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Una papeleta alentadora

Ya sea por inercia o por mero masoquismo cultural, los ecuatorianos nos hemos acostumbrado a descalificar con demasiada facilidad a toda nuestra clase política. Semejante proceder, por más que queramos dotarlo de cierto esnobismo y superioridad moral, resulta profundamente estéril y, en más de una ocasión, injusto. En esta ocasión, tras el cierre de las candidaturas, mal haríamos los ciudadanos en desdeñar prematuramente a todos quienes estarán en la papeleta.

Aunque no haya un candidato ideal para la Presidencia, sí hay varios con valiosas cualidades. Si existe una gran masa de indecisos no es porque no haya un aspirante aceptable para la ciudadanía, sino porque hay más de una opción digna de consideración. Ya sea por su experiencia profesional relevante, su educación formal digna de destacar o su abultada experiencia política y de administración pública, el país tendrá que elegir entre varios candidatos con cierta solvencia.

También hay otras señales alentadoras. Aunque sean de mediana edad, todos son jóvenes aún para la política. Esto invita a pensar que estamos ante un oportuno recambio y una generación en crecimiento, mucho más globalizada e internacional. Asimismo, ninguno exhibe rigidez ideológica y posturas intransigentes, —algo que resultaría fatal en el momento actual del país— y se nota un paulatino apaciguamiento de los discursos divisivos. Por primera vez en mucho tiempo, el país enfrenta una elección en la que hay más de uno o dos verdaderamente opcionados, y en la que se han reducido sustancialmente los candidatos de relleno.

No es señal de decadencia, sino de una democracia que madura paulatinamente.

El mundo del fútbol

garantizar la igualdad, la no discriminación y la seguridad jurídica para las parejas del mismo sexo. A raíz de esta histórica decisión, organizaciones religiosas y de la sociedad civil, junto con aquellos políticos que buscaban ganar votos para las próximas elecciones, propagaron un amplio discurso de odio y desprecio en contra de la comunidad LGBTIQ+. Incluso, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana utilizó algunas de sus edificaciones para difundir mensajes discriminatorios que calificaban de “pecadores” a todos aquellos que no se ajustaban a los preceptos bíblicos.

Aunque el país cuenta con una legislación que otorga derechos a un grupo históricamente olvidado, cada fin de semana los sermones que califican a la homosexualidad como una “abominación” o “enfermedad” son frecuentes. Mientras la iglesia declaró a la homosexualidad como su enemiga por considerarla que “corrompe el concepto de familia” y contraria al mandamiento bíblico de “amar a tu prójimo como a ti mismo”, en sus atrios se congregan feligreses que ocultan su sexualidad para no ser juzgados, excluidos del servicio religioso e incluso para evitar el desprecio de sus familias.

El fin del mundo que vaticinó la Iglesia, tras el fallo de la Corte Constitucional, jamás llegó. No obstante, la inclusión y el respeto a la diversidad sexual son temas que no han calado en la agenda nacional o local. Muchos de los que se oponen a la igualdad de derechos son quienes, a través de un discurso segregacionista, manifiestan que la comuni- de la salida de Messi de su actual equipo, el París Saint Germain, se han tejido una serie de conjeturas respecto a su futuro. Se hablaba mucho sobre el regreso al Barcelona de España, el club en el que se formó y con el que alcanzó tantas glorias. Se especuló otro tanto sobre las posibilidades de ser contratado por un equipo de Arabia Saudita, país empeñado en captar estrellas del fútbol mundial, para mejorar su imagen luego de la muerte no esclarecida del periodista Jamal Khashoggi en un consulado saudí.

Apropósito

Pero finalmente parece que el astro del fútbol argentino y mundial, que pudo levantar la copa del mundo hace tan solo algunos meses, se ha decidido por una propuesta del fútbol norteamericano. Jugará para la Major League Soccer, la famosa MLS, en el Inter de Miami, con un contrato millonario que comprende acciones del club y jugosas participaciones con Google y Adidas, entre otras ventajas.

Para aceptar este contrato, debió rechazar la oferta saudí, del Al-Hilal club, que se dice que ronda los 400 o 500 millones de euros, lo que habla de cifras astronómicas que demuestran el interés del país del golfo por potenciar su liga de fútbol.

Pero más allá de las cifras y de las ofertas que hemos mencionado aquí —que podrían multiplicarse si enfocamos los salarios y primas que reciben otros astros de este deporte—, quería inducir a la reflexión de mis queridos lectores, sobre la paradoja terrible en este mundo en el que hay tanta gente que se acuesta con el estómago vacío, tantos niños en estado de desnutrición crónica, y se habla de estos contratos y salarios.

La pregunta es, ¿no estamos trastocando los valores? ¿No estamos cada vez asistiendo a mayores distorsiones? Está bien que se valoren los deportes y que los deportistas ganen salarios dignos, así como deberían hacerlo también los artistas, los maestros, pero las cifras de las que estamos hablando tocan algunas fibras a las que vale la pena poner atención.

dad LGBTIQ+ no requiere atención por considerar que existen otras poblaciones vulnerables, olvidando que esta población ha sufrido acoso, rechazo, agresiones, exclusión laboral, inhumanas “terapias de conversión” e incluso varios de sus integrantes fueron asesinados por disfrutar de su sexualidad.

A pesar de los avances en materia de derechos, Ecuador enfrenta grandes desafíos relacionados con la aceptación de la diversidad sexual, entonces, ¡la lucha por la igualdad continúa!

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