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oportunistas
El Quijote de la Mancha aquel Hidalgo Caballero que se volvió loco, sufrió mucho por vivir lejos de su novia Dulcinea , que vivía específicamente en el Toboso Este cuadro pinta parte de nuestra reciente historia. Un pueblo con parte de su gente que se volvió loca de amor por una persona aún más loca, vive lejos, específicamente en Europa y que busca rehacer un matrimonio que, en los primeros años de intento y en base a sobre endeudarse puso en riesgo la economía del hogar (país) y consiguió conquistar a ciertos interesados y ambiciosos que están ciegos de amor.
Estamos ahogados en el capricho de algunos “de … mentes oportunistas”, que, usando el disfraz de políticos, tienen sumida a la Nación en un “cuasi” narco Estado, donde el fin justifica los medios y frecuentemente germinan nuevos millonarios, alcahueteados de muchos testaferros.
En este entuerto de desfachateces, estamos a las puertas de unas nuevas elecciones para organismos seccionales y tenemos de todo, (como en botica): saltimbanquis y futbolistas con limitada preparación intelectual, tratando de “atrapar” cualquier pelota. En su audacia y atrevimiento, los corruptos/ tas se atreven a dar clases de moral y ética, como que el pueblo no tiene memoria y lo que el pueblo no tiene es dinero.
Hay que rescatar la patria de las garras de quienes se creen predestinados para hacer lo que les da la gana. Son los mismos manipuladores que desde Bélgica, México o Venezuela, o criollos desde Cumbayá en Pichincha, Yunguilla en el Azuay, o Samborondón e isla Mocolí en el Guayas, siguen manipulando a su antojo.
Las ideas, ofrecimientos y acciones contradictorias, son pan del día para un pueblo sufrido y con hambre de justicia, salud, seguridad, educación y trabajo. Y en este escenario, ¿vamos a elegir a los mismos de siempre…?
Hay que despertar, las reacciones tardías en forma de lamentos, no sirven por qué elegimos lo que elegimos. A veces elegimos desde el lugar de la carencia, el desconocimiento y la inexperiencia, por eso fracasamos
Al político corrupto, al que derrocha la plata del pueblo, al que come con la boca abierta mientras los demás miran y no les caen ni las migajas, a ese también lo elegiste tú. Y tienes la opción de seguir mirando la misma escena abusiva, o al menos la ilusión de cambiar el futuro con tu voto informado.
En Santo Domingo hemos visto campañas políticas millonarias; otras, faranduleras, en donde la fuerza de la fama y de la plata pesan más que la fuerza de las ideas. Pero algunos todavía seguimos bailando al ritmo que nos toquen Como si nada pasara, como si el hambre y las pistolas fueran pura ficción, las caravanas no dejan de pasar fanfarroneando con canciones pirateadas. Parece que vivieran en otro mundo. Otros, candidatos completa- mente desconocidos, se acercan por primera vez a hacer sus improvisadas ofertas de campaña, a darse un baño de pueblo.
Elecciones: la supuesta fiesta democrática, en donde sabemos que el festín es para cuatro bandidos que nunca van a saber lo que es vivir con menos de un dólar al día, ni van a saber lo que es dormir con miedo. ¿Pero qué dice esto de los electores? Que somos gente indiferente, que no leemos, que no investigamos, que somos presa fácil del clientelismo político y del activismo vacío. Estamos sobre informados; otros, desinformados y la mayoría distraídos. Somos espectadores, ese rebaño desconcertado y domesticado del que hablaba Noam Chomsky. Seguimos dejando que cuatro burócratas patrocinados decidan nuestro destino. Lo llaman el arte de la democracia ; yo diría, más bien, los vicios de la democracia.