Libro de Sísifo y El Mito de Osiris

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Sísifo Osiris: El Mito de la Resurrección, Y de la Inmortalidad del Alma

David Rangel Tapia

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A Gabriel García Márquez. Mi Excelente Maestro de Literatura.

13 de julio del año de 1985: El Pintor José Luis Cuevas y el escritor David Rangel Tapia, durante la presentación de la Primera Edición de Sísifo en la Alianza Francesa de la Ciudad de San Luis Potosí, San Luis Potosí, México.

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PROLOGO

David Rangel nació el 11 de abril de 1951 en Ciudad Mante, Tamaulipas. Vivió hasta los 16 años en aquella región azucarera de exuberante vegetación, situada a 150 kilómetros del mar. Su signo zodiacal es Aries, lo que sin duda determinó su recio temperamento y su asombrosa capacidad para derrotar las circunstancias adversas que le ha planteado la vida. Su increíble furia innata para alcanzar el éxito, lo ha empujado a producir 6 libros en los últimos tres años. Primero publicó Neurosis; luego Crímenes Famosos en San Luis Potosí; enseguida Los Funerales del Diablo; después El Asesinato del Señor Presidente; entonces escribió una colección de Cuentos sobre ciencia-ficción, bajo el título de El Alquimista del Futuro. Ahora edita Sísifo. Sísifo, su nueva novela corta, está basado en la interpretación mágica del hombre y del Universo. Su actual obra no corresponde al estilo de sus últimos libros, ubicados en el difícil género de la ciencia-ficción, donde nada y todo es posible y en donde las ideas y los personajes, se pierden en la lejanía de otras dimensiones. Salaberna, pueblo maldito o pueblo santo como Belem, donde las fronteras y el tiempo se expende hacia el futuro, hacia el pasado o hacia el presente, pero donde la tragedia humana, con todas sus virtudes y todos sus pecados, está siempre latente. Sísifo es una idea, una realidad, un mito, una posibilidad, un suceso mágico del que se derivan cientos de posibilidades reales. Salaberna, pueblo maldito o pueblo santo como Belem, donde nace Sísifo de una flor fecundada por el viento, deja translucir entre otras cosas, la influencia del Nóbel Colombiano García Márquez, a quien Rangel ha leído con singular vehemencia y a quien conoció en sus tiempos de escritor incipiente, de quien recibió sus primeras lecciones formales de literatura, y a quien ahora dedica su obra. 3


Pero Salaberna de Rangel es un pueblo real. Existe. No es el Macondo, crisol imaginario donde García Márquez desarrolla su novela antropológica Cien Años de Soledad; Salaberna no es el Mundo de los Espejos que García Márquez toma de Jorge Luis Borges. Salaberna es el pueblo donde nació su esposa María Elena Carbajal. Incluso ella ha alimentado la imaginación de Rangel, con relatos de hechos verídicos que presenció durante su infancia en aquel pueblo de mineros; Salaberna no aparece hoy en los mapas del Estado de Zacatecas y el esplendor que tuvo cuando los norteamericanos administraron la explotación de oro y de plata, está en la cúspide de su decadencia. Rangel ha utilizado a este pueblo muerto que ahora lo describe com o “un cem enterio sin m em oria” en la m ayoría de sus obras. Pero en la Salaberna de Sísifo, nadie cree en su nacimiento prodigioso; sólo el mago Anacleto es capaz de aceptar el milagro. Él representa a los espíritus fuertes y receptivos, que son aptos para esperar la ruptura de las Leyes de la Naturaleza. Sísifo no es el anticristo, no es un santo: es un símbolo de la inmortalidad que todos anhelamos. Pero esa inmortalidad tiene diversas interpretaciones: es astronómica; filosófica y vegetal. Sísifo nace predestinado con un secreto poder que luego m anifiesta;tiene “un fuego interior”;el“D on delÁguila no descubierto”; es todo lo que el antropólogo Carlos Castaneda ha rescatado de las ruinas del tiempo; es Simeón del desierto de Buñuel; es usted o yo pero en la forma más pura. Es el hombre que busca la señal luminosa que le indique la manera de entrar en contacto permanente con la Divinidad. Sísifo descubre que es todo los animales de la naturaleza; ésta revelación trastoca los valores tradicionales de la Psicología contemporánea. Sísifo huye del mal que produce el placer de la carne; ese es un vicio del que fatalmente nadie escapa en este mundo esclavizado por los sentidos, cuyo sendero conduce al caos interior y a la autodestrucción. Sísifo es un moralista que vive 4


en un mundo indiferente y sensual. Se deja seducir por una joven prostituta que es la reina del strip. Ella lo ama pero renuncia a Sísifo porque una adivina le hace saber que él tiene un destino superior y que debe ser eternamente libre. Sísifo fue en la mitología de los Griegos, hijo de Eolo, el dios del viento. El Sísifo de Rangel es un viento sagrado que todos llevamos adentro, pero que ignoramos que existe. Es aquella parte de Dios que nos hace Genios. El señor Bárcenas, protector del niño-Sísifo, intenta penetrarlo como tratando de irrumpir en forma violenta en un mundo ajeno al suyo. Todo en Sísifo es simbólico, todo gira alrededor de un mundo mágico que pertenece a la Antropología Cósmica que el hombre moderno ha olvidado y que tiene su explicación científica en la clonación de Adán y Eva. La clonación ha comprobado lo que la religión enseñó sin ninguna prueba durante los últimos 10 mil años: que son posibles la resurrección física y la inmortalidad del hombre. El antagonismo entre la Religión y la Ciencia por fin ha terminado. La amenaza del mundo no son los hombres; ni los modelos políticos, ni los sistemas religiosos; nosotros somos juguetes del Destino Histórico creado por las manos que dieron origen al tiempo y a las cosas. El verdadero peligro son las ideas absurdas que estamos acostumbrados a creer. Por eso Rangel intenta rescatarnos; por eso Salaberna nace de un huevo depositado por la Noche sobre un mar de oro; por eso la Niña-Virgen procrea una estirpe nueva en el desierto, en medio de un cataclismo cósmico; por eso brotan de la tierra demonios prehistóricos que atormentan a los hombres; por eso el Diablo se arrepiente; por eso vuelve Sísifo a Salaberna para cerrar el Ciclo de los Tiempos, en espera de que el mundo necesite de otro Ermitaño que proclame el nacimiento prodigioso de un niño que brote de una flor fecundada por el viento. Rangel maneja con violencia la vida en la zona fronteriza, donde Sísifo tiene su primera experiencia sexual y donde

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sigue siendo “el niño puro que busca la verdad para proclam arla alU niverso”. Aquella zona de tolerancia es el Infierno de Dante; es un averno lleno de luz, de insana alegría, de muerte, de prostitución, de licor, de drogas, de almas que vagan como cadáveres en ese mundo de donde nadie escapa. Sísifo huye del pecado y entiende su misión Divina: Es el Séptimo Ángel que nace de una flor para observar a los hombres antes de tocar la última trompeta y antes de romper el Séptimo Sello. El destino de la humanidad se transforma al romperse la Dualidad, al fundirse todo en UNO. Es Hormuz que vence a Harimán en la Teología Mística de los Persas. Entonces se implanta un reinado de Luz, de Vida y de Verdad, entre los hombres para siempre. Salaberna deja de ser el ombligo del mundo; ya no se repiten las mañanas brumosas ni heladas, que representan el amanecer de la creación en el primer instante de la primera hora en que nace el Día de la Noche. Deja de ser el punto Geométrico donde la Eternidad Retrocede. La fuerza demoledora de su descomunal imaginación, que yo identifico con el Don de la Clarividencia, le permite a Rangel manejar los finos detalles de la Técnica Literaria: el tiempo; los personajes; las emociones; el escenario; las circunstancias y la omnisciencia del narrador. El uso del idioma se ha perfeccionado también. En lo particular creo también que Rangel ha entendido su Destino. Él sabe de alguna forma inexplicable para mí, que en algún día del futuro remoto, alguien entenderá su obra, porque él ha sido predestinado para ser creador de mundos y de ideas. Su misión es ahora dolorosa y frustrante, sobre todo porque Rangel vive en un mundo Salabérnico e indiferente a su creación intelectual. La vocación literaria de Rangel aparece poco después del movimiento estudiantil de 1968. De esa época son varios cuentos y poemas, que el autor ha guardado en el sarcófago

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del recuerdo. Yo admiro su tenacidad; admiro su persistencia en seguir escribiendo para un mundo insensible. Pero él sabe que está obligado a proseguir, porque así se lo exige su reloj biológico. Sísifo tiene una gran virtud: lleva al lector de la mano por el camino del vicio hacia el bien supremo; lo hace pasar por mundos que existen en forma insospechada en su propio espíritu. ¿Qué hace al escritor seguir produciendo su obra cuando el silencio es la única respuesta? Admiro en David Rangel, además de su literatura, su inmenso valor y el férreo entusiasmo con que se ha dedicado a cultivar esta vocación. Esa es su mayor virtud en un mundo provinciano, Salabérnico, que si acaso se conmueve es con lo que de afuera llega. Él vive aquí, edita sus libros aquí, quiere triunfar aquí, pero triunfar no como quien vende globos, chicharrones o tacos. Quiere triunfar como escritor que es; no quiere triunfar apareciendo sus fotos en los diarios como si fuera estrella de papel, o en la televisión como si fuera héroe electrónico. Él quiere triunfar como hacedor de ideas y creador de mundos. Es conmovedora su persistencia que, a mi juicio no es estéril pero sí frustrante. ¿Qué obra artística no lo es? Pero después de todo ¿Qué es el triunfo? En mi concepto es una realización interior. Saber que alguien leerá una página. Que alguien captará un pensamiento. Pero todo comienzo tiene un principio semejante. Todo hombre que ha triunfado en la vida, ha tenido necesariamente muchos fracasos, muchos instantes de soledad, de indiferencia, de frustración, de duda, de sinsabores, de abandono, de incomprensión. Quien desea encontrar la luz debe buscarla sin descanso. Más vale intentar mil cosas y fracasar mil veces, que vivir en la oscuridad donde no hay triunfo ni derrota. Cada libro que se publica es un escalón hacia la cumbre. Cada libro que no se publica pudiendo hacerlo, es un descenso hacia el infierno.

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La tarea del escritor es particularmente difícil. He conocido grandes literatos en situaciones económicas bastante deprim entes com o Efraín H ernández,autor de “Tachas” entre otros grandes cuentos y que desgraciadamente falleció sin lograr la consagración internacional que merecía. El tapatío Ramón Rubín, tiene una zapatería en Autlán, Jalisco, pero de vez en cuando nos deleita con algún libro de cuentos o novelas. Nuestro máximo escritor jalisciense y universalmente consagrado con dos libros: Pedro Páramo y El Llano en Llamas, Juan Rulfo, se mantienen trabajando en una dependencia oficial. Tal vez algún día vuelva a escribir otro. No sé, de otros que conozco, si verdaderamente su fama corresponde a la calidad de sus trabajos o se debe a un maniqueísmo publicitario. El tiempo le dará a cada cual lo que le corresponde. Por mi parte sólo he construido dos escalones: Detrás del Paraíso y la Dama de La Noche. Ambos son un espejo donde se reflejó mi imagen. Pero escribir también es vivir. Es una manera de devolverle al mundo lo que se ha vivido o una forma de concebir la realidad. “Living is easy nit eyes closed” (Vivir com o parásito es fácil solo hay que cerrar los ojos), dice una canción de Los Beatles y ello expresa una gran verdad; pero el escritor no puede vivir con los ojos cerrados a los fenómenos que sacuden al mundo. Por otra parte, como dice la canción de Otis Reding “ElM uelle de la Bahía”:N athing is G oing to Chance (N ada va a Cambiar), lo cual es cierto ya que sólo hay dos formas de alterar la realidad: Por necesidad histórica o por medios violentos. Todos esos fenómenos convergen en la producción literaria y en el intelectual que grita su verdad al mundo. El desordenado y brutal crecimiento demográfico, acentuó en el mundo la lucha por la supervivencia, adormeciendo la sensibilidad espiritual de sus protagonistas. Es difícil estremecer su conciencia.

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Él“Yo Acuso” de Em ilio Zola,defendiendo alcoronelD reyffus, no levantaría ámpula en nuestros días, como lo hizo en su época. Sin embargo, las injusticias y la desigualdad son mayores. Esa es la misión del escritor: explorar los caminos interiores y exteriores del hombre, para conocernos a nosotros mismos. Urge explorar a fondo el mundo que hemos construido y que heredaremos en breve a las generaciones del futuro. David Rangel cumple su Destino con fe y entusiasmo; yo cumplo el mío. Sé que él triunfará finalmente. Yo también lo espero, porque ambos transitamos por el mismo camino.

Octubre de 1983, Icaro Cisneros Rivera, Cinedirector y Escritor. San Luis Potosí, San Luis Potosí.

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1. NACIMIENTO

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UNO

Ese día el pueblo despertó con el rumor de que un niño había nacido en la cumbre de la montaña y los mineros que vinieron a contarlo dijeron que era hijo de una flor fecundada por el viento. El prodigio se propagó con la rapidez del asombro; las mujeres se santiguaron en las calles y se hincaron en el polvo frío de aquel amanecer inolvidable para rezar “U n Padre N uestro que estás en elCielo” y pedir que ese milagro sólo fuera una locura provocada por la borrachera del sábado. Los hombres más osados fueron a la Iglesia para levantar al sacerdote Perfecto Torres, con la intención de llevarlo a la cima, para que hiciera abluciones y practicara un exorcismo. Al escuchar los primeros relatos distorsionados ya por la excitación que había provocado el prodigio, el cura les pidió que actuaran con calma y que esperaran hasta que hubiera una confirmación del rumor. Salaberna era entonces un pueblo en agonía que ni siquiera aparecía en los mapas. Mucho antes de aquel amanecer, en el transcurso monótono del tiempo, nadie imaginó que un descomunal suceso como ese pudiera ser posible, porque ni aún en el oscuro pasado de su fundación lleno de leyendas insólitas y de cuentos sobre fantasmas y demonios siderales, hubo lugar para pensar en nacimientos prodigiosos. Luego de haber tranquilizado a sus fieles el sacerdote convocó a misa donde predicó sobre los hijos nacidos de manera milagrosa en el pasado como Krishna que fue concebido de manera maravillosa en el vientre de su madre la virgen Devaki, un día cuando cayó en un éxtasis profundo y oyó una música celeste, como un océano de arpas y de voces divinas; de repente el cielo se abrió en abismos de luz. Miles de seres espléndidos la miraban, y en el fulgor de un rayo deslumbrante, El Sol de Soles, Mahadeva, se le apareció en forma humana. Iluminada por el espíritu de los mundos, perdió el conocimiento, y en el olvido de la tierra, en una felicidad sin limites, concibió al niño divino; les contó de cómo fue engendrado Buda por un elefante blanco en la matriz de su madre y les dijo que Jesús, el Buen Jesús de Nazareth, había nacido de la virgen María por obra y gracia del Espíritu Santo. Y luego negó con toda su sapiencia escolástica que los niños pudieran nacer de las 11


flores. Para rematar su elocuente alegato les dijo: Los niños no nacen de las flores, mucho menos en invierno. Los creyentes se fueron a sus casas con el resquemor en el alma de que aquel prodigio fuera cierto; pero se acordaron que las únicas flores que se daban en la cumbre de la montaña eran rosas y pensaron en la confortante sutileza del señor cura cuando les dijo que las flores no nacen en invierno, mucho menos los niños. Y el cura debería de tener razón porque en esas fechas los rosales estaban secos, muertos. Era la época helada en que Salaberna se convertía en origen del mundo. Sin embargo, muchos decidieron esperar la comprobación del milagro. El rumor llegó temprano a la Casa Grande donde vivía y gobernaba el Patriarca José Guadalupe; muy de mañana su compadre Nicanor fue a darle el anunció. Con la cara descompuesta por la mala noche de interminables achaques, el Patriarca lo recibió en la puerta y le preguntó qué cómo estuvo lo de ese niño que nació de una flor. - Te lo juro compadre, así me lo contaron los mineros. José Guadalupe se puso serio. Se acordó entonces de aquellas leyendas de los demonios prehistóricos encerrados en una gruta, que al final resultó ser la ilusión de una borrachera. Su compadre era un hombre de baja estatura, de aspecto pícnico y bonachón, susceptible de creer cualquier cosa incluso las más descabelladas. Luego volteó a preguntarle: - Repítamelo más despacio, compadre, porque como que no acabo de digerirlo. - Mira compadre, los mineros... José Guadalupe lo interrumpió bruscamente para preguntarle: -¿Cuáles Mineros? - Jubel, Jeubel y Jubenal. - Ahora si nos vamos entendiendo, compadre. - Pues como te iba diciendo, compadre, ellos pasaron temprano... Nuevamente lo interrumpió su compadre para preguntarle: ¿Cómo a qué hora compadre? - Como a eso de las cinco de la mañana, compadre. - Ahora si nos vamos entendiendo, compadre. - Como te iba diciendo, compadre, pasaron muy de mañana y oyeron el llanto del niño y vieron como el Ermitaño lo sacaba de una flor, como si naciera de una mujer. Luego vieron que

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lo envolvió en unos trapos y lo metió cerca del fuego que nunca se apaga, ahí dentro de la cueva. El Patriarca se quedó pensativo. Sentía un profundo temor por el Ermitaño; por un instante creyó que era cierto lo del prodigio, pero luego le entró la sospecha de que aquello bien pudiera ser un cuento, y se lo dijo a su compadre: - A mí se me hace que el Ermitaño se tiró una canita al aire y ahora trata de encubrir su falta simulando lo del milagro, compadre. - Con el respeto que le tengo se me hace que no, porque la Juana María se le ofreció hace tiempo y no hubo nada, compadre. El Ermitaño ya está viejo y... El Patriarca volvió a interrumpirlo para preguntarle que cómo estuvo lo de la Juana María. - Es que a mí me lo contó Petronilo Cervantes; me dijo que él tuvo que hacerle el favor que no le hizo el Ermitaño, compadre. - Ahora si nos vamos entendiendo, compadre. Y volvió a la carga: - ¿Y tú que crees, compadre? ¿Piensa que puede ser un santo? - También puede ser uno de esos demonios de las leyendas antiguas. - Lo mejor es investigar bien. Así que iremos a ver al Ermitaño. José Guadalupe dejó a su compadre en la puerta, le ordenó a uno de sus peones que ensillara los caballos y entró para tomar un trago de mezcal y un poco de café. Iba a ir; después de todo, él era el amo de la comarca, debía estar enterado de cuanto ocurriese en sus dominios. De ser cierto sería el primero en tener amistad con ese niño prodigioso; de no ser cierto, él se encargaría de contarle a los demás, y su prestigio como jefe estaría a salvo; porque un hombre poderoso como él, debería tener a su servicio a un santo o a un demonio, y estaba obligado a ser el depositario de la verdad. Porque le había costado mucho sufrimiento llegar a ser el Patriarca; tuvo que vencer primero al dominio que ejerció el sacerdote; lo venció con dinero; luego tuvo que derrotar al poder sobrenatural que les inspiró el primer médico que llegó al pueblo, ese hombre vestido de blanco que curaba todos los males; lo venció con el poder de la muerte; ahora, en aquel primer domingo del mes, tenía que derrotar a un santo a un demonio, de cualquier manera era simplemente un enemigo 13


más que opacaba su soberanía y el esplendor de su imperio. A esa misma hora pero en el corazón del pueblo, el médico Anastasio Segovia también recibió la noticia; la tomó con calma y les explicó que para que un niño nazca debe de hacerlo como todos, primero debe formarse en la matriz de la m adre;debe de esperar nueve m eses y luego “chum ”,les dijo. Y agregó en su disertación el hecho de que en el invierno no hay flores en esa región. Aspiró un poco de aquél aire matinal que olía a montaña seca y se frotó las manos para calentarlas cuando una ráfaga de viento lo atacó por sorpresa; luego les dijo: - A mí se me hace que el Ermitaño se cansó de la soledad y ahora desparrama el rumor de un prodigio para no decir dónde se reprodujo. Los arrieros que habían oído del romance frustrado de la Juana María, le contestaron que el Ermitaño ya estaba viejo para andar en esas danzas; ya no le gustan las mujeres, es más, dice que ya no se usan. El médico se rió y pensó que hasta él tenía derecho a satisfacer sus urgencias. Luego les dijo con voz grave que había que confirmar el prodigio. - Iremos a la cumbre de la montaña. Cerca del mediodía el sacerdote Perfecto Torres desayunaba como de costumbre sus huevos de codorniz, para cuidar que su sangre no se llenara de colesterol. Luego de oficiar la misa comprendió que el relato del prodigio había excitado al pueblo hasta convertirlo en un enjambre de abejas; las mujeres, por su naturaleza más susceptible, se lo contaban con tanta avidez cuidando de no ser escuchadas por los niños, a quienes el último maestro les había dicho que los traía la cigüeña de Paris que era un país muy lejano. Los infantes en su inocencia y con un marcado asombro le habían preguntado que qué era una cigüeña. El profesor les ilustró y les dijo que era una ave grande y flaca, pero resistente. Todos quedaron muy tranquilos con aquella irrefutable explicación. Pero ahora el prodigio había rebasado los límites de control de la fe; de la ciencia y del poder político. El sacerdote terminó de comer y salió a caminar por aquellas calles empolvadas y frías. Y se acordó de la primera vez que vio el pueblo a lo lejos; era un pueblo común y corriente, lleno de gente humilde que se dedicaba a la reproducción de niños, al trabajo en las minas y a la oración piadosa. Ese pueblo que había conocido 50 años atrás, había cambiado mucho. Ahora 14


sin rubor discutían sobre si las flores podían parir niños. Cuando llegó el pueblo tenía 81 habitantes; luego fue creciendo y entonces declinó su esplendor, cuando las minas se fueron secando. Total, que ahora era el mismo número de personas, que casi tenían la misma edad, porque los más jóvenes se fueron a buscar fortuna. Era un pueblo condenado a repetirse cada 50 años. El sacerdote llegó sin darse cuenta porque iba sumido en su meditación, hasta la plaza principal, donde escuchó el alboroto de la gente. Se acercó y le preguntó a Donaciano que cuál era el motivo de la bola. Sin más le contestó: - Nos estamos preparando para ir a la cumbre de la montaña. Iremos a comprobar si lo que dicen los mineros sobre el nacimiento del niño es cierto. El sacerdote los paró en seco: - ¡Porqué deben ir si puede ser una farsa! - Es que... - ¿Y puedes tú decirme si los mineros vieron al niño? - No sabemos su lo vieron. - ¿Lo vieron moverse, lo tocaron? - No sabemos. - ¿Entonces qué? - Entonces porqué hay tanto alboroto y todos quieren ir como si fuera una peregrinación al Santuario de la Virgen María. - Porque en cierta manera le creemos al Ermitaño. Hasta hay quienes dicen que es un santo de a de veras; de esos santos que antes andaban entre la gente y que eran de carne y de hueso. El sacerdote guardó silencio y pensó que él también debería de ir. Se acordó que la leyenda sobre el Ermitaño era antiquísima; muchos decían que había escapado a la cima de la montaña cuando comenzó a brotar la materia de la nada. Decían que él había sido creado junto con el mundo y que por lo tanto era poseedor de los secretos antiguos. Cuando llegó a Salaberna no se preocupó jamás por el Ermitaño; lo creía y lo creyó, víctima de una locura de amor; nunca se metió con la Iglesia ni con él; era un hombre solitario a quienes los mineros y los arrieros alimentaban por piedad; jamás bajó de la montaña ni se metió con la fe; era uno de esos locos pacíficos que nunca faltan en los pueblos. Pero ahora se estaban volviendo peligrosos. Así que volvió a la Iglesia pensando en que de ser cierto el prodigio, debía de enviar un 15


informe detallado al sacro Colegio Vaticano. Sus reflexiones fueron interrumpidas por la voz angustiada de una mujer que le dijo: - Apúrese, padrecito, que se nos está muriendo Doña Chona. El único que creyó en aquél nacimiento prodigioso fue el mago Anacleto; él logró comprobar mediante sus tablas astronómicas que la luz de la estrella de Sirio había iluminado el punto Geométrico en donde el niño nació de la flor fecundada por el viento; supo que una nueva época se acercaba a la humanidad; buscó en los documentos antiguos que hablaban de los Misterios olvidados por la civilización y no encontró una clara respuesta; Él creía. ¿Pero en qué? No estaba seguro de cuál era la misión de aquel infante, sin embargo su corazón le indicó que tenía que conocerlo. Y se preparó para ir a la cumbre de la montaña.

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DOS Hubo un tiempo en que Salaberna se fue hundiendo en el abismo de la nostalgia; se fue muriendo por la repetición interminable de los actos; los días se volvieron un suplicio tan profundo, como en aquellos días en que los Argonautas desembarcaron en América y tuvieron que enseñarles a los indígenas el arte de la agricultura. Entonces Salaberna y sus 81 habitan se fueron sepultando en vida y muchos llegaron a comprender que habían nacido póstumos. El tiempo cíclico de los Griegos, con toda su fatalidad, por fin los había alcanzado. Los mineros estaban destinados a ser mineros; entraban a las cuevas y sacaba el oro y la plata que los gringos se llevaban; las mujeres se pusieron a parir como si fueran conejas; los niños se hicieron adultos y los que se quedaban remplazaban a sus padres en las cavernas; las minas se fueron fatigando por el cansancio de la tierra explotada y a punto de convertirse en un pueblo muerto donde únicamente merodean las serpientes y los fantasmas de los gambusinos que fallecieron en los interminables derrumbes de los tiros, llegó el milagro de la supervivencia: el cine. Daniel Carbajal decidió irse para siempre de Salaberna. Las gentes que lo vieron marcharse en uno de los tantos ocasos de las tardes iguales, también lo miraron regresar con su mujer y sus hijos y su inseparable mula renca de gambusino solitario. Pocos creyeron que volvería para meterse en su casa de adobe que más bien parecía sarcófago de vampiro. Se fue con 100 kilogramos de oro en sus alforjas; en esos días no era insólito que alguien acumulara una fortuna tan cuantiosa, porque el oro era tan abundante que había perdido su valor. La moneda tradicional y codiciada era el mezcal; ese néctar brujo que hacía olvidar la miseria del presente; hasta los hijos habían perdido su valor como fuerza de trabajo; las muchachas casaderas del pueblo, inventaron el matrimonio como forma de matar el aburrimiento y para combatir la ociosidad del desempleo y también para comer gratis. La tarde en que Daniel dejó el pueblo y se llevó a su mujer y a sus 15 hijos y a su inseparable mula, sacudió el polvo de sus botas en la salida del pueblo, como diciendo que en sus 40 años de vivir ahí, nunca había sido tan feliz a pesar de que ahí estaba enterrado el padre de 17


su padre y donde había encontrado un refugio cálido y seguro para escapar del hambre que reinaba más allá de los cerros donde principia el mar. Quienes lo vieron alejarse con sus alforjas llenas de un oro que no se come, fueron a contar que iba sonriendo y cantando una de esas canciones que cantaban los antiguos hombres del Pleistoceno y que les habían llegado hasta ellos por algunos extraviados habitantes de la Tierra de Mu. Por fin uno de ellos había roto el hechizo de habitar en un pueblo prehistórico que la leyenda había hecho nacer de un huevo depositado por la Noche sobre un Mar de Oro. Pero Daniel Carbajal sintió por dentro que el corazón se le estaba deshaciendo; y luego de cruzar montañas y valles y desiertos y mares y toparse con animales que jamás imaginó que pudieran existir, sintió la nostalgia por su pueblo; sintió que se moría antes de la fecha anunciada en las estrellas y entendió que su destino estaba ligado al infierno de piedra, que como amante mujer lo había hospedado desde siempre, desde que su primer descendiente aspiró aquél aire de montaña árida. Cuando por fin pudo ver lo que el Ermitaño llamaba la civilización del automóvil, Daniel Carbajal percibió un aroma dulzón en el ambiente; luego se topó con una hilera de personas que caminaban como hormigas, entonces supo que los gringos habían invadido esta otra aldea para construir una fábrica de azúcar. Esa noche Daniel Carbajal salió a caminar por las calles del pueblo; a cada rato abrazaba a su mujer y a sus hijos, asustados quizá por la brillantez de los focos. Más tarde escuchó que un hombre multiplicaba su voz en una cosa, opacando incluso el murmullo de la multitud; a pesar de que el griterío se convertía a veces en un monstruo, Daniel alcanzó a escuchar que el mismo hombre anunciaba el milagro del siglo, recién descubierto por los norteamericanos: el cine. Tuvo que pagar un poco de oro para que lo dejaran entrar por que pensó que él debería de mirar aquel prodigo. A pesar de su dolor de cabeza entró a una especie de establo donde había sillas de madera y bancas acomodadas frente a una sábana blanca: cuando el local estuvo lleno, el hombre de la voz que se reproducía a través de un aparato, empezó a manejar una máquina a la cual daba vueltas con una manija y que dejaba escapar una luz brillante donde brotaban, incesantes, imágenes. Daniel se asombró con el prodigo de tal manera, que fue a tratar de tocar la sábana blanca. Era tal su emoción que al final se acercó al hombre 18


que le daba vuelta ala manija y le preguntó con marcada inquietud: - ¿Qué es? - Es el cine. - ¿Qué es el cine? - Es una maquina para detener el tiempo y reproducirlo cuando quieras. - Yo quiero tener una. - Te la vendo. - ¿Cuánto quiere? - ¿Cuánto tienes? - Esto. - ¿Qué es? - Un costal. - Ya sé que es un costal, ¿pero que tiene adentro? - Oro Y así fue como Daniel Carbajal regresó de nuevo Salaberna; pero esta vez además de su mujer y de sus hijos y su mula, llevó la máquina para detener el tiempo y poder reproducirlo cuando quisiera. En esos días el pueblo embelesado con aquel prodigio, se agrupaba noche tras noche en la carpa que había levantado Daniel y no les importaba dejarle su cargamento de oro, ya que lo más valioso era mirar cómo ese hombre chaparrito y bigotón, que usaba un raro sombrero y un bastón, era perseguido por perros, policías, automóviles y mujeres. Pronto Daniel recuperó con creces su fortuna. Pero las siete películas se fueron gastando y de tanto cortarlas se fueron reduciendo al mínimo hasta que ya no se podían proyectar. Entonces Daniel pensó en buscar de nuevo el camino a la civilización. Un buen día su mujer le dijo con aire triunfal: - Estamos igual que antes - No es cierto, Catalina, los hicimos felices. - Pero ya no somos los mismos. - Es cierto somos más viejos y nuestros hijos son más grandes y mi mula renquea más. - ¿Entonces? - Entonces es como si hubiéramos perdido el tiempo. - Te equivocas, mujer - ¿Y qué ganamos? - Logramos vivir a nuestra mejor manera.

