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CIUDAD
Cabizbajo y desesperado, Washington volvió al hospital a rogar por ayuda, a lo que le habrían respondido que podrían prestarle la ambulancia del hospital, siempre que pague 90 dólares.
“Tampoco tenía esa cantidad, así que les dije que podía pagar 60, y me dijeron que bueno, porque eso era para la gasolina”, contó.
El dinero habría sido entregado al conductor de la ambulancia en una estación de servicio de la avenida Indoamérica, por lo que no recibió ningún recibo o documento que certificara dicho pago. “Yo di el dinero en efectivo y no me dieron ningún papel de eso”, agregó.
Se emprendió el viaje a Quito. Rogando a Dios por su hija, Washington viajó siguiendo a la ambulancia. Eran las 04:00 del lunes 22 de mayo cuando la ingresaron al Hospital Baca Ortiz.
Las noticias no fueron las mejores. María Paula debía ser operada otra vez, de nuevo firmó una autorización porque el diagnóstico decía que tenía una infección causada por los daños en su intestino y uréter, prácticamente estaba defecando y orinando en su propio estómago.
Uno de sus riñones estaba en riesgo de ser extirpado, esto le fue advertido por los médicos al padre de la adolescente.
Ese lunes, que se debía realizar la cirugía no se pudo, María Paula no estaba en condiciones, estaba débil, en cada entrada al quirófano, el riesgo de muerte era latente.
En medio de la preocupación, Washington habría recibido una nueva llamada, supuestamente, del médico que intervino primero a María Paula.
Con la angustia viva, el martes 23 de mayo María Paula entró de nuevo al quirófano, era la tercera vez. Posterior a ello estuvo en terapia intensiva, sedada, conectada a un respirador artificial para poder ayudarla a sobrellevar el dolor.
Entre revisiones y chequeos, la colocación de un catéter para salvar uno de sus riñones, era parte de la cuarta intervención quirúrgica a la que debía ser sometida la menor.
EL DATO
Washington contó que tuvo que comprar medicamentos fuera del hospital y llegó a endeudarse para poder adquirirlos.
“El doctor me dijo que lo que le pase a mi hija iba a ser mi culpa, que no debía haberle llevado, que tenía que haber esperado a que le operen en Ambato, porque, según él le habían informado que en Quito operaban practicantes y que cualquier cosa ya era mi responsabilidad”, contó el ciudadano.
María Paula soportó seis operaciones en total, entre las últimas volvieron a cortar parte de su intestino por la contaminación que había. “Me dijeron que le tuvieron que cortar casi desde el recto hacia arriba, porque eso estaba contaminado”, agregó.
“Ella se despidió de todos, le expliqué que debían hacerle una cirugía más, para poder limpiarle todo lo que tenía adentro. Ella alcanzó a decirme te amo papito”, aseguró
TOME NOTA
Washington Freire, padre de la menor, sigue el proceso penal con un defensor público. Siente que ganar esta batalla será difícil y dijo que está solo, por lo que, si alguna entidad puede ayudarle para seguir el caso o un abogado particular amparar el litigio, puede comunicarse al 09 67 51 08 99.
Washington llorando.
Una séptima intervención quirúrgica era parte del paso a seguir. Así que el 9 de junio, tras los protocolos que ya Washington conocía de memoria, a las 16:00, alistaban a su hija para operarla una vez más.
Oraciones y súplicas, no fueron suficientes para evitar lo que dos horas después ocurrió. María Paula, no resistió y falleció antes de entrar a quirófano. La fatal noticia desmoronó a Washington y a su familia.
La presunta negligencia Entre los expedientes médicos que él posee, consta el
Otra presunta negligencia
° El caso del niño Josafat Suárez se conoció en 2019, cuando fue llevado a emergencia al Hospital General Docente de Ambato por unas quemaduras. En esta casa de salud se le intervino quirúrgicamente y una supuesta mala aplicación de anestesia o falta de oxígeno habría hecho que quede postrado a una cama con una severa discapacidad, a consecuencia de esta presunta mala práctica médica.
Al momento, tres médicos están siendo procesados y otros más podrían ser vinculados a este hecho.
certificado de defunción, donde se indica claramente la causa de muerte como sepsis foco abdominal y cuyo antecedente, figura como consecuencia a una perforación intestinal y trauma de uréter, dice el documento.
“Cuando intervinieron a mi hija la segunda vez me dijeron que el problema estaba en que en la primera intervención le habían cortado el uréter y lacerado el intestino, en Quito me dijeron que no sabían cómo es que, tras hacerle este daño a mi hija, no tomaron los protocolos del caso y se evitaba todo esto”, dijo Washington.
Sollozante, desgastado por todo lo ocurrido, a día de hoy, Washington solo tie- ne clara una cosa, pedir justicia, “que esto no se vuelva a repetir, que no muera más gente”.
Desde la entidad
La Hora tomó contacto con el Departamento de Comunicación del Hospital General Docente de Ambato, con el fin de conocer su posición ante este caso, pero mediante WhatsApp, la respuesta fue que, ningún funcionario estaba autorizado a hablar sobre el tema, ya que el hecho se encontraba en indagación, sin embargo, se explicó que, como entidad, darán todas las facilidades para entregar información a la Fiscalía en lo que dura el proceso penal. (DLH)