21 de mayo de 2016
3 Pero el Art Workshop más relevante de esos años es el Taller de la Gráfica Popular (TGP), que por ocuparse sólo de la producción de imágenes se asemeja más a El Puente, que a La Firma o la Bauhaus. Y sin embargo tan cerca se encuentra de esta última, que durante los 40’s Hannes Meyer, el arquitecto urbanista que había dirigido la Bauhaus en su etapa alemana y por causa del fascismo emigra a México, colabora estrechamente con el TGP. Del taller fundado en 1937 por Leopoldo Méndez, Alfredo Zalce y Pablo O´Higgins, lo que quiero destacar aquí es la importancia que le dan a la gráfica multicopiada y a sus métodos de producción, en tiempos en que el muralismo y sus protagónicos creadores ocupan el centro del escenario. Las primeras litografías del Taller las hace en una empresa comercial el viejo impresor Jesús Arteaga, que había trabajado para José Clemente Orozco, pero pronto se consiguen una vetusta máquina Marinon, con la inscripción Paris 1871, por lo que la bautizan como La Comuna, que opera el excelente José Sánchez responsable de la alta calidad técnica de los trabajos del TGP. Con el tiempo el grupo se inclina por el grabado en linóleum, porque la litografía es más cara.
Woman whit dead child, litografía, 1903. Kathe Kollwitz
se alzará al cielo desde las manos de millones de trabajadores, como símbolo de cristal de un nuevo credo. Vocación artesanal que explica el que en 1925 la Bauhaus haya sustituido su prensa automática, por un equipo viejo de impresión manual y tipos móviles que les permite controlar el proceso. Animado después por Mies van der Rohe y Hannes Meyer, el colectivo tiene que abandonar Alemania por el ascenso del fascismo, pero continúa laborando en el exilio pues en 1938 crea una nueva Bauhaus en Chicago. A caballo entre Rusia y Alemania, Vasily Kandinski que en la Unión Soviética había sido vicepresidente de la Academia de Artes y Ciencias y en 1922 se une a la Bauhaus, conecta a las vanguardias alemanas con los adelantados rusos.
La sixième partie du monde, 1926. Alexandre Rodtchenko
Entre ellos los “constructivistas”, encabezados por Vladimir Tatlin y Alexander Rodchenco, quienes eran promotores de un arte que sin renunciar a la belleza buscaba ser funcional. Según recuerda Naum Gabo, los constructivistas convocaban a los creadores a que “comenzaran a hacer cosas útiles para el ser humano en su ambiente material: que fabricaran sillas y mesas”. Así Tatlin concibe un monumento a la Tercera Internacional, pero también sillas y ropa, mientras que Rodchenco, que era un notable cartelista, diseña entre otras cosas una práctica tumbona. México y Rusia habían hecho revoluciones casi al mismo tiempo, y en los años 20’s y 30’s del siglo pasado los artistas de aquí y de allá marchaban por caminos paralelos. De los miembros del Movimiento Estridentista, Maples Arce, Arqueles Vela y Liz Arzubide escriben, por lo que su corriente se ha identificado con la innovación literaria, pero otros y más matéricos son los lenguajes de Ramón Alva de la Canal, Leopoldo Méndez, Hugo Tilghmann, German Cueto y Lola Velázquez Cueto que hacen grabados, litografía, carteles, caricaturas, historietas, tapices, máscaras, títeres, muebles… Uno de los carteles estridentistas menciona al entonces poco conocido Kandinski, además de que en los años 30’s Gabriel Fernández Ledesma, quien dirige la Sala de Arte del Palacio de Bellas Artes presenta ahí una exposición de carteles de los artistas soviéticos.
El Taller es un colectivo de gráfica callejera, militante y comprometido, como consta en su Declaración de principios:
Profesor Juan Martínez E., litografía, 1930. Leopoldo Méndez
efímeras y otras multicopiadas, estén en la calle. En los primeros años de los 70’s, 15 o más grupos, entre los que destacan el Taller de Investigación Plástica (TIP), Proceso Pentágono, Peyote y la Compañía, No Grupo Suma, Tepito Arte Acá, y el ya mencionado Mira realizan sus impresiones en prensas artesanales o en mimeógrafos, hacen pintas y grafitis, escenifican performances… En busca de una creación interdisciplinaria incorporan a la gráfica la escultura, la fotografía, el teatro y la literatura…
pues busca la cantera adecuada; necesitas lápices grasos y rodillos de cuero, pues hazlos; necesitas tinta, pues fabrícala; necesitas papel, pues prodúcelo y si es posible siembra los árboles que te darán la mejor fibra para hacerlo; necesitas una impresora, pues diséñala y constrúyela… Y hazlo apoyándote en los artesanos que son los que saben. Y hazlo en colectivo que es como se hacen las cosas que importan… Salud y larga vida a La Ceiba Gráfica.
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¡Victoria!, 1945. Angel Bracho
El TGP es un centro de trabajo colectivo para la producción funcional y el estudio de las diferentes ramas del grabado y la pintura. El TGP realiza un esfuerzo constante para que su producción beneficie los intereses progresistas y democráticos del pueblo mexicano principalmente en su lucha contra el fascismo. La emergencia juvenil de 1968 origina muchas cosas, entre ellas la aparición de un nuevo movimiento de arte público y creación colectiva animado inicialmente por estudiantes de San Carlos y La Esmeralda que había hecho volantes, pancartas y mantas para el movimiento. Los “grupos” rechazan el individualismo y el arte por el arte. Más que a los salones de los mecenas y los museos, aspiran a que sus obras, a veces únicas pero
Cuarenta años después añado a la de Melecio otra camiseta, ésta con la imagen de un xoloizcuintle realizada por Per Anderson. Porque acabo de estar en La Ceiba Gráfica donde encuentro el mismo espíritu que animaba a Eduardo, Silvia, Heraclio y Melecio y que supongo animaba a los del TGP, a los de la Bauhaus, a los de El Puente, a los de La Firma… A todos los colectivos de artistas, artesanos y promotores culturales que en algún momento decidieron que la creación es un esfuerzo colectivo, que el del arte es un trabajo como los otros y demanda esfuerzo físico, que el manejo de los recursos técnicos es tan importante como la inspiración, que los objetos útiles pueden ser bellos y la belleza puede ser útil, que entre el artista y el artesano no hay un foso insalvable y que, como decía William Morris hace 150 años, “el arte es la expresión humana de la alegría en el trabajo”. El arte es la inspiración pero también los recursos y la tecnología que emplea. El arte es trabajo, es producción. Esta es la lección de Per y los de La Ceiba: si quieres hacer litografía necesitas una piedra,
Todo alimenta la visión que te permite pasar de consumidor a creador, pensando en el arte y no en la tecnología capitalista para crearlo. Todo se puede resolver, sin recurrir a los productos mercantiles. Per Anderson