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TRES La cueva del ermitaño estaba a dos mil metros de altura sobre el nivel del mar. Desde la entrada sus negros ojos como alas de cuervo, observaron el ascenso penoso de la multitud. Aquellos puntos insignificantes en un principio, se fueron haciendo formas definidas. La peregrinación era encabezada por el Patriarca José Guadalupe, por el Sacerdote y por él medico. Entre ellos, sigilosamente, estaba el mago. En el trayecto hacia la cumbre, los más antiguos se acordaron de un muchacho que 60 años antes, con la muerte del sol, había dejado el pueblo para refugiarse en algún lugar de la sierra. Iba vestido con una túnica de manta. Pero no sabían con certeza si era el Ermitaño, a quien muchos hacían nacer de un fragmento de materia suelta cuando el mundo fue creado por el acto de auto contemplación de Dios. Muchos años después, los mineros vieron por primera vez el Ermitaño; en un principio comía raíces y arbustos; luego los arrieros le llevaron alimento por piedad. Dicen que la soledad lo fue haciendo más sabio de lo que ya era; la leyenda cuenta que nunca envejecía así fue desde un principio: los mismos ojos de ala de cuervo; la misma boca delgada; la misma barba blanca-gris; el mismo cuerpo flaco; el mismo pelo largo que le arrastraba hasta los talones; los mismos dientes blancos que brillaban por las noches como si fueran una colonia de luciérnagas y sobre todo, la misma edad. Luego los arrieros y los mineros se fueron deteniendo para pedirle consejos que nunca les negó; pero no se metía con la fe ni con la ciencia y a pesar de que cobró fama, siguió siendo un solitario. Una vez el Patriarca quiso llevárselo para el pueblo. El Ermitaño le dijo que no que muchas gracias. Otra leyenda lo describe como huyendo hacía el cerro por que le dolió la traición de Maria Eusebia, la mujer que quiso y con la que iba a casarse y que se le fue con uno de los gringos que administraban la mina; Decepcionado tomó lo único que tenía y que era su túnica blanca y un libro antiguo que hablaba sobre Visnú y se fue a meter, para siempre, en aquella cueva abandonada y que una vez fue paso a la veta más rica de la región, hacía unos 500 años. El Ermitaño vio la caravana de hombres y de mujeres que se acercaban a la cueva; fascinados por la fiebre del prodigio olvidaban la fatiga del ascenso. El Ermitaño les 20


inspiraba temor; otros pensaban que había sufrido un acceso de locura, o que el mal de Caín le había llegado demasiado pronto pero era indudable que para bien o para mal, había ocurrido aquel descomunal suceso en Salaberna. El primero en alcanzar la cumbre ya entrada las sombras fue el médico. Contraria a lo que siempre había creído, la caverna estaba profusamente iluminada. En los muros diáfanos vio pinturas de una insuperable belleza, que el Ermitaño había creado con tozuda paciencia. El fuego eterno que fluía de las entrañas de la tierra, se debía a que había encontrado una formación de gas natural, que le permitió encender en forma simultánea varias grietas diseminadas en la cueva: Lo vio bien. Estaba sentado frente ala fogata que parecía manar incesante de entre las rocas; la llama de color azul le iluminaba el rostro dándole un aspecto de inmortalidad. Todavía conservaba aquella túnica blanca bordada con llamativos colores, que según la leyenda se regeneraba con la entrada de la primavera. Volvió a verlo, Y jamás, ni en las horas de su mayor remordimiento, olvidó que el Ermitaño se fue desvaneciendo ante sus ojos hasta convertirse en un punto luminoso y tétrico en medio de las sombras densas de su conciencia. Se impresionó; pero él, graduado en la Universidad de Barodia, era un hombre civilizado que había vencido el miedo a lo desconocido y a la superstición y estaba seguro de que cada suceso tiene una explicación dentro del Universo lógico que le habían enseñado a comprender, mediante la disección de la ciencia. Venció con prontitud aquel terror inexplicable y se consoló pensando que era producto de la fatiga y de la contaminación ancestral de las leyendas insólitas propaladas por los nativos. Se acercó hasta estar a unos dos metros del Ermitaño y le preguntó: - ¿Es verdad que ha nacido un niño de una flor fecundada por el viento? - Tú lo has dicho. - ¿Pero es cierto? - Lo es. Ha nacido Sísifo. - ¿Sísifo? - Sí. - ¿Y quién es él? - El secreto de la manipulación de la vida. La inmortalidad del Alma de todos los hombres. La resurrección física. - No logro entenderte. 21


- Un día lo entenderás. - ¿Puedo verlo? - ¡No! Ahora no. Él bajará un día de la montaña sagrada para confundirse con los hombres. El médico se quedó viendo el vacío de aquellos ojos negros; buscó en su rostro y en su cuerpo algún síntoma de patología. Pensó que la mente es algo tan compleja que puede ser afectada por la soledad. No encontró ninguna manifestación exterior de locura, por el contrario, le pareció que aquel cuerpo ajado por el tiempo y el martirio del ostracismo, emanaba una violenta fuerza espiritual. Volvió a la carga: - ¿Cómo pudo haber nacido un niño de una flor? - Para Dios nada es imposible. - ¡Pero es contranatural! - ¡Silencio, Blasfemo! Dios convirtió el caso en un Edén; hizo al Universo de su propia auto contemplación; ordenó que la mula de Balám hablara; hizo concebir a Sara a los 90 años cuando ella era estéril; hizo brotar agua de una roca; detuvo el Sol: Dios puede hacer lo que él quiera. Creó de la nada millones de Galaxias, de planetas, de especies; hizo que las estrellas nazcan como huevo de una sola matriz; que las Galaxias colisionen y se fecunden entre sí; que haya burbujas de agua brotando de cataclismos cósmicos y de soles ardientes; Adán y Eva son clones de Dios depositado en el Paraíso; hizo los Hoyos Negros y los gusanos del tiempo; nos reveló de una vez y para siempre el secreto de la Efigie. - Sí, lo entiendo... pero... - Has venidos en paz. En paz vete. - Quiero examinar al niño. - Es imposible. Si acaso vives verás a Sísifo bajar de la montaña y podrás contar su historia fabulosa. - ¿Y si no fuera cierto? - El se manifestará a su tiempo y muchos lo aceptarán. Ahora, ¡vete! Persuadido por la terquedad del Ermitaño el médico dio la vuelta y salió de la cueva arrastrando los pies. No tenía ningún caso rendir un informe a la Comunidad Científica sobre un prodigio que no pudo comprobar. Para que molestarlos con declaraciones de fe. Cuando iniciaba el descenso entró a la cueva el Patriarca José Guadalupe, su compadre Nicanor y las autoridades del pueblo. El descomunal poder político que había heredado se perdía más allá de la noche de los tiempos de la Conquista, cuando sus 22


antepasados se habían proclamado como los gobernantes del mundo recién descubierto; fueron ellos los que encontraron las vetas más ricas de la región y fueron ellos quienes fundaron el pueblo con los vestigios humanos de las civilizaciones superiores desaparecidas por el hundimiento en el mar de la tierra de Mu; Salaberna quedó entonces situada a 3 mil metros del mar en línea recta y cuando cambió bruscamente el eje de la tierra a causa del Diluvio Universal, brotaron las montañas gemelas de donde por mil años fluyó leche y miel. Antes de acercarse al Ermitaño, se despojó en forma solemne de su sombrero confeccionado con tela de terlenka siendo imitado por los demás. Luego, despacio, con una inflexión de voz, poco usual en él, le dijo: - He venido a dar fe del prodigio. El viejo alzó los ojos. El déspota creyó ver que ardían como llamas del infierno. Entonces respondió: - El no necesita de certificados humanos. Él es único. - No me has entendido, Ermitaño, queremos conocerlo. - Lo conocerás a su tiempo. - ¿Para qué ha nacido? - Nació para gobernar. - ¿En éste pueblo? - No, en el mundo. - Entonces debemos llevarlo con nosotros. - ¡No! Él tiene trazado su propio destino. - Pero nosotros debemos darle educación... De súbito el Ermitaño lo interrumpió para gritarle: - Él tiene su propio destino manifiesto. Encontrará el conocimiento que debe poseer a su tiempo, ¿no has entendido que Sísifo no es humano? - ¿Sísifo? - Sí, el niño. - Entonces, ¿qué podemos hacer por él? - Nada. Absolutamente nada. Su porvenir es ciertamente doloroso, pero es parte de su educación. Has venido en paz, en paz vete. El Patriarca creyó entender que aquella expresión era una forma muy elegante de decirle adiós. Era también una orden. Sin atreverse a replicar y subyugado por la fuerza interior del Ermitaño, di vuelta y se encaminó hacia la salida. Antes de iniciar el descenso junto con su séquito que durante la conversación con el Ermitaño permanecieron siempre en 23


silencio, escuchó una profecía que jamás olvidó y que intentó sepultar en lo profundo de su alma: - “Tú conocerás a Sísifo,pero no lo recibirás en tú corazón”. Poco después entró el sacerdote. - Ermitaño he venido para comprobar el rumor de que un niño ha nacido como el polen, ¿es cierto? - Lo es. - ¿A que se debe prodigo? - Dios lo ha hecho. - ¿Y como lo sabes? - Él me lo ha revelado. - ¿Me insinúas que forma parte del plan de Dios, para el hombre del futuro? - Tú lo has dicho. - ¿Es acaso el Anticristo? - No. - ¿Su nacimiento está inscrito en alguna profecía? - Sí. - ¿En cuál? - En el libro Eterno conservado en el Cielo. - La iglesia no ha recibido jamás, una revelación de tal naturaleza. - Pero Dios modificara sus planes para los últimos días. - ¿Puedo conocerlo? - No. - ¿Entonces cómo saber que es cierto lo que dices? - Tú lo verás en tiempo designado por Dios. - Creo que mientes. - Ad Mayorem Dei Gloriam. - Te Credo Quia Absurem. - Dixie. - Ex Nihilio Nihil - Felix Qui Potuit Rerum Cognocere Causa. - Res Non Verba. - Quod Scripsi. - ¡Vae Soli! - Id Est, In Aeternum. - Diem Perdidi. Diciendo esto el sacerdote se volvió hacia la salida y con premura abandonó la cueva. Iba convencido de que el Ermitaño se había vuelto loco y que el rumor sobre el niño nacido en forma prodigiosa, era producto de su mente 24


enferma por la soledad. No tenía caso inquietar ala Iglesia, con una maravilla que no había comprobado. Enseguida un grupo de magos, hechiceros, pitonisas y curanderos, que se habían reunido convocados por el milagro, entraron a la caverna para preguntar al Ermitaño sobre el prodigo. Luego de intercambiar palabras cordiales le interrogaron sobre la hora, la fecha y ellugar de nacim iento.“N ació a las cinco de la m añana del 11 de diciem bre”,les dijo.Entonces com enzaron a indagar mediante la Cartomancia y la Astrología. Se hizo un silencio como media hora. Luego de consultar sobre el significado del nacimiento insólito y de comprobar la posición de los astros, llegaron a la siguiente conclusión: Nació bajo el signo de sagitario, en el preciso instante en que una lluvia tierna de Estrellas de fuego, cayó sobre la tierra. Su nombre Astral es ajenjo. Ha nacido para cumplir una misión Divina en el último día del mundo. Antes, tendrá que contaminarse con toda la maldad de los hombres, si logra sobrevivir a las pruebas que se le han reservado, entonces cumplirá la profecía. De lo contrario, llegará a perderse en el anonimato de la multitud. Volverá aquí para encontrar el manuscrito redactado desde antes de la fundación de Universo, en el cual encontrará la respuesta al Misterio de Dios. Otra vez el silencio denso. Luego la voz del Ermitaño. - Ustedes lo han dicho: ¡Sísifo sobrevivirá!

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CUATRO

La guerra comenzó en octubre y hasta Salaberna llegó el eco apagado de los primeros disparos. Por instrucciones del Gobierno el médico tuvo que marchar al frente; luego le siguió el sacerdote, hasta que por fin en una de aquellas inagotables tardes, llegó un piquete de soldados a cuyo cargo iba un oficial mal encarado, para hacer lo que sería una de las tantas levas. Pero luego de participar en las escaramuzas los hombres volvían al pueblo, fatigados de andar en la bola. Era una guerra sin ideales. Finalmente la paz regresó al país y los muchos sobrevivientes recordarían con horror aquellas muertes inútiles en los campos, de batalla. Fue entonces, por esa época, cuando Sísifo bajó de la montaña. Descendió un mediodía con el equinoccio, de primavera, tal como estaba escrito. Muchos años después de aquel suceso, el sacerdote Perfecto Torres me dio quizás la, única descripción que hay de Sísifo, cuando pudimos encontrarnos en el Monasterio de Lyón, donde había ido a pasar los últimos años de su vida. Me extrañó que pudiera recordarlo con tanta precisión; me dijo que era un muchacho alto, delgado, de cabellera rizada de color oro; sus ojos tomaban extrañas tonalidades que iban del blanco al rojo salvaje y luego al azul cielo Su piel era blanca, casi transparente; su voz era cantarina y sonaba en ocasiones a murmullo de hojarasca. Dijo que era demasiado alto y fuerte para su edad. Luego se acordó que vestía una túnica de manta bordada con símbolos astronómicos y que parecían representar la Cosmogonía de la Biblia. También me contó que el Ermitaño se había consumido lentamente, para darle su vigor y su sabiduría por herencia; dijo que Sísifo le había revelado que él y el Ermitaño se habían vuelto uno. Recordó también durante su charla conmigo, que Sísifo le platicó como el Ermitaño lo había alimentado con la energía cósmica de la Estrella de Sirio y que le había enseñado los secretos de la naturaleza; luego hizo una pausa para buscar en el arcón de la memoria y finalmente me preguntó que porqué estaba interesado en Sísifo, le contesté que yo, Basilio Rentería, trabajaba para una Organización Internacional que estudiaba los, hechos insólitos y que buscábamos a Sísifo. No le dije la verdad porque se hubiera alarmado. El buen 26


hombre me creyó y me reveló que en la biblioteca del Obispado de Cataluña había un libro escrito por el médico Anastasio Segovia, en donde relataba los pormenores de su vida en Salaberna. Incluso me dijo que la palabra Sísifo no provenía del Griego como muchos eruditos pensaron años después del cataclismo cósmico que sepultó para siempre a Salaberna y que hizo emigrar a sus habitantes a la civilización. "La voz Sísifo proviene del antiguo dialecto Celta que significa la confirmación de la Divinidad", me dijo, luego comenzó a divagar sobre su ministerio en Salaberna; se acordó de la lucha encarnizada que tuvo contra los Demonios prehistóricos que salieron por las grietas en la tierra que abrió el aerolito; de como las aguas se volvieron amargas y de como el eje de la tierra se inclinó, por segunda vez en la historia de la humanidad, para convertir al Tibet y a Tihuanco en puertos marítimos asfixiados por la soledad de las alturas. Entonces se recordó que el Ermitaño bautizó al niño como Sísifo y me dijo que llegó descalzo al pueblo con unos libros amarillentos por el tiempo debajo del brazo; se acordó de su entrada al pueblo en medio. De la excitación natural y antes de dormirse con un sueño agónico, me contó que Sísifo había violada por el señor Bárcenas. Cuando salió del Monasterio una luz crepuscular bailaba, sus paredes; el viento, helado de la tarde me golpeó el rostro y sentí una profunda nostalgia; vi las calles, empedradas y húmedas que asimilaban los últimos rayos del sol; vi los muros de piedra de aquellas casas y junto con el pasto verde y sus formas de ataúd, vi el rostro cadavérico de sus moradores. Entonces entendí que el hombre habita en cementerios sin memoria. Y seguí buscando a Sísifo en el mundo, para terminar con la Maldición que llegó con él en aquella mañana de su nacimiento prodigioso.

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2. VIDA

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UN0

Los pasos de Sísifo resonaron sobre la calle húmeda y mientras intentaba escapar de los recuerdos infames sus pies envueltos en zapatos de trapo levantaban pedazos de lluvia estancada. Caminaba despacio con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón gris, de un color gris como aquella tarde fría; su camisa raída por el tiempo estaba empapada; sus ojos miraban hacia el horizonte y al asimilar en su mente la imagen del pueblo, le pareció un lugar sombrío y desierto, sombrío y desierto como su espíritu. Inconscientemente caminó hacia la salida en busca dé otro lugar y de otras gentes; pero en su interior sabía qué era una fuerza descomunal quien lo empujaba a huir de aquel infierno de seres y de cosas; estaba hastiado de ese pueblo monótono y de sus habitantes, que en un principio lo habían recibido con euforia y que con el paso del tiempo ante la imposibilidad de recibir los milagros que pedían, lo habían humillado de la manera más vil. Cuando a los doce años bajó de la montaña, el Patriarca José Guadalupe lo fue a recibir con pompa y gloria; luego, cuando entendió que la misión del niño no era la de satisfacer sus caprichos políticos, lo echó de su casa para que rodara por las calles prehistóricas de Salaberna. Entonces lo recibió con suma compasión el sacerdote y lo llevó a vivir a la sacristía del templo, hasta que le consiguió alojo con la familia Bárcenas. Años después en los días de su mayor esplendor, Sísifo recordó aquélla noche brumosa en que fue al cementerio del pueblo para buscar las tumbas de sus padres, porque en ese entonces él tampoco comprendía su destino supremo. La familia Bárcenas estaba integrada por los padres y tres hijos; cuando se hicieron cargo de él Sísifo tenía 13 años. Le construyeron un cuarto de ladrillos de adobe en el patio de la casa. Siglos después, un instante antes de que reencarnara, Sísifo recordó con toda intensidad el aroma de los azahares y el sabor dulzón de los mangos manila que todos los días comía con avidez. Fue en esa época en que comprendió que la verdadera felicidad es la contemplación de la naturaleza y que la búsqueda del hombre se reduce a una sola frase: la armonía con lo creado. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una ráfaga de 29


viento; se contempló en la soledad de aquella noche esperando inútilmente en la carretera, que alguien lo llevara lejos y para siempre de aquel pueblo. Esperó hasta el amanecer; por fin fatigado y con las ropas mojadas decidió regresar al único lugar donde podía. Allí, dormido, lo sorprendió el sol de mediodía en el atrio de la Iglesia. Una voz que le era conocida lo despertó. Luego de que hubo salido de su letargo, Sísifo se incorporó y rompió en llanto, el sacerdote intrigado le preguntó que cuál era el origen de su tristeza. Sísifo guardó silencio. Le apenaba contar las cosas que le habían sucedido en la intimidad de su cuarto; el sacerdote le impetró a que hablara, Sísifo expresó en su rostro las seis emociones fundamentales del hombre y sus labios se apretaron más; permaneció inmóvil como si se hubiera convertido en una estatua de piedra; en forma mecánica se alisó el cabello y sus ojos dejaron escapar abundantes lágrimas antes de poder decir: Quiero confesarme. Luego de pasar al interior del templo, el sacerdote se percató de que las ropas de Sísifo eran viejas y que usaba zapatos fabricados con trapo. Extrañado por su aspecto miserable le dijo que qué pasaba con su vestimenta. Sísifo le respondió brevemente que era la ropa qué estaba a la mano cuando había huido de su casa. La iglesia era pequeña y estaba adornada con retablos de santos de todos los tiempos; los mineros habían decidido en una parranda colectiva que fuera dedicada, a San José quien era tradicionalmente el santo patrono de los carpinteros pera buscando un mejor benefactor llegaron a la conclusión de que San José estaba más cerca de Dios por ser el padre humano de Jesús. Así que lo seleccionaron para que fuera el guardián de las vidas y casas e hijos de los mineros de Salaberna. El sacerdote se sentó en el confesionario que había sido construido con madera de acacia de importación. Tenía forma rectangular y medía unos dos metros de altura por un metro de ancho, Sísifo se hincó sobre un tablón protegido con algodón forrado de hule. Y entonces dio rienda suelta a su tragedia. Por principio de cuentas le dijo que el hombre a quien había considerado como su padre entró a su habitación cuando él terminaba de bañarse. Luego comenzó a tocar su cuerpo desnudo. Él le dijo que tenía miedo. El hombre gordo de baja estatura calvo y de sonrisa perversa trajo una botella de licor. Con palabras melosas lo incitó a que bebiera con la promesa de que eso le espantaría el 30


miedo. Sísifo bebió aquel líquido ardiente que poco después le provocó el vómito. Sin embargo y a pesar de su malestar, el hombre le acarició su virilidad al tiempo que le decía que ya eres todo un toro en brama. Sísifo terminó la confesión, relatando su fuga violenta de aquella casa que ahora supo, nunca fue suya. El sacerdote se quedó pensativo. No podía creer que Prisciliano Bárcenas fuera homosexual. Él lo conocía desde hacía años. Era miembro distinguido de la comunidad y se había caracterizado por ser un hombre metódico y de buenas, costumbres. Recitó largos fragmentos en latín le dio la absolución y le pidió que para expiar su pecado rezara tres Aves Marías y un Padre Nuestro. Asimismo le aconsejó que lo mejor fuera volver a la casa de sus "padres" y le prometió que él mismo arreglaría el asunto. "No puedes dejar tu vida estable por una equivocación", le repitió antes de abandonar el confesionario. Luego abrazó a Sísifo y ambos salieron. El padre lo invitó a comer y le dijo que por la tarde volvería la lluvia. "Más vale que te quedes aquí, en la Casa de Dios, hasta que se arregle tu regreso", le recalcó antes de dejarlo solo. Sísifo se quedó confuso, pensó que el sacerdote debió haberle ayudado a dejar para siempre aquel extraño infierno. El desconcierto de Sísifo, estaba fundado en su escasa información sobre la sexualidad. Carecía de marcos de referencia, pero su intuición le advertía que los sucesos de aquella noche eran perversos. Pasó el día jugando Ping-Pong con los muchachos de su edad que frecuentaban la parroquia. Al anochecer, el sacerdote volvió a llamarlo. He hablado con el señor Bárcenas, le dijo, y me ha contado cosas diferentes sobre el incidente del viernes por la tarde. Me juró y perjuró, que te había sorprendido en la cocina, tomando algunas monedas propiedad de la señora Esperanza. Y que al encontrarte robando hubo una discusión bochornosa que él está dispuesto a olvidar, si regresas y prometes no hurtar más. Sísifo palideció. Sus Músculos se tensaron y lleno de ira le dijo: ¡Miente! Jamás en mi vida he robado. Lo que pasa es que trata de ocultar lo que hizo. Toma las cosas con calma, le respondió el sacerdote, el incidente no es para hacer una tragedia. Además, el bondadoso señor Bárcenas te ha perdonado. Vuelve. Es lo mejor para ti. Yo sé lo que te digo. ¡Nunca! Voy a irme de este pueblo para siempre contestó Sísifo.

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- Si te vas, estarás aceptando que intentaste robar. Y recuerda que estás por terminar la escuela primaria, lo que sin duda te afectaría en el futuro. - Prefiero irme, padre. - Será tu decisión. - Es mía. - ¿Y a dónde vas? - A cualquier parte. - Estás comenzando tu vida, no puedes desperdiciarla con tu inestabilidad. - No fue culpa mía, ha sido el señor Bárcenas. Él me hizo lo que le he contado en confesión y usted debe creerme. - También él se ha confesado. - Mintió. - Dios juzgará. - ¿A quién? - A los dos.

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DOS Antes de que la lluvia comenzara Sísifo enfiló por la carretera con rumbo hacia el norte. Llevaba la vieja ropa que pudo rescatar, cuando escapó presuroso del señor Bárcenas. Eso era todo. Caminó por espacio de 10 kilómetros, hasta que el chofer de un camión de carga, se detuvo a su señal de llevarlo como pasajero extra. Era un hombre alto y robusto, de pelo cano. Con cierto recelo, Sísifo abordó el camión y se sentó cerca de la ventanilla. El hombre comenzó, a platicar sobre cosas triviales, hasta que le soltó la pregunta que durante su caminar, había esperado: - ¿Escapas de tu casa? -No tengo casa, le respondió rápidamente. Soy huérfano. - ¿Entonces, donde vivías en aquel pueblo, que dejamos atrás? -En el atrio de una iglesia. - ¿Adónde quiere ir? - Allá, le dijo, mientras apuntaba hacia el frente. - Allá no es ningún lado. - Bueno, iré a donde usted me deje. - Yo voy hacia la frontera y eso queda como a 600 kilómetros de este lugar. - Si usted me lleva, iré. - Está bien, iremos. Ahora dime, ¿por qué te vas de aquí? - Porque no tengo a nadie. - Es extraño, le dijo, que durante muchos años hayas vivido aquí y que ahora emprendas la partida, ¿o no siempre has estado en este pueblo? - Es que me siento como un pájaro, que puede volar y abandonar el nido. - ¿Cuál nido? - Este pueblo. - Entonces lo añoras ahora, ¿algún día lo extrañarás? - Siempre lo extrañaré y si un día puedo, volveré para morirme entre sus calles. Sísifo cumplió su promesa. El viaje hacia la frontera duró 48 horas. El hombre se detuvo en varios pueblos pequeños para comer. Durante el trayecto le dijo que vivía en la ciudad de Guadalajara, donde estaba la oficina matriz de la compañía de transporte. Le contó que había pasado más de 30 años, manejando por las carreteras del país y que en breve 33


conseguiría una concesión. "Voy a ser m i propio patrón” le dijo. Sísifo conoció por primera vez, los contrastes geográficos de México. Contempló las grandes llanuras donde solo crecían los cactus, las palmeras silvestres y los arbustos salvajes. Vio montañas por doquier y le comentó al chofer que ésta es una nación estéril. "Es que no has visto todo, hay regiones bellas, donde abunda el agua y las cosechas. Te falta conocer el mar", le respondió. Sísifo intrigado le preguntó, ¿qué es el mar? - El mar es agua con sal. Y lo más hermoso de él, es cuando nace el sol y cuando se oculta. - ¿Hacia dónde está? - Queda hacia el oriente, con rumbo al Puerto de Tampico. - Algún día iré, le contestó Sísifo. Y fue. Sísifo tuvo un sueño: "No te vayas amor. Tengo hambre de ti. Ven, ámame. Te daré lo que quieras. Penétrame. Quiero ser tuyo, para siempre, ¿por qué comete esa locura si yo soy tu destino? Conocerás el placer del orgasmo y yo sentiré que tú estás en mis entrañas. Ven, amor". "¡No! Váyase. Déjeme en paz. Yo no quiero estar con usted". El hombre del camión lo despertó a gritas. Sísifo sudaba a pesar del frío de la tarde. El hombre le dijo: - Que te pasa muchacho, despierta tienes alguna pesadilla. Sísifo creyó escuchar de nuevo la voz suplicante del marica, hasta que recuperó el sentido de la ubicación. Rápido, le contesto - Sí creo que fue una pesadilla. Soñé que un tipo quería pegarme. Eso fue lo que pasó. Dos días después casi al anochecer llegaron a Ciudad Juárez. Lo primero que vio Sísifo, fue un montón de casas construidas con madera y pintadas de verde. Se fijó en las calles lodosas y vio en las copas de los árboles, un manto blanco. - Es hielo. Va a nevar de nuevo, le dijo el chofer. - ¿Qué es la nieve? - Es agua que se vuelve dura, como la piedra. En ocasiones se forma como si fueran pedazos de algodón, pero helados. Entonces, al bajar un poco el vidrio de la ventanilla, aspiró el aire fresco de la noche y su cuerpo se estremeció por él. Lacerante frío. - ¿Dónde vas a quedarte? - Aquí, en cualquier lado. 34


- Pero no conoces a nadie. No tienes a dónde ir. Te vas a morir en esta ciudad helada. - Buscaré la forma de sobrevivir. Tiene que haber una. Quizás vaya a una iglesia para encontrar refugio, le dijo Sísifo. - Tengo una idea. Conozco a un amigo que tiene un burdel. Ahí puedes encontrar trabajo y si las cosas salen mal, un día podrás juntar dinero para irte a vivir a Guadalajara, ahí el clima es más cálido y las oportunidades de trabajo y estudio son mayores. - ¿Qué es un burdel? - Es un lugar donde las gentes toman licor. - No me gusta. - Será un trabajo provisional. Puedes juntar dinero. Yo regresaré luego de que hayan descargado el camión y volveré en unas dos semanas. Si aún estás aquí y quieres Irte, podrás hacerlo conmigo. - ¿Tengo alternativa? - Sí, puedes morirte en la calle de frío. Iré con usted. El hombre detuvo el camión en las afueras de un centro nocturno, que anunciaba con luces multicolores, la presentación de Nancy, la reina del "strip". El cabaret tenía forma triangular. La fachada estaba pintada de color rojo salvaje. Afuera en el techo, un gran anuncio iluminado por focos multicolores, pregonaba la variedad e invitaba a los transnochadores a beber una copa. El conductor del camión bajó apresuradamente' y comenzó a mover las piernas para desentumirse de la. Larga trayectoria sobre el asfalto. Poco después, entraron al sal6n. El bullicio interior agitó el corazón de Sísifo. Su acompañante se dirigió a la barra hecha con gruesa madera de roble y pintada de color café rojizo. Preguntó por el propietario del burdel. Un hombre corpulento le hizo una interrogación en voz baja y salió. Regresó acompañado de un hombre alto, delgado, de pelo lacio y negro, que invitó al chofer a tomar un trago. Luego se inició una conversación en inglés, que Sísifo escuchó sin entender: - This cocktaillounge is unusually crow ded ¿isn’tit? - Texans consider this a good opportunity to relax after a hard day. - I think this place is wonderful for meeting your friends. Una mujer casi desnuda se acercó y dijo. - Good evening. ¿May I take your order, please? 35


