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Tratar a los niños a patadas

El país observó con horror las imágenes de una madre arrastrando a patadas a su hijo de dos años de edad. Cabía esperar una vigorosa reacción de parte del Estado —como la que se desató tras el asesinato de María Belén Bernal y que llegó hasta a contemplar la demolición de edificios—, pero lo único que hubo fue promesas en Twitter — “lo protegeremos”, escribía el ministro de Inclusión Económica y Social, Esteban Bernal—, tras una detención rutinaria e inútil. Bajo las leyes actuales, en un país que carece de una política de prevención de violencia intrafamiliar, resulta probable que la preocupación por el porvenir de ese pequeño tungurahuense no trascienda el escándalo mediático.

Las madres no son las únicas víctimas en el hogar. Hay más de 6 millones de menores de edad en Ecuador; muchos de ellos crecen bajo el yugo del maltrato y la humillación. Esas heridas sufridas en años formativos, especialmente antes de los ocho años de edad, dejan daños en ocasiones irreversibles en la psique y el cuerpo.

Los niños víctimas de hoy son los adultos agresores del mañana. Eso es lo que explica el perturbador ‘síndrome de Estocolmo’ del que adolecen tantos ecuatorianos con respecto a la violencia infantil. Tras crecer sufriendo golpizas y humillaciones, muchos terminan creyendo que estas son herramientas pedagógicas útiles y las defienden fervorosamente. Lo único que un niño maltratado aprende es que la violencia funciona, que es un recurso legítimo de la autoridad y que las agresiones tienen cabida en una relación cercana; esa es, justamente, la manera de pensar que, en estos tiempos sangrientos, necesitamos superar.

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Los monstruos

Los monstruos son tales o existen cuando quien los descubre se siente diferente de ellos; entonces un monstruo no existe porque asusta o es malo, su vida depende de lo que el otro le concede como diferente. El más célebre y conocido, Frankenstein, fue construido a partir de partes humanas y que en su esencia no era malo, sino que su maldad se generó por el rechazo de los diferentes. Otro monstruo literario o el doble de monstruosidad es el que creó Stevenson con esa historia del hombre que prueba en sí mismo una pócima para convertirse en el opuesto: Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Esta fantasía clásica nos lleva a valorar cómo somos los seres humanos que mostramos nuestra faceta monstruosa cuando queremos, pero luego se descontrola y nos gobierna, por lo que debe morir una de ellas, pero a la final, son los dos los que mueren, porque el científico es tan monstruoso como su creación.

El monstruo existe porque lo nominamos y ese nombramiento está en nosotros. Es decir, cuando ponemos apodos o cuando nos burlamos de alguien por sus diferencias físicas, somos nosotros los monstruos, no ellos. Es más fácil agredir, que empatizar y comprender.

Los monstruos están con nosotros y son aquellos que, a pesar de conocer nuestras historias, nos miran como extraños; a fin de cuentas, los monstruos siempre se reconocen en el otro y no quieren dejar ver su alma, por ello se escudan en las similitudes físicas y no en las diferencias espirituales. Si no, que nos lo cuente el personaje principal de la película de Guillermo Del Toro en ‘La forma del agua’.

O que lo diga el niño torpe, débil y cobarde que llamó ‘Frankenstein’ a una niña con una marca de operación en su dedo índice. Él es el monstruo porque ella solo demuestra su valentía y fuerza vital, mientras que él siente miedo porque no soportaría lo que ella vivió, pero su cobardía no le deja reconocerlo. El monstruo es él.

Lo cual es una torpeza, porque la extradición se la plantea para combatir ciertos delitos: tráfico de personas, armas, divisas, narcóticos. Por tanto, es un instrumento limitado. No es para extraditar ladrones, asesinos, extorsionadores ; y así fuese para todos los delitos, únicamente procede, cuando un país la pide. Además, se la aplicará, después de 545 días que tiene la Legislatura, para reformar la Ley. Finalmente, los países, cuando piden la extradición de un delincuente, lo hacen si lidera una organización criminal transnacional, no les interesa las bandas de hampones de cuello blanco que están en el régimen, haciendo negociados, ni las que delinquen fuera de la estructura estatal.

En consecuencia: si no se desarma el narco-Estado plurinacional ; si no se cambia el sistema de adoctrinamiento narco-comunista en los tres niveles de enseñanza; si no se reeduca a la sociedad y en particular a la fuerza pública, en valores morales, cívicos, éticos, culturales, religiosos; si no se devuelve el derecho a portar armas a la población civil que se encuentra inerme, sometida a asesinos, asaltantes, extorsionadores; si no se fortalecen los servicios de inteligencia de la fuerza pública; no sirve de nada una Consulta diseñada para que todo siga igual, por un mandatario irresponsable, que financió las campañas iniciales del narcoterrorismo, que se benefició durante la década infame 2007-17, cuya ineptitud ha provocado la continuidad del saqueo del país. No obstante los escándalos de corrupción, y la complicidad del régimen, hay personas que nos consideran idiotas y se permiten sugerir “todo si”, o descalificarnos como aliados del crimen. Cuando son ellos, quienes apuntalan una Consulta que debería provocarles vergüenza, porque sus efectos inanes, nos conducen a la cubanización.

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