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Trapear el piso con la Democracia

Aquel que debió ser el capítulo más trascendente del juicio político —interpelación del presidente Lasso y su defensa ante el Pleno—, resultó forzado y soso. A los asambleístas interpelantes no les quedó más opción que emplear hipérboles, exageraciones cursis y una efusividad artificial para dotar a la acusación de una fuerza de la que carece. El Presidente, a su vez, usó apenas una fracción del tiempo del que disponía, y se apegó al mismo guion cansino; con poco entusiasmo ejerció su defensa y se dirigió a quienes lo persiguen, para condenar a unos y extender la mano, a otros.

Guillermo Lasso permitió que la obra avanzara hasta su último acto. Aunque otras instituciones también contribuyeron a que las cosas tomaran este curso, persiste la impresión de que el Presidente nunca supo —o nunca quiso entender — la gravedad de lo que se le venía encima; a él y al país. En su altivez, les regaló a sus adversarios el gusto de someterlo a la lapidación pública y prematura de su carrera política.

Para sobrevivir, podría gobernar como debió hacerlo desde un principio —convenciendo, cediendo y negociando—, pero eso ya no depende de él. La ‘muerte cruzada’, en cambio, no tendría sentido si solo sirve para postergar su final y a costa del país; valdría la pena en caso de convocar a un verdadero frente mayoritario que, con una Asamblea Constituyente, ponga fin a la artimaña constitucional de Montecristi.

Mientras los ciudadanos observamos cómo los políticos trapean el piso con la poca institucionalidad y confianza que queda en esta débil democracia, el escenario político se definirá, en los próximos días, según los plazos que fijen unas autoridades legislativas que Correa, Nebot y Lasso llevaron al poder.

Universidad y región

Que un gran edificio de laboratorios universitarios lleve el nombre de uno de los magnates económicos del país es una práctica muy común en universidades estadounidenses donde los donantes, benefactores y miembros del consejo de regentes aportan para que la infraestructura del campus sea constantemente renovada y los estudiantes sean los beneficiados.

En Colombia, tienen este modelo, en donde personas jurídicas y naturales, vinculadas con empresas, cámaras de comercio, industrias y todo el músculo productivo de una zona o región, invierten en la educación, como forma de contrarrestar la violencia, combatir la emigración y generar fuerza intelectual y profesional en sus localidades.

¿Qué modelo de universidad empresarial tenemos aquí en Ecuador? ¿Cuántas cámaras han apostado por la educación de su región? ¿Cuántos empresarios se han unido para generar un circuito de innovación, investigación, educación y vínculo directo con la comunidad y el mercado regional?

Bajo la capa invisible de la academia, aquí las universidades pertenecen a grupos desconectados y, en muchos casos, peleados entre sí.

La empresa, el comercio y la industria ecuatorianas no se han dado cuenta de que la inversión en educación profesional es su tabla de salvación, porque allí están sus laboratorios de innovación, allí formarán a quienes cambien sus paradigmas y refuercen sus modelos óptimos y transformen los caducos, pero también están allí los humanistas que pensarán en cómo el poder, la economía y el negocio van de la mano con la ética, los derechos humanos y laborales.

Si este modelo de universidad se regara en todo el mundo, no tendríamos localidades sin esperanza para sus jóvenes. Las reformas universitarias deben, ahora más que nunca, implicar a todos los que han estado por fuera de la universidad,y en las regiones mucho más, porque ellos saben de lo que adolecen.

los derechos humanos de infractores, delincuentes, terroristas, al interés general de la sociedad; la sustracción del ahorro a través de excesivos impuestos (de 20 impuestos en 2006, se incrementaron a 68 en la década infame 200717); las tasas de interés agiotistas; los desmedidos requisitos, permisos, patentes, matrículas; la corrupción generalizada ; la falta de estímulo a la inversión; la carencia de incentivos al emprendimiento; la inexistencia de desarrollo agropecuario, el atraco de bienes públicos, los gastos suntuarios en una burocracia obesa, inepta, antipatria, las remuneraciones exageradas. Todo lo cual provoca desequilibrio económico , desempleo, desocupación, pobreza, deterioro psicológico, inseguridad social, mano de obra barata para el crimen organizado, dedicado al tráfico ilícito de personas, órganos humanos, divisas, equipos, do- cumentos, armas, narcóticos y sicariato.

Los responsables son el hampa política, que nada hacen para desarmar el andamiaje constitucional que instauró el narco-Estado plurinacional oclocleptocrático, causante de todos los problemas.

Si nuestros hijos son nuestra continuidad, la pregunta es: ¿Qué hacemos para cambiar la estructura constitucional narco-comunista vigente? ¿ Qué hacemos para devolverles el país austero, seguro, generoso que construyeron los abuelos de nuestros tatarabuelos?

Jamás debemos olvidar que durante la década infame 200717 se fomentaron los instintos más bajos: la mezquindad, el odio a quien piensa diferente al narcoterrorismo, a quien genera riqueza. Aún existen personas que adoptaron esas costumbres malignas , son culpables de creer en la “revolución”, pese a la evidencia de su infamia.

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