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VICIOS OCULTOS

Cuando Rueda vendió un reportaje en 2 millones de pesos

Por Zeus Munive @eljovenzeus F ue en 2008 cuando supe por primera vez que Arturo Rueda vendía información y silencio a cambio de cantidades millonarias. Justo esa fue la razón por la que renuncié a la subdirección editorial de Cambio en junio de ese año y me fui de lleno a trabajar en la Revista 360° Instrucciones para vivir en Puebla, la cual ya va a cumplir 15 años el próximo noviembre. Pero vamos primero con el contexto, antes del escandaloso caso de corrupción:

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El 4 de julio de 2007, un grupo de 32 campesinos viajaba en un camión en la Sierra Negra, en aquel municipio el cual es el más pobre del país, según las cifras oficiales. Un alud de tierra cayó sobre ellos. La noticia, por obvias razones, conmocionó a todos.

Pasaron meses y aún no se deslindaban responsabilidades. Un amigo que trabajaba entonces en la SCT que dirigía el marinista Rómulo Arredondo Contreras me buscó indignado y me citó en su despacho de abogado para darme una pila de documentos sobre la construcción de la carretera. Eran estudios de mecánica de suelos, dictámenes, y en todos se decía que no se debería construir ni un puente ni la vialidad, porque la tierra no aguantaría y se preveía una catástrofe.

Es decir, el gobierno de Mario Marín fue negligente, porque ya sabía que no se debía edificar una vialidad. Por lo tanto, para la administración estatal no fue una sorpresa la muerte de 32 campesinos. La obra se la encargaron al empresario Édgar Nava. En ese tiempo llevábamos publicando una serie de reportajes sobre su cercanía con Marín y con Javier García Ramírez, a la sazón el secretario de Obra Pública en ese gobierno.

Regresemos a 2008. Mario Alberto Mejía había renunciado a la dirección de Cambio, Rueda se quedó en su lugar, yo asumí la subdirección y en la jefatura de información se quedó Héctor Hugo Cruz.

Era un jueves por la tarde cuando llegué a la redacción del diario con mi pila de documentos. Se la mostré a Rueda y le señalé los puntos claves, los dictámenes y estudios, quién autorizó la obra que, en ese caso, fue Rómulo, y cómo la asignó a tres constructores, entre ellos Édgar Nava y otro de apellido Taylor.

Rueda abrió los ojos al ver la información. Periodísticamente era oro molido porque hubo negligencia, sabía el gobierno que habría accidentes y no le importó. Contrató la obra y había responsables.

Rueda me dijo que llevaría el caso al presidente Enrique Doger para ver qué estrategia se debería llevar a cabo. El viernes por la mañana se reunieron en la presidencia municipal, Doger y Alberto Ventosa. Le pidieron a Rueda que esa información se filtrara a medios nacionales.

Rueda llegó al periódico y me pidió que hiciera un resumen informativo, seleccionara los mejores documentos para escanear y que se lo llevaría a El Universal y a Reforma. Así ocurrió, me tuve que arremangar la camisa y a hacer el reportaje en fast track. La promesa fue que los tres medios lo llevaríamos el lunes. Aunque la información era mía, acepté porque en ese entonces los demás medios, cuando se trataba de Cambio y algo en contra de Mario Marín, callaban, denostaban y miraban a otro lado.

El tema no era menor: la muerte de 32 personas que se pudo evitar y no se hizo.

Rueda buscó a Salvador García Soto y visitó las oficinas de Reforma. El domingo ya había pulido mi reportaje y ya había preparado entrevistas sobre el hecho. Rueda llegó a la oficina y me pidió que aguantara un día más, que saldría el martes.

Quedé un poco desconcertado, pero creí en él. Me dio tiempo de pulir más la información y seleccionar mejores documentos de la pila de información que había recibido. Recuerden que me pidieron hacer un resumen claro y conciso en un día basado en muchísima documentación.

El lunes por la mañana en la portada de El Universal apareció el reportaje. Cambio no llevó nada y Reforma tampoco. Salvador García Soto lo comentó en su columna y todo ese trabajo que hice había servido para nada. Como muchas veces ocurre en este negocio otros se llevan las palmas.