El dueño del burdel se dirigió al chofer y preguntó: - Mr. Montiel, ¿what would you like to drink? Some whiskey, maybe. - Yes, that sounds good. Whith water, please. Hubo una pausa. Entonces el chofer le pidió al dueño del cabaret que hablaran en español y aprovechó la oportunidad para presentar a Sísifo - Es huérfano. Lo traje de raid y anda en busca de trabajo. Es posible que la vida le enseñe algo en este lugar. Yo regresaré en dos semanas. Si sobrevive y está aquí, vendré por é1 para llevarlo a Guadalajara, ¿podrías darle empleo? - Creo que sí. Hay una plaza para que sirva de mesero. Le daré casa y comida. Ganará además, un dólar por día. Y te aseguro, que la vida le enseñará mucho. - Salud, le dijo el chofer del camión, mientras levantaba su vaso de whiskey. - Por que su estancia sea grata entre nosotros y por el destino de tu amigo ¿cómo se llama? - Sísifo. Los hombres bebieron un par de tragos y comentaron sobre las incidencias del vicio y la prostitución, en los fenómenos económicos de la zona fronteriza. Después de una plática que se prolongó hasta el filo de la medianoche, el chofer se retiró a descansar, dejando a Sísifo en manos del propietario del cabaret, no sin antes, hacerle la promesa formal de que volvería en un par de semanas. Cuando estuvieron a solas, el hombre condujo a Sísifo hasta el patio del burdel y le dijo que empezaría a trabajar al día siguiente, muy de mañana. - Por lo pronto, dormirás en ese cuarto que está al fondo. Ahí encontrarás una cama y varias cobijas. Una de ellas es de lana. No hay luz. Tendrás que iluminarte con una vela. Esa pieza perteneció a María. Era una morena de fuego que nació en Monterrey. Luego tuvo varios hijos con un ganadero, texano y se fue a vivir con él. De seguro que te traerá suerte. Sísifo asintió y antes de perderse entre las sombras, le dio las gracias. - No me las des a mí, dáselas a mi hermano, le respondió con voz rápida. Tiempo después Sísifo entendería. Unos bruscos toquidos en la puerta de su cuarto lo despertaron. Sísifo necesitó unos segundos para ubicarse en medio de aquella soledad. Durante la noche había dormido mal, a consecuencia de la 36


incesante música que provenía de la radiola del cabaret. Ante la insistencia de los sonidos se puso de pie. Se abrochó los zapatos de trapo y abrió la puerta. Una ráfaga de viento helado azotó sobre su rostro. Todo entelerido recibió la luz de la mañana y observó por un instante al hombre que lo había despertado. Era alto y fornido. Tenía en la cara varias cicatrices y sus labios delgados se abrieron apenas, para dejar escapar una mueca que pareció ser una sonrisa. - Me llamo Isidro, le dijo, al tiempo que le extendía su mano. - Soy Sísifo. - Bien "brodita", tenemos que pegarle al talón. Hay mucha talacha que hacer. Vamos. Ambos cruzaron el patio, Sísifo sintió toda La inclemencia del frío y para protegerse cruzó los brazos sobre el pecho. Entraron al salón ahora desierto, y sin el bullicio de la clientela. Adentro, detrás de a barra, estaba un hombre delgado, de pelo chino y grandes bigotes a la Bienvenido Granda. Tenía un diente de oro, que gustaba de exhibir, como prueba de su triunfo monetario. - Hello, my name is Charly, lo saludó. - Sísifo no entendió. - No habla inglés, le dijo Isidro. - Mi nombre es Carlos, boy. - El mío es Sísifo. - ¿Tienes un nombre raro, qué significa? - No sé. Así me bautizó el sacerdote de mi pueblo. -Bien. Lo que harás por lo pronto, es barrer el local y juntar las botellas de cerveza y los vasos. Todo lo pones en la barra y luego lo ordenaremos. Por la noche serás mi compañero. Yo serviré y tú llevarás las bebidas a las mesas. Este negocio está protegido por la policía, en contra de truhanes y vivillos. Cualquier duda o problema que tengas, me lo consultas ¿está okay? - Sí. - ¿Eres un niño?, le dijo, ¿cuántos años tienes? - 13. - Esa edad tiene mi hijo y va a la escuela, ¿tú no vas? - Iba. - ¿En dónde? - En Salaberna. - ¿Y porqué no seguiste? - Quiero aprender a volar. 37


- Ten cuidado, las caídas son muy fuertes. -Tendré cuidado, te lo prometo. Carlos se percató de que Sísifo solo llevaba puesta una camisa azul toda raída por el tiempo y le dijo: - Con el ejercicio entrarás en calor. En un lugar donde hace mucho frió, lo mejor es el movimiento perpetuo. No pares de moverte y no sufrirás. Por la tarde, voy a traerte una chamarra. - Sí. Cerca de la una de la tarde, Que reunieron para comer. Una mujer gorda de manos gordas y cara llena de arrugas, le llevó pollo rostizado, pan y café. Discretamente, Isidro le dijo a Sísifo, que era una de las tantas amantes de Carlos. - Carlos es un padrote, le repitió con voz tenue. - ¿Qué es un padrote?, Preguntó Sísifo. - Es el que vive de las mujeres. - ¿Cómo es eso? - Les quita el dinero que ganan bailando y haciendo el amor. Sísifo guardó silencio. Tuvo un instante de inhibición y para disimularlo, comió su pedazo de pollo con premura. Isidro le dijo: - Tú no eres mal parecido y aunque estás muy joven, podrás llegar a ser un buen padrote Sísifo no respondió y siguió comiendo. Para cortar la plática que le parecía penosa, y le preguntó: - ¿Porqué tienes tantas cicatrices en la cara? - Fui boxeador. Me gustaban los golpes. Algunas heridas me las hicieron en pleitos de cantina, pero debo decirte que de todos ellos, siempre salí triunfador. Ya no preguntó más y siguió disfrutando de la comida que le pareció un manjar suculento. Mientras, Carlos permaneció al lado de la mujer, sonriendo y hablando de cuando en cuando. Sísifo la vio bien. A pesar de sus arrugas y de su cuerpo gordo, se adivinaba que ella fue en un pasado no muy lejano, una mujer hermosa. Terminaron de comer y el grupo volvió a la rutina del día. Cerca de las cinco, Carlos se fue no sin antes recomendar a Sísifo o, que colocara las cervezas dentro del amplio cajón de madera. También le pidió que esperara la llegada del hielo, que lo picara y lo colocara sobre las botellas. A pesar del tiempo frío, los texanos prefieren beber la cerveza "muerta de pulmonía", le dijo Carlos antes de irse. "Volveré al filo de las siete y te traeré tu chamarra". Fue entonces que Sísifo vio a La Reina del To strip. Es una 38


muchacha de piel pálida. De baja estatura y de cuerpo delgado. Su pelo es amarillo como los rayo, del sol, que baña la fachada de la iglesia de Salaberna. Escuchó su risa alegre que sonaba a murmullo de hojarasca. Vio sus dientes bien formados y blancos y los comparó con una capa de nieve, que alguna vez miró en la cima de la montaña, miró sus piernas y el busto y no pudo compararlos con nada. Sus ojos son negros como las noches solitarias que había vivido. Iba arropada con un abrigo grueso de color café y llevaba las manos enfundadas en guantes de color rosa. Pasó muy deprisa frente a él y ni siquiera se percató de que existía. Esa indiferencia le hizo tener una regresión: "Busco lo que no puedo extrañar, porque nunca lo he tenido. Busco mi raíz en la tierra. Busco la prolongación de otros que soy yo. Y aquí sólo hay soledad y el eco de mi voz retumba entre los muertos. Ni siquiera el aroma de su carne podrida puedo aspirar, porque han sido enterrados en el olvido eterno. Un vapor tenue se levanta de la tierra. Los árboles parecen cadáveres que han sido condenados a la inmovilidad. Que levantan sus brazos en el abismo de la noche. Que petrificados por el frío se quedan de pie ¿dónde está el origen de mi carne y de mis huesos? ¿Dónde está la fuerza de mi aliento y la fuente de mis sentidos? Aquí solo, hay tierra, niebla, soledad y hastío. ¿Cómo es que estoy aquí si antes no estuve en otro lado? No es justo ser un ser sin pasado. Solo tengo el presente como herencia. ¿A quién de los dos puedo asemejarme? ¿Soy los dos, o quizás ninguno? ¿No es acaso una terrible condenación el carecer de un origen inmediato? La indiferencia de las tumbas sucias de mugre y de hojas es mi respuesta. Hojas secas que han caído muertas como ellos. Pero las hojas tienen sus padres. Niebla y sombras. Soledad y silencio. Indiferencia y hastío de la carne que se pudre, yo también existo ¿o soy el reflejo de otra conciencia? Mi mundo es un cementerio sin memoria".

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TRES Los clientes comenzaron a llegar al filo de las diez de la noche, Sísifo arropado con una vieja chamarra de cuero que Carlos lo regaló estaba atento a lo que le pedían en las mesas. El local se fue llenando de hombres que, ávidos de licor y de diversiones sexuales, caían presas de las mujeres pintadas y perfumadas que se ostentaban como Las Diosas del Amor y del Placer sin Límites. El cabaret se fue llenando de humo. Las parejas que, recién se habían formado, comenzaron a bailar al ritmo de la cumbia y de las canciones nostálgicas bulliciosas de Mike Laurens. Mientras atento al movimiento de las manos de las mujeres, Sísifo llevaba botellas de cerveza y vasos de vino. El interior estaba ahora iluminado por una luz roja tenue. Las mujeres que a la luz del día parecían marchitas, y gordas, se habían transformado en princesas encantadas. A los hombres, trastornados por el perfume del amor, les parecían tan hermosas, que se las disputaban. Las puertas del antro habían sido cubiertas por cortinas de color rojo. Los curiosos se asomaban para sondear el ambiente que prevalecía en interior y para ver si encontraban a una mujer, con la cual emborracharse y cohabitar. Carlos llamó a Sísifo, y le dijo que cuando fuera a limpiar las mesas con su franela roja, se llevara algunas botellas, de cerveza vacías, cuya etiqueta había sido rasguñada previamente, para colocársela a los clientes con el fin de que pagaran más. "Las botellas con la etiqueta raspada, se cobran a un dólar, porque fueron consumidas por las damas. Esa es la manera con que ellas fichan a los clientes le explicó. Así lo hizo Sísifo. Cuatro horas después los hombres gritaban y se despojaban de sus ropas, para bailar con mayor soltura. Las mujeres por su parte, aprovechaban la ocasión para besarlos en todas partes y sugerirles que vámonos al cuarto, al fin de que solo te cobro cinco dólares. Llenos de colorete y asediados por las diosas del amor, los hombres sucumbían al despilfarro. Cuando la clientela estaba más turbada por los efectos del licor, salió a un escenario improvisado La Reina del Strip. Las luces del cabaret se apagaron. Sólo unos, reflectores cubiertos con papeles rojos, amarillos y verdes, quedaron encendidos para iluminar la pista. Una música erótica inundó el ambiente. Nancy caminó hacia el centro mientras se movía como una 40


serpiente. Con lentitud estudiada se fue despojando de su ropa, a pesar del frío que taladraba los huesos. La clientela comenzó a gritar que mucha ropa mamacita. Nancy tiró el vestido sobre la primera fila y continuó su danza sexual. Se quedó en brassier y calzones. Su portabustos era negro, así como sus pantaletas. Recorrió la pequeña pista de forma circular, moviéndose como si, flotara en el aire. Hizo varias evoluciones que contenían una invitación a practicar el sexo y finalmente se desabrochó el brassier. Sus tetas rosadas quedaron al descubierto. El clímax de la exitaci6n aceleró el corazón de los presentes. Luego describió algunas figuras tomadas de la gimnasia. Se tiró al piso. Simuló que era penetrada. Gimió. Hizo gestos de placer. Sacó su lengua sonrosada y simuló que acariciaba un inmenso falo. Danzó un poco más sobre las tablas forradas con terciopelo rojo, hasta que el público le pidió que se quitara los calzones. Entonces solicitó a un voluntario. Un hombre espigado y rubio, se puso de pie entre la aclamación de los borrachos. Fue al escenario y comenzó ~ a bailar con Nancy. Ella le dijo algo al oído. Nancy ya estaba de pie, así que el espontáneo se arrodilló y con sus dientes, buscó los broches del calzón. Mientras ella continuaba contorsionándose para dificultar la tarea, el hombre buscaba con avidez las pantaletas. Luego de un rato que para la clientela pareció eterno, logró desabrochárselas. En medio de un griterío ensordecedor, los calzones cayeron sobre el forro de terciopelo rojo. El sexo de Nancy quedó al descubierto. Sus vellos güeros provocaron la excitación de los borrachos. A nadie le importó que la mujer de sus ensueños, tuviera 18 años. La concurrencia enardecida le pidió que danzara un poco más, mientras el hombre trataba de meterle su lengua por la pucha peluda. Se incorporó y buscó desesperadamente sus tetas rosadas, las cuales lamió con un placer infantil. De súbito las luces se encendieron. El show había terminado. Nancy dejó sus ropas y salió con premura. Solo Sísifo alcanzó a ver sus lágrimas. No comprendió colmo una mujer puede reír sobre un escenario e invitar al placer a los hombres, y luego terminar huyendo y llorando de aquellos sus insaciables admirad ores. Luego lo entendería. El burdel se fue quedando solo. Al filo de las seis de la mañana, Carlos le dijo que harían las cuentas, que se irían a dormir. Y que regresarían hasta pasado mañana.

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- Hoy en la noche no trabajamos. Les toca a otros la desvelada, le explicó. Sísifo ganó cuatro dólares incluyendo su sueldo. El robar a los ebrios era cosa fácil, ya que se contaba con la complicidad de las mujeres, quienes se llevaban una parte de las ganancias. Carlos se despidió de Sísifo, aún desconcertado por la reacción de la Reina del To strip Naked, Sísifo, salió del cabaret para desayunar. Al regresar para ir a su cuarto, encontró a dos mujeres bebiendo y alegando, en una de las tantas mesas. Se percató del desorden que había. Botellas, saleros, vasos rotos, mugre por doquier, estaban ahora tapizando el piso del burdel, que horas antes habían aseado con esmero. Una de ellas le habló: - ¡Oye, ven aquí! Sísifo, tambaleándose por el sueño, se acercó. - Dígame. - Sírvenos otro trago. - La cantina está cerrada, señora. - ¡Tenemos dinero para pagarte! Le respondió la mujer. - No es el dinero, lo que sucede es que Carlos ha puesto llave a la cantina, le explicó Sísifo. - Entonces haznos un favor. Ve aquí a la tienda y cómpranos unas cervezas. - iré. Sísifo regresó con un Six-Pack. - Gracias hoy siéntate con nosotras y tómate una cerveza. - No bebo, dijo. - Entonces acompáñanos. Tenemos ganas de hablar con alguien, tú ¿eres nuevo aquí, verdad? - Sí, señora. Llegué ayer. - No me digas señora, me haces sentir vieja y me pones triste. Soy Gloria y ella es Norma. - Mucho, gusto, le dijo al tiempo que extendía su mano para saludarlas. - ¿Eres zurdo? - Sí. - ¿De dónde eres? Le preguntaron luego de corresponder a su presentación. - De Salaberna. - ¿Dónde queda eso? - Hacia el sur. Es un pueblo minero. ¿Y ustedes de dónde son? -Yo soy de aquí. Ella es de El Mante. 42


Sísifo guardó silencio. Conocía poco del país y no quiso que las mujeres se burlaran. Gloria le hizo la pregunta de rutina. - ¿Y tus padres? - Murieron. - ¿De qué? - No sé. Nunca los conocí. - ¿Y cuántos años tienes? - 13. - Parece que tienes unos 18. ¡Aunque en realidad eres aún muy joven pero nosotras vamos a brindar por nuestra desgracia Salud! Sísifo se quedó silencioso. No entendía cómo esas mujeres, que por las noches se perfumaban y pintaban el rostro para excitar a los hombres y darles felicidad, bebieron por su desgracia. Pensó que había entendido mal y que se trataba de otro problema. Por eso no dijo nada. Permaneció de pie. Cuando terminaron, lo invitaron a sentarse él se disculpó y dijo que tenía mucho sueño. Gloria le pidió que se quedara un rato, ya que ella necesitaba contar su tragedia. Además "tú no trabajas a la noche y puedes dormir lo que quieras", le dijo. Sísifo se quedó, en parte por pena y en parte por curiosidad. Y como notó que no estaban tan ebrias sintió más tranquilidad. Las mujeres siguieron tomando y brindando por su desgracia, hasta que Sísifo les preguntó si no eran felices. - Eres muy joven aún. No entiendes que en este negocio lo que vale es él. Arte de la simulación. Todas las noches nos pintamos, bailamos, bebemos, reímos, hacemos el amor y cantamos. Pero nuestra alegría es ficticia. Lo cierto, es que cada noche estamos deseando sufrir la verdadera muerte. La muerte del cuerpo, porque la muerte del alma ya se consumó. Yo quería contarte mi vida. Norma, la ha escuchado tantas veces que ya no tiene sentido para ella. Además, su muerte es la mía. Ambas hemos perecido por caminos diferentes. Hizo una pausa para beber. Norma aprovechó para decirle: - A mí me violaron en el monte, mucho antes de que me pidiera mi novio en matrimonio. No supe quiénes fueron. Y tuve qué dejar la casa para evitar la vergüenza y el escándalo. Fue una noche. Yo iba con rumbo al pozo de agua, que está en las afueras del rancho El Limón. Más abajo corre un río muy inquieto, pero para evitar los peligros de la soledad, fui al lugar más cerca-no. De eso ya hace cinco años. Me vine a trabajar como sirvienta y mi patrón sació sus instintos con mi 43


cuerpo. ¿Entonces abandoné la casa y me puse a beber de tristeza, cómo era posible que me pasara a mí? Así fui cayendo en la prostitución y el alcohol, pero debo confesarte que no soy feliz. Norma guardó silencio. Y la voz de Gloria se escuchó: - Yo iba a casarme. Ya estaba todo arreglado. Pero mi novio me pidió una prueba de amor y se la di. Ese fue mi error. El se fugó con otra. Escapé de la ciudad para ocultar la vergüenza y fui cayendo al vicio. Decepcionada de la, vida, comencé a alquilar mí. Cuerpo. Y la verdad es que me gusta ser prostituta por varias razones. En primer lugar, domino a, los hombres que se me acercan. Con ellos desquito mi frustración. Los hago gastar. Los manejo. Los trato como fui tratada y al final el tiro. Pero la rutina de la sexualidad, me ha privado del placer genuino. Ahora soy una máquina sexual y de placer ajeno. Yo no disfruto. Pero gano dinero. Ya no soy una mujer normal. He sido contaminada por la decadencia de la vida. Para mí, para nosotras, solo hay abajo. Hasta tocar el fondo. Sísifo las interrumpió: - ¿Y porqué no se van? - ¿Adónde? - A otra ciudad, a vivir en forma decente. - ¿Con nuestro pasado? - Sí, con un pasado que no eligieron. - Tenemos el alma corrompida y muerta. - Los muertos ya no pueden elegir su destino. Pero ustedes podrían irse muy lejos de aquí. Empezar un negocio, vender otra cosa que no sea su cuerpo. - Eres muy moralista ¿cómo te llamas? - Sísifo. - Sísifo, extraño nombre ¿no es verdad Norma? - Sí. Tú ves el mundo de otra manera, porque estás empezando a vivir. Algún día te será diferente. Y entonces buscarás el fango para obtener un poco de felicidad artificial. - Yo creo que uno puede ser lo que quiere. - Estás equivocado, uno es lo que otros te dejan ser. - Yo siempre seré lo que quiero. - ¿Y qué quiere ser? -Rico.

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- ¿Tú también estás contaminado, Sísifo? Esos son los valores tradicionales de la sociedad norteamericana. Aquí escuchamos a los gringos 'hablar de dinero y poder. Fama y riqueza. Eso es lo único que aspiran. Tú también, te has prostituido Sísifo, ¿cómo ocurrió, dinos? - He conocido la miseria y la soledad, desde niño. Solo los ricos, son ¡respetados y felices! Tiene casa y sirvientes. Tiene familia y ropa. Yo nunca he tenido nada, ni siquiera padres. - ¿Y crees que el dinero te devolverá la felicidad que la vida te arrebató? - Sí. - Nosotros tenemos dinero y ni así hemos logrado ser felices. - Yo seré feliz. - Sísifo, mi querido Sísifo, tú también estás muerto. - No, porque yo soy todos los animales de la naturaleza.

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CUATRO Sísifo despertó poco después de las seis de la tarde, con un fuerte dolor de cabeza, Se incorporó pesadamente y esperó un largo rato que logró despejarse del todo. Vencido por el sueño y el frío, se acostó con la ropa puesta. Así que despabilada la mente, se sacudió con ambas manos el pantalón y la chamarra y salió a la calle para comer algo. Como no estaba acostumbrado a las desveladas sintió una terrible pesadez en el cuerpo. Salió al patio del cabaret y una ráfaga de viento helado le golpeó el rostro. Se enfundó en su chamarra y para salir, tuvo que cruzar el burdel. Por primera vez se percató de la larga hilera de sillas en la que las 3O, prostitutas, hacían sala para esperar la llegada de los clientes. Miró las mesas, desiertas y creyó escuchar el eco, lejano de las voces y el bullicio de la música tropical. Levantó la vista y contempló en los faroles giratorios adornados con `vidrios de colores, el alma muerta de los huéspedes de aquel infierno. El lugar ya estaba arreglado. Antes de cruzar la puerta principal del burdel, se topó con un hombre de mirar lánguido, que entraba precipitadamente. Lo saludó de paso. El otro contestó en forma mecánica y tenue, luego, antes de perderse entre el cúmulo de cabaret construidos en forma similar, lo vio apostarse detrás de la barra. Para salir a la calle que le dijeron era el camino recto hacia el centro de la ciudad, tuvo que cruzar toda la zona de, tolerancia, Los burdeles estaban pintados de diversos colores, siempre en tonos llamativos. En las azoteas, unos letreros gigantescos armados con luces de neón anunciaban la variedad de la noche. Contó 30 cabarets cuyos nombres le serían imposibles de olvidar. El Pigalli; El Carta Blanca; El Verde y Oro; El Tenampa; El Impala y otros más, que nunca dejaría de recordar, ni en aquella tarde brumosa gris y fría del ocaso de su vida. Algunos de ellos estaban ubicados en cunetas y solo se podía llegar descendiendo por escaleras de cemento rústico a la calle que representaba el corazón de la zona roja. Tenía partes con asfalto, pero en su mayoría, los tramos estaban integrados por piedras de río, redondas y consistentes. Por fin llegó a donde convergían loe senderos. Sísifo se fue preguntando a la gente, sobre la dirección correcta para llegar a la zona comercial, donde compraría un 46


poco de ropa, si es que sus cuatro dólares le alcanzaban. Fugazmente volvió al recuerdo: "Pobre niño. Siempre ha sido un solitario que vaga de aquí para allá. Y lo que más me duele, es su obsesión permanente de conocer a sus padres. Fíjese que hasta el bolero ha sido confundido por él. Y la miseria que ha pasado. No, comadre, sí usted estuviera en los zapatos de ese niño, sabría en verdad lo duro que ha sido para él la vida. Come mendrugos de pan y residuos de comida, que se encuentra en los basureros. Un día de estos le va a dar una infección que lo va a matar. Y el padre Perfecto Torres quiere a toda costa conseguir que una familia lo adopte. Pero con lo caro que están las cosas se me hace que se va a quedar para siempre en la calle. Yo creo que si llega a grande, será un niño anormal, por la falta tan grande que le hacen sus padres y vaya usted a saber si se le, han muerto, o nada más lo echaron a rodar al mundo. Porque usted debe saber como andan los tiempos, con el calor de trópico las niñas. Nacen reglando Y los muchachos nacen con dientes. La vida se convierte en un desbarajuste. Solo los ricos son felices comadre". Los diálogos de la gente grande, que en su, pueblo se dolían de su tristeza y de su abandono, quedaron registrados en la mente de Sísifo. Pero la evocación era circunstancial, porque en los días helados, grises y de niebla, se le agudizaba la -nostalgia y pensaba en su propia desgracia. - Sin embargo, Sísifo tenía una cualidad especial, heredada por la naturaleza. : Mientras más sufría, era más fuerte. Ante la adversidad, Sísifo, se sublimaba. Enterquecía para conseguir lo que le hacía falta. Esa fue siempre su virtud. Repuesto del impacto psicológico que venía posterior al recuerdo de su desgracia, Sísifo buscó una tienda para comprar ropa. Los precios. Eran buenos. Con tres dólares compró unas camisetas gruesas para el frío, zapatos, unos calcetines y un pantalón. Todavía le sobraron cincuenta centavos. Comió unas, tortas, y bebió un refresco. Ya de regreso al cabaret, se topó con un niño, mugroso que le pidió no tiene usted unas monedas porque tengo hambre. Y Sísifo le dio los 25 centavos que le sobraban, porque después de todo, mañana será otro día. Entró al burdel y notó que el ambiente no estaba todavía caliente. Se acercó a la barra y le preguntó al hombre de la mirada lánguida, ¿porqué no hay clientes? Sin mirarlo le contestó: - Los martes son siempre días malos.

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No dijo más y volvió a cruzar el mismo tramo para regresar a su pieza, Antes de meterse observó a la Reina del* To Strip Naked, que practicaba un poco sobre la pista redonda. Luego notó que una lluvia tierna comenzaba a caer y entró con premura. Encendió la vela. El cuarto, hecho con bloques de cemento, se iluminó. Una tibia esperanza embargó su corazón, al desenvolver la ropa que había comprado. Tiró sus. Viejos atuendos. Se puso los, nuevos y se acostó con la extraña sensación de tocar el cuerpo cristalino de Nancy. No duró -mucho tiempo en la cama. El frío de la noche y el abundante sueño del día, lo hicieron levantarse para caminar un rato. Primero pensó entrar al salón, pero, al estar ahí, cruzó la puerta y salió a la calle. Caminó un poco mirando hacia los burdeles profusamente iluminados. Observó cómo, los clientes y las putas, se exhibían simulando la felicidad alcanzada por el licor. Se detuvo en una esquina. Entonces vio a un anciano que se bamboleaba sobre sus piernas. Se miraron por un largo rato. El hombre rompió el silencio y le dijo: - Este es un lugar maldito. Aquí estuvo, hace años, el cementerio del pueblo donde las brujas se comían las entrañas de los niños recién nacidos. Todos los que llegan aquí, aquí se quedan para siempre. Nadie escapa al hechizo de la autodestrucción. Esta es la ciudad de los muertos. Huye, huye ahora que aún tienes tiempo Primero es el alcohol. Luego las putas. Luego los jotos y la marihuana. Luego necesitas morfina. Y antes de que puedas darte cuenta, ¡habrás perecido para siempre! El anciano guardó silencio. Sísifo se quedó perplejo y le pregunto: - ¿Si usted sabe tanto porqué no se ha ido? - Porque yo soy uno de esos muertos que habitan desde hace años este lugar. Tú estás hablando con un muerto. Sísifo pensó que el viejo era un chiflado y que su mente estaba afectada por el vicio. Lentamente se separó de él y fue a los escaparates de los centros nocturnos. Con gran curiosidad, se asomó a, la ventana de los burdeles. Ahí vio, las mismas escenas. Hombres y mujeres que bailaban, danzaban, bebían, cantaban y que luego, en medio de la ficción de los sentidos trastornados, se iban a la penumbra de los cuartos, para hacer el amor. Así estuvo por espacio de una hora, hasta que la fatiga lo venció. Resistió la tentación de aceptar la 48


invitación de las mujeres y de los homosexuales, porque no sabía nada Sobre el sexo. Además, tenía miedo de estar con una mujer. Los jotos le perecían payasos grotescos. Su manera de hablar, de vestir y de imitar la voz melosa de las rameras, le dio asco. "Ven papacito, disfrútame". "¡Ay! Cómeme Tiburón". Y otra serie de frases acuñadas, le fueron dichas sin recato. Pero Sísifo prefirió irse a dormir. En el fondo sintió pánico de estar en medio de gente que simulaba disfrutar. Y sintió el deseo de huir de aquella basura humana. Cuando entró al cabaret, el bullicio, si bien menor, le hizo pensar que sería una noche intranquila. Antes de cruzar el umbral del sueño, tuvo la inquietud de mirar a Nancy nuevamente, danzando sobre la pista circular.

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CINCO

Sísifo se vio de súbito caminando entre un grupo de hombres y de mujeres. Ya no tenla la misma edad. Ahora era un hombre. Maduro, de espesa barba negra. El grupo cruzó por tierras estériles tapizadas de espinas secas. Llegaron al anochecer a ~ una región donde abundaban los canales con aguas apestosas. Uno de ellos, que pareció, ser el líder, ordenó que la marcha se detuviera. El lugar era sombrío. Un viento fresco que parecía manar de las entrañas de la tierra, comenzó a soplar. Entonces ardieron fogatas encendidas por los hombres, que. Encabezaban la expedición hacia lugares inhóspitos. Las llamas, que ahuyentaron las sombras. Sísifo tomó un lugar cerca del fuego. Ahí escuchó una extraña conversación: - No. No es el lugar pero nos quedaremos para siempre. - ¿Porqué hemos de hacerlo? - Porque nadie nos ha prometido la tierra que está más allá del lugar sombrío. - Pero la vieja leyenda de nuestros antepasados dice que un día encontraremos el lugar donde moran las. Serpientes, cuyo veneno provoca el olvido para siempre. - ¿Entonces lo mejor es olvidar que alguna vez existimos? - El olvido eterno es la promesa de nuestros dioses. - Los dioses siempre han prometido lo que nunca pueden Cumplir. Yo creo que fueron los padres de nuestros padres, quienes, inventaron la leyenda, para que, nosotros camináramos por la eternidad hasta que el mundo se detenga. - Este es el lugar. No. El lugar será donde nuestra virgen comience con los dolores de la menstruación. - Pregunten si ha comenzado. Un hombre corpulento se puso de pie. Regresó con* prontitud y dijo: - Todavía no. - Entonces seguiremos nuestro andar, hasta que la virgen haya menstruado. - Así lo haremos.

