NO. 104 La Ceiba Gráfica hace milpa

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21 de mayo de 2016 Si bien este hacedor de maquinaria se ha dedicado desde hace tres décadas a dar mantenimiento a beneficios de café y a recorrer la República atendiendo maquinaria agroindustrial y agrícola, ahora en su taller en Coatepec él combina su trabajo en la concreción y materialización de invenciones, con su gusto por el cultivo orgánico, su interés en la degustación del café y sus ganas de nuevos proyectos entre ellos la producción de setas, la deshidratación de frutas y la conservación de semillas.

Máquina para cortar en pequeños pedazos las toallas de algodón. Diseñada por Per Anderson y fabricada en el taller de Francisco Beltrán

Igual que Per y que el resto de la gente de La Ceiba, Francisco es un “multitareas”.

¿De dónde vienen las piezas para las máquinas que hace ese maestro tornero? “De donde sea, dice, pueden ser piezas automotrices, materiales de desecho… todo lo que las empresas grandes ya no quieren, a nosotros nos sirve”. Muestra un engrane grandísimo que servirá para la nueva máquina de papel de La Ceiba; era de una maquina secadora de café. Francisco es enfático: “Nunca hago las cosas que me pide el cliente sin analizarlas. Si encuentro un detalle, lo analizo junto con él. No voy a hacer algo que no va a funcionar. Con el maestro Per el avance de su maquinaria es poco a poco, no de un solo tiro y las ideas a veces van saliendo conforme avanza la fabricación de la máquina”. De alguna forma, la filosofía de La Ceiba Gráfica está presente también en el taller de Francisco.

“Me he dedicado a trabajar con muchas empresas; aquí apenas llevo dos años fijo. Anduve en varios lugares trabajado en equipamiento agrícola. En maquinaria de café estuve trabajando en Chiapas, Hidalgo y Oaxaca; en Zacatecas hice el equipo para clasificar orégano, que se compone de cinco o seis máquinas; a Guadalajara fui a instalar un tren de morteado de café… “Estoy empezando, desde hace un mes, a trabajar un pequeño terreno en el propio taller, donde tengo gallinas, hortalizas (cebolla, cilantro, betabel, rábano, epazote). Antes esto era monte, la gente botaba aquí la basura, ahorita estamos hidratando la tierra con abono orgánico. Siembro por gusto. Mis abuelos tenían muchos campos, de hecho mis tíos tienen. Como yo me dediqué a la maquinaria, no pude trabajar el campo pues en el tiempo que se cosecha el café es cuando más trabajo tengo yo, en los beneficios. Por gusto, sí sería campesino, pero no da [económicamente hablando] para mis necesidades. Estoy casado, tengo una hija licenciada y otra que está en la secundaria. Esto [el campo] me

La naginata es una máquina diseñada en Japón especialmente para trabajar la fibra de kozo. Su función no es de cortar las fibras, sino dispersarlas

da una hora de relajación. Vengo y riego las hortalizas. Antes me llevaba mis problemas del trabajo a la casa, ahora no. Me quedo aquí hasta las 9:00 o 9:30 pm y es cuando yo me dedico a estar inventando lo que vamos a hacer”. En el punto extremo del taller, Francisco tiene un área donde produce setas; se dan en una especie de grandes sacos blancos. Allí él comenta su interés por deshidratar fruta: “quiero empezar con plátano de Chiapas, mues mucho se va al desperdicio”; también piensa en guayaba, que hoy se tira en los campos, “no se recolecta y se echa a perder”. Y, dice, “vamos a deshidratar epazote, y semillas que se pueden mantener por mucho tiempo en buen estado”. Tan inquieto como Per, Francisco muestra un hermoso libro de fotografías periodísticas que encontró en la basura –había sido desechado, como muchos de los insumos que usa para fabricar sus máquinas– y habla emocionado por su gusto por el café, pero no tanto por las máquinas del café, sino que, dice, “me gusta más en taza, me llama la atención la degustación. El café de altura es el que tiene acidez, pero hay que saber manejarlo, porque esa acidez provoca agruras y daña el estómago. Hay que balancear esa acidez. Me gusta jugar mucho con los colores del café, no manejo un solo tostado, sino dos o tres, para mezclar acidez, cuerpo, aroma y sabores. Un tostado le va a dar las cualidades al café y el otro la fuerza a la taza. Se hace una mezcla y se obtienen las dos cosas.

Proyecto de máquina para moler trapos de lino. Diseñada por Per Anderson y se fabricará en el taller de Francisco Beltrán

FOTOS: Tomadas del libro La Ceiba Gráfica. Una década de arte sustentable y comunitario

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