Ese día estaba molesto, incómodo, me habían engañado. Me sentí usado. Fui a las

oficinas de la Revista 360º por la mañana y frente al que era mi socio saqué todo mi coraje. Recuerdo que fuimos a comer y me iba a dar un aventón a las oficinas de Diario Cambio que estaban sobre la 16 de Septiembre allá en Huexotitla. Justo cuando estábamos estacionados afuera de las oficinas del rotativo, una persona cercana a Enrique Doger me marcó por Nextel (aún estaban de moda y se escuchaba como un radio): “Hermano, te vendieron por un millón de pesos”. —¿Qué? —Tu reportaje de Eloxochitlán lo acaban de vender a Édgar Nava por un millón de pesos. Se los acaban de dar.

Justo cuando cuelgo el Nextel aparece Arturo Rueda en un Audi TT último modelo. Todavía unos días antes estaba manejando un Gol color blanco, muy descuidado. Entro a la oficina, molesto, y escucho que Rueda llama a los reporteros y a cada uno le da diez mil pesos “de comisiones”. Entiendo por qué de pronto llega en un carro de lujo y reparte dinero.

No aguanté más, me levanté, caminé hacia la redacción y le grité: —¡32 personas muertas valen un millón de pesos! ¡Eres un hijo de la chingada, puto Rueda! —¿De qué… de qué hablas? —No te hagas pendejo, me acabo de enterar que vendiste mi información a un constructor a cambio de un millón de pesos.

Yo he de confesar que estaba fuera de mis casillas. Quien me conoció en otra época sabe bien que tuve una época impulsiva que me ha llevado tiempo en terapia manejarla; debo admitirlo.

Rueda estaba pálido ante los gritos y los trabajadores de Cambio llegaron a ver el espectáculo que se estaba dando en la dirección. Agustín Tovar, administrador de la empresa, fue quien tranquilizó los ánimos.

No era la primera vez que esto ocurría, una vez encabecé una huelga de trabajadores (apoyada por el dueño Ventosa) contra Arturo Rueda porque había corrido injustificadamente a Selene Ríos por escribir en un blog que apoyaba a los estudiantes del periódico La Catarina, de la UDLA. Los estudiantes eran perseguidos por la rectoría de aquel entonces.

Regresemos al incidente con Rueda. Ese día agarré mis cosas y me fui. No aparecí al siguiente día y Agustín Tovar me buscó para que comiéramos los tres. La reunión se dio en el restaurante El Silver y pactamos la paz. Rueda negó haber vendido el reportaje, pero tiempo después me enteré de que fue en la casa de Jorge Aguilar Chedraui en la que estuvieron presentes Mario Alberto Mejía y Édgar Nava llegó con una bolsa muy grande de Palacio de Hierro.

Hoy me vengo enterando que no fue un millón, sino dos y, a partir de ahí, Nava dejó de ser el responsable de la

¡32 personas muertas valen muerte de 32 personas y en Cambio se le adjudicó la responsabilidad a un señor de Cholula apellidado Taylor. No hubo manera de cambiar la histoun millón de ria. Rueda cumplió con administrar la reputación de un constructor. pesos! ¡Eres También me vengo enterando apenas que Rueda presuntamente un hijo de extorsionó aquella vez a Nava y hubo una segunda ocasión. Por supuesto, la chingada, mi relación con el constructor se enfrió, pues yo lo veía como un cenputo Rueda! sor y no como una víctima. Aunque, quiero aclarar, que nada justifica la muerte de 32 personas, pero como seguramente no se abrirá ese viejo expediente, pues estamos en México.

