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Enfermedades de transmisión sexual afectan por igual adolescentes y adultos

Falta de información en los más jóvenes y poca importancia en los adultos, hacen que enfermedades como sífilis, herpes y clamidia sean las de mayor contagio

Cecilia Higuera Albarrán nacional@cronica.com.mx

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Las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) se han convertido en un problema de salud pública, si se toma en cuenta que afecta desde los adolescentes hasta adultos jóvenes y los que ya rondan la cuarta década de la vida.

En entrevista con Crónica, la doctora Ariadna Martínez Rivas, directora médica de la Fundación Luis Pasteur, precisó que desafortunadamente en los adolescentes la inexperiencia y falta de información en cuanto al uso de métodos de protección como es el uso del condón femenino o el masculino, las y los deja más expuestos a contraer este tipo de enfermedades de transmisión sexual.

Sin embargo, abundó, no son los únicos afectados, ya que en diversos estudios se ha encontrado que jóvenes entre los 20 hasta los de 40 años y más, también contraen este tipo de enfermedades, lo cual quiere decir que tampoco utilizan métodos de protección. Este tipo de enfermedades lamentablemente es un tema al que no se le ha dado la suficiente importancia que merece, y prueba de ello, es que en este momento comienzan a surgir casos que no habían sido diagnosticados por el tema de la COVID-19 y que prácticamente todo se paralizó.

LAS ETS MÁS CONTAGIOSAS

La doctora Martinez Rivas mencionó que datos del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, de la Secretaría de Salud, reporta que sí ha habido un incremento considerable en las infecciones de transmisión sexual sobre todo lo que tiene que ver con sífilis, herpes, urogenitales. Incluso, precisó, ya existe un registro que nos indica los estados de la República dónde hay mayor incremento de enfermedades como: sífilis, que en la actualidad es la enfermedad de transmisión sexual más frecuente en el país, con una mayor preva- lencia en: Jalisco, Baja California, Guanajuato, Ciudad de México y Quintana Roo.

“Para tener una idea del grado de la importancia que deberíamos dar a estas enfermedades de transmisión sexuales, algunas estimaciones señalan que de cada cinco mujeres, cuatro de ellas van a presentar algún problema de transmisión sexual en su vida. El problema es que no está considerado como un problema de salud pública, porque como son tan variables los agentes causales y además, como no hay un reporte estadístico confiable no se le da la importancia que debe, como ocurre con el cáncer”, indicó.

“Aquí, lo importante a destacar es que son enfermedades curables, no como antes que la gente se moría de esas enfermedades, hoy en día la sífilis es curable si se detecta y se trata a tiempo”, resaltó.

Otro caso importante , añadió, es el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), que hoy en día es perfectamente controla- ble, hasta el grado de volverse indetectable en el organismo, pero si no se trata, evoluciona y puede ocasionar la muerte.

En este caso se dice que hubo un incremento hasta de 60% en el número de casos con base en datos del 2020, y otro tipo de enfermedades que , pese a no haber incrementado tanto, es importante tenerlas presentes, como la urogenital que se incrementó en un 14.5% y las vulvovaginitis, la tricomona, cándida que son las más frecuentes en las mujeres, representan el 6.7% del total de las enfermedades de transmisión sexual.

En jóvenes se dice que se presentan más o menos 6,300 nuevos casos al año de enfermedades de transmisión sexual, sin embargo el rubro más alto de este tipo de enfermedades con el 76% de prevalencia es en adultos de entre 20 hasta 49 años, y hay una media del 48% en los que tienen de 25 a 44 años.

Esto demuestra que lamentablemente la gente sigue siendo poco precavida en el momento de tener relaciones sexuales y utilizar métodos de barrera como es el condón que ha demostrado ser el más efectivo para evitar no solo embarazos no planeados, sino el contagio de enfermedades y transmisión sexual, desafortunadamente, añadió, «todavía hay hombres con esta ideología de no querer utilizar el preservativo y en consecuencia, continúan los contagios”.

¿Qué tan frecuente es que los resultados de ensayos clínicos sean erróneos o falsos? Existen diversas razones relacionadas con conflictos de interés que podrían incitar a la publicación de datos falsos. Dado que los ensayos clínicos sirven para normar conductas médicas, es evidente que existe un conflicto importante por parte de las empresas para influir en este sentido. Uno de los problemas en la participación de ensayos clínicos controlados por parte del personal de salud es que ninguno de ellos tiene acceso a todos los datos del estudio. Cada uno genera los datos de los pacientes que ingresó, pero la totalidad de los datos solo los tiene quien paga el estudio, varios de los cuales pueden tener participación de decenas de diferentes hospitales en el mundo. Por otro lado, en ensayos locales, pue- de haber conflicto de interés de publicación por parte del autor, por el prestigio y beneficios que puede obtener a cambio. Adicionalmente, en los ensayos clínicos usualmente participan decenas de personas que generan los datos, por lo que puede haber heterogeneidad en la calidad de colección y registro de los datos.

La semana pasada la revista Nature publicó un reportaje relacionado con este tema que llamó inmediatamente mi atención por el título: “La medicina está plagada de ensayos clínicos poco fiables” por Richard Van Noorden un columnista serio de la revista, basado en Londres (@ Richvn). El reportaje es un extenso análisis al respecto, que surge a partir de un artículo publicado en 2021 en la revista Anaesthesia que traigo a este espacio.

El autor del artículo es John Carlisle, un anestesiólogo de la Gran Bretaña que es el editor en jefe de la revista Anaesthesia. Carlisle se dio a la tarea de analizar con detalle todos los ensayos clínicos enviados a publicación a esta revista entre febrero de 2017 y marzo de 2020.

En este trabajo analizó 526 ensayos clínicos controlados, de los cuales pudo obtener los datos crudos del estudio en 153 (153/526 = 29%). Estas 153 hojas de cálculo tenían en promedio cada una 89 filas, 49 columnas y 4,559 células individuales. Un trabajo titánico que me imagino que hizo durante los meses de encierro por la pandemia.

De los 526 ensayos clínicos concluyó que 73 (14 %) contenían datos falsos y de estos, en 43 (59 %) los errores fueron tan significativos que los clasificó como ensayos zombis, por analogía con los zombis que parecen humanos, pero están huecos por dentro. En este caso, estudios que están huecos, disfrazados de información confiable. Un dato relevante es que, de los 153 estudios, pudo identificar datos falsos en 67 (44 %), mientras que en los ensayos de los que no tuvo acceso a los datos crudos, sino solo al artículo, lo pudo hacer en 6 de 373 (2 %). Clasificó como estudios zombis a 40 de 153 ensayos de los que tenía los datos crudos (26 %) y solo a 3 de 373

(1 %) de lo que no los tenía. El riesgo relativo de identificar a un estudio como falso o zombi si se obtienen los datos crudos fue de 47 y 79, respectivamente. El problema con los artículos que contienen datos falsos es que sirven para normar conductas y los resultados son después incorporados en meta-análisis que, por lo tanto, pueden llegar a conclusiones falsas. Estos datos sugieren que los editores de revistas que publican ensayos clínicos deberían revisar los datos crudos antes de aceptar los artículos, lo que, por supuesto no es fácil, dado el tiempo y esfuerzo que significa reanalizar los datos de un estudio. Así mismo, quienes participan en ensayos clínicos deberían exigir a los patrocinadores los datos crudos para saber si lo que se está publicando con su nombre es aceptable.

*Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM

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