Secrts d placr EM III

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Lo primero que noto al despertar, sin haber abierto los ojos todavía, es un mareo terrible. Dolor de cabeza. Boca seca. Náuseas. Dios, ¿cuánto tiempo he dormido? Me siento aturdida. No sé dónde estoy y me duele la cabeza demasiado para pensar con claridad. Me encantaría beber algo. Joder, es como si tuviera resaca. Abro los ojos. Trato de moverme, pero no puedo. Un pinchazo me atraviesa el corazón. Reparo en que estoy en una cama, tumbada de lado, pero hay algo que me impide incorporarme. En realidad ese algo ni siquiera me deja mover las manos. Entonces también percibo que tengo la boca tapada. Algo tira de mis labios. Unos segundos después comprendo que se trata de una cinta adhesiva. Cuando la mente se me aclara un poco, empiezo a entrar en pánico. Me viene una imagen tras otra, y me echo a temblar hasta que decido calmarme y hacer algo. Repto por la cama como puedo y, entonces, lo veo: sentado en una silla frente a la cama, con algo en la mano que no atino a discernir qué es. Está manchado de rojo. Igual que sus dedos. Eso es sangre. No puede ser la mía, ¿verdad? ¿Por qué iba a hacerme daño? Sin embargo, recuerdo que ahora mismo estoy atada de manos, amordazada y tirada en una cama en este lugar al que me ha traído. Y me duele tanto la cabeza… Me golpeó antes, así que es más que probable que esa sangre sí sea mía.


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