A manera de colofón

Yo tenía unos meses con la revista y pensé que era momento de salirme del diario. Ya era insostenible. Beto Ventosa me apoyaba, había buena relación con Doger. En esos días nos citaron a Tovar, Rueda, Héctor Hugo y a mí a una de las casas de Doger que está ubicada por El Mirador. Entramos a un pequeño salón, no estaba el alcalde, solo Mier y el entonces tesorero del ayuntamiento más otros operadores, y ahí nos dio un discurso Ignacio Mier. Nos dijo abiertamente que el proyecto era Enrique Doger, que no nos equivoquemos, querían ver a Doger en la candidatura a la gubernatura y el instrumento para lograrlo era Cambio. Mi relación con Rueda era mala y un grupo de reporteros y diseñadores me apoyaban, sobre todo después del escándalo que armé por Selene Ríos y por el reportaje de marras. Tovar me pidió que armara una idea para un periódico. La armé junto con Alejandro Rodríguez, originalmente se llamaría Plural. En un cumpleaños mío, fuimos reporteros, fotógrafos y administrativos a desayunar a la Casa de los Muñecos y ahí se planteó la historia. Solo Alejandro Rodríguez y yo llevamos la propuesta a Doger y a Alberto Ventosa. Les pareció bien. Jorge Ruiz nos debía un dinero por una edición especial que hicimos contra Mario Marín en el que participamos varios reporteros y diseñadores. Al estilo de Jorge Ruiz, nunca nos pagó e incumplió. Entendí que nada más nos estaban usando. Decidí entonces escribir una columna (en ese entonces se llamaba Freaks) en la que hablaba bien de Enrique Agüera Ibáñez. A Héctor Hugo le dije: “esta será la primera vez que me van a censurar no por hablar mal, sino por hablar bien”. Y así ocurrió, Nacho Mier llegó a las oficinas de Cambio y llamó a la redacción. Yo no estuve. Nacho Mier habló mal de mí y dijo que no se podía hablar bien de los enemigos de Doger y Agüera era su enemigo. El lunes de la siguiente semana presenté mi renuncia. Por cierto, Cambio ya tenía un portal propio que yo armaba con Demián Tuss, mientras que Mario Alberto Mejía y Rueda sacaban el de La Quintacolumna. Tras mi salida, el portal lo asumió Rueda y se quedó con el de La Quintacolumna. Se unificaron sus embutes.

Operación Angelópolis

Por Zeus Munive @eljovenzeus E n la llamada Operación Angelópolis, en la que están involucrados Ignacio Mier, Arturo Rueda, Francisco Romero y un supuesto prestanombres llamado Florentino Tavera, la solución la dio el gobernador Barbosa el lunes por la mañana: “quien se sienta inocente que no se preocupe”.

El diputado morenista Ignacio Mier denunció que detrás de la investigación estaban “tres cochinitos” y el lindo y cortés era Santiago Nieto. No quiso revelar quiénes son los otros dos. Sugirió que son temas políticos.

Su jefe, Mario Delgado, dijo que detrás de todo estaba la “oposición” y mencionó que no dudaba que quisieran enlodar a Claudia Rivera o Alejandro Armenta Mier.

Arturo Rueda, otro de los implicados en la denuncia de la Unidad de la Inteligencia Financiera, fue más atrevido y dijo en su programa:

“Los poderosos que hoy son poderosos… ya lo hemos visto… dejan de serlo… y los poderosos… hemos visto… especialmente en Puebla… luego tienen eeeh… finales complejos, cuando el poder necesita mesura. Mario Marín se confabuló contra una periodista y 15 años después acabó en la cárcel…”. —Sigue ahí, ¿verdad? —preguntó Rueda a sus interlocutores. —Sí, sigue ahí guardado —responde uno de sus colaboradores.

Rueda continuó con su advertencia: “15 años después…sigue ahí. Eeeeeh… Rafael Moreno Valle no fue mesurado en el uso de su poder; sufrió una tragedia que todavía es inexplicable. Simplemente digo eso, hay que ser mesurados siempre, y siempre hay que entender que estos procesos a veces son cíclicos y a veces no lo son”.

Hasta aquí todo está bueno como mero chisme y para alimentar nuestro morbo, pero vamos más allá de filias y fobias, más allá de venganzas abiertas u ocultas. Si vemos con detenimiento la denuncia de la UIF, lo que importa no es si es o no político, no es si es que detrás de todo hay una intención de minar la carrera de Mier a la gubernatura o de atacar el trabajo periodístico de Rueda o dejar sin trabajo al tal Florentino.

