3 minute read

Más atomización, menos líderes

Estacampaña pudo servir para consolidar algunos liderazgos políticos y, sobre todo, introducir algunos nuevos. No fue así. Todas las tendencias y figuras del país se han debilitado desde la última elección. No se salva nadie. Ni siquiera el socialcristianismo en Guayas, donde su dominio parecía invulnerable, pudo evitar su debilitamiento. El movimiento indígena no logró sacudirse del polémico y excluyente liderazgo de Leonidas Iza, y el correísmo se erosiona a pasos agigantados; habrá que esperar a los resultados, pero ninguno de los dos movimientos exhibe un entusiasmo renovado. Las fuerzas más ‘democráticas’ tampoco son la excepción; en apenas dos años, tanto CREO como la Izquierda Democrática parecen haberse desvanecido de las papeletas. En Quito, ni siquiera la profunda crisis de la capital pudo prevenir la fragmentación de la tendencia antipopulista. La necesaria oxigenación t ampoco viene de otros sectores. No se observan nuevas figuras ni una reserva de talento entre los candidatos al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social —el organismo que en teoría debía agrupar a lo mejor de la sociedad—. La propia Función Electoral —en otra época una vitrina para figuras políticamente potentes— parece resignada a la intrascendencia. Todo este debilitamiento de los partidos y del sistema político, socavará aún más el prestigio del Legislativo. Mientras más atomización exista en las papeletas, más se multiplicarán los factores para el caos y más difíciles se tornan los acuerdos. La madurez política que requieren los partidos no llegará sola, pero la consulta es un primer paso.

Las próximas elecciones

Como ocurre en muchos lugares de una inexperta Latinoamérica, vulnerada y saqueada por grupos de audaces vividores, si no actuamos y participamos de los problemas nacionales, no nos lamentemos que “los shabidosss” de siempre, sigan delinquiendo.

Hay que dejar de conversar con silogismos, frente a evidencias que son comprobables. No es lógico que el pensamiento colectivo se dirija donde lo quieran llevar los que tienen “rabo de paja”, o aquellos “vendedores de humo”, que tienen “intereses creados” y que por todos los medios buscan inmunidad o impunidad y ahora, son perros que comen del mismo plato.

Exijamos que la balanza de la razón determine las acciones a seguir. Las próximas elecciones, a pesar de ser seccionales, brindarán varias lecturas. Siempre que no existan apagones que “confundan los resultados”, o que las actas sean manipuladas, hechos que no son raros en nuestro medio.

Estamos rodeados de políticos “animistas” que aún creen que “la naturaleza es sabia”, cuando son las personas con sabiduría las que deben preservar la naturaleza y nuestro futuro. Otros “animistas” aseguran que “la voz del pueblo es la voz de Dios”, cuando no hemos escuchado la voz de Dios, sino la voz de un grupo de corruptos que se creen Dioses y otros con cinismo piensan que “la luna (o la justicia) les está persiguiendo”, cuando es la conciencia la que les persigue y cierta justicia es la que los protege y los deja libres.

Estamos cercados de políticos animistas, unos inexpertos y otros mentirosos y mañosos, que utilizan metáforas para esconder realidades, que tienen comportamientos atávicos , como aquello de pensar que, en la pugna entre ricos y pobres, o propiciando el enfrentamiento entre hermanos ecuatorianos, se puede conseguir los votos que les permita seguir creyendo que el Ecuador es un país al que se lo puede exprimir (animismo), porque la impunidad es la norma y no la excepción (verdad).

Conceptualmente diré que la justicia es el supremo ideal que consiste en la voluntad firme e inquebrantable del juzgador para dar, sin influencia alguna, a cada quien lo que corresponde, poniendo de manifiesto la razón, la realidad histórica, el debido proceso y la seguridad jurídica. Ya en términos generales, la justicia es ese sentimiento de honradez y rectitud que regula la conducta de los seres humanos . Mas ahora, la justicia ha ido degradándose y desgastándose al punto de que si preguntáramos en la calle al común de las personas si cree en la justicia, la respuesta sería que nadie confía en la justicia ecuatoriana.

La buena marcha de la administración de justicia no depende tan solo de juezas y jueces, sino también de abogados y usuarios . Recuerdo que en un foro de juristas alguien protestó contra la corrupción de ciertos jueces… uno de estos últimos, en forma enérgica, defendió a su clase y dijo: “donde hay un juez corrupto es porque hay un abogado corruptor”. El accionar negativo de pocos jueces encargados de administrar justicia no puede ser tampoco el parámetro que examine la conducta de otros magistrados y juzgadores ; no se debe generalizar la falta de probidad de unos pocos en perjuicio de una gran mayoría. La administración de justicia debe garantizar sin temor ni favor los derechos de los particulares e instituciones que recurren a ella; pues el juez es su custodio. Cierto es que en estos últimos años o meses específicamente, la administración de justicia en ciertos casos ha dado mucho que decir al resolver libertades en causas ya terminadas e incluso donde los procesados ya estuvieron pagando sus culpas; así también, nuestras leyes mal hechas han servido para que se abuse del derecho , lo que ha motivado para que la Corte Nacional de Justicia dicte resoluciones aclarando o interpretando la filosofía de las normas legales con el fin de unificar criterios de magistrados y jueces. La mejor justicia es no callar .

This article is from: