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Perú está en punto muerto
LIMA. Con un debate parlamentario estéril para un adelanto electoral y un Gobierno que se define “firme” y sin voluntad de renunciar, la crisis en Perú parece haber entrado en un punto muerto, con protestas menguadas y concentradas en el sur, pero susceptibles de reavivarse ante cualquier chispa.
Tras ocho semanas de movilizaciones casi continuas en diversos puntos del país, con un saldo de setenta muertos y centenares de heridos, la presión en las calles para exigir la dimisión de la presidenta Dina Boluarte y comicios anticipados parece estar en una fase descendente.
En la última semana, se - gún datos de la Defensoría del Pueblo, las protestas han pasado de afectar alrededor del 12% del territorio nacional al 6%, en una suerte de tregua no anunciada que, a excepción de un departamento del sur, revela el desgaste ciudadano.
No es que los reclamos de los manifestantes se hayan esfumado -el 70% de los peruanos quiere elecciones este año y el 74% desaprueba a Boluarte, según una encuesta publicada este domingo-, ni que haya habido respuestas políticas claras a sus demandas.
De hecho, ni el Ejecutivo ni el Legislativo han dado por ahora mayores señales de cesión y la agenda del país está parcialmente congelada, sin grandes eventos programados, a la expectativa de los nuevos capítulos de esta ola de protestas, lastrada por la amalgama del descrédito institucional y el descontento social. EFE