El tema es más complejo en materia de contabilidad, pero más sencillo cuando hablamos de sumas y restas, de qué se hizo y qué no se hizo. Qué se reportó al SAT y qué no. Cuánto es de ingresos y cuánto de egresos. ¿Cómo es que de la noche a la mañana una persona puede incrementar sus ingresos? ¿Cómo es que alguien que tiene un coche sencillo termina con camionetas de lujo? ¿De dónde salieron 400 millones de pesos? ¿Cuánto dinero está en el banco? ¿Cómo se adquieren tantas propiedades? ¿Es un mero seguidor de Robert Kiyosaky? ¿Decretó tener dinero?

Hay que ver si hay facturas de los cheques que se generaron. Si los pagos de tarjeta van de acuerdo con lo que una persona gana. Habría que entrar a revisar CFDI, cheques, transferencias, pagos de impuestos, retenciones de IVA e ISR.

Uno de los reporteros que reveló la Operación Angelópolis fue entrevistado por Carlos Loret de Mola en Así las cosas en W FM, el lunes al mediodía, y relata que el documento que hizo la UIF son 110 páginas y ahí se involucra a Romero Serrano con Mier, con Rueda, 32 empresas que al

parecer son EFOS y hasta un sindicato. El elemento que da a conocer es que el auditor superior del estado fue encarcelado por dicha indagatoria.

En el fondo del tema no es otra cosa más que se deslinden responsabilidades y que se diga de manera objetiva si es que hay enriquecimiento inexplicable, tráfico de influencias, evasión fiscal y lavado dinero, y cómo es que hay 400 millones de pesos de la noche a la mañana.

Lo demás solo es una guerra de dimes y diretes que no sirven de nada.

Para Arturo Rueda lo grave es quién filtró la documentación de la UIF.

Para el público lo grave es saber si la revelación es verdad.

Para Ignacio Mier lo grave es que lo quieren frenar políticamente los tres cochinitos.

Para Mario Delgado lo grave es la oposición.

Para el gobernador Barbosa no hay nada que temer si es que no se hizo nada.

Pero ni Mier ni Rueda ni Delgado ni Moreira (vaya apoyo) desmintieron que la UIF inició una investigación y que se documentaron supuestas irregularidades en las que están presuntamente involucrados Francisco Romero, Ignacio Mier, Arturo Rueda, 32 empresas y hasta un sindicato.

Cuando se es reportero y se publica documentación o revela una intervención telefónica lo que busca es la confirmación de que lo que se da a conocer es cierto. Los políticos siempre atacan a la prensa, denuncian confabulaciones políticas, pero al final no ponen sobre la mesa lo que se está revelando. Se van por la salida más fácil: atacar, buscar quién filtró los documentos, burlarse del oponente, mandar mensajes de advertencia, amenazas.

Cuando en el fondo es como dijo el gobernador: si no hay nada que esconder no hay nada qué temer. Después de todo, uno sabe cuánto dinero se tiene en el banco, cuánto sale, cuánto entra, cuántas facturas nos deben o debemos, qué dinero no se pudo justificar por error nuestro o porque no quisieron emitir el CFDI.

No hay contabilidad perfecta, eso sí. Y todos hemos cometido errores, a veces hemos gastado de más, a veces no le hemos reportado al SAT. Nadie se salva, pero una cosa es que uno admita esos errores y busque repararlos a que sean 400 millones de pesos.

Ahora, en materia política: Santiago Nieto no iba tras de Arturo Rueda. El objetivo era Ignacio Mier y, en segundo lugar, Francisco Romero. Rueda, al igual que el desconocido Florentino, son parte de un entramado que deberán aclarar, no ante los demás medios de comunicación, sino ante la justicia para limpiar su nombre.

Las 32 empresas deberán existir así como sus representantes legales y hasta el sindicato tendrá que dar la cara.