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Sísifo no compründi6. Los grupos formados alrededor de las fogatas, se fueron -quedando dormidos. Al día siguiente, muy de mañana, continuaron la marcha. Horas después, llegaron a una planicie, desde donde podía verse el final de la tierra. - Allí se termina el mundo. No podremos avanzar más. - Es cierto. Pregunten si la virgen ha reglado. Un tumulto de voces alegró el ardiente día. Mujeres gozosas comenzaron a entonar cánticos que rompieron el silencio y la soledad del desierto de estiércol. Entonces el paisaje comenzó a transformarse. De las entrañas de la tierra brotaron montañas y aves; lo estéril se pobló de vegetación abundante. Las piedras de papel se convirtieron en vacas y el polvo convirtiese en arroyos de agua cristalina. El viento frío que acompañó a los andantes en su marcha hacia -el lugar sagrado, se solidificó y originó una lluvia de peces y de granos, El desierto se transformó en vergel. Entonces nacieron de los hombres las serpientes cuyo veneno provoca el olvido eterno. - ¡La virgen ha menstruado! gritaban las mujeres, Los hombres comenzaron a convulsionarse en forma espantosa, mientras del cielo caía una lluvia musical. La danza continuó. Sísifo era parte del grupo que de pronto, había enloquecido al, recibir la señal prometida por los dioses. Tres mujeres desaliñadas y envueltas en andrajos miserables, cargaban sobre lo, alto a una niña de dos meses de nacida. Atrás, una levantaba un trapo blanco teñido por la sangre de la menstruación. El júbilo se volvió gritos ardientes que se confundieron con el estruendo de la Ciudad de Oro, que salía de las profundidades de la tierra. Las montañas se partieron y una lluvia de lava cambió el paisaje. Las figuras se convulsionaban sin parar, víctimas del frenesí causado por la alegría, en medio de una lluvia de metal ardiente. Tenían los brazos levantados y suplicaban el retorno hacia, el tiempo sin memoria, que las diosas, prometieron a sus padres. El cuerpo de Sísifo comenzó a temblar, mientras de sus entrañas brotó una serpiente inmensa de color azul, que comenzó a morder a las siluetas aprisionadas en el movimiento perpetuo. La lluvia de la lava cesó, el aire enrarecido por el metal ardiente, se fue haciendo nítido. Los arroyos volvieron a su cause; el estruendo fue bajando de tono. La virgen comenzó a parir al nuevo dios del tiempo sin 51


memoria y la Ciudad de Oro se posó, firme, sobre la tierra agrietada. Sísifo vio de nuevo que todo transcurría hacia la inversa. Las montañas volvieron a juntarse. Entonces comprendió que el mundo se había convertido en uña bola. Ya no era el mundo concebido por vi n los antiguos. Contempló el dios nuevo que había nacido de la virgen Y lo vio agigantarse hasta tocar el punto donde la eternidad retrocede. Comprendió que las promesas de los dioses consistían en que la humanidad, sería a partir de este instante y no de otro, el reflejo de su propia conciencia. La calma regresó al universo convulso y trastocado. Entonces lo mordió la serpiente. Sísifo abrió los ojos. Sudaba. Sus ropas estaban empapadas. Tardó unos segundos en recuperar el sentido de la realidad. Ahí estaba en el mismo lugar donde se había acostado a dormir. Todo fue un sueño. La lava, los hombres; la virgen de dos meses que menstruaba; el estruendo; la Ciudad de Oro; las montañas que se partían; la lluvia de peces y de granos; la lluvia de lava; el nacimiento del nuevo dios y la mordedura de las serpientes cuyo veneno provoca el olvido eterno. Todo fue un sueño. Aún desconcertado por la pesadilla tan extraña, Sísifo volvió a dormirse.

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SEIS Los disparos despertaron a Sísifo. Aún bajo los estragos del sueño, se puso de pie. Necesitó unos segundos para. Despejarse del todo. Afuera el escándalo iba creciendo. Oyó, los gritos de terror de las putas. Escuchó el triste ulular de las sirenas policíacas. Nuevos disparos impregnaron, el ambiente con el presagio del dolor. Oyó las voces que conminaban a un hombre a entregar su arma; cautivado por el morbo de presenciar los hechos, Sísifo salió despacio de su cuarto y con la- debida precaución, entró al burdel Ahí encontró a Isidro atisbando por la ventana. Sísifo le preguntó que qué pasaba ahí afuera y por toda respuesta recibió un grito de advertencia: - ¡Agáchate, pendejo! Sísifo se cubrió detrás del mostrador de la barra, mientras en el salón de enfrente, continuaba el tiroteo. La balacera duró unos 15 minutos, hasta que la policía logró darle al borracho que pertrechado en el cuarto de una ramera, les hacía frente. Cuando vol1vió el silencio y la calma, Isidro y Sísifo salieron a la calle, abarrotada de curiosos. Isidro preguntó al cantinero de El Pigallí, sobre cómo habían estado las cosas. El hombre, aún pálido por el terror, le contó que uno de los hermanos Pineda, había balaceado en su cuarto a su amante. Luego, al intentar escapar, había sido enfrentado por unos militares, a quienes hirió levemente. No habiendo otra salida, regresó al cuarto para usarlo como trinchera. - Acaban de matarlo, le dijo. - ¿Y porqué la asesinó? Maruca estaba con otro cliente y como no quiso dejarlo, Pineda la sacó del salón a golpes con la cacha de su pistola. Luego de una discusión, le dijo que serás mía o de nadie y le dio tres balazos en el pecho, Isidro pensó en Maruca, le recordó en ese instante, mientras varios camilleros sacaban su cuerpo del interior del burdel. "Era alegre y despreocupada. A mí me contó su vida, una noche en que no podía, conciliar el sueño por los remordimientos. Pero ella no tuvo la culpa de caer aquí, en este mundo de licor y desmadre. Cuando me lo contó, se me enchinó el pellejo. Yo no quise creerle. Porque eso sí, se me hizo, que era mucha maldad. A mí siempre se me hizo que 53


estaba mintiendo, para culpar al sacerdote aquel y así esconder su afición por la cerveza. Pobre. Ahora está muerta". Sísifo lo sacó de sus recuerdos. Y como nunca había visto la sangre que escurre de los muertos, le pidió. Que volvieran al cabaret. Isidro Ya adentro, en la aparente seguridad del burdel vacío, Sísifo le pidió que si, sabía sobre la vida de la mujer asesinada, le contara más. Hace dos años llegué a este lugar. Primero trabajó en el Verde y Oro. Luego estuvo aquí, con nosotros. Y finalmente se cambió para el salón de enfrente, Era muy educada, creo que antes fue empleada de un importante banco, allá por el rumbo de Saltillo. Lo que me contó no me pareció justo, ni creíble. Más bien pienso que su historia. Por si no lo viste bien era delgada; de ojos negros y de pelo largo de color castaño. Su piel era blanca. Yo la vi a través de la ventana de su cuarto y también cuando se bañaba, Siempre me gustó su nariz respingada y sus labios bien formados. Pero era muy rejega. Poco se metía con los hombres. Más bien prefería bailar y fichar 1as bebidas, que hacer el amor. En lo personal era muy linda persona. Pero esa historia sobre como cayó al vicio, siempre me pareció descabellada y cruel. Yo creo que diosito la castigó por andar contando mentiras. Aquí llegó con un veliz, donde solo traía unos tres vestidos. Llegó con el pelo corto. Llegó pidiendo trabajo al primer burdel que vio. Le ofrecieron 50 centavos, por cada pieza que bailara; un d6lar por cada cerveza y dos por cada copa de vino. Si iba al cuarto, le quitarían dos dólares por el alquiler y ella estaba en condiciones de cobrar lo que el, cliente pudiera pagarle. Como estaba bonita, no tenía mucha competencia, ya que has de saber, que cuando menos, unas 30 viejas de esta zona están muy buenas. Las otras del montón, las asesorías, están para el arrastre. Por eso buscan padrotes y pagan, buena una porque las quieran. Pero como te decía, cobraba 50 dólares por meterse al cuarto. Pero eso sí, era bien entrona y le daba a todo. Muchos se enamoraron de ella y no les importaba pagar el precio tan caro que les imponía, por estar un rato con ella. Ella. Era en la intimidad, un volcán. Ella era complaciente y tierna. Y dicen que El Pineda se enamoró perdidamente de La Maruca. Pero ella lo cortaba muy feo. Lo traía babeando, las banquetas, hasta yo creo que se cansó de 54


ser su payaso. Pero ella ahora está muerta. Yo la, escuché cantar muchas veces. Ella tenía voz bonita. Ella animaba las encerronas que luego se daban los políticos que andaban en campaña, por este Distrito. Ella le entraba a todo, Sísifo. Pero déjame contarte qué fue lo que ella nos dijo que le había pasado. Primero nos contó que de niña había ido mucho a la iglesia, en donde conoció al sacerdote que en el futuro sería el causante de su desgracia. Por ese entonces. Ella lo aceptó como su guía espiritual. Años después, cuando ya era una muchacha casadera, el padre la invitó a la casa pastoral. Ella fue la que me contó que él le había preguntado que si sigues siendo señorita. Ella le contestó que sí, que aún nadie había entrado, -a su vida. Entonces, al comenzar a explicarle que era el amor físico, le propuso acostarse. Ella dijo haberse resistido, hasta que él, invocando su autoridad divina junto con su perdón, la encueró y le metió el pito. Bueno eso dijo ella. El padre de la iglesia de Santiago Apóstol la siguió frecuentando. Hasta que ella, recién embarazada, decidió abortar. Y se vino para acá, a este lugar de donde nadie sale nunca. Yo todavía no creo que haya sido el sacerdote quien la empujó por el camino de la desgracia. Más bien me inclino a pensar que a ella le gustaba la mala vida. Porque eso de trasnocharse, beber alcohol, y andar en riñas con las demás putas, no es para una muchacha que se decía decente. Pero eso es lo que sé de su vida. Yo creo que tú no debes tomarlo muy en serio, Sísifo". Sísifo guardó silencio. Dentro de su mente brotó, como una ráfaga maldita, el recuerdo de aquella tarde de otoño. "La mujer salió apresuradamente de la casa pastoral de la Iglesia de San José Obrero. Iba caminando con premura, mientras se cubría el pecho con aquel chal de color blanco, que le llegaba hasta la cintura. Ti padre Perfecto Torres salió tras ella y le preguntó sobre el motivo de su prisa. Ella, con lágrimas en los ojos, le respondió que no tenía nada. Que lloraba luego de haberse confesado con el' padre joven, que recién había llegado para auxiliarlo en sus tareas. Y se fue por la. Vereda adornada con palmeras, que ya daban sus primeros cocos. Tiempo después le nació un hijo, que luego anduvo enseñando corno fruto de su amor, con un vendedor ambulante de tacos, que para su mala suerte, murió aplastado por un camión. Lo malo es que el niño salió con los

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ojos azules, como los del joven sacerdote. Pero nadie, en el pueblo, dudó de sus palabras". Sísifo olvidó sus recuerdos. Trató de concentrarse en el tiroteo de la mañana y entonces se dio cuenta de que apenas iban a ser las ocho y de que hacía demasiado frío, como para estar ahí, pensando en que si los sacerdotes católicos son perversos. Al fin y al cabo, no dejan de ser hombres, se dijo y comenzó asaltar un Poco para desentumirse. Luego inició las tareas del día. El salón estaba menos sucio que el lunes, así que en un tiempo breve terminó de hacer la talacha. Carlos llegó un poco más tarde que de costumbre. Al filo de la una comieron y esperaron el anochecer para atender a los clientes y a las prostitutas. En el fondo Sísifo comenzó a odiar aquel ambiente de putas y muertos y borrachos y desveladas. Pero entendió que la vida ha creado mundos dentro de mundos y lo que él había percibido hasta ese día, era el rostro de la maldad y de la decadencia Sintió la necesidad de encontrar los mundos superiores, que sin< duda deberían existir en algún lugar. Hizo una breve recapitulación de los últimos sucesos y en uña fracción de segundos consideró qué la homosexualidad del hombre a quien creyó su padre, no tenía nada de extraño dentro del universo de perversidad, que había creado la vida. Y supo que si estaba en el extremo, había otro extremo que marcaba el contraste. Ese era el extremo del bien; de la santidad; de la felicidad. ¿Pero dónde estaba ese mundo? Arriba. Debe estar arriba -se dijo mientras sonreía-. ¿Dónde está arriba? Eso no se lo pudo contestar. Sin embargo, presintió que arriba, en donde habitan los ricos, el universo era diferente. Ahora estaba abajo; estaba entre los miserables, entre los borrachos; entre las prostitutas; entre los jotos y entre los asesinos Entonces empezó a buscar los escalones para subir. La noche transcurrió sin tanto bullicio, porque entre semana, el negocio decrecía. Incluso, Nancy argumentando que se sentía mal, no actuó. Las mujeres que salieron a la antesala, fueron pocas. Así que Sísifo permaneció sentado la mayor parte de su turno, frente al gran espejo de la barra. De vez en vez y, aprovechando el silencio del burdel, se auto contemplaba el rostro. Fastidiado de la repetición de sus actos, caminó un poco por el interior del cabaret. Una de las tantas mujeres, que aburridas como él, esperaban la llegada de algún borracho en busca de diversión. Le pidió queje 56


regalara un cigarro. "No fumo -le dijo mientras simulaba la mejor de 'sus sonrisas. "Entonces ve a traerme una cajetilla de Camel le dijo la mujer, mientras le extendía un billete de a dólar. "Con filtro o sin filtro -le preguntó Sísifo- "Sin filtro. El Camel no tiene filtro -le contestó la mujer, con cierto desenfado-. "Ahora se los traigo". Sísifo regresó poco después. La mujer, gorda, de piel chamuscada y que llevaba muchos anillos entre los dedos de las manos, le preguntó si no quería echar un palo. Sísifo, extrañado por- la. Invitación, le respondió que no sé que es eso. La mujer sonrió. U respondió con palabras, malsonantes y Sísifo, volvió a insistir en que no le comprendía. Fastidiada por la ingenuidad de Sísifo, o de su; habilidad para rehusar el compromiso, le preguntó que si todavía era virgen. Él respondió que todavía no sé que es hacer el amor. La dama le preguntó que si tenía diez dólares. No los tengo, le dijo Sísifo. "Cuando los tengas ven a mi cuarto, nene". Para escabullirse de la molesta conversación, Sísifo le dijo que sí y volvió a la barra. Carlos le Preguntó que qué le había dicho la mujer y al contarle Sísifo sobre la insinuación de la gorda, su compañero le aconsejó: - Ella es la que debe darte los diez dólares, porque le hagas, el favor de meterle el pito. ¿O no te atreverías?, - No me gusta, es muy vieja. - Pero diez dólares son diez dólares, ¿no crees Sísifo? - Sí. - ¿Entonces? lo voy a proponer a ver si acepta - ¡Felicidades, muchacho! Estás aprendiendo.

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SIETE La vida es la suma de circunstancias que a fuerza de repetirse se vuelven monótonas. Así transcurrían los días en aquella zona de tolerancia, donde la prostitución, el licor, la drogadicción y la homosexualidad, era todo el universo posible de ser explorado. El viernes un fuerte vendaval que azotó sobre los prostíbulos, despertó a Sísifo cerca del mediodía. Luego de despabilarse un poco, salió a la calle para comer algo en los puestos de madera, que se habían instalado en las afueras de los tugurios. Más tarde, cuando el sol escaso por aquellos días de invierno, calentó, Sísifo entró al baño para tomar una ducha, antes, había encendido el boiler con un montón de papeles sanitarios y pedazos de cartón, de las muchas cajas de cerveza que rodaban por el patio del cabaret. Iba a cerrar la puerta del cuartucho donde estaba la regadera, cuando una mano de nácar, se lo impidió. Era Nancy la Reina del To Strip Naked. Sísifo la vio de cerca y se percató de que era más joven, de lo que se veía, mientras danzaba desnuda para entretener a los ebrios. La muchacha le preguntó que si puedo bañarme contigo. Sísifo enmudeció. Ella, con gran determinación, abrió la puerta, y entró Sísifo estaba en calzoncillos. Luego de desnudarse, Nancy le quitó la ropa interior a Sísifo. Ambos se quedaron como habían llegado al mundo. La muchacha, con mayor experiencia, dejó escapar una sonrisa voluptuosa. Que aumentó la ansiedad de Sísifo. Nancy abrió la llave del agua caliente y un vapor tenue comenzó a invadir el cuarto de baño Ambos estaban frente a frente, entre aquellas paredes de una pieza estrecha. Sus cuerpos se rozaron. Sísifo se estremeció Entonces la vio bien, de cerca. Era más baja que él. Su cara parecía el de una niña que usa calcetas y aún va a la. Escuela primaria. Sus tetas rosadas eran de menor dimensión que las que él le. Había visto mientras danzaba. Su cuerpo era delgado y casi transparente. Sus labios eran delgados y sensuales. Sus ojos negros se asemejaban a las noches de nostalgia y de sol que había vivido. El color de su pelo le hizo evocar los rayos del sol que de tarde en tarde besaban la fachada de la iglesia de su pueblo. Nancy se baño, con premura. Sísifo vio como el jabón resbalaba sobre su cuerpo de cristal. Cuando hubo terminado la chica le dijo que te bañas tú también, porque si no, te vas a quedar ahí congelado, Como si fuera un autómata, 58


entró bajo el agua tibia y sintió que su cuerpo era consumido por las llamas al terminar ella lo Interrogó: - ¿Vamos a tu cuarto o al mío? -A ninguno. ¿Por Qué? - Tengo que trabajar, le respondió Sísifo, con la voz entrecortada por la emoción. - Deja el trabajo para luego. -NO. - ¿Tienes miedo? - Sí. - ¿Nunca has estado con una mujer? - No. - Siempre ocurre algún día. - No quiero ir. - Entonces iremos al tuyo. - Mejor a ninguno. - ¿Te masturbas? - ¿Que es masturbarse? - ¡Por Dios! NO me digas que aún eres virgen. - ¿Qué es ser virgen? - Está bien. Iremos al tuyo. - No saldré de aquí, le dijo Sísifo Ella caminó despacio simulando que se movía en una dimensión de sensualita. Con su mano derecha tocó los testículos de Sísifo, el cual se quedó petrificado por el miedo. Su pené se irguió desafiante. Nancy le dijo casi un murmullo de sensualidad. - Tienes un falo de burro. Sísifo se ruborizó. Ella lo atrajo con un movimiento brusco y lo besó en la boca Sísifo retrocedió espantado hasta que sus espaldas tocaron el muro frío. Ella le siguió acariciando su falo erecto que amenazaba con hacer explosión. Otra vez la voz melosa le traspasó los oídos: - Me gustas porque tienes tipo de italiano. Sísifo no Pudo soportar. Se acercó hacia ella y con su impetuosidad contenida, la abrazó y la besó torpemente en todas partes. Y ambos salieron del baño, con rumbo al cuarto de Sísifo sin importarles el viento helado, se cubrieron ligeramente con sus toallas. Todas las percepciones habían cambiado para Sísifo, victima del embrujo del amor. Al entrar Nancy cerró la puerta y se secó el agua que escurría por su piel de cristal. Sísifo hizo lo mismo. Ella se metió bajo las 59


sabanas. Buscó sus ropas y extrajo de su pantalón color crema, un cigarrillo. - ¿Quieres? - No fumo, le dijo Sísifo. - Te hará bien. - No fumo. Ante el rechazo insistente de Sísifo, ella lo encendió y con fuerza aspiró el humo. Luego dejó escapar unos sonidos labiodentales y absorbió hasta el fondo de sus pulmones el humo que había chupado golosamente. Lo expulsó despacio y volvió a repetir, con ceremonial parcimonia, el ritual. Poco después, los ojos negros de Nancy se habían vuelto vidriosos. Sísifo, estaba a su lado observando lo que hacía. - ¿Es marihuana? - Ella no respondió. - Si quieres que te siga tocando tienes que fumar un poco. Sísifo se negó ella se sintió molesta e hizo el ademán de que se pondría de pie para salir del cuarto. - Si tú quieres lo haré, le dijo Sísifo. - Hazlo, le contestó con voz imperiosa. Sísifo chupó el cigarrillo y devolvió el humo a la velocidad del sonido. La mujer le insistió, Sísifo intentó de nuevo y volvió a toser. En la tercera ocasión parte del humo entró a sus pulmones. - Así está mejor querido. La muchacha volvió a tocar su falo y con maestría acaricio los testículos de Sísifo. El se estremeció de placer. Luego le pidió que le diera más de su cigarrillo. Ella asintió. Para Sísifo lo que le estaba ocurriendo luego de romperse la barrera de la inhibición, era un juego nuevo y extraño las descargas emocionales se sucedieron una tras otra, hasta que Sísifo se incorporo de súbito. Busco un poco de aire puro. Fue hacía la pequeña ventana que estaba al fondo de su cuarto y la abrió. Levantó los ojos y miro que los postes de luz habían tomado el aspecto de rostros humanos. Eran las caras humanoides que se proyecta en las caricaturas. Luego, los rostros empotrados en los postes, comenzaron a hacerles gestos. Le enseñaron sus lenguas negras, de madera y en ese preciso instante Sísifo vio como del cielo caía una lluvia de fuegos artificiales de brillantes colores. Una música ajena al hombre y a la tierra, inundo el espacio perceptivo de Sísifo. La visión de Nancy lo volvió a la realidad. 60


- Siéntate. Ya se fueron. Sísifo regresó a la cama. Entonces ella dijo: - Yo también los vi. Eran muchos. Siempre los veo cuando fumo. En un principio creí que trataban de matarme. Ahora sé que son alucinaciones, provocadas por el efecto de la marihuana. - ¿Viste las caras y la música y los cohetes? - Vi todo y algo más. - ¿Que viste? - Una lluvia de falos descomunales. Sísifo se quedó quieto y pensativo. La muchacha hizo a un lado las cobijas y mientras se descubría con sus manos su vagina rosada tierna le dijo: - Ven, querido. Mete tu lengua aquí. - No. - ¿Por que? - Tengo asco. - No seas cabrón, si por una de estas saliste. Ella extendió sus brazos y con la mano izquierda le sujetó del pelo, para arrastrar su boca hasta aquella cueva húmeda. Sísifo sin saber que hacer, hundió su lengua en el abismo Rosado de Nancy. - Mueve tu lengua, querido. Hazlo como si te estuvieras comiendo un helado, le dijo la ardiente muchacha. Sísifo obedeció. Luego ella, con la destreza de sus noches de amor, apuntó bien la grande lengua de Sísifo, para que le frotara el clítoris. El cuarto se fue llenando de gemidos dulces y del aroma inconfundible de las entrañas de la mujer. - Ahora ven, querido le dijo casi con llantito de perra. Sísifo se incorporo. La mujer antes de recibirlo, le limpio la boca por donde escurrían los líquidos vaginales. - Penétrame. Sísifo, todo entelerido por la emoción del amor le pregunto que como lo hacia. Nancy lo atrajo nuevamente hacia ella. Sus caras casi se fundían en una. Con la mano derecha busco el falo descomunal de Sísifo y la encamino hacia la vulva hinchada. En la mente de Sísifo hubo una duda. Ella lo enredo con sus piernas de cristal y desaforadamente se lo encajó en las entrañas. Sísifo notó como el falo entraba por la cueva caliente y húmeda. Ella le imprimió un ritmo cadencioso a la unión de sus cuerpos. El pene le lleno el hueco incandescente 61


y ella sintió la necesidad de destruir al forastero que invadía sus entrañas. Adentro todo era explosión y placer. Afuera el viento helado presagió la llegada de la nieve. Cuando hubo terminado el encanto, ambos se separaron fatigados por la violencia del amor. Sísifo sintió un delicioso abandono. Entonces comprendió que había huido desde hace mucho del placer de sus propias percepciones humanas. La respiración de Nancy se hizo pesada. Con los ojos entornados se volvió a proponerle que la penetrara. Sísifo se montó sobre ella. Entonces oyó la aclaración que le dejo asombrado. - Por ahí no. Métemela por abajo.

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OCHO Durante la madrugada nevó. Las calles de la zona de vicio, se volvieron lugares intransitables. Aprisionados en sus celdas de cemento, los extraños personajes del universo perdido, se dedicaron a esperar el instante de su liberación. A pesar del intenso frío, los clientes buscaban refugiarse de vez en cuando en los burdeles, para tomar algunas copas de licor ardiente, que les devolviera el ánimo y la alegría perdida en aquella jungla de hielo. Las putas y los homosexuales dedicaban la mayor parte de su tiempo a escuchar música tropical, a jugar baraja y a probar su suerte en la lotería cuyos naipes habían sido diseñados por Walt Disney. Otros, los más supersticiosos, se pasaban las mañanas heladas, consultando a doña Tiburcia, la bruja protectora de las causas desesperadas, que podía desatar los hechizos lanzados por las esposas frustradas; curaba el mal de ojo; vendía amuletos con cruces Egipcias y ojos de venado; hacia volver a los amantes rejegos y daba barriditas con albácar y agua con piedra lumbre, para retirar la mala suerte. Sísifo la conoció una de esas mañanas en que las mujeres se sentaban en el salón, para convivir y contarse mutuamente sus hazañas. Era vieja. Tendría más de 60 años, pero era muy querida entre los habitantes del fango. Se apoyaba, para caminar, en un bordón fabricado con árbol de huizache. La observó un rato, mientras le echaba las cartas a Nancy, a quien por cierto, desde aquella tarde inolvidable de su vida, no había poseído más. Así se moría el tiempo para ellos, los habitantes del extremo perdido en la maldad, cuya misión era vender la felicidad temporal de la carne. Por la noche, hubo un poco más de clientela en el burdel. Sísifo y sus compañeros de trabajo, atendieron el gusto de los asistentes, no sin perder la oportunidad de colocar en sus mesas, de cuando en cuando, botellas vacías de cerveza. Al filo de las tres de la mañana, cuando el frío arrecia y el cuerpo pide desplomarse sobre la cama. Carlos, le dijo a Sísifo que fuera a llevar una botella al cuarto número 13, que estaba al fondo, detrás de la pista. Sísifo fue. Una voz conocida le preguntó: - ¿Quiénes? - Soy Sísifo. 63


- ¿Quién es Sísifo? - El mesero. Tuvo que volver a tocar, para que la puerta se abriera. Entonces la vio. Estaba desnuda debajo de las cobijas y a su lado, un hombre corpulento y de edad, reposaba agitado por el amor. Sísifo olió aquel perfume que manaba de las entrañas de Nancy. - Deja la botella Y los vasos sobré la mesa, muchacho, le dijo Nancy con un acento despectivo. Sísifo se movió como un autómata. - ¿Se les ofrece algo más? - Nada, le contesto el hombre. Llévate este billete y te guardas el cambio. Hoy soy tan feliz, que Me siento espléndido hasta con la servidumbre. Sísifo lo tomé y aguantó la humillación. Antes de perderlos de vista, escuchó la voz de la muchacha. - ¡Y no vuelva a molestarnos! Contrariado por la actitud de Nancy, Sísifo regresó al salón. Y sin poder aguantarse, dejó escapar una lágrima. Luego como no queriendo la cosa, le preguntó a Carlos sobre la historia de Nancy Como la clientela seguía consumiendo licor, Carlos le pidió que esperara un poco para poder platicar con calma, aunque se le hizo extraño que luego de atender el servicio, Sísifo preguntara sobre su pasado. Finalmente, cuando la tranquilidad regresó al cabaret, ambos, se sentaron frente a frente sobre la barra. Carlos bebía una copa de brandy, mientras Sísifo tomaba café. - Nancy llegó hace poco. Vino huyendo de su madre que la - Sí, los hombres pagaban por acostarse con Nancy. Su propia madre vendió su virginidad por unos cuantos pesos. A un hombre rico del pueblo de Gúemez. Ahí empezó la desgracia de esa muchacha, de quien se dice. Es hija de un prominente ganadero de Bronswill. No te asombres, Sísifo. Cada mujer que hay aquí tiene su propia historia y todas son tristes, dolorosas. Nadie se ha metido aquí por diversión o por perversidad premeditada. Hemos sido nosotros, los machos. Pero tampoco nosotros tenemos la culpa, porque somos producto de la educación del sistema. - ¿Pero porqué no se escapan de este lugar? -Es algo que yo me he preguntado desde hace mucho tiempo. Parece que se les nubla la conciencia y se les cauteriza la sensibilidad. O puede también ser el destino. Hay mujeres 64


que llevan en su sangre el germen de la perdición. Creo que la mayoría son infelices. - ¿Y no hay salida? - Sí. Una. Que el gobierno las rehabilite para incorporarlas a otra actividad. - ¿Y ellas que dicen? - Esperan. - ¿Esperan qué? - El milagro de que un Príncipe Azul las saque para siempre de este lodo. - ¿Y sucede? Le interrogó con premura Sísifo. - Pocas veces. - Entonces me llevaré a Nancy. El universo de hielo había encontrado por fin el calor de la tarde. Sísifo se atrevió a tocar el cuarto de Nancy, para pedirle que se fuera con él. La muchacha, Aún somnolienta, le dejó entrar. Él con un valor sacado de sus ímpetus guardados en el arcón del tiempo, le dijo: - Quiero que te vayas conmigo. - ¿Adónde? - A cualquier lado. - Estás loco, Sísifo, me gusta este mundo y pertenezco a él. - No lo creo. Te he visto llorar de infelicidad. - Estás equivocado. Fue de placer. - ¿Entonces aquella noche? - No has vivido nada, Sísifo, le dijo con voz que sonaba a murmullo, de hojarasca. - ¿Y tus lágrimas? - Es mi única expresión corporal, Sísifo, lloro porque soy feliz en este mundo de hielo. - ¿Y lo nuestro? - Que hay de lo nuestro. - ¿No vale? - Todos los días lo hago, le dijo con una expresión gélida, como el tiempo de la calle. - ¿Entonces? - Entonces qué. - ¿No, nos iremos? - No, Sísifo. - ¿Porqué?

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- Porque tú no me interesas. Fuiste un juguete agradable. Un pasatiempo. Una diversión. Pero no eres nada excepcional. Hay hombres mejores que tú. - ¿Porqué me lastimas? - No te lastimo. Te digo la verdad. - Te quiero, le reveló de golpe Sísifo, con voz casi suplicante. - No me interesas. ¡Lárgate, Sísifo! - Volveré. Algún día volveré, le prometió. - ¿Volverás para qué Sísifo? - Para casarme contigo. - ¡Sueñas, muchacho! Yo tengo un verdadero hombre que sabe Hacerme feliz. ¡Para que quiero un pelele! - Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, yo no puedo dejarte. Tú viniste a Llenar el hueco que dejaron los padres a los que nunca conocí. Te. . . Bruscamente Nancy lo interrumpió. - ¡Cállate imbécil! Yo odio a los pendejos, que se ponen sentimentales. Y, sin darle tiempo a reaccionar, lo sacó a empellones, de su cuarto. Sísifo siguió la trayectoria hacía el exterior debido a la inercia del impacto. Luego caminó despacio con los ojos clavados en el piso y sintió que la vida había perdido sus encantos. Pero esta vez, Sísifo no vio las lágrimas que escurrían por el rostro de Nancy. Después del incidente, la muchacha fue a buscar a Gloria y ambas bebieron brandy. Ella le contó todo. Gloria le dijo, que la proposición de Sísifo era buena. Ambos son jóvenes y con el tiempo podrán madurar - le dijo-. - No es el temor al futuro, le respondió Yo sé que Sísifo es un muchacho bueno que me querría por todo el placer que puedo darle. Pero no quiero aprovecharme de su inocencia. - Mira, mujer, en este mundo todo se vale. Si ya estás, cansada de rodar, te juntas con Sísifo y empiezas una nueva vida. Total, no es cosa del otro mundo. - Te equivocas. Sísifo es un predestinado. ¿Te lo dijo? - Doña Tiburcia. - ¿Qué exactamente te dijo? - Yo la consulté para saber si me convenía establecer con él una relación duradera, o al menos intentarlo. Y me dijo que Sísifo está marcado por la vida para ser un hombre de bien. 66


"No lo contamines. Ni te hagas ilusiones, Sísifo tiene un destino personal que cumplir. Es uno de esos profetas del cielo me dijo. "Y si te empeñas será más doloroso', me advirtió, "porque terminará por dejarte para encontrar la escalera hacia el cielo". - ¿Y tú le crees? - La baraja no miente. - ¿Y tú lo amas? - El amor que conocemos tú y yo es sólo el físico. El placer. Los orgasmos. ¿Ese es el amor? - ¿Pero hay otro? - Sí. El amor que nunca conoceremos tú y yo. Pero que él, algún día encontrará. - Por eso lo trataste así, ¿para qué se fuera dé tu vida y te olvidará? - Sí. Porqué Sísifo debe ser eternamente libre.

