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Catalepsia, un trastorno que puede confundirse con la muerte

El caso de una ecuatoriana que revivió el día de su funeral ha dado la vuelta al mundo. Conozca quiénes son propensos a esta condición y cómo actuar.

Durante nueve horas, Bella Montoya, de 76 años, estuvo ‘muerta’. Al menos así lo creyó su familia, en Babahoyo, en la provincia de Los Ríos.

Durante el funeral, la familia escuchó ruidos que provenían del ataúd. Al abrirlo notaron que la mano de Montoya se mo - vía levemente. De inmediato, la mujer fue llevada al hospital, donde permanece en observación.

Según el acta de defunción, Montoya sufrió un paro cardiorrespiratorio y no respondía a las maniobras de reanimación. Ahora se iniciará una auditoría para averiguar qué pudo haber fallado en el diagnóstico. Sin embargo, los médicos han detallado que este es un caso de catalepsia.

Trastorno engañoso La catalepsia es un trastorno del sistema nervioso, cuyos principales signos son: la rigidez muscular, la falta de reacción a los estímulos físicos y la desaceleración - casi imperceptible- de las funciones corporales, como por ejemplo, los latidos del corazón.

Aunque no es considerada una enfermedad se considera un signo ligado a otras patologías como la epilepsia , el Parkinson o la adicción a las drogas, especialmente la cocaína.

Aun así, todavía se desconoce por completo los mecanismos neurofisiológicos que están asociados a este trastorno.

¿Cómo descartarla?

Los síntomas de la catalepsia son muy similares a los de la muerte. Por eso, cuando un paciente tiene antecedentes de las patologías antes descritas es importante hacer un electrocardiograma (ECG), que será la herramienta definitiva para descartar o confirmar el deceso.

El proceso, durante la supuesta muerte, es riguroso ya que la respiración y el pulso tienen un ritmo muy bajo, por eso el ECG es indispensable.

Episodios históricos

La catalepsia no es un signo común, es por eso que hechos como el de Babahoyo se han convertido en noticia mundial.

Este estado ha sido estudiado desde la antigüedad, cuando –ante la falta de tecnología diagnóstica– se instalaba una espe-

EL cie de timbre que conectaba -mediante una cuerda- con el ataúd, lo que permitía al presunto muerto lo hiciera sonar para avisar al sepulturero de que estaba vivo. (AVV)

Aunque la ausencia de respiración, la inmovilidad y el aspecto pálido pueden ser indicadores bastante precisos de la muerte, existe un margen de error. Los consumidores de cocaína son propensos a presentar catalepsia.

La bailarina que fue enterrada viva

° La catalepsia está ligada al miedo de ser enterrados vivos. Un caso emblemático ocurrió en 2011, en República Dominicana. Una bailarina llamada Niurka Berenice Guzmán Reyes, de 23 años, fue declarada muerta por un supuesto infarto. Días más tarde, una amiga le dijo a la familia que presentía que Niurka estaba viva. La madre le creyó y exigió la exhumación. Cuando el ataúd fue sacado del nicho y se confirmó que la joven estaba muerta, por menos horas de lo que debía haber sido, el vidrio del ataúd estaba quebrado y la muerte se dio por signos de asfixia.

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