NO. 107 Palabrerío. Los que labran la palabra

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PALABRERÍO

20 de agosto de 2016

Así hicieron y al rato el tlacuache vio venir a un armadillo y en seguida le avisó a su compadre. Pero el tigre dijo que ese animal es muy feo, que a él no le servía de comida. Al rato apareció el tejón y de nuevo el tlacuache le avisó al tigre. Pero el tigre volvió a decir que ese animal era muy feo y que no le servía para comer. Pasó otro poco de tiempo y llegó la zorra. Cuando la vio, el tlacuache avisó a su compadre y de nuevo dijo que esa comida no era para él. Al rato llegó el venado y cuando el tlacuache le avisó al tigre, le dijo que ese animal tenía las piernas muy flacas, que no servía para comer. Al ratito llegó el jabalí y otra vez el tigre dijo que esa no era comida que le gustara. Pasó el tiempo y llegó una vaca flaca a tomar agua, tampoco quiso comerla el tigre, porque era un animal demasiado delgado. El tlacuache estaba impaciente y le preguntó cuál animal serviría; el tigre le respondió: —No se preocupe compadre, pronto llegará la comida que nos sirve. Estaban hablando cuando apareció un novillo bien gordo; bien grande. Cuando lo vio el tlacuache le avisó al tigre y éste gritó:

Hay episodios escatológicos en varios relatos:

—PUES, AHORA sí no te dispenso. Me engañaste mucho por muchas veces. ¡No me trates de decir que fueron unos compañeros porque no lo creo! ¡Dios quiere que aquí nos encontremos y ahora sí te voy a comer! —Muy bien, tigre. Pero me tienes que prometer no mascarme. Entero me vas a tragar. —Muy bien, tlacuache. Entero te voy a tragar. Y así lo hizo. Entero lo tragó así nomás. Al otro día cuando fue al excusado el tigre, salió el tlacuache otra vez entero y corrió. Ya nunca encontró al tigre otra vez (mixe). LUEGO el coyote y el tlacuache se volvieron a encontrar. Allí había una plataforma rocosa y dentro de la misma, un agujero: allí el tlacuache estaba removiendo un palo. Había agua mezclada con el excremento que había cagado el tlacuache.

—Está bien. Y el tlacuache fue a donde estaba su compadre el tigre. Llegó y se saludaron. Le dijo a lo que iba y salieron juntos a buscar carne para los tlacuachitos. Llegaron a donde estaba una vaca muy grande. El tigre enredó su cola con la de la vaca, la tumbó y la mató. Arreglaron la carne. El tlacuache se llevó la panza para los tlacuachitos. Pasaron dos, tres, cinco días y la tlacuacha le dijo que otra vez ya no había carne. —Ahorita voy, no costó nada matar a la vaca, ya me fijé como hace mi compadre. El tlacuache se fue. Llegó, enredó su cola con la de la vaca pensando que sería muy fácil tumbarla. Pero no, la vaca se echó a caminar, llevándose colgado al tlacuache. Se orinó y se cagó encima del tlacuache.

Entonces le dijo: —Te voy a matar, me engañaste a la mala.

—Ya pasaron dos, tres días, seis, siete días y el tlacuache no llega —decía su mujer.

Entonces contestó el tlacuache: —No me mates, quiero hacer velas. ¡Mira! Ayúdame y revuelve junto conmigo para que no se enfríe la cera y vamos a hacer velas. Cuando se acercó el coyote, agarró el palo y empezó a moverlo. Luego le dijo el tlacuache:

Salió a ver a su compadre y le explicó que desde cuando había salido el tlacuache y nada que volvía, que cómo estaba eso.

—Tú muévelo, yo voy a cagar. Así se fugó (cora). A veces hay paz entre ambos; el tlacuache se muestra humilde ante el tigre, su poderoso compadre, porque vive hambreado, débil, lleno de hijos —además es algo tonto.

UN TLACUACHE vivía con su mujer. Tenían varios hijos y los tlacuachitos tenían hambre. La tlacuacha le dijo a su marido: —Vete a donde está el compadre, para que vayan a buscar carne que coman nuestros hijos. ¡No se vayan a morir de hambre!

El compadre fue a buscarlo y lo encontró todo orinado, todo lleno de espinas, colgado de la cola de la vaca. Jaló a la vaca de la cola y la mató. Allí pudo desenredar a su compadre, separándoles las colas (mixteco). El carnívoro mayor enseña al pequeño a cazar en muchos cuentos: la zorra aprende también del tigre. En otros lares —África, por ejemplo— hay cuentos y chistes donde se habla de lecciones de cacerías idénticas a éstas:

—MIRE, COMPADRE, usted se va a quedar aquí abajo y yo me voy a subir a esas piedras grandes que están arriba del pozo. Cuando usted vea venir a algún animal me avisa.

—Ésa es la comida de su compadre —y se arrojó desde el peñasco sobre el toro, se arrojó sobre él y le quebró el cuello–. Después de que lo mató, le cortó una vena e invitó al tlacuache para que comiera. El tlacuache chupó y chupó la sangre y con eso nomás se llenó su pancita. El tigre lo invitaba a comer la carne, pero el tlacuache estaba tan lleno que no podía comer más […]

7 A los tres días se acabó la carne que el tlacuache había llevado a su casa y le dijo a su esposa que lo acompañara, que él iba a conseguir más carne, tal y como le había enseñado el tigre. Se fueron a la misma poza de agua y el tlacuache se subió a la piedra más alta, después de decirle a su esposa que le avisara si algún animal se acercaba a tomar agua. Al rato llegó el armadillo y la tlacuache le avisó a su esposo, pero éste dijo que esa no era la comida del compadre. Después llegó el tejón y de nuevo el tlacuache dijo que su compadre no comía eso. Cuando la tlacuache le avisó que llegó la zorra, de nuevo se negó el tlacuache a cazar diciendo que su compadre no comía eso. Igual pasó cuando llegó el jabalí. Igual cuando vino el venado, el tlacuache dijo que a su compadre no le gustaban las piernas del venado. Cuando llegó la vaca, dijo que estaba muy flaca. Pero cuando su esposa le avisó que llegaba un novillo bien grande, el tlacuache gritó: —¡Esa es la comida de mi compadre! —y se arrojó sobre el toro. Pero cuando cayó sobre el animal, quedó ensartado en uno de los cuernos, salió corriendo el novillo con el tlacuache clavado en uno de sus cuernos. Así murió el tlacuache. Su esposa se fue a ver al tigre para contarle lo que había pasado y le dijo: —Fíjese lo que le pasó a su compadre, él creía que el novillo era igual a los pollitos que mata él. Se lamentó el tigre, pero así fue la suerte del tlacuache. (chatino).


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