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Anatomía esquelética

El esqueleto de las tortugas marinas está compuesto por huesos y cartílagos. De manera general, el esqueleto se divide en tres secciones: cráneo (caja craneal, las mandíbulas y el aparato hioideo), esqueleto axial (caparazón, vértebras, costillas) y esqueleto apendicular (aletas, extremidades posteriores y estructuras de apoyo: cintura pélvica y cintura pectoral) (Wyneken 2004) (Figura 1.3).

Figura 1.3. Esqueleto de tortuga marina. Esquema tomado de fundación GREMARES 2011, modificado por CINVESTAV 2019.

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Los huesos del caparazón en la familia Cheloniidae están cubiertos por escudos queratinosos y en la familia Dermochelyidae por tejido conectivo con alto contenido de grasas saturadas que dan apariencia de una piel lisa y flexible (Pritchard 1971, Wyneken 2004). El origen del caparazón es la fusión entre las vértebras y las costillas con huesos dérmicos (Wyneken 2004). Los huesos neurales se asocian con la columna vertebral, los pleurales están formados por las costillas y sus expansiones dérmicas, mientras que los huesos periféricos forman las márgenes del caparazón, el hueso más anterior es el nucal y el más posterior es el pigeal (Figura 1.4.). Figura 1.4. Huesos que conforman el caparazón de las tortugas marinas. Esquema tomado de Wyneken 2004, modificado por CINVESTAV 2019.

El plastrón en la familia Cheloniidae está compuesto de 4 pares de huesos, de anterior a posterior: epiplastrón, hioplastrón, hipoplastrón y xifiplastrón y por 1 hueso adicional, el entoplastrón, el cual puede usarse como una característica para identificar las especies de tortugas marinas (Figura 1.5). En Dermochelys el plastrón es una argolla de huesos reducidos del plastrón y no hay entoplastrón (Wyneken 2004).

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