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Apreciación subjetiva

Nos encontramos en una sociedad donde las prioridades se invierten, el espíritu toma el lugar de la aceptación y lo material se lleva la delantera. Pasamos mucho más tiempo del día produciendo y consumiendo que cultivando nuestras virtudes.

El concepto de belleza y el culto al cuerpo se consideran hoy como complementos el uno al otro. Vemos ejemplos de esto todos los días en los medios, el arte y la publicidad; rostros de hombres guapos, cuerpos musculosos y figuras esbeltas de mujeres, que transmiten el mensaje de que la belleza solo se mide en la forma física. Después de eso, el objetivo es vendernos diferentes productos y recetas que nos acerquen a lo considerado ‘ideal’.

En el manual de mitología griega se explica cómo la belleza que se observa en los cuerpos griegos obtiene fuerza y profundidad porque va acompañada no solo de un arduo trabajo atlético, sino de la disciplina que se ejercía también sobre la mente. Existía un equilibrio entre pensamientos, deseos y ambiciones, no era pura vanidad y arrogancia, como muchos piensan.

¿Por qué permitimos que las imperfecciones físicas que vemos en nosotros mismos nos arrastren hacia abajo y destruyan las cosas hermosas que tenemos? ¿Por qué valoramos más lo negativo que lo positivo? Detrás de nuestras inseguridades, detrás de nuestras dudas, yace una belleza infinita.

El mundo moderno está tan centrado en lo superficial que parece ser la única fuente de belleza que nos rodea. Además, busca estandarizar los términos de lo que se considera bello, cuando la estética es subjetiva, variable y transitoria.

Lo que importa es el alma. Lo que hay más allá, lo que no se ve. La verdadera belleza está en el interior, lo único que nunca muere, lo que no se puede quitar ni destruir.

“La belleza exterior no es más que el encanto de un instante. La apariencia del cuerpo no siempre es el reflejo del alma”. -Novelista, George Sand.

rectificar o peor emprender una política pública con visión. Ha sido y sigue siendo miope, carente de la capacidad de ver más allá de su mandato, que quiere acabar aunque el paso se caiga a pedazos . El presidente ha confiado demasiado en sí mismo y menos en el pueblo que lo llevó a la victoria. Por esto, normalmente, los gobiernos caen irr emediablemente y con la bendición de toda la población, que ya está desesperada de tanto egoísmo presidencial.

Isla Sarayacu

° Los moradores de la Isla Sarayacu claman ayuda a las autoridades para que coloquen otro puente sobre el río Blanco, que les servirá para proveerse de alimentos y también para comercializar sus productos. El anterior colapsó tras la creciente del río, el pasado 18 de marzo.

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