Por cierto, ¿qué tiene que ver un sindicato en todo esto? Y lo que diré es solo especulación, pero se sabe porque lo hemos escuchado que ahora los gremios son extraordinarios para comprarles facturas, ya que son contratados para determinadas cosas que no hacen y son más difíciles de fiscalizar.

El tema más allá del escándalo hay que verlo más frío.

Porque si lo vemos en materia política, seguramente no ocurrirá nada, como siempre pasa, ni hay justicia ni hay investigaciones y todo queda para el anecdotario. Si en realidad se quisiera actuar solo es cosa de que se abran las cuentas bancarias y que Hacienda haga su trabajo.

Alguien escribió por ahí que habría que darle el beneficio de la duda a uno de los actores. Visión muy reducida de la realidad. No, no es así, se llama presunción de inocencia y es un derecho fundamental. Y la justicia no se basa en lo que debe ser, sino en la evidencia.

Y si no hay nada que temer, entonces, pues ¿para qué se preocupan?

Con la finalidad de dar una nueva identidad y enaltecer el orgullo de ser poblanos, el Gobierno del Estado presentó la marca “Tienes Ganas de Puebla”, con la cual serán promovidos los atractivos turísticos, culturales, así como el desarrollo del campo y de la economía.

Durante el acto, el gobernador Miguel Barbosa Huerta celebró el lanzamiento de esta iniciativa, al mencionar que la nueva identidad simboliza la historia, cultura, bellezas naturales y fertilidad de Puebla.

Comentó que su administración retomó el planteamiento de una marca, como una muestra de que las y los poblanos cuentan con una autoridad a su altura, cercana, que promueve acciones para que la sociedad avance, así como para que la entidad mantenga el respeto en el país y el mundo.

Por ello, puntualizó que “Tienes Ganas de Puebla” dejará constancia de que el estado existe y que superó situaciones mundiales adversas como la pandemia ocasionada por la COVID-19.

Barbosa Huerta llamó a las y los poblanos a promover esta nueva identidad, a enamorarse más del estado y a ver a Puebla como el mejor destino de México y del país.

Durante el lanzamiento de “Tienes Ganas de Puebla” también fue presentado el tema musical oficial para promover lo que la entidad ofrece turísticamente y lo que le caracteriza en tema de inversión, cultura y campo.

MANCANDY une la moda, la música y la fotografía

Por Gilberto Brenis / @GilbertoBrenis Fotos: Cortesía MANCANDY

En Cuernavaca, la familia Jiménez trabaja día tras día en un negocio de comida para llevar el sustento a casa. Andrés es enseñado por sus padres con la cultura del esfuerzo y del estudio. Andrés dice a sus padres que lo que le gusta es el canto y que quiere dedicarse al mundo de la música. La consigna familiar es que haga lo que haga lo debe de hacer bien y con profesionalismo. Con el paso de los años Andrés se convertiría en MANCANDY, lo cual no es una marca, sino su nombre, que abarca los mundos de la moda, la música y la fotografía. Transgresor, único, talentoso, creativo y certero, MANCANDY se traslada entre los diferentes escenarios con una facilidad que le permite acariciar sus sueños de manera conjunta y demostrar que se hacen realidad.

Gilberto Brenis: Cuéntame, por favor, de dónde surge todo el concepto que forma MANCANDY. De manera muy orgánica has logrado juntar el diseño, la música y la fotografía. ¿Qué fue primero?

MANCANDY: Fíjate que primero fue la música, yo desde niño siempre soñé con ser cantante. Desde pequeño tomé clases de canto, me la viví en el coro en la secundaria y preparatoria y todo lo que hacía tenía que ver con la música. Yo vengo de una familia de clase media baja, pensar en ser cantante era como un sueño inalcanzable. Con todo y todo, yo siempre le eché muchas ganas. Cuando tenía 16 años empecé cantando con un grupo pop, después canté grupero. Eso fue interesante, porque en una boda canté un palomazo y el dueño del grupo de la boda resultó ser dueño de una agrupación de Morelos muy conocida que es

Banda Con Ángel, y me contrató porque no tenía vocalista.

