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Entre la soberanía alimentaria

Y La Escasez

La autorización para importar más de 60 mil toneladas de arroz uruguayo, otorgada por el Gobierno, desnudó las distorsiones de nuestra economía. Los productores nacionales protestan; creen que el ingreso de ese producto condenará a muchos de ellos a la quiebra. Aseguran que el país sí cuenta con producción suficiente, pero, como nadie sabe dónde está, culpan a las piladoras y a supuestos especuladores. Mientras, el Gobierno cree que el aumento del precio del arroz se debe a la falta de producción que conllevó el invierno y teme que se produzca una escasez que eleve el precio hasta las nubes. Por eso, el régimen ha optado por la importación, mientras que los productores buscan, como último recurso, una acción de protección. Es un hecho que el arroz ha subido y que el Estado carece de la capacidad de controlar extensamente la especulación y garantizar el precio de sustentación, como exigen los productores. Profundizar ese modelo de barreras y restricciones solo conducirá a escasez y mercado negro. Pero también es cierto que la maniobra actual beneficia, una vez más, a importadores y a grupos económicos fuertes, y que la soberanía alimentaria del país no puede depender exclusivamente de proveedores extranjeros para enfrentar momentos de escasez.

La respuesta a esto, en todo el mundo, son iniciativas como la fallida Unidad Nacional de Almacenamiento, que permiten sobrellevar los breves momentos de irracionalidad del mercado sin caer en delirios de economías dirigidas. Implementarlas requiere renunciar a manías controladoras e impedir que la corrupción destruya todo.

Historia

del 2 de Agosto

Hoyes un buen día para volver a una obra maestra de la literatura ecuatoriana, la novela ‘Mientras llega el día’, de Juan Valdano Morejón. En esta recreación histórica de ficción volvemos temporalmente a la Audiencia de Quito del siglo XVIII cuando se da la primera junta soberana de Quito que desconoce al usurpador de la corona española, y que luego de un año de acechos y escapes logran encontrar a los patriotas para encarcelarlos y ajusticiarlos durante la revuelta del 2 de Agosto de 1810.

La novela es de ficción histórica, una de las mejor contadas en el siglo XX, que retrata tan bien las costumbres, oficios y desarrollo urbano de la capital de la Audiencia

El barroco es la corriente que inunda al siglo, pero también a las gentes y autoridades, por lo cual se ve enfrentado con el espíritu iluminista de Pedro Matías Ampudia, una personificación de Eugenio Espejo, que lleva las revolucionarias ideas francesas a las elites criollas.

Valdano fue un escritor muy particular, pues entre ensayos, cuentos, docencia y servicio público, construyó un imaginario conceptual sobre lo ecuatoriano. Su obra acerca de las generaciones intelectuales en el Ecuador está presente en la novela, pero no a manera de pedagogía ni de libelo inserto que desafina ni genera ruido, sino como una constante invisible que nos recuerda de dónde venimos como ecuatorianos.

Es extraño que quienes se dedican a la literatura ecuatoriana no reivindiquen como uno de los clásicos de la novelística histórica la figura de Valdano, quien además tiene otra novela en tono intimista, pero ambientada en la revolución liberal: ‘El fuego y la sombra’.

Que este 2 de Agosto sirva de pretexto para volver sobre la novela de Juan Valdano, que motivó la película de Camilo Luzuriaga: ‘1809-18010, Mientras llega el día’, no solo para rememorar el hecho histórico, sino para reconocer que existen diversos lenguajes artísticos que nos cuentan cómo somos.

Presidente, que la proliferación de candidatos les provoca incredulidad, por lo que la votación se avizora como un peligro para el país que necesita resurgir.

La incautación de arsenales dentro de las cárceles nos llena de asombro, eso nos prueba que los líderes delincuentes están más libres que nunca, por lo que los asesinatos ocurren a vista de todo el mundo, de día y bajo un sol que antes era resplandeciente, pero que ahora parece ser pantalla para que las balas circulen como si fueran peatones.

El dolor de la Señora viuda del General Gabela, que muchos lo hemos compartido, no se elimina porque por más que nuestro símbolo y esperanza la Fiscal General Salazar, valiente, honesta como pocos, se empeña en demostrar que el crimen del General Gabela fue un crimen de estado cometido en aquel período que nos provocó todo lo que hoy nos ocurre, robos, estafas, corrupción y una dolorosa incredulidad en la democracia, que lamentablemente puede que se refleje en la próxima votación. El Tribunal Electoral cada vez implementa mecanismos que nos obliga a pensar que lo que hace es fabricar es artimañas disfrazadas de tecnología que en algunos paí- ses no dieron resultados, y contrata como responsables de implementar estos sistemas a un individuo plenamente identificado como integrante de la maraña del prófugo. Esta alimaña al haber elegido como candidata a una mujer que ha tenido el descaro de declarar abiertamente sus dementes ejercicios cometidos en su juventud, lo que pretende no es ganar la Presidencia, ya lo ha dicho casi abiertamente, si no apropiarse de la Asamblea, del mal oliente organismo de Participación Ciudadana, es decir, seguir con su populismo lavador de cerebros a borregos, soñando que la corrupción lo salvará de los procesos que debe afrontar, entre ellos el de la muerte del General Gabela, y otros que le significaron miles de millones de dólares que los repartió a diestra y siniestra. Ahora la persecución a los periodistas investigadores de la realidad que nos fue ilustrada, no es más que otro de los dolores que están cubriendo las próximas votaciones, en un País que con toda la veneración debemos seguir llamando Ecuador, pero que tampoco hay que olvidar que sus países fronterizos están inmersos en luchas internas, que hará que el narco intensifique su presencia. Con valentía y decisión hay que superar estos dolores.

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