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Lecciones de la moderación

Ricardo Becerra ricbec65@gmail.com

¿Cómo fue posible que la derecha española, encarnada en el Partido Popular no sea gobierno en la inminente legislatura de aquel país? ¿Cómo es posible que teniendo la mayoría de votos y también la mayoría de los diputados no ponga ni proponga al próximo presidente español? ¿Cómo se explica que después de una derrota noqueante en las elecciones municipales de hace unos meses y luego de que todas las encuestas vaticinaban su desplome, la izquierda española encarnada en el Partido Socialista tenga hoy mayores posibilidades para conformar al gobierno? Me parece importante atender éstas preguntas no sólo por lo interesante del caso, sino porque parece irradiar buenas lecciones para otros contextos como el nuestro.

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En primer lugar, hay que estar conscientes de que España se gobierna con un régimen parlamentario, lo que quiere decir que los votantes eligen a sus diputados y son éstos los que -mediante alianza parlamentaria- eligen a su vez al presidente del gobierno. De esta suerte, el Partido Popular obtuvo 136 escaños, lejos de los 176 que exige la Constitución para nombrar al mandatario. Hasta ahí las reglas del juego institucional, el resto es la política.

Resulta que el PP y su líder, Alberto Núñez Feijóo, ha radicalizado su discurso, sus iniciativas y sobre todo ha abrazado -ha hecho pactos y alianzaspara gobernar con la fuerza ultraderechista española: Vox, aún más radicalizada y socio explícito de las agrupaciones fascistoides de Europa. Tal y como mandan los manuales del populismo, la estrategia fue polarizar, acicatear a sus bases, exagerando los rasgos o los defectos de sus adversarios y esparciendo mentiras que hacen de su discurso algo muy “emocional”. Pero esto fue, precisamente, lo que despertó la inquietud, convocó y movilizó a los votantes centristas y de izquierda, la preocupación por un posible gobierno demasiado rijoso y demasiado inclinado a un instinto radicalmente conservador. O sea: el polarizador despertó a su contrario: los moderados.

Esto explica un fenómeno doble que fortaleció sobremanera al PSOE y a su

Nadie le pide que descalifique lo hecho por el gobierno para el que trabajó, nada de eso, pero sí es necesario visualizar los problemas y emprender un análisis de lo que se puede hacer para mejorar en el corto plazo.

Habló del reto de establecer un Sistema Universal de Salud, que nadie se quede al margen de la atención primaria.

Que lo dicho por Ebrard genere alguna crítica es lo de menos, lo importante es recordar que las corcholatas se lanzaron al ruedo para resolver los problemas del país, no para acumular millas de viajeros frecuentes.

La extrema derecha amaga

La extrema derecha norteamericana intenta establecer una cabeza de playa en México a través del actor Eduardo Verástegui que busca la forma de aparecer en la boleta de la elección presidencial del 2024.

Lo apoya un grupo denominado, México republicano que asegura puede conseguir las firmas necesarias para que Verástegui compita. No está de más recordar que el actor se la lanzado a la yugular del PAN y en particular de Xóchitl Gálvez. ¿A quién les recuerda?

En los hechos la extrema derecha le hace el caldo gordo al oficialismo que también se regodea en atacar a Xóchitl.

En los hechos, Verástegui y los republicanos mexicanos son compañeros de viaje de la 4T. ¿Hasta dónde llegarán juntos?

Libros en la penumbra

El proyecto de los libros de texto gratuitos es uno de los logros irrebatibles del Estado mexicano posrevolucionario. Muchas generaciones han recibido sus beneficios. Maestros, padres de familia y alumnos lo consideran un patrimonio que debe cuidarse.

Por eso es justo poner los reflectores en los libros, cuya nueva generación ha resultado controvertida.

Bertha Hernández hizo notar en Crónica que más allá de la polémica sobre si son precarios, faltos de estructura o insuficientes, la nueva generación de Libros levantó una oleada de inconformidades por la opacidad en el proceso de elaboración, producción y distribución aliado SUMAR. Por un lado, que un gran número de catalanes (una comunidad relevantísima) viraron y abandonaron a sus partidos independentistas (quienes obtuvieron el menor porcentaje de votos en este siglo) para mudarse a la izquierda, así sea provisionalmente; y por otro lado, que el resto de partidos de toda España haya reaccionado durante la campaña contra los discursos exaltados, polarizantes, a menudo inclinados al odio y la ruptura. Esto hizo que, salvo VOX y quizás los partidos canarios, ninguna otra formación política acepte investir a un personero de la derecha encendida, y correlativamente esas organizaciones sean más proclives a votar por la propuesta que presenta el moderado PSOE de Pedro Sánchez (véase el muy completo análisis de Jorge Resina, aquí https://bit.ly/3Ql1DJj).

No es cosa menor que la producción, impresión y distribución de los libros de texto gratuitos se haya efectuado por la autoridad en total opacidad y al margen de la norma educativa. El gobierno se salta las trancas que el mismo gobierno puso.

Al inicio de la campaña todo parecía indicar una holgada victoria del PP aún más, tras el resultado del debate cara a cara entre Sánchez y Feijóo del que éste, sacó la mejor parte. Pero tal radicalización recibió como respuesta política una ofensiva pedagógica impresionante, que incluyó la asistencia de Sánchez a todas las arenas mediáticas -especialmente las adversas a él- para desmontar las exageraciones y mentiras de sus adversarios (supuestos pac- tos con terroristas, rendición a los independentismos, etcétera). Su aliada Yolanda Díaz, hizo lo propio al explicar las buenas cuentas económicas del gobierno del que forma parte y la muy notable presencia en la campaña del expresidente Rodríguez Zapatero. En otras palabras, a la polarización se le combatió con moderación y sana pedagogía, lo que acabó convenciendo a los votantes de centro, los indecisos y muchos más que entendieron que el problema principal en esas elecciones no era la soberanía de sus comunidades, sino el gobierno de una derecha excedida. Lo que detectó la izquierda español fue la existencia de ese electorado, de ese ánimo moderado al que valía la pena buscar y convencer.

Por eso, el PSOE obtuvo casi el mismo número de votos que el PP (siete millones 760 mil frente a ocho millones 91 mil votos) y superara el número de escaños que proyectaron todos los pronósticos (122).

Lo demás está por verse y es posible que el PSOE pase las de Caín para conformar gobierno. Sin embargo, queda claro que la polarización puede funcionar en contra de quien la emite y que a esa polarización caben respuestas no polarizadas sino racionales, explicadas y bien elaboradas. Lecciones de la moderación.

EMPEDRADO

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