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3.

Y Muerte.

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UNO Basilio Rentería y Sonia Rangel, eran los últimos sobrevivientes de Salaberna, sus padres les heredaron una cuantiosa fortuna y les encomendaran una misión cuyo cumplimiento les hicieron jurar sobre sus tumbas. Por eso, en aquella mañana en que volvieron a reunirse para evocar la promesa hecha a los muertos, tuvieron la sensación de que habían jurado en vano. Se encontraron veinte años después de que aquella maldición proferida por Sísifo sepultara para siempre a su pueblo y de que aquellos demonios prehistóricos brotaran de la tierra para atormentar a los hombres y de que aquella lluvia misteriosa cayera sobre las aguas y las volviera amargas. Basilio la vio primero cuando ella caminaba sobre una vereda de hielo en medio del bosque, arrastrando los pies por la fatiga de los años y de los interminables insomnios y de las interminables frustraciones. No era la misma; aquellos cabellos dorados que danzaban sobre las olas del viento se habían vuelto blancos como la nieve de invierno. De súbito tuvo la impresión de que ambos estaban caminando en sentido contrario al tiempo y de que ese hielo se transformaba en una senda de adoquines de cantera gris; la luz del amanecer lo invadió de nostalgia y creyó de pronto que más bien era un ocaso el que estaba presenciando; luego pudo observar en la lejanía entre los árboles muertos por el hielo, como su padre Viracocha cabalgaba en su brioso corcel blanco; un poco más allá, donde la rivera del río se junta con la tierra muerta por la sed, vio a la madre de Sonia, Isis, que nadaba sobre el mar infinito que siempre permanece inmóvil. Entonces abandonó su tiempo y sin sabor cómo o porqué, regresó hasta la infancia donde la monotonía del trabajo en las minas, fue rota por aquel cataclismo que asfixió a Tihuanco y al Tibet. Miró de nuevo cómo los demonios prehistóricos contaminaron a los hombres con el virus de la hipocresía; de la ambición y de la ignorancia; los hombres atormentados se unieron para conspirar contra los más débiles y les dieron muerte. Entonces, enloquecido por la obsesión, ellos mismos acabaron por destruirse. Se vio parado en medio de aquel monasterio desierto y vio cómo las mujeres unidas por la viudez que les dejaron los diablos se fueron huyendo en busca de la civilización; y volvió el rostro para ver cómo las 69


ruinas del pueblo se fueron llenando de sombras y de soledad y de aullidos de fantasmas que buscaban la paz que sólo otorga la Gran Luz del Universo; al escuchar de nuevo la explosión que produjo aquel aerolito y que abrió un hoyo donde cayó para siempre en el olvido la Ciudad Maldita, tuvo la fortaleza suficiente para abandonar el desdoblamiento y regresó al bosque con senderos de hielo. Apuró el paso y cuando estuvo cerca se abalanzó sobre Sonia para darle el abrazo de hermano que siempre anheló; no tuvieron que contarse mucho ya que a pesar del tiempo y de la distancia nunca dejaron de escribirse; luego de que se hubieron separado escucharon a lo lejos como el canto de un gallo y el llantito de un perro que busca el calor de su madre. Basilio fue el primero en hablar: -Creo que hemos perdido a Sísifo. Sonia dejó escapar la última lágrima y le contestó casi con un susurro: -Yo también creo que lo hemos perdido. Basilio le dijo que había, hablado con el sacerdote Perfecto Torres a quien localizó en un Monasterio de Lyón antes de que se muriera. Le contó que había consultado un libro sobre la vida de Sísifo en Salaberna, que había escrito el médico Anastasio Segovia; le refirió sobre los poderes mentales de Sísifo y de cómo había matado a una serpiente venenosa con la mirada. Lo más asombroso le dijo es que Sísifo la encerró en una esfera de cristal, que tenía el tamaño de una canica, es decir, la comprimió. Ella le contó, que Sísifo era capaz de destruir la mente con sólo mirar a los ojos; ambos no expresaron sorpresa porque muchas veces se lo habían contado, se lo contaron hasta la saciedad por medio de sus largas y frecuentes cartas. Pero algo tenían que contarse en su reencuentro físico. Luego sacaron los recortes que por años, habían acumulado; en uno de ellos se relataba el cruel asesinato, de un hombre poderoso y rico cuyo cadáver había sido encontrado por la policía comprimida al tamaño de una canica. Basilio leyó un fragmento. Inglaterra. 18 de Marzo de 1951. - Detectives de ScotIand Yard, encontraron el cuerpo de Lord Spencer en el interior de su residencia de verano. Disfrutaba de unas vacaciones antes de participar en la reunión cumbre de los países Europeos, en donde se aprobaría el uso estratégico de mísiles nucleares. Su cadáver estaba encerrado en una bola de cristal y tenía el 70


tamaño de una canica. La policía está desconcertada y no hay pistas probables sobre la identidad del asesino. Todo hace suponer que se trata de una forma científica de acabar con la vida. Los sabios opinan que puede tratarse de invasores no identificados que programan una conjura internacional. Invasores, no identificados. . . Recalcó con suavidad Basilio. Luego ella desdobló un recorte de periódico un poco más reciente: Moscú. Abril de 1971. - Yuri Krusev, Ministro de Defensa, fue encontrado deambulando anoche por las calles de la ciudad completamente desnudo. Al ser examinado por los médicos aseguró que “el niño que nació de una flor fecundada por el viento me ha robado mi memoria". Era lo único que podía articular con palabras. Finalmente murió con la obsesión de haber tenido un contacto con un ser prodigioso. Oficiales de la KGB -La policía secreta del Politburó opinan que fue víctima de una droga letal suministrada por espías del imperialismo. Las investigaciones prosiguen ante el duelo general del pueblo soviético. Hay cien mil personas marcharon por las calles para exigir represarías militarse contra los norteamericanos. Krusev tenía a su cargo las pruebas iniciales de la Bomba, de Protones. - Fue Sísifo, dijo Basilio. Respondió Sonia, fue Sísifo. Ahora, estamos juntos de nuevo, dijo Basilio. Ambos se tomaron de las manos y caminaron en silencio hasta salir del bosque. Pensaron en el pasado y en el presente y en el futuro y comenzaron a intuir que los relatos y los rumores y las leyendas que contaban con tanto temor los antiguos (que los hacía santiguarse) era una realidad científica. Entonces (hoy) lograron entender la verdadera dimensión del peligro. Basilio imaginó lo que ella pensaba; Sonia imaginó lo que él pensaba. Ambos imaginaron lo que ambos pensaban; pensaban en Sísifo, en su prodigioso nacimiento; en la catástrofe que precedió a su partida; en la aparición de los demonios que brotaron de la tierra agrietada en el fuego Eterno que aún ardía (ellos estaban seguros) en el interior de la cueva del Ermitaño en la cima de la montaña (cima y montaña que no tocó el cataclismo). Pensaban en la amargura de las aguas; en la explasi6n violenta del único Universo habitable; en el éxodo de las familias supervivientes a la maldición; en la desgracia que amenazaba al mundo si la 71


profecía llegaba a cumplirse. Salieron del bosque caminando en silencio y subieron por la calle Newton par a ir a refugiarse en un café cercano; Basilio 13 dijo a Sonia que el olor a pizza le abrió el apetito. Pidieron una mesa cerca de una amplia ventana desde donde podían ver los árboles muertos por el hielo y el paraje desierto de aquel invierno. Entonces se acordaron cuando Salaberna fue una vez el ombligo del mundo. Un niño miserable se paró frente a ellos del otro lado del muro; lo vieron tiritar de frío detrás del vidrio opacado por la escarcha; enseguida, como si hubiese sido una sombra sin tiempo desapareció de pronto ante sus ojos, pero su imagen se quedó mucho rato en sus retinas. El niño llevaba una camisa azul, raída por el tiempo, sus pantalones eran de color gris como el cielo gris de ese enero; sus zapatos eran de trapo y estaban destrozados por el tiempo: sobre su cabeza llevaba una gorra amarilla de jugar béisbol: de súbito tuvieron la sensación de que Sísifo era ese niño, y que su alma se multiplicaba durante el invierno. Ambos se miraron y pensaron que la senectud artificial les estaba atrofiando. Basilio miró a Sonia. Su rostro seguía guardando aquella belleza, que un día remoto, la, convirtió en la leyenda más sublime de la región, sobre todo cuando se la raptaron los bandidos en un domingo de Pascua. Su cuerpo era delgado. Ya no tenía la robustez de los años mozos y sus ojos verdes, herencia de su abuelo francés, seguían conservando el rubor y el erotismo que una vez enloqueció al Ermitaño de la montaña.

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DOS Sísifo despertó de su letargo durante la primavera. Se levantó con hambre y bajó. Comió algo parecido a la Ambrosía y luego fue a su biblioteca para escuchar música de Wagner y de Bach. En ocasiones le parecía agradable la soledad, pero tenía periodos de profunda nostalgia, en el cual añoraba escuchar la risa de los niños, de los hijos que nunca tuvo, ni que l legaría atener, porque su espíritu no Podría fusionarse con la carne de los hombres. Había entendido su destino luego de que saliera de aquel lugar de prostitutas y de drogadictos Y alcohólicos y homosexuales. Sobrevivió a la, primera prueba: huyó del vicio y buscó la virtud. Luego vino el período de la duda; dudó de todo hasta de su propia naturaleza. Luego aprendió, a caminar s6lo por la vida. Luego entendió el instinto social; el uso de sus facultades: supo que era todos los animales de la naturaleza. Conoció el poder de la resurrección y las, fuerzas tremendas que la mente reserva para los elegidos. Supo, que tenía que impedir el Armagedón de los hombres; la autodestrucción nuclear y el uso de las armas químicas precipitaban al mundo a su catástrofe final Entonces lucha con todo su Poder para impedirlo. Pero los líderes mundiales eran demasiado ambiciosos; demasiado hipócritas; demasiado ignorantes. Y la única alternativa era destruirlos para conservar la vida; esta forma de vida que no es la única ni la más perfecta del Universo, pero es una forma de vida que merece existir, porque nació de la auto contemplación del Supremo Gran Arquitecto del Universo; Cuando el se miró a sí mismo, llegó a existir la materia. Su organización Y su reproducción, determinadas por las leyes científicas, dieron origen al Universo. Pero sabía que en aquella resurrección que le trajo la primavera, estaba la senda final de su misión. No la conocía hasta que oyó una dulce voz que sonó a murmullo de hojarasca: - Despierta Sísifo. Sísifo que se había quedado dormido escuchando la música clásica, no hizo caso. - Despierta Sísifo. Levántate. Ha llegado la hora. Sísifo no se movió. Entonces volvió a escuchar la voz:

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- No habrá milenio, Sísifo. No habrá Rapto de la Iglesia, ni Armaged6n. Gog y Magog no saldrán a engañar a los hombres para formar un ejército que se enfrentará a Dios la Bestia y el Falso Profeta no se manifestarán. La Nueva Jerusalén no descenderá sobre la Tierra. Todo ha sido cancelado, Sísifo. Despierta. Sísifo siguió soñando. - No habrá gran Tribulación, Sísifo. El Toque de las Siete Trompetas y la apertura de los Siete Sellos se han cancelado. No hay Lago de Fuego, ni Árbol de la Vida, Sísifo. Sísifo estaba hundido en la bruma, en el sopor. -Hoy el Universo es Distinto. Todo es Luz. La antigua Tragedia Cósmica del Hombre ha sido Modificada. La Dimensión sin Tiempo es un lugar para todos. El Reino de Dios se ha instalado sin Violencia. Tienes que Cantar este Júbilo Celeste. El Diablo se ha arrepentido. El Demonio ya no es el Adversario. Satanás fue Perdonado por el Dios del Amor. Luz bella es Luz bella. La Serpiente Antigua ha sido mordida por el veneno del Olvido. Lucifer es un invento Literario. La Dramática Profecía fue Cancelada. Ahora está Unido a Dios. Dios es Toda la Luz. El Milenio no Tiene Tiempo. Todo es Ahora, Mañana y Ayer. Ya no Soy el Padre de la mentira. Soy lo que fui Antes de la Fundación del Mundo. He cambiado. Ahora soy Bueno. Ya no soy el Soberbio. Dios es Amor. Dios Es Amor. He regresado Como el Hijo Pródigo. Ha terminado Mi Destierro. Ha Terminado mi Sufrimiento Lejos de la Luz. Sísifo, ¡Ha muerto El Diablo! Sísifo escuchó la voz sumido en el letargo.

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TRES Los pasos de Sísifo resonaron sobre las rocas húmedas y sobre la tierra hueca, por debajo de la cual corren cavernas de hielo; mucho antes de llegar a la cima, Sísifo contemplé con fascinación aquel amanecer que se le presentó ante sus ojos como si fuera aquel amanecer del tiempo en que se construyó el mundo. Después de asimilar aquella percepción alzó la vista y miró brotar el sol de su tumba, como si hubiera llegado el tiempo de la resurrección de la carne. Entonces el fuego y el hielo se unieron para crear un vapor denso, en cuyo centro, Sísifo, el reflejo del Supremo Arquitecto, meditó en su origen tan milenariamente prehistórico, que siendo el origen de su propio origen, le era difícil evocar con precisión. Enseguida recorrió la dimensión donde las cosas no tienen duración y donde es imposible fijar el pensamiento sobre algún lugar geométrico, que no sea sobre sí mismo. Recordó su fuga del mundo de los muertos; su transitar por la vida; su contacto con gentes y con pueblos y con costumbres. Entendió la misión que se le había conferido: comenzó a predicar el arrepentimiento del Diablo; comenzó a predicar en las calles, en los desiertos; sobre las rocas y sobre los techos el Perdón de Dios. Predicó la Unidad del Indivisible. El retorno del mal al bien; la supresión de la Dualidad C6smíca. Muchos lo siguieron y creyeron en sus palabras. A esos los liberó de la angustia indefinible de esperar inerme el desenlace de la tragedia. Los instruyó en las diferentes Cosmogonías prehistóricas; les reveló el origen de las Religiones Solares Primitivas; los elevó de la condición de esclavos a la libertad de ser descendientes y herederos del Supremo Arquitecto del Universo. Entonces, cuando quisieron convertirlo en Divinidad, los dejó solos para que aprendieran a caminar por la vida, por el Universo. Los enseñó a encontrar su destino y su ubicación. Les dio la inmortalidad que buscaban en la tradición de la leyenda. Les dijo que el Mal ha muerto al convertirse en bien. Que el bien y el mal son uno y que el hombre puede transformar su Destino Personal si así lo quiere. Y cuando quisieron hacerlo un Dios, Sísifo regresó al lugar que tuvo, antes de que el Mundo fuese...

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SĂ­sifo hizo muchas otras cosas, Que si escribiesen con detalles, RequerirĂ­an de tantos libros como Estrellas Hay en los cielos.

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A Paulo Coelho: Que tambi茅n encontr贸 como yo, Al Maestro Ram.

Nery Vela, el Primer Astronauta Mexicano, Con el escritor David Rangel Tapia.

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1 William Terwoth empujó la pesada mecedora de madera que encontró flotando como huérfana en el Mar del Norte en el invierno de 1870 en los tiempos en que fue pirata y asaltó a cañonazos las posesiones coloniales de Holanda durante el reinado de Guillermo II. En esa época combatió principalmente, en las aguas de Bélgica, que intentó emanciparse como provincia del sur en 1830. La rescató por nostalgia. La madera estaba cubierta por una espesa capa de hielo y de algas marinas que de cerca parecían mariposas siderales. La subió por la borda atada a una cadena de hierro que se robó de los calabozos del Papa Alejandro VI. La metió en su camarote construido con madera de acacia que recolectó con sus manos en el desierto de Egipto. Pasaron 30 años antes de que la forrara con piel de cocodrilo sagrado del Nilo y la pusiera junto al timón de su barco de vapor al que llamó Moisés y en el que luego de mil travesías y de aventuras heroicas, arribó con su pandilla de bucaneros al Puerto de Tampico, Tamaulipas, el 18 de febrero de 1813, fecha en que el General Victoriano Huerta traicionó y derrocó al Presidente Francisco I. Madero y permitió que sus partidarios lo asesinaran junto con el Vicepresidente José María Pino Suárez. Después del cuartelazo militar Huerta obligó al Congreso a proclamarlo Presidente de la República el 19 de febrero, es decir, tres días antes de la cobarde ejecución del Presidente Madero el Profeta de la Democracia que había terminado con la dictadura de 27 años del General Porfirio Díaz, el 6 de noviembre de 1911. William siempre fue muy sentimental, fifí, por eso grabó en el timón con un cincel el nombre de Julio César, en honor del general Romano que conquistó en el año 55 antes del Mesías Judío las llanuras pantanosas formadas por los deltas del Mosa y el Rin. Con el tiempo y para sacudirse la opresión las tribus celtas y germanas que poblaban gran parte del territorio, pactaron con Roma una alianza y recibieron ayuda para abrir sus canales y construir sus diques. Entre los siglos V al VII, casi toda la región fue invadida por los francos, y al disgregarse el Imperio Carolingio en el año 843, pasó a formar parte de la Lotaringia y más tarde en el año 911 se integró al Sacro 78


Imperio Romano. Antes del alba caminó desde su casa fabricada con los tablones de madera que sobraron del barco destrozado por el huracán Isabel que lo hundió como si fuera el frágil cascarón del Huevo Cósmico a causa de la furia de la naturaleza en las aguas del Golfo de México, que después de memorias interminables, de amores encontrados y de batallas que nunca se ganaron, encontró su cementerio sin memoria para terminar sus días como sepulcro blanqueado que sus manos tersas, de doncella medieval, acomodaron una por una, para edificar su refugio final en la rivera del Río Pánuco. Tardó una hora en llevar su mecedora hasta la orilla de la playa. Parado frente al inmenso océano de azul turquesa como sus ojos, recordó los tiempos remotos en que era niño, cuando esperaba el amanecer sentado frente al mar. El naufragio de su barco cambió su destino para siempre y lo forzó a enrolarse como telegrafista en las tropas del General Victoriano Huerta, que le asignó al antiguo pirata que había sembrado el terror nocturno en los Mares del Norte, la denigrante tarea de cumplir la siniestra misión de excavar hoyos, de enterrar postes y de bajar los cadáveres de los ahorcados durante la guerra de la Decena Trágica, para arrojarlos en tumbas de tierra sin ataúdes. El hundimiento de su barco no fue un episodio de infortunio que William no pudiera superar. Muchos siglos antes su hermana Heidi Hobbema construyó un imperio de ultramar cuando se unió en sociedad con el Mariscal Fernando Onasis fabricante de barcos mercantes de vela y de remos. En 1602 fundaron la Compañía de la Indias Orientales y en 1621 la de las Indias Occidentales. Sus navíos se apoderaron de Java, Sumatra, Malaca y de las Islas de las Especias. Incluso, una de las hijas de Heidi financió la expedición Holandesa que fundó en 1626 la ciudad de Nueva Amsterdam en New York, y otras exploraciones se apoderaron de Pernambuco en 1623 y ocuparon las islas de San Eustaquio y Curacao entre 1634-35; la de Saba en 1640, San Martín en 1648 y el Cabo de Buena Esperanza en 1652. En esa época Holanda se había convertido en potencia comercial y marítima, en un nivel de rivalidad con Francia e Inglaterra. Entonces, de súbito abrió sus fronteras a los refugiados de las persecuciones religiosas: a los judíos Españoles y Portugueses y a los Hugonotes Franceses, que contribuyeron a crear la enorme riqueza de Holanda en el Siglo XVII. Con la opulencia material, los 79


relámpagos de Odín trajeron la Edad de Oro en la Cultura: la pintura llegó a su esplendor con Franz Hals, los Vander Velde, Ruysdael, Hobbeman y por supuesto el inmortal Rembrand. En filosofía brilló Spinoza y en Derecho H. Grocio. La Universidad de Leiden alcanzó fama universal, pero el odio comercial con Inglaterra provocó dos guerras entre ambos países en los años 1652-54 y 1664-67. En 1667 formó con Inglaterra y Suecia la Triple Alianza, para obligar a Francia a desistir de la guerra contra España. Guillermo IV de Orange fue elegido en 1747 como Stadholder, es decir, Jefe de Estado hereditario. Pero en 1795 a raíz de la Revolución Francesa, los franceses invadieron nuevamente Holanda. Guillermo V huyó al exterior y se proclamó entonces la República de Batavia como Protectorado Francés: Napoleón I la convirtió en el Reino de Holanda y puso en el Trono a su hermano Luis Bonaparte. El destino es así: en noviembre de 1813 regresó a Holanda Guillermo de Orange Nassau, hijo del último Stadholder, y el pueblo lo proclamó Príncipe Soberano con el nombre de Guillermo I.

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Los ojos azules de William Terwoth se detienen de pronto al final del horizonte. Allá, a lo lejos, vio al Capitán Vanderdeeken, quien fue condenado por el Papa San Gregorio IV en el año 827, a surcar eternamente las aguas del Cabo de Buena Esperanza como castigo por haber proferido una Blasfemia en contra el Espíritu Santo, de quien dudaba que hubiera engendrado a Jesús en el vientre de la Virgen María sin ninguna ayuda humana. Una vez en 1800 lo miró de frente a la luz sombría de una taberna en Rótterdam y desde entonces heredó el poder de predecir con todos sus pormenores, el día, la hora, el lugar y la manera en que habrían de morir todos los seres de la tierra, del aire y del mar, y por un largo período se desorientó y perdió el control de su clarividencia para poder proclamar sus profecías fatales, porque se le revolvían las imágenes de las rocas y de las hierbas y se le formaba un caos en los datos y no podía diferenciar en los relámpagos de la premonición que le azotaban de manera involuntaria, a quién correspondían las fechas, y se extraviaba en los escondrijos de la magia, y se perdía en los lebrillos de la adivinación, de tal manera que el destino final de todos los peces del mar, y de todas las aves del cielo y de todos los gusanos de la tierra, se le mezclaban en una sinfonía desordenada junto con los funerales de Santino Corleone, y se derramaban sobre las alas de los murciélagos astrales sus presagios bañados con el agua que brota de la fuente de la vida eterna, y su mente enloqueció con tantos cadáveres que durante mil años nunca pudo organizar sus augurios, hasta que conoció la Tecnología del Internet y se introdujo a la red como astrólogo oficial de Henry Ford. Luego compró un espacio exclusivo en la televisión nacional para presentar un programa de sus visiones, pero la demanda de la lectura del futuro se agotó cuando la sociedad se hizo más deshumanizada y automática y se perdió la importancia siniestra de saber con toda precisión La Hora de la Muerte, que tanta preocupación causó entre los antiguos, ya que saber con anticipación qué, cómo, porqué o a manos de quién habrían de ser privados de la vida, representaba un conocimiento cósmico que tenía su 81


precio en oro. A pesar de la curiosidad insaciable del género humano el ministerio de ser un Oráculo Viviente entró en el olvido porque ya nadie quería consultar las páginas del vidente que podía pronosticar con todo detalle la hora de su infortunio. Poco después de sus primeras presentaciones en la cadena nacional de la televisión de la CNN, irrumpieron en su escenario los discípulos de la Filosofía de Los Epicúreos y le quitaron 300 millones de adictos a la desventura al propagar la ontología del placer absoluto a través de los sentidos al enseñar que la humanidad debe de creer una sola cosa: Que debemos comer y beber hoy, porque Mañana Moriremos. William Terwoth guardó en silencio en los laberintos de su corazón su fracaso hasta que Henry Ford lo despidió una tarde tibia de verano y tuvo que regresar a Holanda para continuar con su oficio de pirata. Sin embargo jamás olvidó que su vaticinio más famoso fue el que le hizo a Merlín el Mago mitológico de los celtas, que en la leyenda de la Tabla Redonda se transforma en el adivino de la Corte del Rey Arturo. En esa época algunos nobles y muchos plebeyos lo consideraban el hijo del Diablo y de una Monja, que fue enviado por Satanás a la tierra, pero que cambió su naturaleza al recibir el Bautismo de la Iglesia Católico Romana, y se hizo bueno, y ayudó al Rey Arturo a construir la Mesa Redonda y a vencer a sus enemigos. Arturo fue un antiguo héroe y Rey legendario de Inglaterra que existió entre el 501-542, y que fue uno de los últimos en resistir la invasión de los Sajones: sus hazañas en esa guerra son temas de romances tradicionales y de poesías populares que forman el llamado Ciclo Bretón. Una tarde mientras caminaban por una aldea de campesinos pobre y muertos de hambre, William Terwoth le dijo a Merlín que sería asesinado por ordenes del Príncipe Juan Sin Tierra, tío del Duque de Bretaña, Arturo I, hijo póstumo de Godofredo Plantagenet y heredero de R icardo Corazón de León.Esta es la profecía:“El 11 de abril de 1216, te citará a las 9 de la noche en su castillo de Londres y ahí te preparará una emboscada a mano de cuatro soldados. Serás herido de muerte con una espada en el estómago por Anastasio. Agonizando serás levantado en vilo y arrojado a un calabozo donde morirás desangrado el 12 de abril a las 3 de la mañana. Pero Juan Sin Tierra, Rey de Inglaterra de la Casa de Anjous, hijo menor de Enrique II y de Leonor de Aquitania, fallecerá a la misma hora de un derrame 82


cerebral. Más una cosa no sucederá sin la otra. Qué Dios se apiade de tú alm a,y decide lo que tengas que hacer.” W illiam Terwoth miró los últimos rayos de sol del atardecer. Se puso de pie y aspiró con fuerza el aire fresco y salado que viene del mar. Miró las nubes y supo por su color oscuro como la piel de África, que se desataría el viento helado del norte. En el otoño de su vida empujó de nuevo su antigua mecedora de madera y emprendió el penoso regreso hacia su casa, mientras en el silencio de su corazón elevó una plegaria por Merlín, aquél mago fabuloso que comprendió en su inmenso dolor de vagabundo del universo, que la vida no tendría sentido si no continuara en algún lugar del tiempo y del espacio, ¿o no es así?

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William Terwoth esperó el amanecer sentado frente al mar. En sus ojos azules se reflejó para siempre una gaviota que danzaba en el aire. Al romper el día evocó con todas sus fuerzas al pirata Lester, su antiguo compañero de armas, y en un escondrijo del alma le brindó un homenaje hermético. Se puso de pie y su piel desnuda percibió la humedad de la arena fría en aquel crepúsculo matutino de diciembre, y hasta entonces comprendió que jamás, ni en los tiempos más remotos de su perdida infancia, había sido un hombre tan poderoso, como la noche aquella en que le profetizó con todos sus pormenores a Romeo y Julieta, como habrían de morir por culpa de sus amores paralelos. Regresó a su mecedora de madera para buscar el álbum de fotografías que de manera prodigiosa le permitía reconstruir el árbol genealógico de su familia en los últimos 200 años. Lo sacó de su alforja con mucho cuidado, le sacudió el rocío del alba y sopló con fuerza sobre los granos de arena que se fueron flotando sobre el vacío en espera de la piedad, como si se tratara de las vidas de los seres humanos que imploran un segundo de amor para llenar su destino de peregrinos ausentes. Ahí estaba, arrogante, William Terwoth I, vestido de capitán de la marina mercante de Holanda, luciendo sus galones de general sin batallas. Ya para esas alturas había olvidado que de joven fue escritor de poemas de amores diferentes, que ofrecía en venta en las calles de Amsterdam a las damas de la noche que atendían las tabernas del puerto. Su hijo William Terwoth II conoció en 1477 al archiduque Maximiliano de Austria que después sería Emperador y a su vez tatarabuelo de Fernando José Maximiliano de Habsburgo archiduque de Austria y Emperador de México de 1864 a 1867, que se había casado con Carlota Amalia hija del Rey de Bélgica, y que al ocupar las tropas invasoras de Napoleón III la Ciudad de México el 10 de julio de 1863, una Junta de Notables adoptó la forma Imperial de Gobierno y le ofreció la corona a Maximiliano por el simple privilegio de ser bilingüe y de hablar español, y tras algunas vacilaciones el 10 de abril de 1864 aceptó el trono. El 28 de mayo los nuevos monarcas desembarcaron en Veracruz y el 12 de junio arribaron a la 84


Ciudad de México. Al tercer año de reinado, abandonado por el ejército francés y acosado por las fuerzas Republicanas de Benito Juárez, buscó refugio en Querétaro en donde después de un sitio de dos meses comprendido entre el 14 de marzo y el 15 de mayo, fue vencido, capturado prisionero, juzgado por un Consejo de Guerra y condenado a muerte el 14 de junio; fue fusilado el 19 de junio en el Cerro de Las Campanas junto con los generales Tomás Mejía y Miguel Miramón. En la línea de la descendencia William Terwoth I engendró a Ricardo, a Carlos, a Fernando y a Napoleón. Ricardo fue conservador y se quedó en la empresa naviera de la familia. Carlos agitado por un espíritu aventurero habitó en España y Francia. Fernando se convirtió al Calvinismo y terminó como un notable predicador en Inglaterra. Napoleón fue humorista y dibujante y fundó un periódico mensual de información relacionada con los acontecimientos comunes en Eindhoven. Con el anochecer William Terwoth cerró el álbum de las fotografías y selló una vez como tantas otras, el libro que tan celosamente conservaba el origen de toda su vida, y de la existencia eterna de su familia cuyo inicio se remonta al pasado en 10 mil años atrás, cuando el mundo era tan reciente que las cosas y los seres no tenían nombre y Dios tuvo que juntarlas en el Paraíso de Adán y pasarlas una por una frente al primer hombre que abrió sus ojos en la tierra, para que las designara con el dedo y las marcara para siempre hasta el fin de los tiempos. La imagen visual es así: William Terwoth se asemeja al legendario Sísifo, hijo de Eolo, esposo de Mérope y Rey de Corinto, que por haber engañado a Zeus después de muerto fue condenado a subir una enorme piedra a la cima de una montaña del Hades, de donde volvía a rodar hacia abajo, pues al momento de llegar le faltaban las fuerzas. Albert Camus en su período existencialista escribe una obra filosófica sobre el Mito de Sísifo, que refleja la impotencia de la vida humana y la tortura intelectual del hombre enfrentado a las limitaciones del conocimiento que busca renovarse continuamente. William Terwoth, en el ocaso de su vida empuja su mecedora de madera sobre la arena y regresa sobre sus pasos para volver, irremediablemente, mañana, a esperar de nuevo el amanecer sentado frente al mar.

