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Verdad acorde a los tiempos de la Justicia
Desde que inauguró oficialmente el caso denominado ‘Sinohydro’, la fiscal general Diana Salazar insiste en que ‘los tiempos’ de la Justicia son diferentes a los de los políticos o de los periodistas. De esa manera, busca justificar la inusual demora de más de cuatro años —desde que periodistas independientes revelaran la primera evidencia del caso—. Ojalá que, en esta ocasión, la Justicia pueda emplear ‘los tiempos’ a su manera, sin presiones ni prisa, para entregar a la ciudadanía, finalmente, esa verdad pura y completa sobre la corrupción del pasado reciente.
Hay muchas preguntas pendientes e igual cantidad de artimañas para evadirlas, como se hizo en más de una ocasión. ¿Está dispuesta la Fiscalía a investigar debidamente la posible participación de China a nivel estatal o preferirá escudarse, al igual que se hizo en el caso Foglocons
Ecuador —el que involucraba a Álex Saab— en límites de soberanía para no rebasar ciertos límites? ¿Tiene sentido asumir que un Vicepresidente llevaba a cabo gestiones ‘non-sanctas’ con autoridades de otro país, para la ejecución de la más emblemática obra de un régimen paranoide, y que el resto de autoridades del Gobierno no lo sabían?
¿Se investigará a todos aquellos cuya colaboración era necesaria para mover decenas de millones de dólares por vías formales o, , se procederá de forma curiosamente selectiva? ¿Se tomarán ‘los tiempos’ de seguir y encontrar el dinero, o bastará creer que los autores estaban motivados solo por un influjo psíquico y esperar a que en algún momento, como en el caso Las Torres, llegue evidencia de afuera?
El país merece un relato debidamente probado que, si bien nunca será completo, al menos sea coherente.
Los iconoclastas son los individuos que se oponen al culto de imágenes sagradas. La palabra, que proviene del griego eikonoklástes, significa ‘rompedor de imágenes’ Son personas que rechazan las normas y tradiciones que van en contra de las convenciones sociales y los patrones establecidos . En este sentido, un iconoclasta es quien reacciona de manera crítica ante la realidad, con una actitud provocadora y revolucionaria
Lo opuesto, el culto a las figuras, se conoce como iconodulia. No obstante, es importante distinguir este término de la idolatría, la adoración de la imagen de un dios, especialmente cuando se considera falsa. La idolatría implica adoración o centricidad para la vida del objeto de adoración. Empieza en el siglo VIII, en el Imperio bizantino , cuando, por resolución del emperador León III, se prohibió el culto de las representaciones religiosas de Jesuscristo, la Virgen María y otros santos católicos. Esto provocó una crisis de gran magnitud, los iconoclastas perseguían a quienes las veneraban, los llamados iconódulos. Sin embargo, esta prohibición se levantó posteriormente.
En la iglesia del cristianismo y catolicismo, se considera que la iconodulia es igual a la idolatría Esto sucede porque hay gestos externos que en esos lugares se usan exclusivamente para el culto. Fuera del contexto religioso, actualmente, muchas personas les dan un gran valor a las estatuas, bien sea por su significado o por ser considerado un patrimonio.
No debemos olvidar que sigue siendo solo un objeto. ¿Cuál es la importancia que le estamos dando? ¿Es tan relevante como parece?
Amar, seguir y defender la causa, no el elemento. Darle tanta relevancia a lo físico hace que se le reste estimación a la razón de ser de éste mismo.
La historia está en deuda con las mujeres, pero nosotras podemos contar nuestra historia y, sobre todo, escribirla.
Recordar la valentía de Martina Carrillo quién se reveló contra la esclavitud, pro- movió la fuga de la Hacienda la Concepción y por lo tanto fue la precursora de los derechos afroecuatorianos; Juana Miranda , matrona, primera profesora universitaria y fundadora de la maternidad de Quito; Marietta de Veintimilla la mujer con mayor poder en la historia del Ecuador al tener dirección del Gobierno y mando de tropas militares en 1986, pero además, escritora, política, urbanista y feminista; Matilde Hidalgo de Procel la primera mujer en graduarse de la secundaria, tener grado universitario y primera mujer en América Latina en sufragar; Hermelinda Urbina primera mujer piloto del Ecuador y de sudamérica; Tránsito Amaguaña líder que luchó por los derechos indígenas, creó organizaciones para luchar por derechos laborales, creó sindicatos agrícolas y fundó escuelas en zonas rurales; Neisi Dajomes primera mujer ganadora de una medalla olímpica de oro para Ecuador. Todas ellas y muchas que no menciono, con su valentía, lucha y sacrificio, han abierto el camino para otras, y eso nos hace corresponsables del futuro. Porque basta una mujer que se atreva, para darnos cuenta que no estamos solas, que no somos las únicas y no seremos las últimas y que siempre tenemos lo que se requiere para manejar lo que venga.
En esta era creemos que debemos ser perfectas, nos da miedo fracasar, pero no olvidemos que el único camino para ser exitosas y crecer, es fracasando, y tomando la decisión consciente de aprender de esa experiencia.
Basta una mujer que reconozca el potencial infinito de otra para empezar una cadena de mujeres que creen en otras, de madres que apoyan a sus hijas, de colegas que se impulsan y de amigas que se celebran. Basta una mujer para transformar la historia de otra mujer y de las generaciones que dependen de ella.
Es tiempo de avanzar y estar unidas, de eso depende que el triunfo de una sea el triunfo de todas.
Una mujer puede cambiar la historia.