MOJARRA

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o puedo iniciar esta retrospectiva sin expresar mi inerme repulsión por una fama virtual, que lo a catalogado como el padre de la modernidad mediática, un intento de artista que interpretado de la forma mas banal, a destruido el trasfondo del símbolo obra de arte, despojándolo de sus atributos contextuales, y dejándolo sin significado.

No puedo ocultar mi dolor al leer algunas de sus tantas opiniones, que manifiesto a lo largo de su vida, algunas de ellas aun recuerdo – “los buenos negocios son el mejor arte.” – o con descaro, cuando el ministro francés, decidió prestar la Gioconda, para una gira mundial - “¿por qué no hicieron una copia y la mandaron? Nadie notaria la diferencia.” – este es el engendro que nos arrojo la revolución mediática, un héroe de las imágenes fácilmente descartadas. Ahora, tranquilo por descargar mi cuerpo de tanta tensión adquirida, estoy determinado a cumplir con la función de este articulo “la retrospectiva”. Recuerdo que hace un tiempo, leí una excelente critica del no menos majestuoso Robert Hughes, reconocido critico de arte de la revista ‘Time’, en el cual con gran valentía expreso – “Andy Warhol es la persona mas estúpida que e co-

nocido, porque a diferencia de lo que ustedes pueden pensar, tuve la des fortuna de conocerlo.” – y para lograr contextualizar esta critica, es importante entender el medio en el que se desarrollo. New York como seguro lo sabes, es el escenario de esta fábula, en la cual con héroes y villanos, el mundo del arte, paso de ser un inocente medio, para los amantes de la expresión humana, a un mercantilismo sin sentido, donde el dinero era el arbitro entre el gusto y el verdadero arte; Bob Scull de una manera muy inteligente logro expandir el negocio de taxis que había heredado de su padre, y esto fue la cuna para los fondos necesarios para empezar a comprar arte, este tipo que tan inocentemente presento, es el origen de algunas de las frases mas despectivas acerca del arte, algunas de las cuales, cito a continuación - “La posesión es participación, la adquisición en participación, y con el arte es probablemente el tipo mas emocionante de participación” - “Hay muy poco de estética y mucho de venta en esta situación, es una cuestión de dinero, y mucha gente esta lista para pagarlo.” - nuestro Bob, abrió la puerta para que el mundo del arte, fuera transfigurado y entregado a ‘Artistas’ como Andy, cuando en una subasta histórica - White Flag de Jasper Jones, el mayor precio pagado por una pintura de un artista vivo. inicio una nueva categoría de coleccionista, el que se lucra del arte, un mercado en el cual se han obtenido ganancias de 12,5 billones de dólares, sin que llegue ni un solo peso a los artistas; el arte como mercancía de lujo, acababa de nacer.

tein, George Segal, Jim Rosenquist, uno de los mas grandes artistas de esa generación Robert Rauschenberg y nuestro triste amigo Andy warhol, que de la manera mas calculadora, logro ver el recientemente adquirido potencial de objeto de lujo, que el mercado le había otorgado a la obra de arte; y sin ninguno decoro se volcó a generar series reproducciones de series de vastos temas de la cultura popular gringa, con los cuales obtuvo grandes ganancias, pero nubló el camino para los artistas que recién empezaban - como Jeff Koons, proclamado heredero del mercantilismo gráfico de Warhol - y destruyo el sentido y la función de la obra de arte; el trabajo realizado por los grandes curadores de museos, por mas de 200 años; y sobre todo, despojo al espectador de las preguntas que toda buena obra de arte debe generar - ¿por qué estoy acá? ¿que estoy haciendo?.

New York era el floreciente escenario para algunos sobrevivientes del expresionismo abstracto, como Willem de Kooning; los mayores exponentes del pop como Roy Linchens-

La obra de arte, debe encontrar su camino de regreso a casa, intentar responder de nuevo al significado de la naturaleza humana; o simplemente estar dispuesta a desaparecer.

Gracias a esto se han alimentado fantasías multimillonarias, que han distorsionado el valor cultural de la obra de arte, fantasías como la de Ron Lauder, cuando compro ‘El retrato de Adele Bloch-Bauer’ de Gustav klimt, por 135 millones de dólares; auto-proclamando que era ‘La Gioconda’ de nuestros tiempos, cuando a ningún historiador serio, se le a ocurrido comparar a Klimt con Leonardo; fantasías que han desfigurado la función del ‘Museo’ como entidad protectora del patrimonio cultural, a simples galerías que como buitres buscan tomar su parte de los multimillonarios soñadores, árbitros del gusto, en el mercado del arte.

mojarra oct/2012

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