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Verdad acorde a los tiempos de la Justicia

Crisis total

Desde

que inauguró oficialmente el caso denominado ‘Sinohydro’, la fiscal general Diana Salazar insiste en que ‘los tiempos’ de la Justicia son diferentes a los de los políticos o de los periodistas. De esa manera, busca justificar la inusual demora de más de cuatro años —desde que periodistas independientes revelaran la primera evidencia del caso—. Ojalá que, en esta ocasión, la Justicia pueda emplear ‘los tiempos’ a su manera, sin presiones ni prisa, para entregar a la ciudadanía, finalmente, esa verdad pura y completa sobre la corrupción del pasado reciente. Hay muchas preguntas pendientes e igual cantidad de artimañas para evadirlas, como se hizo en más de una ocasión. ¿Está dispuesta la Fiscalía a investigar debidamente la posible participación de China a nivel estatal o preferirá escudarse, al igual que se hizo en el caso Foglocons Ecuador —el que involucraba a Álex Saab— en límites de soberanía para no rebasar ciertos límites? ¿Tiene sentido asumir que un Vicepresidente llevaba a cabo gestiones ‘non-sanctas’ con autoridades de otro país, para la ejecución de la más emblemática obra de un régimen paranoide, y que el resto de autoridades del Gobierno no lo sabían? querer cumplir obligaciones: “usted me da el techo y yo como hijo estoy obligado a obedecer y cumplir ciertas reglas en casa, como: llevar a la madre al médico o limpiar la casa o ayudar en la tienda, etc”. Pero no ocurre tal apoyo recíproco.

¿Se investigará a todos aquellos cuya colaboración era necesaria para mover decenas de millones de dólares por vías formales o, , se procederá de forma curiosamente selectiva? ¿Se tomarán ‘los tiempos’ de seguir y encontrar el dinero, o bastará creer que los autores estaban motivados solo por un influjo psíquico y esperar a que en algún momento, como en el caso Las Torres, llegue evidencia de afuera?

El país merece un relato debidamente probado que, si bien nunca será completo, al menos sea coherente.

Paulatinamente este país entra en un estado de crisis política y social, a más de la económica que golpea con fuerza al pueblo. En estos días se discute la posibilidad de iniciar un juicio político al presidente Guillermo Lasso, por una probable participación en una trama de corrupción en empresas públicas que es investigada por la Asamblea Nacional. Si prospera este juicio político, la Asamblea puede destituir al Presidente de la República sobre la base de un informe de la comisión ocasional que investiga el caso Encuentro.

Pero no son sólo algunos sectores políticos los que pretenden derrocar al Presidente. Son también muchos sectores sociales y fuertes organizaciones como la Conaie y otras de trabajadores y ciudadanos que ansían la destitución del gobernante que, en realidad, sufre de escaso apoyo, es decir menor al 20%, según algunas encuestas de opinión.

Este 8 de Marzo se realizará una movilización nacional que exigirá la renuncia del mandatario y que respaldará a la Comisión Ocasional de la Asamblea que investigó al presidente Lasso y que recomendó enjuiciarlo políticamente por su probable participación en la oscura trama de corrupción dentro del caso ‘Encuentro’. Naturalmente que el presidente Lasso y sus cercanos colaboradores han negado, con énfasis, cualquier participación del gobernante en esa corruptela que involucra a su cuñado.

Existe un documento que afirma que Lasso “adecuó su conducta a los numerales 1 y 2 del artículo 129 de la Constitución”, que se relacionan con delitos contra la seguridad pública y la administración pública relacionados con delitos de cohecho y concusión. El escándalo del caso ‘Encuentro’ remueve las entrañas de altos funcionarios mientras el pueblo araña la vida sin poder satisfacer sus necesidades elementales.

Los padres de hoy son timoratos al dar órdenes al hijo, pues temen su reacción, en parte tiene la culpa la aparición del código de la Niñez y la Adolescencia, que ampara, solapa la vaguería, el irrespeto a los progenitores y maestros, aun cuando dicha ley es muy permisiva y fomenta de alguna manera el caos familiar, solo el hecho de mencionar que es prohibido el trabajo juvenil, ya es abonar en favor de la ociosidad del hijo, obviamente confundiendo, entre el trabajo formal que habla la ley y la ayuda espontánea que éste debería realizar en la vida familiar; como si fuera poco aquella ley también habla de no castigar a los hijos; es verdad que al niño no se lo debe maltratar, pero sí debería corregir a tiempo cada acto de mala conducta. Obviamente a veces es necesario tomar correctivos y de manera excepcional cuando el niño o adolescente reincide en prácticas reñidas con la moral y las buenas costumbres, de vez en cuando un par de azotes con amor, sin odio, ni coraje es necesario, hasta lograr su formación ideal , a efecto de no ser presa de la delincuencia futura; esta formación, se consigue mediante tres medios: primero, el buen consejo revuelto con valores morales y espirituales, segun- do, el buen ejemplo de los progenitores y tercero, mantener el principio de autoridad en casa, con amor, afecto y diálogo, que fortalezcan lazos familiares, sin dejar que los hijos se levanten en guerra contra sus padres.

Entendemos hoy, por qué la sociedad está en crisis de valores y caminando por vías equivocadas; hay que regresar un poco a las buenas prácticas del pasado y evitar las exageraciones. Hasta que ello ocurra que Dios nos ampare. (continuará)

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