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4 William Terwoth engendró a William Terwoth Fulcanelli, hijo de Isabel Fulcanelli, mujer italiana, liberal, luterana, excelente cocinera, que pesaba 240 libras, y que luego de fugarse con un malabarista de circo murió durante una epidemia de peste bubónica a la edad de 33 años en la ciudad de Milán. William quedó totalmente destrozado por la infidelidad de Isabel y decidió habitar en el ático de un molino de viento a las orillas del Rin. William había heredado un conjunto de habilidades intelectuales que le permitieron ejercer la profesión de tenedor de libros, bibliotecario, escribano público, anticuario y agricultor. En víspera de la Revolución Francesa presintió la invasión de Holanda y decidió habitar en el exilio y se fue con su hijo William de 5 años a vivir en Bélgica. Compró un permiso y se instaló en los alrededores de la Plaza de Bruselas a un costado de la Catedral de San Pedro para dedicarse al comercio de la compra y venta de trigo, cebada, avena, centeno, maíz, remolacha azucarera, linaza, patatas, achicoria, cebolla, tomates, judías y frutas. William no fue jamás a la escuela, pero su padre contrató a una institutriz para que le enseñara el idioma oficial de Bélgica, el francés. La infancia de William Terwoth en Bruselas fue maravillosa. Su padre rentó un departamento ubicado sobre la cafetería Le Monde a orillas del canal principal del río Mosa. El hábito de esperar el amanecer sentado frente al mar, lo aprendió su Alma Muy Antigua en la séptima reencarnación durante una visita al Museo de Carlos V en donde quedó fascinado al ver una pintura de Rembrand: un anciano sentado en una barcaza esperaba el sol del nuevo día mientras abrazaba con esperanza una red para pescar. A los 19 años se volvió filósofo. Pensó en todos los sistemas que se habían construido a partir de las interrogantes tan simples como ¿Quién soy? ¿Dé dónde vengo? ¿Adónde voy? Y él también se hizo una pregunta simple ¿Cómo llegué aquí? Para comenzar a resolver el acertijo se hizo discípulo de Baruch Spinoza, filósofo judío nacido en Amsterdam cuya familia procedía de Espinosa de los Monteros de España. Spinoza fue expulsado de la Comunidad Hebrea por lo Rabinos y trabajó como pulidor de lentes; en los prolongados espacios de tiempo se 86


dedicó al estudio de la Filosofía: sobre los principios Cartesianos edificó un sistema racionalista empleando el método matemático. En su Ética demuestra geométricamente los principios de Descartes. Profesó un panteísmo inmanetista, según el cual no hay más que una sustancia única que posee infinitos atributos, de los que el entendimiento conoce sólo dos: la extensión que origina el mundo sensible, y el pensamiento, origen del mundo espiritual. Su determinismo fue suavizado por su sentido de la alegría. Los románticos lo pusieron otra vez de moda. William Terwoth descubrió en la Filosofía de Spinoza una verdad autoritaria que tenía, sin embargo, un contrasentido: Dios y el Universo son idénticos y obran de acuerdo a las Leyes Eternas. William pensó ¿Cuáles son esas Leyes Eternas? El determinismo de Spinoza se fundamenta en que cada acontecimiento ocurre de acuerdo a esas leyes. No hay en su sistema una posibilidad de azar. Pensó: ¿Si las Leyes Eternas ya están determinadas para que cada suceso ocurra como debe pasar, qué sentido tiene la vida? ¿Quién decide qué debe pasar en la existencia de cada persona? Pensó: cada sociedad, cada cultura, cada ser tiene una respuesta diferente y es propietario de una verdad: Sólo Dios tiene albedrío absoluto. Al enigma de ¿Cómo llegué aquí? La respuesta es muy simple: alguien me puso aquí, pero ¿Quién es Alguien? La réplica de la ciencia puede ser: usted es un individuo que forma parte de una especie, usted es usted porque es el resultado de una reproducción, usted es un ser biológico, celular y único, además ¿porqué quiere saber cómo llegó aquí, qué sentido tiene saberlo, el tener una respuesta modificará su destino de huérfano del Kósmos? En medio de un poderoso vendaval de emociones William Terwoth evocó a los monjes medievales que cantaban por los caminos de Inglaterra que la Fortuna Imperati Mundi, es decir, que el Destino Gobierna al Mundo, ¿pero qué es el Destino?, Será por ventura Dios mismo, ¿quién escribe el guión de tu vida? ¿Quién decide quien debe vivir y quién debe morir, o quién decide quién debe nacer o no nacer, quién decide en dónde nacer, qué religión debes tener, qué idioma debes hablar, qué altura debes de tener y que atributos espirituales debes poseer, a qué hora, en qué día, o a causa de qué y a dónde debes ir en tu viaje final? Pensó en el salm o de la B iblia que dice: “Mi embrión vio tus ojos y tú m e form aste en el vientre de m í m adre”.U n día se 87


preguntó ¿Qué es el pecado? Y él mismo se respondió que es la expresión desordenada de las emociones y anunció en tono profético el advenimiento de la Sociedad Sin Emociones. En su ontología medieval expresó el principio de la identidad y se dijo para sí mismo que pasa lo que tiene que pasar y es inevitable. Por fin entendió que venimos del futuro y que tan sólo estamos aquí para recordar el pasado. Buceó en las profundidades de todas las religiones tratando de encontrar las respuestas a todos sus acertijos, y halló lo que tenía que descubrir: sistemas y contestaciones teológicas y réplicas para cada interrogante. Pero un día mientras esperaba el amanecer sentado frente al Mar del Norte se quedó sin preguntas y abandonó su torturado oficio de Filósofo y dejó para siempre sus angustias y decidió convertirse en pirata y se puso de pie y caminó sin rumbo por la orilla del océano para encontrar el destino que Dios le tenía preparado.

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5 William Terwoth miró por encima del hombro de Jesús de Nazareth y fue testigo de aquél instante fabuloso e irrepetible en la historia del mundo, en que el profeta escribió sobre la arena con el dedo índice de la mano derecha, una verdad filosófica registrada mil años antes en el libro del Cantar de los Cantares del Rey Salomón. Mas un segundo después en aquél mediodía inolvidable de abril, sobre la arena húmeda ya no estaba el trazo de Jesús, porque fue borrado para siempre por la espuma indiferente del Mar de Galilea, que en su flujo y reflujo aniquila todo lo que no es perdurable en la Cosmología porque es fruto de la tierra y de sus circunstancias. Junto con los Evangelios de Los Esenios cuyos originales William guarda bajo la poderosa llave de su corazón ardiente, siempre recordará el escrito fugaz del mensaje de Cristo. El significado hermético de lo que Jesús le dijo a la multitud que intentó lapidar a María Magdalena le fue revelado a William muchos años después durante el Concilio de Nicea convocado por Constantino El Grande en el año 325: “La naturaleza siem pre intercam bia a un individuo por otro, pero igual, que tenga las mismas habilidades genéticas, para poder conservar sin sobresalto alguno la selección de las especies y la evolución de la vida.” D e tal m anera que com o es arriba es abajo: “Todo tiene su tiem po bajo el sol.Incluso el sol tiene tam bién su propio tiem po.” El primer Concilio de la Iglesia Cristiana convertida ya en la Religión Oficial del Imperio Romano por la voluntad política del emperador Constantino, condenó la herejía de Arrio quien siendo sacerdote en Alejandría afirmó que Jesucristo no era de la misma naturaleza que el Padre. El obispo Alejandro lo excomulgó en el año 321 en el sínodo de Alejandría pero Arrio encontró apoyo en el obispo Eusebio de Nicomedia y en Constantino El Grande. Sin embargo Constantino receloso del auge del Arrianismo reunió el Concilio de Nicea donde fue satanizada la herejía al declararse que:“ElH ijo es ConsubstancialalPadre.” En tanto el Primer Concilio de Constantinopla convocado en el año 381 condenó la herejía de Macedonio que negaba la divinidad del Espíritu Santo. El de Efeso en el año del 431 reunido por el Papa San Celestino I, condenó la herejía de Nestorio que 89


negaba la unión de la naturaleza divina y humana de Cristo y además declaró que la Virgen María era la Verdadera Madre de Dios. El Segundo de Nicea en el año 787 condenó la iconoclasia promovida por la emperatriz Irene para restablecer el culto de las imágenes. El Cuarto de Constantinopla reunido en el año 680-81 depuso a Focio que se había declarado patriarca de Constantinopla lo que dio origen al Cisma Griego. El Primero de Letrán en el año 1123 resolvió un conflicto político entre el Pontificado y el emperador Enrique V. El Segundo de Letrán convocado por el Papa Inocencio II en el año de 1139 depuso al antipapa Anacleto. El antipapa los excomulgó a todos y se proclamó el auténtico sucesor de San Pedro. El Tercer concilio de Letrán reunido en el año 1179-80 convocado por el Papa Alejandro III confirmó la paz de Venecia; estableció la mayoría de los dos tercios de votos para la elección de pontífices. El Primero de Lyón en el año 1245 excomulgó al emperador Federico II porque se había adueñado de los Estados Pontificios y proclamó además la urgencia de organizar una Cruzada para rescatar a Jerusalén del poder de los Turcos. El de Viena en el año 1311-12 convocado por el Papa Clemente V bajo la presión política de Felipe IV Rey de Francia, que suprimió la Orden de los Templarios que habían descubierto bajo el Templo de Jerusalén destruido en el año 70, los secretos de la Verdadera Inmortalidad del Alma; de cómo una noche antes del día nació la noche; que lograron resolver el Misterio del asesinato y de la resurrección de Hiram; que descubrieron como Dios es a la vez el Eterno Masculino y el Eterno Femenino y que se había creado así mismo por ser Hermafrodita Cósmico; que encontraron el Templo de los Escenios donde Jesús de Nazareth fue instruido en los Misterios Antiguos y en la Iniciación de los Faraones de Egipto; entendió porque los Templarios supervivientes de las cruentas batallas de oriente fueron quemados vivos con leña verde a causa de las herejías que estaban enseñando en los Templos Masónicos de las Logias de Inglaterra, que combatieron la idea política de la Resurrección Física de Jesús, y el uso de la excomunión para intimidar a sus enemigos imperiales que se opusieron al control del Pontificado sobre tierras y vidas. William Terwoth comprendió que el fundador de todas las religiones del mundo era el mismo y que las teologías son iguales y que se 90


resum en en el dogm a de Jesucristo: “Am arás a D ios por encima de todas las cosas y también amarás a tú próximo com o a tim ism o.” D espués estuvo en elConcilio de Constanza en el año de 1414-1418 que fue convocado por el antipapa Juan XXIII a propuesta del emperador Segismundo para terminar con el Gran Cisma. Ahí se declaró la superioridad del Concilio sobre el Pontífice. Se depuso a tres papas que reclamaban par sí el derecho divino de gobernar la Iglesia de Roma: Juan XXIII, Gregorio XII y Benedicto XIII y eligió a Martín V como único Papa de la Cristiandad. Condenó a la hoguera a Juan Huss y a Jerónimo de Praga y combatió los abusos y degeneraciones del clero. El Concilio Quinto de Letrán celebrado en el año 1512-1517 proclamó el dogma de la Inmortalidad del Alma que ya enseñaban en su teología los Sacerdotes Egipcios y prohibió la impresión de libros sin aprobación eclesiástica. El Concilio de Trento realizado en los años 1545-1563 se reunió sin trascendencia para combatir las reformas teológicas de Lutero. Trescientos seis años después se celebró el Concilio Primero del Vaticano convocado en 1869-1870 por el Papa Pío IX que definió el dogma de la Infabilidad Papal cuando habla excátedra. El Concilio Segundo Vaticano convocado por el Papa Juan XXIII y continuado por Paulo VI que remplazó el latín con idiomas modernos en gran parte de la liturgia de la iglesia inclusive la misa. Exoneró a los Judíos de la culpa de la Crucifixión de Jesús de Nazareth. Promovió el Movimiento Ecuménico que tiene a restablecer la Unidad y la Universalidad del Cristianismo en el Planeta Tierra. Fatigado de transitar por la Historia Universal en medio de tantos Concilios, William Terwoth hundió la cabeza sobre su pecho, se metió en su cueva metafísica rebosante de los fluidos que provienen de las potestades incorpóreas e invernó por los siglos de los siglos.

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Anatoly Karpov le confesó lo que ya sabía: que antes de ser Campeón del Mundo de Ajedrez, trabajó para la KGB. Karpov, un hombre frágil de 88 años, dormitaba feliz a la sombra de los almendros. A su lado en una pequeña mesa de servicio estaba una jarra de té negro helado. El sol de verano golpeaba duro sobre su piel húmeda de bronceador color verde. - Parece usted un extraterreno con ese color verde sobre la piel. Espero que no sea tan incrédulo. Allá hay allá. Verá usted, en 1936 visité Egipto. Como jefe de una delegación de científicos dirigí una operación secreta multidisciplinaria. Después de la explosión en Siberia de una nave extraterrena, la Unión Soviética financió una expedición confidencial para intentar descubrir las evidencias de que una especie inteligente había venido del espacio exterior para colonizar el planeta y realizar una clonación de su raza e incluso mezclar el código genético con las formas de vida que había en el tercer planeta del sistema solar. La experiencia y los hallazgos en Siberia alentaron la idea de que los extraterrenos habían llegado a nuestro planeta hace 100 mil años. Encontramos aleaciones de metal. El cadáver de un visitante celeste. Su anatomía era similar pero no tenía órganos sexuales y no poseía como el hombre prehistórico, de la potencia animal de la reproducción. Inferimos que era hermafrodita, es decir, tenía el poder de fecundarse a sí mismo y, por lo tanto, era a la vez masculino y femenino. Además de raptos siderales descritos en los textos y las leyendas más antiguas de todas las religiones del mundo, que evidencian una fuente común de sabiduría, hallamos que la idea de la clonación es demasiado antigua para ser asombrosa. Mire, por ejemplo, en la Biblia se describe ese instante así:“Y dijo D ios (los Eloim ,en eloriginal hebreo, que significa los Dioses en plural) hagamos al hombre a nuestra im agen y sem ejanza”.H om bre y m ujer los creo. Hay una segunda creación que relatan las fuentes más remotas de la teología hebrea: el segundo Adán el que los Dioses hacen del barro de la tierra. El rapto sideral es una de las principales ideas del Cristianismo: El secuestro de la

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Iglesia triunfante al final del Milenio. Pero volveré a mi relato. Bueno, antes debo decirle que la antigua confrontación entre la religión y la ciencia ha sido por fin anulada. Las religiones enseñaron que el alma del hombre es inmortal. Que no muere. La clonación nos permite probar de manera científica que un individuo clonado de manera perpetua tendrá una presencia eterna sobre cualquier planeta del Universo. Las religiones enseñaron la resurrección física. La clonación prueba que la resurrección física es posible. Todo gira alrededor de un mundo mágico que pertenece a la Antropología Cósmica que el hombre moderno ha olvidado y que tiene su explicación científica en la clonación de Adán y Eva. La clonación ha comprobado lo que la religión enseñó sin ninguna prueba durante los últimos 10 mil años: la resurrección física y la inmortalidad del hombre. El antagonismo entre la Religión y la Ciencia por fin ha terminado. La religión fue un puente, un método para educar al hombre en el conocimiento de la ciencia y de la técnica. Buscando el origen de los dioses, nos detuvimos para examinar la filosofía de Federico Nitzché, quien predica en su bosquecillo fabuloso su m ensaje fatal de que: “D ios ha M uerto.” Enseguida escribe que siporque hemos inventado a los dioses estamos obligados a olvidarlos. Todas las filosofías son hija del asombro como escribió Shopenhauer. Las religiones también son hijas de la fascinación. La religión o mejor la cosmogonía, la teología, la revelación, la profecía, los escritos sagrados, las doctrinas, los rituales, son medios de transporte del conocimiento de la ciencia y de la manipulación de la tecnología. Buscando el origen de los dioses en las religiones encontramos una leyenda en donde se refiere que: “Los Dioses que Caminan por las Estrellas, llegaron para enseñar a los hombres las leyes de la vida en el U niverso.” U no de esos D ioses que Cam inan por las Estrellas fue identificado como Osiris. Un grupo no exactamente definido vino y se fue. Osiris se quedó. Fue el Dios de los Muertos. Educó a los Egipcios en la agricultura y los inició en las matemáticas, en la arquitectura y en la geometría. Creó la alegoría de la resurrección. Instruyó a los iniciados en los misterios del cielo para que construyeran las pirámides que nosotros creemos son faros de energía dirigidos en forma de prismas hacia el infinito. Encontramos su tumba. Los forenses reconstruyeron su cara. Fue un alien. Vino de otra galaxia. 93


Descubrimos que las abluciones fueron comunes en la antigüedad. El rapto de las especies parlantes del tercer planeta fue normal. El profeta Elías fue transportado al cosmos en un carro de fuego. Los Mayas tienen su propio astronauta. Encontramos la cámara secreta bajo el sarcófago de la tumba de Osiris. No quisimos abrirlo por miedo a destapar una caja de Pandora. Podíamos encontrar organismos antiguos, letales para la vida humana, sepultados y aislados desde hace 10 mil años. O tal vez hay tecnología, armas para la destrucción masiva. Tuvimos miedo de hallar un poder enorme que no podíamos controlar. La dominación mundial fue una tentación que tuvimos que vencer. Aún creo en la doctrina del amor a los demás. Esa es la religión verdadera. Ese fue el culto, el dogma que los Dioses que Caminan por las Estrellas nos enseñaron. No inventamos a los dioses. En esa concepción de la filosofía de Nitzché hay un tremendo error que usted no debe de aceptar ni divulgar jamás. De una verdad estoy absolutamente seguro en medio de tanto caos de ideas científicas, de creencias religiosas y de sistemas filosóficos: Los Dioses que Caminan por las Estrellas nos han creado. Karpov guardó silencio. Cerró los ojos y de súbito, arrullado por el cálido viento del verano, se quedó profundamente dormido a la sombra de los almendros.

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7 William Terwoth conoció a Juana La Papisa en la Ciudad de Roma en el año 850. Cinco años después, a la muerte del Papa León IV en al año 855, los Cardenales eligieron como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica Romana a Juan Anglico como el Papa Benedicto III. Juana La Papisa fue un personaje legendario dibujado en las crónicas de Martín de Polonia en el año de 1278, como una mujer robusta, hombruna, campesina inglesa, con aspecto de lesbiana, fuerte de espaldas como cargador de barcos, de ojos negros como alas de cuervo, cabello oscuro, boca silenciosa, de alma piadosa que gustaba hacer prolongadas oraciones en su celda del convento de Maguncia a donde ingresó haciéndose pasar por hombre para vivir cerca de su amado el monje Felipe El Hermoso de Portugal. Esteban de Borbón en su libro sobre Juan La Papisa, hasta ahora la única mujer que se sabe públicamente que ha sido Papa en la Historia de la Iglesia de Roma, había escrito en el año de 1261 que una mujer inglesa, labradora nacida en una aldea edificada en las afueras de Hasting construida en el Canal de la Mancha a la entrada del estrecho de Dover, había conocido a Felipe El Hermoso en un torneo de Caballeros cuando los dos tenían 15 años. El amor llegó como un relámpago al corazón de los jóvenes. Hubo química. Felipe fue enviado dos años después al convento de Maguncia situado a orillas del Rin en Alemania célebre en la actualidad por la elaboración de vinos renanos, tabaco, artículos de oro y de plata, cerveza, alfombras, jabón, maquinaria tipográfica y cueros. Es cuna de Gutenberg quien desarrolla en ella su arte de imprimir. En 1244 se convirtió en ciudad libre. Sede arzobispal cuyo primer titular fue San Bonifacio tuvo el privilegio de coronar a los emperadores del Sacro Imperio Romano y en el siglo XVI la dignidad de electores de los emperadores del Sacro Imperio Romano. En 1445 hubo una controversia sobre la invención de la imprenta ya que los intelectuales de Alemania sostenían que el arte había sido creado por un oscuro holandés de nombre Lourens Coster, de Haarlem. Gutenberg imprimió en ese año una Carta de Indulgencias. La Biblia de 42 renglones salió a la luz pública hasta el año de 1456. El arte de la imprenta llegó a Roma en el año de 1465, a París en 1470, a Londres en 1480 a 95


Lisboa en 1490 y al Nuevo Mundo en 1539. Juan Anglicano compró los votos de los Cardenales para obtener el Papado. Tenía una descomunal naturaleza y sólo en la intimidad Felipe El Hermoso de Portugal, sabía que era una hembra brava, bien dotada para la reproducción de la especie porque al Cosmos no le interesa nunca jamás el individuo sino el ser colectivo así que la eligió para ser la madre, además de los genios del mundo futuro y del superhombre, de los Misterios Antiguos, de los propietarios modernos del Imperio Político del Reino de Dios sobre la tierra. En los primeros tiempos de la Iglesia intervinieron en la elección del Pontífice Romano, el pueblo y los emperadores, que llegaron a imponer el candidato. Para evitar estos abusos que elevaron a una mujer a los dignísimos cargos de Obispo de Roma, Vicario de Cristo, Sucesor de San Pedro, Príncipe de los Apóstoles, Supremo Pontífice de la Iglesia Universal, Patriarca de Occidente, Primado de Italia, Arzobispo y Metropolitano de la provincia de Roma y más recientemente Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, el Papa Nicolás II dispuso en el año de 1059 que los Pontífices fueran elegidos por los Cardenales Obispos quienes darían cuenta de su elección a los demás cardenales al pueblo y al emperador. El palacio situado en la colina de Roma en la margen derecha del río Tiber ha sido residencia de los Papas desde el año de 1377. Desde el principio de la Iglesia Cristiana cualquier varón católico puede ser elegido Papa, aunque no sea sacerdote, y si se diera éste último caso, el elegido sería inmediatamente ordenado y consagrado obispo. Paulo VI en 1975 por la constitución Romano Pontificis Eligiendo, dictó nuevas normas para el próximo cónclave, entre ellas, la exclusión de los Cardenales mayores de 80 años. Desde San Pedro hasta Juan Pablo II ha habido 262 Papas entre ellos 78 canonizados como Santos y 37 Antipapas y una mujer papisa: Juana de Inglaterra. Después de su elección y durante una procesión entre el Coliseo Romano y la Catedral de San Clemente, Juan Anglicano sintió dolores de parto y dio luz a un niño pero murió desangrada. De inmediato fue elegido el Papa Anastasio de muy breve vida quien modificó las normas previas de la elección del sucesor de San Pedro para que una comisión de Cardenales verificaren que los aspirantes eran, realmente varones y suprimió para siempre el principio de que el Papa jamás podía ser visto sin ropa por sus asistentes personales. 96


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La mañana huele a recuerdo. William Terwoth camina despacio a la orilla del canal principal de Venecia sobre la calle del Rey San Jorge. Aspira con fuerza el aire de aquél amanecer inolvidable. Son las 7. A las ocho entra al café de La Regence donde lo espera ya sentado fumando el cigarrillo de la aurora Giovanni Papini. Se saludan con un fuerte abrazo. Giovanni Papini es un magnífico escritor Italiano de origen judío que nació y murió en Florencia. William financió la fundación de la revista literaria “Leonardo” que Giovanni inició con Giuseppe Prezzolini. Más tarde con el profesor G. Am endola inició la revista “Anim a” y con Soffici,Palazzechi y Tavolato creó la revista “La Cerba”. Iconoclasta apasionado en su juventud se convirtió al catolicismo en el año de 1921. En ese mismo año escribió su magnifica obra “La H istoria de Cristo”.H oy es un m iércoles de 1922.W illiam saca delbolsillo de su saco izquierdo un libro del tamaño de una media hoja de carta y le dice que escribió en su Historia de Cristo lo siguiente: “D os únicos seres en el m undo han sabido el secreto de Judas: Cristo y el Traidor. Sesenta generaciones han fantaseado acerca de ello; pero el hombre de Carioth, aunque ha dejado en la tierra nubes de discípulos, sigue permaneciendo tenazmente indescifrado. Comprendemos sin esfuerzo la demonialidad de los Herodes, el rencor de los Fariseos, la cólera vengativa de Anás y Caifás, la cobarde debilidad de Pilatos. Pero no comprendemos con igual evidencia la abominación de Judas. La traición de Judas era innecesaria porque los Sumos Sacerdotes Judíos y los príncipes de Roma ya conocían a Jesús y habían enviado un grupo de soldados para apresarlo según el relato del evangelio de Juan Capítulo 7 versículos 32, 45 y 46. Describe que los militares fueron enviados para capturar a Jesús pero regresaron con las manos vacías. A la pregunta de los sacerdotes de ¿por qué no lo trajeron? simplemente contestaron: “Jam ás oím os hablar a un hom bre así.” La elocuencia de Jesús los había impresionado de manera tan profunda que no se atrevieron a detener al pacífico Maestro Judío. La escena dramática del beso de Judas que ilustra la traición, es un representación teatral de la tragedia griega en 98


que ambos personajes están inmersos. Es un episodio para la literatura y el drama. Para el cine de humor negro. Es la representación espantosa de una novela policíaca o de espías internacionales. Pero es un hecho histórico falso, que jamás ocurrió. Los cuatro Evangelistas nos dicen poco de Judas Iscariote y de las razones que le persuadieron a vender a su Rey: Satanás –dicen- entró en él.” M i estim ado Giovanni –le digo- recién he comprado una traducción del Libro de Enoch que fue desconocido en Europa durante mil años, hasta que Rafael Bruce halló en Abisinia algunos ejemplares en etíope. Lo tradujo el arzobispo Felipe Laurence, en 1821, del ejemplar existente en la Biblioteca de Oxford. El Libro de Enoch fue escrito antes de la era cristiana por un gran profeta anónimo de raza semita quien inspirado tomó el nombre de un patriarca antediluviano para dar mayor autenticidad a su entusiasta predicación del reinado del Mesías judío sobre la tierra. Tengo también en mi poder una traducción del Evangelio de Judas Iscariote elaborada a partir de los manuscritos de Qumran. Como usted sabe es un territorio situado en la costa noroccidental del Mar Muerto a unos 13 kilómetros al sur de Jericó, donde se hallaron desde finales de 1800 diversos manuscritos pertenecientes a una escisión de la secta de los Esenios dirigida por un personaje denominado el Maestro de Justicia. La secta permaneció en Qumran durante algo más de dos siglos con un lapso de unos 30 años en el que el lugar estuvo abandonado (del 31-37 antes de Cristo al 4 antes de Cristo.) Poseo una traducción del Evangelio de Lázaro a quien Jesús de Nazareth resucitó. En el primero de los casos la expresión que usa en su libro “Satanás –dicen- entró en él”,se basa en la siguiente conversación de Jesús después de lavarles los pies (Evangelio de Juan 13: 1635): “En verdad, en verdad os digo: el sirviente no es m ás grande que el amo, ni el enviado más grande del que lo envía. Ya que sabéis éstas cosas, dichosos seréis si las practicáis. No hablo de todos vosotros, porque Yo sé a quién escogí. Pero esto es para que se cum pla aquél pasaje de la escritura: “El que com ía m ipan.Alzó eltalón contra M í”. Y ahora os lo digo antes de que suceda, para que cuando suceda os confirméis en que Yo soy aquél. En verdad, en verdad os digo: el que recibiere al que Yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe al que me ha enviado. Dicho esto Jesús se conmovió hasta lo m ás profundo delalm a y dijo:“En verdad,en verdad 99


os digo que uno de ustedes m e va a entregar”.Los discípulos preguntaron ¿Q uién es ese Señor? Y Jesús les dijo: “Es uno a quien yo dé el pedazo de pan que voy a m ojar.” Y luego tom ó un pedazo de pan, lo mojó y se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. Y luego que este tomó el bocado se le metió Satanás. Enseguida Jesús le dijo: “Lo que andas haciendo hazlo pronto.” Judas Iscariote, con relación a este acontecim iento, dice en el Evangelio de Judas Iscariote que después de haber celebrado con el Mesías la cena de la Pascua que representa la liberación del cautiverio de los judíos en Egipto,“salió del aposento alto para obedecer la orden del Maestro y para que se cum plieran las escrituras.” Temo mi querido Giovanni que estemos frente a un suceso determinado por la Predestinación individual. Como usted sabe este es un punto de vista teológico que afirma dos cosas: 1) la divinidad ha dispuesto el destino del individuo; 2) o ha determinado la salvación, e incluso la condenación, de una persona antes del nacimiento de ésta. En su primera acepción encontramos rasgos de esta creencia en la religión griega y, en general, en aquellos donde el papel del destino tiene una cierta importancia. Por lo que se refiere a la segunda, el Antiguo Testamento y, en general, el judaísmo no la sostienen. Los Evangelios afirman que una serie de circunstancias ya están determinadas –y por tanto son inmutables- por Dios. Así el Reino de Dios tiene lugares reservados para personajes concretos (Mateo 20, 23; 25, 34; Juan 14, 2.) Existen tiempos fijados por Dios para sucesos concretos relacionados con la historia de la salvación (Lucas 2, 1; 3, 1) y está determinado que ésta debe producirse necesariamente en virtud de la muerte expiatoria de Jesús en la cruz (Lucas 24, 26.) Habrá un castigo eterno para el Diablo, sus demonios y todos los condenados (Mateo 25, 41.) Pero el pasaje de I Timoteo 2, 4 de que Dios desea que todos se salven representó, para su interpretación, un gran dilema de siglos que aún no termina y llevó a San Agustín a aceptar la salvación de la Predestinación individual. El Concilio de Trento formuló la doctrina de la Predestinación pero hizo énfasis en la libertad humana. Jesús dijo que: “El H ijo del H om bre se iba porque estaba escrito. Pero ¡hay de aquél hombre que anda entregando al Hijo del hom bre! M ás le valiera a ese hom bre el no haber nacido.” U sted escribió: “U na secta de herejes, los Cainitas, inventó que, sabiendo Judas que Jesús, por voluntad suya y del Padre, 100


