quede plasmado un mensaje de dolor.

(Jorge Aguilar)

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