Digamos que todo se dio para que pudieras dedicarte a eso…

Sí, pero me decepcionó un poco el mundo de la música. Fue entonces cuando empecé con la fotografía.

¿Qué te dijeron en casa?

En realidad lo que mis padres querían es que estudiara algo. Apliqué para la Academia de Artes Visuales y me gané una beca, comencé a estudiar ahí y a la par también inicié a diseñar ropa. Digamos que hacía ropa para mantenerme mientras no descartaba el retomar el mundo de la música.

Realmente buscabas por todos lados…

Tú bien sabes que el mundo del arte es complicado. Hay que buscarle para poder echar a andar tu sueño. La moda era mi trabajo alterno para poder seguir con lo del canto.

Entonces la moda tomó mayor importancia…

Sí, tuve la suerte de que mi primera colección funcionara muy bien y comencé a vestir a artistas como Belinda, Nelly Furtado, Julieta Venegas y MANDY se hace una marca muy conocida en México y Latinoamérica. Con todo este trabajo, tuve que dejar de lado la fotografía y la música. Después de 10 años de dedicarme de lleno a la moda empecé a retomar la música, con mi guitarra en las noches componía canciones y grababa mis maquetas.

¿Hubo algo que te impulsara a retomar la música?

Murió uno de mis mejores amigos y reflexioné que no quería morirme sin haber seguido mi sueño del canto, entonces retomé la música. Mucha gente me dijo que estaba loco, que debía seguir con el diseño de ropa. La verdad es que a mí poco me importa lo que la gente opine, así que decidí serle fiel a esa filosofía y MANCANDY se convirtió en algo más complejo que la moda.

Pero es que tú has hecho que se convierta en algo más que una marca y que la fusión funcione. ¿A tus papás no les ha brincado esta diversidad?

Yo a mis papás les debo todo, porque siempre me apoyaron. Ellos tenían puestos de comida y siempre han sido muy abiertos. Mi papá, a pesar de no estudiar una carrera, pudo comprar una casa, tener siempre coches del año. Él siempre me dijo que si quería ser cantante o diseñador que fuera el mejor. Confiaban en mi talento y me dejaron ser y hacer mi sueño realidad.

¿Cuándo fue la primera vez que cobraste por cantar?

Eso fue cuando cantaba con la Banda Con Ángel, cuando estuve en grupo pop hicimos muchas giras y fuimos a todos lados, pero nunca me pagaron por cantar, me pagaban porque yo hacía el vestuario de todos los del grupo. La verdad es que cuando me pagaron por cantar me dio mucho gusto.

¿En qué momento te diste cuenta de que tenías talento para el diseño?

Yo desde niño traía la sensibilidad para las artes. Las personas que somos artistas tienen talento para hacer muchas cosas. Yo dibujaba de chico vestidos y princesas y, aunque me gustaba el canto, tenía mucha facilidad para el dibujo y crear ropa. Mi mamá tuvo mucho que ver con el diseño de moda, porque ella tomaba clases de corte y confección, se juntaba con sus amigas y hacía manualidades y esas cosas. De hecho cuando me gradué de la primaria pues todos en la escuela iban a ir de smoking y yo le dije a mi mamá que quería ir con un traje rosa que había visto en una revista. Buscamos el traje en varias tiendas y pues no lo había, así que ella me lo hizo. Compramos la tela en Parisina y ella me lo hizo. Cuando ves la foto de mi graduación todos iban de negro y yo con mi traje rosa, jeans rotos y mi corbata de Mickey Mouse. Yo traía ese feeling para la moda. Mi mamá me llevaba con el sastre de mi papá y a mí me gustaba cómo se vestían los de Kabah u OV7 y me mandaba a hacer ropa como la de ellos.

Entonces tú relacionabas la moda con la música…

Claro. Yo veía lo que vestían los grupos o cantantes que yo admiraba. Yo desde niño iba a conciertos de Gloria Trevi y me encantaba verla. Igual a los Kabah… yo lloraba en los conciertos.

¿Y ya vestiste a Gloria Trevi?