habría de morir a traición –para que nada faltase al dolor de la Gran Expiación-, se había sometido a aceptar con tristeza la gran infamia de la venta para que todo se cumpliese. Instrumento necesario y voluntario de la Redención, según ellos, Judas habría sido héroe y mártir, digno de ser venerado y no maldecido. Judas se suicidó: En el Evangelio de Mateo 27, 3-10, Judas al ver que habían condenado a Jesús, se arrepintió y devolvió las 30 monedas de plata. Arrojó el dinero en el Santuario; se fue y se ahorcó. En el libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 16, se levantó Pedro y dijo que tenía que cumplirse aquel pasaje de la escritura en que el Espíritu Santo hizo una predicción por boca de David tocante a Judas. “Ese con el precio de un crim en se hizo de un campo; pero reventó de en medio echándose de cabeza para abajo, y se le salieron todas las entrañas.” Com o usted puede escuchar aquí tenemos dos versiones de la muerte de Judas que no tienen sentido entre sí. El Evangelio de Judas Iscariote dice: Al atardecer del quinto día de caminar hacia Belem me preguntó en secreto que quién decía la gente que era él y yo le dije: “El M esías.” “Y Jesús sonrió porque m e lo había revelado el Padre y no la carne ni la sangre.” U sted escribe: “H ubo una nueva apología del Traidor. Judas, según él, estaba de tal manera persuadido de que Jesús era el Cristo, que lo empujó, entregándolo al Tribunal, para que manifestara por fin su legítima Mesianidad. No podía creer que Jesús muriese. Tampoco creía que el plan de Dios era permitir que lo asesinaran para que resucitara y se levantara como el Rey de Israel y del Mundo. La doctrina del arrepentimiento es uno de los pilares fundamentales de la enseñanza de Jesús. En hebreo el término utilizado para arrepentimiento es “teshuváh”, que procede de una raíz verbal que significa “volver o retornar.” Jesús insiste en la necesidad de arrepentirse (Marcos 1, 14) y afirma que si no hay arrepentimiento se perecerá (Lucas 15, 1-32) incluso en aquél que no puede ya cambiar su vida porque está a punto de morir, Dios muestra su Amor acogiéndolo en el Paraíso (Lucas, 23-43.) Judas se arrepintió y devolvió las 30 monedas de plata.U sted escribió en su H istoria de Cristo:“Los Treinta Dineros son una suma muy pequeña especialmente para un hombre al que la riqueza le atraía. En monedas de hoy no llegan a 100 pesetas, y aunque su valor efectivo, o, como dicen los economistas, su poder adquisitivo, fuese en aquel 101


entonces 10 veces mayor, no nos parece que 100 pesetas sean precio suficiente para inducir a un hombre, que sus compañeros nos describen como avaro, a cometer la más repugnante perfidia que recuerda la Historia. Esto no fue lo dijo o pensó Jesús. En Mateo 26, 48 se relata como Judas se acerca y le dice:“Salud,M aestro”.Jesús le responde:“¡Am igo, a lo que viniste!” U sted dice: “El testim onio m ism o del traicionado aumenta nuestra perplejidad en vez de descorre el velo del aterrador misterio. Sabe que Judas es un ladrón y le confía la bolsa; sabe que Judas es perverso y le confía un tesoro de verdades infinitas más preciosas que todas las monedas del Universo; Sabe que Judas ha de traicionarlo, y le hace partícipe de su cuerpo y de su sangre en la última cena; ve a Judas guiando a los que le ofenden, y le llama una vez más, como antes, como siempre, con el santo nombre de la amistad. El acertijo de Judas está atado con el doble nudo al m isterio de la R edención.” Yo le pregunto si la m uerte de Jesús ¿hubiera ocurrido aún sin la traición de Judas Iscariote? Había ya una orden de aprehensión sobre Jesús. Había ya un proceso. El poder político y el poder religioso estaban en su busca y era cosa de tiempo su detención y su ejecución pública en manos del sistema legal del Imperio Romano. Era inevitable. ¡Mire lo que dice el Evangelio de Judas Iscariote! : “Lo vi a los lejos. El Sum o Sacerdote Caifás le dijo: “Yo te conjuro, por el Dios Vivo, que nos digas si tú eres el Mesías, el H ijo de D ios.” Jesús le respondió: “Tú los has dicho.O s digo además que ya veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra de la M ajestad de D ios bajando sobre las nubes del cielo.” “Cuando le escupieron por blasfem o y le dieron de puñetazos y bofetadas tuve un dolor inmenso en el alma y mi corazón se entristeció hasta la muerte por haber entregado a mi amado M aestro.” G iovanni, usted recuerda el Talión, es un principio penal que establece que aquél que realiza un daño debe pagar con otro similar recibido por él. La enseñanza de Jesús es rotundamente opuesta a la Ley del Talión, propugnando la sustitución de la venganza por el amor y el perdón. Dice el Evangelio de Judas Iscariote: “Sudé sangre y me sentí triste hasta la muerte. No quise imitar el sacrificio de mi Amado Maestro porque sería una blasfemia contra Dios y el Reino de los Cielos. Vi su gran dolor y me dije: voy a quitarme la vida. Lo hice por am or al H ijo del H om bre.” M e queda claro señor Giovanni, que Judas Iscariote experimentó una terrible y 102


profunda depresión al ver como era torturado, humillado y herido su Amado Maestro. Cuando vio que era capaz de sangrar y que no confesó ser el Mesías Judío, el libertador político de Israel, el Rey poderoso del mundo material, Judas dudó y en su mente de hombre, en su decepción humana, se privó de la vida por su propia mano. Fue un error de cálculo. U sted escribe: “El acto de judas, según esta teoría, no habría sido una traición, sino error al no haber entendido en su sentido exacto la enseñanza del Maestro. No habría traicionado, pues, por afán de ganar, de venganza o cobardía, sino por im becilidad.” U na teoría es que Jesús nunca se vio como el Mesías. El profesor alemán Hermann Samuel Reimarus (1694-1768) fue uno de los primeros en adoptar esta posición. Raymond F. Collins en su Introducción al Nuevo Testam ento dice: “Jesús predicó un R eino Político de D ios. Los apóstoles superaron su frustración después de la muerte de Jesús apoyándose en un segundo esquema escatológico judío. Luego, reuniendo seguidores que compartían su esperanza de una segunda venida de Jesús el Mesías, crearon un Jesús diferente aunando varias hipótesis históricas. En realidad, los apóstoles construyeron un engaño por sus propios designios m ateriales.” Los doce apóstoles hablaban aram eo. La palabra “Cristo”, literalm ente “ungido” es la palabra griega que equivale a Mesías en hebreo. Aparece 531 veces en el Nuevo Testamento de las cuales 16 están en Mateo, 7 en Marcos, 12 en Lucas y 19 en Juan. En el judaísmo se aplicaba a la persona consagrada con aceite para realizar una tarea divina. El término era aplicado al Rey y al Sumo Sacerdote. El hecho de que el Antiguo Testamento presente a este Mesías en ocasiones como un Siervo Sufriente (Isaías 52, 13 a 53, 12) y en otras como Rey Triunfante, llevó a algunos sectores judíos –como la secta del Mar Muerto- a creer en la venida de dos Mesías, uno de los cuales moriría por los pecados del pueblo. Jesús se identificó con esta visión Mesiánica (Marcos 10, 45) y lo mismo hicieron sus discípulos (Hechos 2, 22), trasladando en ambos casos el triunfo mesiánico absoluto a una futura venida. En Marcos 8, 29-30 Jesús saca a Pedro la confesión de que él es el Cristo y luego le pide a los discípulos que “no le digan a nadie.” Alprincipio del siglo XX, el crítico de la forma W. Wrede mantuvo que Jesús no reveló que era el Mesías hasta la resurrección, por lo que la narración de M arcos acerca del“secreto delM esías” no fue 103


histórica. Diversos especialistas sostienen que Jesús pensó que su misión como Mesías era el cumplimiento de estas esperanzas, entonces él debe haber pensado que el mundo pronto terminaría. Clarence Tucker Craig en su libro sobre la Interpretación de la Biblia dice que la esperanza de Jesús para el R eino fue “una profunda convicción que el Justo D ios de la historia iba pronto a afirm ar toda su soberanía.” Esta creencia está fundada sobre la interpretación literal de los dichos de Jesús concernientes al reino de D ios, com o “el Reino de Dios está cerca: arrepentíos” (M arcos 1, 15); “hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que vean el R eino de D ios” (Lucas 9,27);“no está lejos el Reino de D ios” (M arcos 12, 34.) Si el R eino de D ios se ve como una ocurrencia externa que solo sucede una vez, la que debe ser vivida simultáneamente por todos, esta declaración interpretada literalmente sugeriría que Jesús lo esperaba inminentemente. Recuerda Giovanni, en una ocasión en que los judíos están a punto de apedrear a Jesús, “porque tú, siendo un hombre, te haces Dios...”, Él contesta con las palabras de los Salm os: “¿N o está escrita en vuestra ley: Yo dije:dioses sois?” (Juan 10,33-34) (Salmos 82, 6.) En Juan 13, 18, Jesús predice la traición de Judas Iscariote como el cumplimiento del Salmo 41, 7-10. Marcos dice que las parábolas del sembrador están diseñadas para esconder más que para revelar el verdadero mensaje del significado de Jesús que más tarde se vio obligado a explicar a sus discípulos. En Marcos 4, 10-12 Jesús dice: “Cuando se quedó sólo le preguntaron los que estaban con él, juntamente con los doce, el sentido de aquellas parábolas. Él les dijo: “A vosotros ha sido concedido penetrar el misterio del Reino de Dios; pero a los extraños se les dan todas las enseñanzas en parábolas, para que mirando no miren ni vean, y oyendo, oigan y no entiendan; no sea que se conviertan y se les perdonen sus pecados.” Es m i opinión, m i querido am igo Giovanni Papini, que Judas Iscariote no entendió totalmente la doctrina secreta de Jesús, y que su doble identidad de Mesías Sufriente y de Mesías Guerrero, conquistador, destructor del Imperio Romano y de toda forma de opresión en contra de los judíos, lo confundió y no comprendió la revelación que Jesús dio a sus apóstoles después de su Resurrección Física donde estuvo con ellos ya que Hechos de Los Apóstoles 1,3 dice:“A ellos se les presentó vivo después 104


de su pasión, dándoles muchas pruebas de ello, apareciéndoseles durante 40 días, hablándoles de lo tocante al R eino de D ios.” El apóstol Pablo pensó que am bos acontecimientos fueron simultáneos y en el mismo día. Es tarde. El sol agoniza en el ocaso en medio de rayos y centellas de color naranja. Giovanni Papini ha terminado de fumar su cigarrillo número 40. Le digo que si le parece bien el día de mañana lo invito a desayunar en el mismo lugar para que podamos tener otra excelente conversación ahora sobre la traducción del manuscrito del Evangelio de Lázaro que tiene algunas conexiones con la doctrina secreta enseñada por Jesús a sus discípulos y al círculo íntimo interior de sus amigos.

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Giovanni Papini fuma. Espera sentado en el café de La Regence. Piensa en su último libro: El Libro Negro. Lo escribió como una segunda parte de su colección de relatos tomado de la traducción del manuscrito de Gog. Llego. Le toco el hombro izquierdo con mi mano derecha. Reacciona de súbito. Se pone de pie. Nos abrazamos de nuevo. Pido un express. Y así, de pronto, sin previo aviso del digo: En El Evangelio de Lázaro se revela cómo, después de morir Lázaro, el amigo de Jesús de Nazareth, fue llevado por los ángeles al Seno de Abraham. Allí estaban todos los que habían fallecido en la historia del mundo, a partir del primer hombre: Adán. El Sheol era un lugar. Había luz pero no demasiada. Faltaba el Resplandor de Jesús. Usted dice en La Historia de Cristo,Talitha Q um i,“Los M uertos R esucitan.” Es una de las señales que deben bastar al Bautista prisionero. A la buena hermana, a la hacendosa M arta le dice:“Yo soy la resurrección y la vida;elque cree en Mí, aunque esté muerto vivirá; y todo aquél que viva y cree en M í,ese no m orirá nunca.” Las palabras del Evangelista Juan son parábola abstracta, casi teológica, que invita a una experiencia rigurosamente individual. La resurrección es la creencia en que los seres humanos ya fallecidos recibirán una nueva vida física en el futuro. Dentro del culto de Osiris, en la religión del Antiguo Egipto tenía especial importancia la referencia a la resurrección del Dios y su ascensión al cielo. El Antiguo Testamento presenta signos de ésta creencia (Isaías 26, 19; Ezequiel 37, 1-14; Daniel 12, 2-3) al menos medio milenio antes del nacimiento de Cristo y la vincula ya con la idea de un premio y un castigo, eternos y concientes, para los salvos y los condenados. Usted escribió: Pero los evangelistas conocen tres resurrecciones, acontecimientos históricos narrados con el aparato sobrio, pero explícito, del testimonio. Jesús ha resucitado tres muertos: un joven, una niña y un amigo. Estaba para entrar en Naín – “La bella”,acurrucada al pie de un montecillo, a pocas millas de Nazareth – cuando se encontró un entierro. Llevaban al sepulcro al hijo de una viuda. Esta había perdido a su marido poco tiempo antes: le había quedado sólo aquél hijo; ahora le llevaba a enterrar también. Jesús vio a la madre, que iba entre las mujeres, 106


llorando con ese llanto atónito y contenido de las madres, que consterna. Tenía en el mundo a dos hombres que la amaban; había muerto ya el primero, había muerto el segundo, uno tras otro: los dos desaparecidos. Quedaba sola, una mujer sola, sin un hombre. Sin marido, sin hijo, sin una ayuda, un apoyo, un consuelo - ¡si tuviera alguien con quien poder desahogarse, a quien poder contar sus penas, con quien poder llorar siquiera! -. Desaparecido el amor, memoria de la juventud; desaparecido el amor, esperanza de la edad declinante. Acabados aquellos dos pobres, sencillos amores. Un marido puede consolar la pérdida del hijo; un hijo puede compensar al esposo. ¡Si al menos le hubiera quedado uno! Ya su rostro no sería besado. Jesús tuvo compasión de aquella madre. Aquel llanto era como una acusación. – No llores – dijo. Se acercó al cadáver y lo tocó. Yacía el joven inmóvil, envuelto en el sudario: pero con el rostro descubierto, con la lividez ansiosa de los muertos. Los conductores se detuvieron. Todos callaron. Incluso, la madre, sorprendida, se aquietó: - ¡Muchacho, te digo, levántate! A ti te digo. No es tiempo de yacer; tú duermes tranquilo y tu madre se acongoja. ¡Levántate! Y el hijo, obediente, se incorporó en el féretro y em pezó a hablar.“Y Jesús lo devolvió a su m adre.” Lo “devolvió” porque ya era suyo. Lo había recobrado de manos de la muerte para restituírselo a quien no podía vivir sin él, para que una madre dejase de llorar. Otro día, volviendo de Gadara, se echó a sus pies un padre. Su hijita única estaba punto de morir. El hombre se llamaba Jairo, y aunque era de los Jefes de la Sinagoga, creía en Jesús. Se dirigieron juntos hacia la casa. A medio camino les salió al encuentro un criado de Jairo. – Tu hija ha muerto; ya es inútil que lleves al Maestro -. Pero Jesús no cree en esa muerte. – No temas – le dijo al padre -; solamente ten fe y será salva. Llegan a la casa. Fuera había músicos y otros, que hacían ruido. Dentro, mujeres y familiares. – Salid. No lloréis. Porque la niña no está muerte, sino que duerme. Entró en la estancia con sólo tres discípulos y los padres, y tomando la manecita de la muerta exclamó: - ¡Talitha qumi! ¡Niña, levántate! Y al punto la niña se levantó, y echó a andar por la habitación, porque, añade Marcos, tenía doce años. ¡Pero estaba tan débil y enflaquecida, después de todos aquellos días de enfermedad! Jesús mandó que le dieran enseguida de comer. No era un espíritu visible, un espectro, sino un cuerpo vivo, que había 107


resucitado, un tanto cansado para una nueva jornada, como quien despierta después de sueños de fiebre. Lázaro y Jesús se amaban. Más de una vez Jesús había comido en su casa de Betania con él y con sus hermanas. Un día Lázaro enfermó, y enviaron a decírselo a Jesús. Y Jesús respondió: Esta enfermedad no es de muerte. Y se detuvo aún dos días más. Pero al tercer día dijo a sus discípulos: Lázaro, nuestro amigo, se ha dormido; voy a despertarlo. Estaba cerca de Betania cuando Marta le salió al encuentro, como reprochándole: - ¡Si Tú hubieras estado aquí, mi hermano no hubiese muerto! Y poco después llegó también María: - ¡Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto! Aquel reproche repetido conmovió a Jesús, no porque temiese haber llegado tarde, sino porque siempre le entristecía la poca fe de los que le eran más caros. - ¿Dónde le habéis puesto? - Y le dijeron: Ven a ver. Y Jesús lloró, y llorando – es la primera vez que lo ven llorar -, se encaminó al sepulcro. - Quitad la piedra. Marta, el ama de la casa, la mujer práctica y de la realidad, interrumpió: - Señor, ya hiede; que hace cuatro días que murió. Pero Jesús no le dio oídos. - Quitad la piedra. Quitaron la piedra, y Jesús, una vez que hubo hecho una breve plegaria, con el rostro levantado al cielo, se acercó al sepulcro y llamó a grandes voces a su amigo: - ¡Lázaro, sal afuera! Y Lázaro salió del sepulcro, trompicando, porque todavía tenía fajados los pies y las manos y el rostro cubierto con el sudario. - Soltadle y dejadle andar. Y todos cuatro, seguido de los Doce y de un buen golpe de judíos estupefactos, volviéronse a casa. Los ojos de Lázaro volvieron a acostumbrarse a la luz; sus pies caminaban, aunque doloridos, y se tocaba las manos. Ya la ágil Marta preparó la cena lo mejor que pudo en aquella confusión, en donde queda claro que la muerte para Jesús es sólo un sueño y que los difuntos “sólo duerm en y esperan la voz de D ios para despertar”.Usted escribió que el cuerpo herido de Jesús reposaba, al fin, sobre un lecho de perfumes, en el interior de 108


la roca del huerto. Pero su espíritu, desencarcelado del pesado envoltorio carnal, no reposaba. Había transmitido a los vivos el Feliz Anuncio y le habían pagado con la muerte; ahora había de llevárselo a los muertos, que de milenios y de siglos atrás lo esperaban en las profundidades del Sheol. En la Primera Epístola de Pedro encontramos esta afirmación de la predicación a los durmientes. Y Pablo, que supo más de las cosas divinas de lo que le fue concedido decir, afirma que Cristo “había descendido tam bién a las regiones inferiores de la tierra.” ElSím bolo de los Apóstoles ha ratificado por m odo inapelable la antigua certidumbre cristiana. La imaginación de los pueblos antiguos había fantaseado varias veces sobre un descendimiento a los infiernos. En Babilonia se contaba que Istar había penetrado en el terrible reino de Nergal para devolver a la vida a Tammuz; y que fue también el héroe Izdubar para pedir al sabio Sitnapistim el secreto de la eterna juventud. En Grecia, los poetas contaban de Hércules que por una boca del cabo Tenaro había penetrado en el mundo inferior para sacar de él como trofeo al espantoso Cerbero. De Teseo y Piritoo, que se habían aventurado allí para devolver entre los vivos a la raptada Persifone; de Dyonisios, que, entre tantas proezas, quiso descender allá para rescatar a Semelé, su madre; de Orfeo, que quiso arrancar a Plutón a la perdida Eurídice; de Ulises, que forzó a las sombras, con el hechizo de la sangre, a que acudiesen hacia él para que Tiresias pudiese decirle cómo volver a la patria; de Eneas, que fue conducido a los infiernos, para que Virgilio encontrase modo de alabar a los héroes no nacidos aún. También de Pitágoras, iniciado en el conocimiento por los Magos y Sacerdotes de Egipto, se decía que una vez había ido al infierno; pero el único relato que de su viaje nos queda es una tardía parodia. En ese infierno no estaban Enoch y Elías que habían sido arrebatados vivos y llevados directamente al cielo. Lo que usted, tímidamente dibujó como parte de la verdad absoluta, por temor al poder político de la iglesia romana o a causa de sus recientes convicciones religiosas, al citar los Evangelios Apócrifos, es para mí una obligación compartirlo hoy aquí con todas las naciones del mundo. El Evangelio de Nicodemo en su Parte I denominada (Memorias de Nuestro Señor Jesucristo Compuestas en Tiempos de Poncio Pilatos), dice: “Yo Ananías, protector, de rango pretoriano, legisperito, vine por medio de las divinas 109


Escrituras en conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo y me acerqué a Él por la fe, y se me permitió el santo bautismo; ahora bien, después de seguir la pista a las memorias relativas a Nuestro Señor Jesucristo que se hicieron en aquella época, y que los judíos dejaron en depósito a Poncio Pilatos, las encontré escritas como estaban en hebreo, y con el beneplácito divino las traduje al griego, para conocimiento de todos los que invocan el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, durante el reinado de Flavio Teodosio, nuestro señor, en el año 17, y sexto de Flavio Valentino, en la indicación novena. Todos, pues, cuantos leáis y trasladéis esto a otros libros, acordaos y pedid por mí para que el Señor sea piadoso conmigo y me perdone los pecados que he com etido contra él.” En la Parte II denom inada Descendimiento de Cristo a Los Infiernos I (XVII) revela los siguientes acontecimientos: I (XVII) 1. D ijo entonces José de Arim atea: “¿Y por qué os admiráis de que Jesús haya resucitado? Lo admirable no es esto; lo admirable es que no ha resucitado él sólo, sino que ha devuelto a la vida a gran número de muertos, los cuales se han dejado ver de muchos en Jerusalén. Y si no conocéis a los otros, si que conocéis por lo menos a Simeón, aquél que tomó a Jesús en sus brazos, así como también a sus dos hijos, que han sido igualmente resucitados. Pues a estos les dimos nosotros sepultura hace poco, y ahora se pueden contemplar sus sepulcros abiertos y vacíos, mientras ellos están vivos y habitan en A rim atea.” Enviaron, pues, a unos cuantos y comprobaron que los sepulcros estaban abiertos y vacíos. Dijo entonces José:“Vayam os a Arim atea a ver siles encontram os.” 2. Y levantándose los pontífices, Anás, Caifás, José, Nicodemo, Gamaliel y otros en su compañía, marcharon a Arimatea, donde encontraron a aquellos a quien se refería José. Hicieron, pues, oración y se abrasaron mutuamente. Después regresaron a Jerusalén en compañía de ellos y los llevaron a la 110


sinagoga. Y, puestos allí, se aseguraron las puertas, se colocó el Antiguo Testamento de los judíos en el centro y les dijeron los pontífices: “Q uerem os que juréis por el Dios de Israel y por Adonai, para que así digáis la verdad, de cómo habéis resucitado y quién es el que os ha sacado de entre los m uertos.” 3. Cuando esto oyeron los resucitados, hicieron sobre sus rostros la señal de la cruz y dijeron a los pontífices: “D adnos papel, tinta y plum a.” Trajéronselo, pues, y, sentándose, escribieron de esta manera. II (XVIII) 1. “¡O h Señor Jesucristo,resurrección y vida del mundo!, danos gracia para hacer el relato de tu resurrección y de las maravillas que obraste en el infierno. Estábamos, pues, nosotros en el infierno en compañía de todos los que habían muerto desde el principio. Y a la hora de medianoche amaneció en aquellas oscuridades algo así como la luz del sol, y con su brillo fuimos todos iluminados y pudimos vernos unos a otros. Y al instante nuestro padre Abrahán, los patriarcas y profetas y todos a una se llenaron de regocijo y dijeron entre sí: Esta luz proviene de un gran resplandor. Entonces el profeta Isaías, presente allí, dijo: Esta luz procede del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; sobre ella profeticé yo, cuando aún estaba en la tierra, de esta manera: Tierra de Zabulón y Tierra de Neftalí, el pueblo que estaba sumido en gran tinieblas vio una gran luz. 2. Después salió al medio un asceta del desierto, y le preguntaron los patriarcas: ¿Quién eres? Él respondió: Yo soy Juan, el último de los profetas, el que enderecé los caminos del Hijo de Dios y prediqué penitencia al pueblo para remisión de los pecados. El Hijo de Dios vino a mi encuentro y, al verle desde lejos, dije al pueblo: He aquí el Cordero de Dios, el que 111


borra el pecado del mundo. Y con mi propia mano le bauticé en el Río Jordán y vi al Espíritu Santo en forma de paloma que descendía sobre Él. Y oí asimismo la voz de Dios Padre, que decía así: Este es mi Hijo, el amado, en quien me he complacido. Y por esto mismo me envió también a vosotros, para anunciaros la llegada del Hijo de Dios unigénito a este lugar, a fin de que quien crea en Él sea salvo; y quien no crea, sea condenado. Por esto os recomiendo a todos vosotros que, en cuanto lo veáis, le adoréis a una, porque ésta es la única oportunidad de que disponéis para hacer penitencia por el culto que rendiste a los ídolos mientras viváis en el mundo vano de antes y por los pecados que cometisteis; esto no podrá hacerse ya en otra ocasión. III (XIX) 3. Al oír el primero de los creados y el padre de todos, Adán, la instrucción que estaba dando Juan a los que se encontraban en el infierno, dijo a su hijo Set: Hijo mío, quiero que digas a los progenitores del género humano y a los profetas a donde te envié yo cuando caí en trance de muerte. Set dijo: Profetas y patriarcas, escuchad: Mi padre Adán, el primero de los creados, cayó una vez en peligro de muerte y me envió a hacer oración a Dios muy cerca de la puerta del paraíso, para que se dignara hacerme llegar por medio de un ángel hasta el árbol de la misericordia, de donde habría de tomar óleo para ungir con él a mi padre y así pudiera éste reponerse de su enfermedad. Así lo hice. Y, después de hacer mi oración, vino un ángel del Señor y me dijo: ¿Qué es lo que pides, Set? ¿Buscas el óleo que cura a los enfermos o bien el árbol que lo destila, para la enfermedad de tu padre? Esto no se puede encontrar ahora. Vete, pues, y di a tu padre que después de cinco mil quinientos años, a partir de la creación del mundo, ha de bajar el Hijo de Dios humanado; Él se encargará de ungirlo con este óleo, y tu padre se levantará; y además le purificará, tanto a él como a sus descendientes, con agua y con el 112


Espíritu Santo; entonces sí que se verá curado de toda enfermedad, pero por ahora esto es imposible. Los patriarcas y los profetas que oyeron esto, se alegraron grandemente. IV (XX) 1. Y, mientras estaban todos regocijándose de esta manera vino Satán, el heredero de las tinieblas, y dijo al Infierno: ¡Oh tú, devorador insaciable de todos!, oye mis palabras: Anda por ahí cierto judío, por nombre Jesús, que se llama a sí mismo el Hijo de Dios; mas, como es un puro hombre, los judíos le dieron muerte de cruz, gracias a nuestra cooperación. Ahora, pues, que acaba de morir, estáte preparado para que podamos ponerle aquí a buen recaudo; pues yo sé que no es más que un hombre, y hasta le oí decir: Mi alma está muy triste hasta la muerte. Sábete, además, que a mí me causó muchos daños en el mundo mientras vivía con los mortales; pues dondequiera que encontrase a mis siervos, los perseguía; y a todos los hombres que yo dejaba mutilados, ciegos, cojos, leprosos o cosa parecida, él les curaba con sola su palabra; e incluso a muchos, a los que yo tenía ya dispuestos para la sepultura, les hacía revivir con su sola palabra. 2. Dijo entonces el Infierno: ¿Y tan poderoso es éste para hacer tales cosas con su sola palabra? ¿Y, siendo él así, tú te atreves por ventura a hacerle frente? Yo creo que a uno como éste nadie podrá oponérsele. Y eso que dices haberle oído exclamar expresando su temor ante la muerte, lo dijo, sin duda, para reírse y burlarse de ti, con el fin de poder echar el guante con mano poderosa. Y entonces, ¡ay!, ¡ay de ti por toda la eternidad! A lo que replicó Satán: ¡Oh Infierno, devorador insaciable de todo!, ¿tanto miedo has cobrado al oír hablar de nuestro común enemigo? Yo no le tuve nunca miedo, sino que azucé a los judíos, y éstos le crucificaron y le dieron a beber hiel con vinagre. Prepárate, pues, para que, cuando venga, le sujetes fuertemente. 113


3. Respondió el Infierno: Heredero de las tinieblas, hijo de la perdición, calumniador, acabas de decirme que él hacía revivir con una sola palabra a muchos de los que tú tenías preparados para la sepultura; si, pues, él ha librado a otros del sepulcro, ¿cómo y con qué fuerzas seremos capaces de sujetarle nosotros? Hace poco devoré yo a un difunto llamado Lázaro; pero, poco después, uno de los vivos con sola su palabra lo arrancó a viva fuerza de mis entrañas. Y pienso que éste es a ese a quien tú te refieres. Si, pues, lo recibimos aquí, tengo miedo de que peligremos también con relación a los demás, porque has de saber que veo agitados a todos los que tengo devorados desde el principio y siento dolores en mi vientre. Y Lázaro, el que me ha sido anteriormente arrebatado, no es un buen presagio, pues voló lejos de mí, no como un muerto, sino como un águila: tan rápidamente le arrojó fuera la tierra. Así, pues, te conjuro, por tus artes y las mías, no lo traigas aquí. Para mí que al haberse presentando en nuestra mansión obedece a que todos los muertos pecaron. Y ten esto en cuenta, por las tinieblas que poseemos, que, si le traes aquí, no me quedará ni uno solo de los muertos. V (XXI) 1. Mientras se decían entre sí tales cosas Satanás y el Infierno, se produjo una voz grande como un trueno, que decía: “Elevad, ¡Oh príncipe!, vuestras puertas; elevaos, ¡oh puertas eternales!, y entrará el Rey de la gloria.” Cuando esto oyó el Infierno, dijo a Satanás: sal, si eres capaz y hazle frente. Y salió fuera Satanás. Después dijo el Infierno a sus demonios: Asegurad bien y fuertemente las puertas de bronce y los cerrojos de hierro; guardad mis cerraduras y examinad todo de pie; pues si entra él aquí, ¡ay!, se apoderará de nosotros.

