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Corrupción, nueva burocracia y nuevos chivos expiatorios
Sehaintentadodetodocontra la corrupción —endurecimiento de penas, reformas a las leyes de contratación pública y de organismos de control, mejoramiento de sueldos en el sector público, etc.—, pero el problema sigue allí. Ahora, en el contexto de la campaña presidencial y de la reciente declaración de parte del Consejo de Seguridad Pública y del Estado cobran fuerza otros enfoques que ameritan cierto escepticismo.
Se enfatiza la lucha contra la corrupción como una iniciativa que requiere cooperación entre Estados y que, además, debe ser capitaneada por organismos multilaterales y organizaciones no gubernamentales. Este enfoque, que guarda alarmantes similitudes con el de la lucha antinarcóticos, corre el riesgo de generar una nueva burocracia internacional anticorrupción que,
Los escritos de los colaboradores sólo comprometen a sus autores y no reflejan el pensamiento del medio, que se expresa en su Editorial.
FRANKLIN BARRIGA LÓPEZ
f-barri@uio.satnet.net
Países ideales
además de costosísima, tienda a expandirse y perpetuarse. También se busca transferir la responsabilidad al sistema educativo. Esto resulta incoherente. Un Estado es producto y reflejo de los valores de un pueblo. Es el pueblo el que inculca su moral al Estado, no al revés. Al sugerir que la culpa es de la ciudadanía y que la solución es el adoctrinamiento, la clase política se lava convenientemente las manos.
El problema con la corrupción en nuestro país es que la población —honesta en su inmensa mayoría— simplemente no entiende ni conoce los mecanismos de saqueo que emplean los malos elementos en el sector público. Si los políticos quieren cambiar eso, bien podrían empezar, con el discurso y el ejemplo, por hacer pedagogía ciudadana sobre cómo opera la corrupción y cómo se procede con honestidad.
Entre tantas noticias negativas que se lee sobre nuestro país, complace la información publicada por una empresa de expertos internacionales en residencia y ciudadanía.
Ecuador, luego de Portugal, Panamá, Costa Rica, México, Colombia, Tailandia, Italia, Francia y Grecia, consta entre las diez opciones más recomendables para quienes están pensando en jubilarse y pasar a su nueva etapa existencial, cómodamente, en el extranjero.
Las razones analizadas, luego de encuestas, para ubicar a nuestros lares en tan privilegiado sitio, son, entre otras, clima primaveral, costos bajos para subsistir, abundancia de productos agrícolas y ganaderos, servicios médicos de calidad y de precios convenientes, “posibilidades de comprar una casa en la costa del Pacífico con impresionantes vistas de los Andes”.
Más justificativos pueden anotarse a fin de elegir estos territorios para el retiro, como la bondad de la gente, las manifestaciones culturales que se aprecia en su calendario festivo, belleza geográfica o la extensión del país que posibilita movilizarse en pocas horas de una región a otra.
La llegada de jubilados del exterior para radicarse aquí, como acontece en la ciudad de Cuenca y otras de la provincia de Imbabura, constituye referente para otros extranjeros de las características anotadas, que traen divisas y fomentan la buena imagen nacional que debe preservarse por todo concepto, lo cual repercute en el incremento del turismo, entre otros beneficios. Los hechos, de conocimiento público y que atentan a la seguridad y al bienestar en nuestro medio, como delincuencia e inestabilidad política, son factores adversos para la llegada de visitantes o residentes oriundos de otras latitudes Los jubilados, sobre todo, lo mínimo que buscan es descanso, respeto, tranquilidad, países ideales para que su edad sea realmente dorada.
estarían dispuestos a enfrentar.
Si no te mata el hambre de la desnutrición crónica que viven a diario, lo hará las balaceras cruzadas entre bandas del narcotráfico que han ocupado sus territorios como en la Colombia de los cárteles y paramilitares.
Si llegas a evadir las balas y engañar al hambre, debes ir con cuidado de que producto de la delincuencia no termines asesinado por un celular que te resiste a entregar o baleado por defender de un asalto a tus compañeras de universidad, como le pasó a Pavel Banegas en Portoviejo.
Si al final del día, todo eso no te ha matado aún, la nula inversión pública en salud mental lo hará, en ciudades como Ambato, donde es la primera causa de muerte de adolescentes, ante una vida que parece imposible.
Súmenle a todo eso, que el fenómeno de El Niño podría llegar a ser tan devastador como lo fue en 1982 o 1997, a pesar de las advertencias de la comunidad científica de que no estamos preparados para afrontarlo. Las inundacio- nes, deslizamientos, se sumarán al Dengue o el Chikunguña.
Parecería ser que con todo eso, mi única recomendación es que debemos echarnos a llorar, pero, por el contrario, enfrentar las vicisitudes de la vida e identificarlas claramente, es el primer paso para entender cómo hacerles frente, desde nuestras pequeñas trincheras, ante un Estado que parece cada vez más obsoleto y a punto de eclosionar.
El espacio comunitario es lo único que nos queda, la organización en nuestros barrios y parro- quias, la solidaridad colectiva y el sentido de comunidad, nos permitirá organizar nuestra vida de forma conjunta, para reemplazar a un sistema político que nos ha dejado solos, a pesar de que votamos y aportamos con el pago de impuestos para que funcione. Distraídos entre submarinos que se hunden y la vida sentimental de Shakira, hemos perdido la cercanía con el de al lado, el valor de la vecindad pero, movilizarnos informados y críticos haremos más, de lo que otros ofrecieron y nunca cumplieron.