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Una nueva aplanadora

Ecuador amanece hoy con una mayoría legislativa contundente y resuelta, una verdadera ‘aplanadora’ de esas que no se veían desde hace una década.

Conformada por un sólido núcleo correísta y una órbita de partidos hoy afines, la mayoría muestra el verdadero escenario político nacional. Las nuevas fuerzas que surgieron de improviso hace dos años se desintegraron bajo el efecto de las únicas dos fuerzas que prevalecen y que parecen ser las que verdaderamente importan: por un lado, el correísmo, y, por el otro, el gobierno del presidente Guillermo Lasso.

Las posturas ante esas dos facciones definieron ese inusual agrupamiento que convocó a más de dos tercios de los legisladores.

Menos actores relevantes conlleva, necesariamente, menos escenarios posibles y, por lo tanto, menos oportunidades para el caos.

Quizás esta simplificación del parlamento dé paso a intereses más transparentes y propuestas más concretas. Cabe preguntarse, no obstante, si ese mismo entendimiento que ha nacido del interés de destituir al presidente Lasso y de reexaminar el legado del expresidente Rafael Correa se extenderá a otras cuestiones verdaderamente urgentes y determinantes, como la minería, el petróleo, la reforma laboral, la ley de comunas, educación, seguridad o justicia.

Otro espejo de la nueva mayoría es el Consejo de Administración Legislativa (CAL). Este martes iniciará el juicio político, si es que el presidente de la República así lo permite. Ahora se verá si las cosas quedan saldadas y renace algo similar al orden, o si solo estamos ante el nuevo capítulo de la interminable trama de desquites.

FRANKLIN

Reino de huracán

La cultura maya tiene en el Popol Vuh o Libro del Consejo el referente de su identidad, en el que se recogió lo más representativo de esa cosmovisión proveniente de lejanas raíces, configurada por versiones históricas, espirituales, religiosas, éticas, que han llevado a que se le catalogue como sagrado.

En esta obra, que parte desde los primeros orígenes, se presenta variedad de dioses que no faltan en el imaginario indígena, en donde la naturaleza ejerció poder dominante y sobrehumano, por ello sus fenómenos –hoy fácilmente explicables- tuvieron hasta reverencia, debido al temor que infundían en la mentalidad de los que vivieron en aquellos épocas, tal el caso de las tormentas.

En ese mundo reinó Huracán, deidad terrible que ocasionaba ciclones devastadores, como los que hasta hoy se producen en el Caribe, con vientos que superan los ciento veinte kilómetros por hora, lluvias copiosas e inundaciones, en la conocida temporada que se extiende desde el 1 de junio al 30 de noviembre de todos los años.

De acuerdo al mismo Popol Vuh, cuando aparecía Huracán para castigar de la manera anotada por sus faltas a los seres humanos, se manifestaba acompañado de otros dioses menores y nada complacientes que contribuían a la zozobra de esos pueblos de la antigüedad mesoamericana: el rayo con sus truenos previos y el relámpago, fugaz y luminoso, que hendía el espacio como si se tratara de un látigo de largas dimensiones.

El reino de Huracán, generador de permanentes desaciertos, intranquilidades, incertidumbres, con dioses infernales, parece en la actualidad haberse personificado en el campo de la política latinoamericana y caribeña, donde las tormentas sociales, tan agudas, desastrosas, imparables, hacen que se reclame el advenimiento de territorios donde en realidad imperen la concordia, el trabajo, el sentido de adelanto, la libertad y la democracia.

origen en la inseguridad y desempleo, ineficacia de poderes públicos, que en parte no tienen culpa: herencia de un pasado político no santo, una naturaleza incontrolable, guerra externa, pandemia.

Sin embargo la Asamblea Nacional carece en su mayoría de integrantes políticamente honrados. Ejemplos: en alianza de CREO y Pachakutik se elige presidenta a Guadalupe Llori y vicepresidente a Virgilio

Saquicela. A poco se destituye a Llori con el voto de Pachakutik y sube a la presidencia Saquicela. Éste conforma una comisión con el presidente de la República para mantener la unión del país, y contradictoriamente vota por la destitución del presidente. Aparece un pacto contra natura UNES (Correa) con el Partido Social Cristiano (Nebot) para hacer oposición al Gobierno. A pesar ello, con la abstención de UNES, se aprueba la ley de urgencia económica enviada por el Gobierno.

Amnistía a 250 ciudadanos acusados de diversos delitos, entre ellos a quienes asaltaron asaltaron a Quito, presididos por Leonidas Iza.

104 legisladores aprueban destituir al presidente por ‘traición a la Patria’, (que luego retiran), cohecho y peculado. La Corte Constitucional admite el juicio por ‘presunto peculado’. 59 legisladores presentan la acusación por tal delito. Una de las acusadoras ha aprobado lo que acusa: la continuación de un contrato origen de peculado (no suscrito por el presidente), esto es, la apropiación de bienes y dineros por aquél. Ante la falta de pruebas el asambleísta Roberto Cuero sostiene que la “destitución va porque va”. Los opositores aducen que el pueblo —que los rechaza— quiere la destitución de Lasso. Juegan con la Nación.

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