Sí, imagínate cuando me dijeron que la iba yo a vestir. No me lo podía creer. Ahora somos amigos. Igual me pasó con Daniela Magún de Kabah. A través de la moda pude estar en contacto con el mundo de la música. Yo creo que mi pasión por los escenarios y por crear me hicieron absorber de todos lados. He hecho lo que tenga que hacer por lograr un sueño.

He visto tus diseños y algunos de ellos me han sorprendido por lo atrevido que pueden llegar a ser. ¿En dónde dibujas la línea para ser tan transgresor?

Yo no me pongo límites, ni en la moda ni en la música. Al contrario, los que somos autodidactas... yo no estudié moda y eso me permitió diseñar sin tener patrones que seguir o ideas preconcebidas. Yo recuerdo que alguna vez me criticaron por no saber hacer pantalones, aunque no los hacía de una forma convencional, porque no sabía hacerlos y ahora es lo que más vendo. La revista Vogue publicó una vez que no tengo límites y es verdad.

¿En la música te pasó lo mismo?

No sabes cómo me criticaron cuando quise cantar reguetón, me dijeron que eso era para nacos. Y resulta que poco a poco la música me permitió romper parámetros y no poner una línea de qué hacer o cantar. En cuestión de creatividad, entre menos límites es mejor.

¿Tú compones tus canciones?

Sí, yo creo que un 98% de las canciones que canto son compuestas por mí. Salvo covers y algunas otras que son coautorías.

¿Tocas algún instrumento?

Sí, no soy ningún virtuoso, pero toco guitarra y teclado.

¿Cómo manejas la dualidad entre MANCANDY y Andrés?

Pues no creo que sea tanto una dualidad. MANCANDY soy yo. Desde que llegué a vivir a la Ciudad de México ya mi nombre era MANCANDY, así es como me dicen mis amigos. Claro que cuando me presento con alguien siempre lo hago como Andrés, pero ya que me conocen me dicen MAN o MANCANDY. No creo que sea un personaje, sino que es simplemente yo, es una versión transparente de mí mismo.

¿En casa cómo te dicen?

Bueno, ahí sí todos me dicen Andrés. Ya ahora como que de repente mi papá me dice MANCANDY, pero es más de broma.

Y tu mamá que te hizo tu traje rosa de graduación, ¿qué te dice cuando ve tus diseños?

Le encantan, a veces yo le pedía ayuda para poner un cierre o cosas así y ella me decía que no me iba a ayudar, que aprendiera, que estudiara y eso se lo agradezco mucho. Pero le encantan mis diseños. Mi mamá es muy seria y muy reservada. Estoy muy orgulloso de mi cuna, me ayudaron y me enseñaron a ser lo que hoy soy.

MANCANDY tiene muchos proyectos para estos meses. Desde el lanzamiento de su álbum como el de su colección de moda. A pesar del trabajo que hay detrás de cada uno de estos proyectos, MANCANDY se da el tiempo justo para cada cosa.

Asegura que mientras los diseños estén en su cabeza o la idea de una canción ya solamente es cuestión de traerlo a la realidad.

PREGUNTAS TONTAS

¿Qué es lo que nunca falta en tu refrigerador?

Mantequilla.

¿Tienes alguna superstición?

No, ninguna. No soy supersticioso.

Si pudieras regresar el tiempo, ¿qué consejo le darías a tu yo de 15 años?

Que fuera más aventado, más suelto y más prostituta.

¿Qué es lo que no te gusta de ir al súper?

Todo me gusta del súper.

¿Con quién te gustaría tomarte un café?

Con Rihanna.

¿De qué decisión profesional te arrepientes?

De muchas, me arrepiento de hacer trabajos por lana. Tuve que aceptarlos porque necesitaba dinero y me quitaban mucho tiempo de mis propios proyectos.

¿Cuáles son tus dos discos favoritos?

Pelo suelto de Gloria Trevi y …Baby one more time de Britney Spears.

¿Qué platillo no comerías?

La morcilla.

¿Cuál es tu película favorita?

Cualquiera de Pedro Almodóvar, mi favorita sería Todo sobre mi madre.