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2. Los progenitores, que oyeron esto, empezaron a hacerle burla, diciendo: Tragón insaciable, abre para que entre el Rey de la gloria. Y dijo el profeta David: ¿No sabes, ciego, que, estando yo aún en el mundo, hice esta profecía: “Elevad, ¡oh príncipes!, vuestras puertas?” Isaías dijo a su vez:“Yo,previendo esto por virtud del Espíritu Santo, escribí: Resucitarán los muertos y se levantarán los que están en los sepulcros y se alegrarán los que viven en la tierra; y ¿dónde está, ¡oh muerte!, tu aguijón? ¿Dónde, Infierno, tu victoria? 3. Vino, pues, de nuevo una voz que decía: Levantad las puertas. El Infierno, que oyó repetir esta voz, dijo como si no cayera en la cuenta: ¿Quién es este Rey de la gloria? Y respondieron los ángeles del Señor: El Señor fuerte y poderoso, el Señor poderoso en la batalla. Y al instante, cerrojos de hierro quedaron reducidos a pedazos, y todos los difuntos encadenados se vieron libres de sus ligaduras, y nosotros entre ellos. Y penetró dentro el Rey de la gloria en figura humana, y todos los antros oscuros del Infierno fueron iluminados. VI (XXII) 1. Enseguida se puso a gritar el Infierno: Hemos sido vencidos, ¡ay de nosotros! Pero ¿quién eres tú, que tienes tal poder y tal fuerza? ¿Quién eres tú, que vienes aquí sin pecado? ¿El que es pequeño en apariencia y puede cosas grandes, el humilde y el excelso, el siervo y el señor, el soldado y el rey, el que tiene poder sobre vivos y muertos? Fuiste pegado a la cruz y depositado en el sepulcro, y ahora has quedado libre y has deshecho nuestra fuerza. ¿Luego entonces eres tú Jesús, de quien nos decía el gran sátrapa Satanás que por la cruz y la muerte ibas a hacerte dueño de todo el mundo? 2. Luego el Rey de la gloria agarró por la coronilla al gran sátrapa Satanás y se lo entregó a los ángeles, 115


diciendo: Atadle con cadenas de hierro sus manos y sus pies, su cuello y su boca. Después lo puso en manos del Infierno con este encargo: Tómalo y tenlo a buen recaudo hasta mi segunda venida. VII (XXIII) 1. Entonces el Infierno se hizo cargo de Satanás y le dijo Beelzebub, heredero del fuego y del tormento, enemigo de los santos, ¿qué necesidad tenías tú de proveer que el Rey de la gloria fuera crucificado para que viniera luego aquí y nos despojara? Date la vuelta y mira que no ha quedado en mí muerto alguno, sino que todo lo que le ganaste por el árbol de la ciencia, lo has echado a perder por la cruz. Todo su gozo se ha convertido en tristeza, y la pretensión de matar al Rey de la gloria te ha acarreado a ti mismo la muerte. Y, puesto que te he recibido con el encargo de sujetarte fuertemente, vas a aprender por propia experiencia cuántos males soy capaz de inflingirte. ¡Oh jefe de los diablos, principio de la muerte, raíz del pecado, fin de toda maldad!, ¿qué habías encontrado de malo en Jesús para buscar su perdición? ¿Cómo tuviste valor para perpetrar un crimen tan grande? ¿Por qué se te ocurrió hacer bajar a estas tinieblas a un varón como éste, por quien te has visto despojado de todos los que habían muerto desde el principio?

VIII (XXIV) 1. Mientras así apostrofaba el Infierno a Satanás, extendió su diestra el Rey de la gloria y con ella tomó y levantó al primer padre Adán. Después se volvió hacia los demás y les dijo: Venid conmigo todos los 116


que fuisteis heridos de muerte por el madero que éste tocó, pues he aquí que yo resucito a todos por el madero de la cruz. Y con esto sacó a todos fuera. Y el primer padre Adán apareció rebosante de gozo y decía: Agradezco, Señor, a tu magnanimidad el que me hayas sacado de lo más profundo del Infierno. Y asimismo todos los profetas y santos dijeron: Te damos gracias ¡oh Cristo Salvador del Mundo!, porque has sacado nuestras vidas de la corrupción. 2. Después que ellos hubieron hablado así, bendijo el Salvador a Adán en la frente con la señal de la cruz. Luego hizo lo mismo con los patriarcas, profetas, mártires y progenitores. Y a continuación les tomó a todos y dio un salto desde el Infierno. Y mientras Él caminaba, le seguían los santos padres cantando y diciendo: Bendito el que viene en el nombre del Señor. Aleluya. Para Él sea la alabanza de todos los santos. IX (XXV) 1. Iba, pues, camino del paraíso teniendo asido de la mano al primer padre, a Adán (Y al llegar) hizo entrega de él, así como también de los demás justos, al arcángel Miguel. Y, cuando entraron por la puerta del paraíso, les salieron al paso dos ancianos, a los que los santos padres preguntaron: ¿Quiénes sois vosotros, que no habéis visto la muerte, ni habéis bajado al Infierno, sino que vivís en cuerpo y alma en el paraíso? Uno de ellos respondió y dijo: Yo soy Henoc, el que agradó al Señor y a quien El traslado aquí; éste es Elías el Tesbita; ambos vamos a seguir viviendo hasta la consumación de los siglos; entonces seremos enviados por Dios para hacer frente al Anticristo, y ser muertos por él, y resucitar a los tres días, y ser arrebatados en las nubes al encuentro del Señor.

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X (XXVII) 1. Mientras estos se expresaban así, vino otro hombre de apariencia humilde, que llevaba sobre sus hombros una cruz. Dijéronle los santos padres: ¿Quién eres tú, que tienes aspecto de ladrón, y qué es esa cruz que llevas sobre tus hombros? Él respondió: Yo, según decís, era ladrón y salteador en el mundo, y por eso me detuvieron, y por eso me detuvieron los judíos y me entregaron a la muerte de cruz juntamente con nuestro Señor Jesucristo. Y mientras Él estaba pendiente de la cruz, al ver los prodigios que se realizaban, creí en Él y le rogué, diciendo: Señor, cuando reinares, no te olvides de mí. Y Él me dijo enseguida: De verdad, de verdad te digo hoy estarás conmigo en el paraíso. He venido, pues, con mi cruz a cuestas hasta el paraíso, y, encontrando al arcángel Miguel, le he dicho: Nuestro Señor Jesús, el que fue crucificado, me ha enviado aquí; llévame, pues, a la puerta del Edén. Y, cuando la espada de fuego vio la señal de la cruz, me abrió y entré. Después me dijo el arcángel: Espera un momento, pues viene también el primer padre de la raza humana, Adán, en compañía de los justos, para que entren también ellos dentro. Y ahora, al verlos a vosotros, he salido a vuestro encuentro. Cuando esto oyeron los santos, clamaron con gran voz de esta manera: Grande es el Señor nuestro y grande es su poder. XI (XXVII) 1. Todo esto vimos y oímos nosotros, los dos hermanos gemelos, quienes fuimos asimismo enviados por el arcángel Miguel y designados para predicar la resurrección del Señor antes de marchar al Jordán y ser bautizados. Allí nos fuimos y hemos sido bautizados juntamente con otros difuntos también resucitados; después vinimos a Jerusalén y celebramos la Pascua de la resurrección. Mas ahora, en la imposibilidad de permanecer aquí, nos vamos. 118


Que la caridad, pues, de Dios Padres y la gracia del Señor Jesucristo y la comunicación con el Espíritu Santo sea con todos vosotros. 2. Y, una vez escrito esto y cerrados los libros, dieron la mitad a los pontífices y la otra mitad a José y a Nicodemo. Ellos, por su parte, desaparecieron al momento para la gloria de Nuestro Señor Jesucristo. Amén. I (XVII) 1. Entonces los maestros Addas, Fines y Egias, tres varones que habían venido de Galilea para testificar que habían visto a Jesús ser arrebatado al cielo, se levantaron en medio de la multitud de jefes de los judíos y dijeron en presencia de los sacerdotes y levitas reunidos en consejo:“Señores,cuando íbam os nosotros desde Galilea al Jordán, nos salió al encuentro una gran muchedumbre de hombres vestidos de blanco que habían muerto hacía algún tiempo. Entre ellos reconocimos a Karino y a Leucio; y cuando ellos se hubieron acercado a nosotros y nos dimos un ósculo mutuo, pues habían sido amigos nuestros, les preguntamos: Decidnos, hermanos y amigos, ¿qué son esta alma y este cuerpo, y quiénes son esos con quienes vais de camino, y como vivís en elcuerpo,siendo asíque m oristeis hace tiem po?” 2. Ellos respondieron de esta m anera: “H em os resucitado con Cristo desde los Infiernos y Él nos ha sacado de entre los muertos. Y sabed que han quedado desde ahora destruidas las puertas de la muerte y de las tinieblas, y las almas de los santos han sido sacadas de allí y han subido al cielo con Cristo Nuestro Señor. E incluso a nosotros nos ha mandado el Señor en persona que durante cierto tiempo merodeemos por las riberas del Jordán y por los montes, sin que, no obstante, nos dejemos ver de todos ni hablemos con todos, sino sólo con aquellos a quienes Él pluguiere. Ahora mismo no nos hubiere

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sido posible ni hablar ni dejarnos ver de vosotros si no nos hubiere sido perm itido por elEspíritu Santos”. 3. Ante estas palabras, la multitud entera que asistía al consejo quedó sobrecogidas, presa de temor y de tem blor, y decían: “¿Será verdad por ventura lo que estos galileos testifican?” Entonces Anás y Caifás se dirigieron alconsejo en estos térm inos:“enseguida se descubrirá lo relacionado con todas estas cosas de que ésos han dado testimonio antes y después: si se comprueba ser cierto que Karino y Leucio permanecen vivos unidos a sus cuerpos, y si nos es dado contemplarlos con nuestros propios ojos, entonces es que es verdad lo que estos testifican en todos sus detalles, y, cuando los encontremos, ellos nos informarán con certeza de todo. Pero, si no, sabed que todo es pura farsa. 4. Cuando, de pronto, se divisó una gran muchedumbre, como de doce mil hombres, que habían resucitado con el Señor y bajaban del monte Amelech. IX (XXV) 1. Y nuestra madre Eva cayó de manera semejante a los pies del Señor, y, levantándose de nuevo, besó sus manos y derramó abundantes lágrimas, mientras decía: Ved las manos que me formaron, dando testimonio a todos.

X (XXVI) 1. Entonces todos los santos de Dios rogaron al Señor que dejase en los Infiernos el signo de la santa cruz, señal de victoria, para que sus perversos ministros no 120


consiguieran retener a ningún inculpado a quien hubiere absuelto el Señor. Y así se hizo; y puso el Señor su cruz en medio del Infierno, que es señal de victoria, y permanecerá por toda la eternidad. XI (XXVII) 1. Y en cuanto terminó de leerse el escrito (firmado con el puño y letra de Karino), todos los que escuchaban dieron con su faz en tierra y se pusieron a llorar amargamente, mientras golpeaban duramente sus pechos y decían en voz en grito: “¡Ay de nosotros! ¿Con qué fin, miserables, nos ha ocurrido esto? Huye Pilato, huyen Anás y Caifás, huyen los sacerdotes y levitas, huye también el pueblo de los judíos diciendo entre sollozos: ¡Ay de nosotros! Hemos derramado en tierra sangre inocente.” Es tarde, le digo. Espero que mañana podamos platicar de nuevo. Usted escribió un libro sobre El Diablo. Tengo algunas dudas que deseo aclarar, ¿está de acuerdo? Se pone de pie. Aspira con fuerza el humo de su cigarrillo. Toma de un sorbo los asientos de su café. Extiende su mano y camina, despacio, paso a paso, hacia la orilla del Gran Canal de Venecia. A lo lejos el sol se oculta en el mar de bronce.

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10 La vida en Venecia comienza, como en todas partes del mundo, a las siete de la mañana con la primera taza de café. Camino despacio, contando uno por uno, los ladrillos de cantera del callejón de Luis XV. A lo lejos, sentado cómodamente en un sillón de madera, fumando uno de sus primeros cigarrillos de la mañana, veo a través su lentes redondos la cara feliz de Giovanni Papini. Papini fue ateo en los años más esplendorosos de su juventud. Uno de sus libros m ás controvertidos es “ElD iablo”.Papinise convirtió,alfinal de su vida, en un ardiente y fervoroso cristiano sometido a las doctrinas teológicas de la Iglesia Católica Romana. ¿Por qué es tan fascinante la personalidad del Diablo en la historia de la Humanidad? Papini confiesa que su libro fue un intento para restaurar a Satanás a su estado inicial, liberando a la humanidad de todas las tentaciones del maligno. Dice que lo movió la tentación de convertirse en el Mesías del Demonio. El origen del diablo en la teología de los hebreos, tiene su fundamentó en el libro del profeta Isaías capítulo 15 versículos 12 al 15. Isaías fue un poeta, que escribió el siguiente canto: ¡Cómo caíste de los cielos, oh, Lucero, hijo de la aurora! Y tú eras aquel que dijiste en tu corazón: ¡Yo subiré al cielo! ¡Sobre las estrellas de Dios ensalzaré mi trono! Y me sentaré en el monte de la Asamblea en los lados del norte, me remontaré a las alturas de las nubes: ¡seré semejante al altísimo! En cambio fuiste precipitado del cielo en las profundidades del abismo. No todos los especialistas en teología, modernos y antiguos, están de acuerdo en que este pasaje de la Biblia se refiere a la caída de Satanás. La rebelión de Satanás contra Dios, se debió al orgullo, pero se considera como el pecado de la vanidad. La idea de que el diablo se hizo asimismo un ser maligno, pretende eliminar la responsabilidad de Dios en el problema metafísico y filosófico del origen de la maldad en el universo. Esta aparente solución sobre el origen del diablo, crea a su vez, un problema mayor. ¿Dios todo lo sabe? ¿Dios conoce desde el principio hasta el fin todo lo que ocurre y ocurrirá en el universo, no sólo en el mundo vegetal, mineral y animal? Un Dios tan poderoso, tan infinito, tan omnisciente, tan omnipresente, ¿no fue capaz de predecir la rebelión de 122


Lucifer? Cuando a los manipuladores de los aparatos ideológicos de control les convienen, Dios lo sabe todo, Dios lo puede todo, y, cuando no les favorece, o no les es útil a sus intereses dominantes, entonces recurren a libre albedrío, a la doctrina de la elección voluntaria del destino individual. Las primeras señales de cultos religiosos en la historia de la humanidad, comienzan hace más de 7000 años, con la fabricación de estatuas de la Gran Diosa Madre. Las estatuillas de ídolos-peces, de Dólmenes (En la cultura megalítica europea de las zonas preceltas, fueron construidas cámaras funerarias sencillas compuesta por varias piedras verticales sin tallar y una piedra enorme como techo). Hacia el año 4000 antes de la Era común, en Sumeria, a la muerte del rey se desarrolló de manera elaborada un culto religiosos los muertos. En el año 3000 al sur de Francia, con las estatuas-menhir, surgió una mitología definida con deidades prehelénicas. Hacia el año 2500 figurillas de barro que representaban dioses, surgieron en Egipto junto con pirámides de piedra, el texto del Libro de los Muertos, y necrópolis provincianas, que nos permiten saber el alto grado de desarrollo de los rituales religiosos en torno a la experiencia individual y social de la muerte en las culturas antiguas. El mito de Osiris en el antiguo Egipto, representaba la muerte y la resurrección anual de la naturaleza, del conocimiento astronómico, y el regreso del sol a la vida. La leyenda de Osiris está contada en forma conexa, solamente por Plutarco, cuya narración ha sido confirmada y en algún modo amplificada en la época moderna por el testimonio de los monumentos egipcios. Osiris fue hijo de una intriga amorosa entre el Dios terrenal llamado Seb y la diosa celeste Nut. Los Griegos identificaron a estos dioses, padres de Osiris, con los suyos, Cronos y Rhea. Cuando Ra, el Dios del sol, se enteró de la infidelidad de su esposa Nut, decretó como maldición que no podía tener a su hijo en ningún mes del año. Pero la diosa tenía otro amante, el Dios Thot o Hermes, como le denominaba los Griegos. Jugando una partida de ajedrez con la luna, consiguió que le proporcionará la 72ª. parte de cada día del año, con la que compuso cinco días completos que añadió al año egipcio de 360 días. Esto fue el origen mítico de los cinco días suplementarios que los egipcios colocaba la final del año con objeto de establecer una armonía entre los tiempos lunar y solar. En estos cinco días, 123


considerados fuera del año 12 meses, la maldición del Dios Sol no tenía efecto, y, por ésta razón, Osiris nació en el primero de ellos. A su nacimiento sonó una voz proclamando que el Señor de Todo había llegado el mundo. Antes de él, los egipcios eran caníbales, pero Isis, hermana y esposa de Osiris, descubrió el trigo y la cebada, que crecían silvestres, y Osiris introdujo el cultivo de los cereales entre pueblo, que abandonó de inmediato el consumo de la carne humana. Set el que los griegos llaman Tifón, el demonio de los egipcios, tomó las medidas del cuerpo de su hermano y construyó un cofre de lujo y de su tamaño exacto. Durante una fiesta donde bebían y se divertían, el demonio y 72 conspiradores hicieron que Osiris se metiera el interior del cofre, cerraron rápidamente la tapa, la clavaron, la soldaron con plomo derretido y arrojaron el ataúd al río Nilo. Esto sucedió el día 17 del mes Athyr, cuando el sol está en el signo de Escorpión, durante el 28 año del reinado, o de la vida de Osiris. Cuando Isis se enteró del crimen, se cortó un mechón de pelo, se vistió de luto, y vagó afligida por todos lados buscando el cadáver de su esposo. Mientras buscaba a Osiris, Isis concibió un hijo de manera milagrosa, mientras estuvo revoloteando en forma de halcón sobre el cadáver de su marido. Su hijo fue Horus el Joven, que en su niñez llevó el nombre de Harpócrates esto es Horus Niño. Isis y su hermana Neftys, con la ayuda de Thot y Anubis, reunió los 14 figuras en los que había sido descuartizado Osiris, le envolvió en vendas de lino y ejecutó todos los demás ritos que los egipcios solían cumplir con los cadáveres. Isis abanico la fría arcilla con sus alas, así lo revivió y desde entonces gobernó entre los muertos como rey en el otro mundo. Fue adorado como El Señor del Mundo Subterráneo, El Señor de la Eternidad y El Rey de los Muertos. En el gran salón de Las Dos Verdades, asistido por 42 asesores, uno por cada uno de los distintos principales Egipto, presidía como juez en el juicio de las almas de los difuntos, que hacia su confesión solemne ante él, y cuando habían sido sopesados sus corazones en la balanza de la justicia, recibían el premio de la virtud en una vida eterna o el castigo apropiado de sus pecados. En la resurrección de Osiris los egipcios vieron la promesa de una vida eterna para ellos mismo más allá de la tumba. Creyeron que todos los hombres vivirían sempiternamente en el otro mundo, si los amigos supervivientes ejecutaban en su 124


cadáver, el ritual que los dioses hicieron con el cuerpo de Osiris. Por esto, las ceremonias funerarias eran copias de lo ejecutado con el Dios muerto. Una pista muy útil para averiguar la naturaleza originaria de un Dios o de una Diosa, la suministra con frecuencia la estación del año en que se celebra su conmemoración. Así, si el festival lo tenían en luna nueva o luna llena, se tendrá una cierta presunción de que la deidad así venerada era la propia luna llena o se trataba de una afinidad lunar. Si se celebraba la fiesta en el solsticio invernal o hiemal, naturalmente conjeturamos que el Dios es el sol o que, al menos, tenía estrecha relación con el luminar. Y si el festival coincide con el tiempo siembra o de siega, nos inclinaremos a deducir que la divinidad es una personificación de la tierra o del grano. Es importante precisar la controversia que existe en la crítica de la historia, sobre el nacimiento de Jesús de Nazareth, quien de acuerdo a la tradición de la Iglesia Católica de Roma, llegó este mundo del 24 de diciembre, lo cual resulta falso, ya que todo indica que nació en el mes de abril. Jesús el Dios de los cristianos, era un Dios inferior, que no se comparaba en esplendor y potencia, a los dioses de los Griegos. Se conserva una reliquia instructiva de la prolongada lucha de nuestras fiestas de Navidad, que creemos se ha apropiado la iglesia de su rival pagana: en el calendario juliano se computó el solsticio de invierno el 25 de diciembre, considerado como la Natividad del sol, por razón de comenzar los días a alargarse, acrecentándose su poder desde ese momento crítico. El ritual de la Navidad, como al parece se realiza en Siria y Egipto, era muy notable. Los celebrantes, reunidos en capillas interiores, salían a medianoche gritando ¡La Virgen a parido! ¡La luz está aumentando! Los egipcios representaban al recién nacidos sol por la imagen de un niño que sacaban al exterior para presentarlo a sus adoradores. Sin duda, en el solsticio hiemal, la Virgen que concebía y paría un hijo el 25 diciembre era la gran diosa oriental que los semitas llamaron la Virgen Celeste o simplemente la Diosa Celestial. En los países semíticos era una forma de Astarté. También Mitra fue identificado por sus adoradores con el sol, el invencible sol, como le llamaban, por esto su navidad caía también en el 25 diciembre. Los evangelios nada dicen respecto a la fecha de nacimiento de Cristo, y por ésta razón la iglesia no celebraba al principio. Sin embargo, pasado algún tiempo los cristianos de Egipto 125


acordaron el día 6 de enero como fecha de la navidad y la costumbre de celebrar el nacimiento del salvador en este día fue extendiéndose gradualmente hasta el siglo IV, en que ya estaba universalmente establecida en el Oriente. Pero la iglesia occidental, que hasta finales del tercer siglo o comienzos del cuarto no había reconocido el 6 de enero como día de la Navidad, adoptó el 25 diciembre como verdadera fecha y esta decisión fue aceptado después también por la iglesia Oriental. En Antioquia el cambio no se introdujo hasta el año 375 próximamente. ¿Qué consideraciones guiaron a las autoridades eclesiásticas para instituir el 25 de diciembre como la fiesta de La Natividad de Cristo? Los motivos para la innovación están declarados por un escritor sirio cristiano. El origen pagano de la navidad está claramente aceptado. San Agustín exhorta los cristianos fraternalmente a no celebrar el día solemne en consideración al sol, como los paganos, sino con relación al que hizo el sol. De modo semejante, León el Grande condenó la creencia pestilente de ser la Navidad solemnizada por el nacimiento del nuevo sol, como fue llamada, y no por la natividad de Cristo. La iglesia cristiana eligió la celebración del nacimiento de su fundador el día 25 diciembre, con objeto de transferir la devoción de los gentiles del sol, al que fue llamado después Sol de la Rectitud. Si esto fue así, no puede haber improbabilidad intrínseca en la conjetura de ser motivos de la misma clase, los que pueden haber conducido las autoridades eclesiásticas a infiltrar la fiesta en la pascua, de la muerte, y de la resurrección de su Señor, en la fiesta de la muerte y la resurrección de otros Dioses asiáticos, que cayese en la misma estación del año. La muerte y la resurrección de Atis se celebraba oficialmente en Roma el 24 y 25 de marzo. Cristo padeció el 25 de marzo y por ésta razón muchos celebran la crucifixión en ésta época. No hay fundamento histórico, ni para el nacimiento ni para la muerte de Jesús de Nazareth. Fue un problema de apropiación de la popularidad de los dioses paganos. De competencia por ser el poseedor de un dios más fuerte que el otro. El papado y su estructura de gobierno diseñaron las bases de la iglesia universal, sobre el fundamento y la ciencia de la revelación, de las doctrinas, de las costumbres y de la fe de los paganos. En el Universo de las grandes Religiones del Mundo, existen seres que tiene la potencia maligna de apoderarse de las almas de los hombres. En Hebreo se le 126


llama Satán que significa el adversario, el enemigo. En Griego se le llama Diablo, es decir, el acusador, el calumniador. En la teología egipcia, el diablo más antiguo nacido en el mundo, por el pensamiento humano, se llama Seth. Es el Dios de la oscuridad, de la noche pavorosa. Es el enemigo de los dioses de la luz, de Horus y de Ra. Representa, la tempestad, la esterilidad. Es como todos los diablos que vendrán después para atormentar a los hombres. Seth dominaba ya muchos siglos antes que Homero y que Moisés. Es más antiguo que el Satanás de los hebreos y que el Tifón de los griegos. Seth mató a su hermano Osiris y lo cortó en 14 pedazos. Es como la historia de Caín y Abel. En la historia del pueblo hebreo Absalón mata a su hermano Anmón. Salomón al hermano Adonías, Jokanán a Jesna. La antigua Grecia cuenta el doble fratricidio de Eteocles y Poliníce, de Timeleón, asesino de su hermano Timófanes y del rey escita Saulio asesino de su hermano Anacarsis. Entre los años 700 y 600 antes de la era actual, Zoroastro, en su antigua ciencia de la revelación, divulgó la existencia de Angra Mainyu, el espíritu del mal, y por lo tanto demostró que los demonios no son ni bestias ni dioses. Enseñó que después de la muerte, el alma será juzgada en el puente Chinvat y es enviada al cielo temporalmente, el infierno o al purgatorio, en función del equilibrio entre sus buenos y malos pensamientos, sus palabras y las obras que haya realizado en la tierra. La religión hindú también conoció su Satanás. El demonio Mara deriva de la raíz mr que significa morir, desde entonces los teólogos hindúes lo llamaron el demonio de la muerte. En Grecia la rebelión de los titanes contra el Dios del cielo, el supremo Júpiter, es la forma helénica de la rebelión de los ángeles contra Yahvé, el Dios de los hebreos. La creencia en los demonios es uno de los rasgos escasísimos que les son comunes a la totalidad de las religiones. La religión china afirma igualmente la existencia de demonios, a los que identifica con los espíritus de seres humanos y animales ya muertos, y también con otro tipo de seres que habitan en la naturaleza y que se asemejan a las hadas, duendes o elfos de las leyendas occidentales. El taoísmo, una religión impregnada de magia, dedica especial interés al enfrentamiento con estos seres maléficos. El concilio de Braga en el año 561, afirmó que el diablo fue originado bueno y que no pudo crearse a sí mismo y el cuarto concilio de 127


Letrán en 1215, declaró que si era malo sería un acto de su propia voluntad. La mayoría de los especialistas aseguran que el profeta Zoroastro, al hacer evolucionar la antigua religión iraní de tipo politeísta al monoteísmo, convirtió a Arriman, el hermano caído del dios bueno Ahura-Mazada, en la encarnación del mal. El impresionante avance de la ciencia, no sólo en el campo de las matemáticas, de la astronomía, de la física nuclear y de la medicina, nos permite tener en la actualidad una visión diferente, de lo que significó para los hombres de la prehistoria, las ideas del bien y del mal, del dios único del universo, de los espíritus malignos que contenían en su naturaleza invisible, la potencia de destruir el alma inmortal del hombre. De acuerdo con la genealogía de la humanidad, Abel y Lucy, habitaron hace 3.2 millones de años en el desierto de Afar, en Etiopía, que es una de las regiones más terribles del planeta por su soledad y devastación. Esta pareja de prehumanos conocidos como Australopitecos Afarensis, no tenían un sistema de religioso definido, la teoría más exacta sobre su sentimiento religioso, desde el punto de vista de la psicología, es que al percibir la realidad material a través de los sentidos, en su pensamiento apenas en evolución, y por la experiencia de la muerte, y la violencia de los elementos de la naturaleza, iniciaron un culto a los muertos e inventaron demonios, mitos sobre el origen de las fuerzas del universo, y, la necesidad de comprender, les obligó a encontrar respuestas para los fenómenos cósmicos, en especial para explicar el día y la noche. Con la evolución del pensamiento, de la conciencia, la especie humana se enfrentó a un nuevo misterio. El sueño, que ahora sabemos es una necesidad fisiológica para eliminar la fatiga y reparar al organismo, contribuyó a que las culturas antiguas pensarán que las imágenes oníricas se hallaban en relación con el mundo de seres sobrenaturales, o eran revelaciones divinas, o posesiones diabólicas. En la actualidad una gran parte de las personas que habitan en este planeta, aceptan que el sueño, ya no es de origen extraterreno, pero de todas maneras transporta al alma a un mundo distinto, en donde pueden existir, incluso, universos paralelos. La relación del sueño con la vida despierta constituye una existencia aparte, herméticamente cerrada es en sí misma, y separada de la vida real por un enorme abismo. El material que compone el contenido de sueño procede en igual forma de lo vivido y, es, 128


por lo tanto, la memoria del sueño, sostienen otros especialistas. Los estímulos y fuentes del sueño provienen de estímulos sensoriales externos, o de estímulos sensoriales internos, o de estímulos somáticos internos, o estímulos puramente psíquicos. Los investigadores más antiguos como los más modernos, opinan que los hombres sueñan con aquello de que se ocupan durante el día, y su desinterés en su vida despierta, interviene en la motivación del olvido del sueño, y en todos aquellos factores que provocan un idéntico efecto en la vida despierta. Con frecuencia olvidamos muchas imágenes oníricas débiles y, en cambio, recordamos otras más enérgicas próximas a ellas. Freud, sostuvo la discusión científica del fenómeno único, partiendo de la hipótesis de que el sueño constituye un resultado de nuestra propia actividad anímica. ¿De dónde procede la impresión de que el sueño es ajeno al alma del hombre? El contenido material los sueños, la evolución de la conciencia para comprender la realidad material, el espacio y el tiempo, así como la experiencia astronómica de la noche y el día, y de la muerte de los prehumanos en el planeta tierra, originó la invención de los dioses y de los demonios, como un método para explicar el significado del mundo y de sus representaciones. El ocaso huele a nostalgia. Giovanni Papini dice que ha llegado la hora de que nuestros caminos se bifurquen. Le digo que ha sido un encuentro extraordinario y que, debemos repetir en alguna otra ocasión, nuestras maravillosas reflexiones. Se pone de pie y dice que la hora del recreo ha llegado.

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11 La Taberna está llena de humo. Al fondo, en un pequeño y agradable privado, Karl Marx bebe su rig. Es un compuesto de fauna marina del planeta Kok y de agua mineral extraída del planeta Vad -dice-. Me siento a su lado. El problema fundamental del conocimiento colectivo, reside en la lucha de clases. Las nociones religiosas supervivientes son rápidamente transformadas en el sentido de los intereses de la clase dominante de ésta época, es decir, la transformación del Cristianismos Primitivo en Religión de Estado. El Cristianismo no llegó a ser Religión de Estado, sino en el momento en que la sociedad antigua basada en la esclavitud, cedió insensiblemente su lugar a la sociedad feudal, basada sobre la servidumbre. No es, por lo tanto, la Conciencia lo que determina su existencia, sino, al contrario, su existencia social la que determina su Conciencia. Los hombres, aún los más heroicos, no son los creadores ni los legisladores soberanos del desarrollo social, sino solamente sus órganos de ejecución: no hacen más que expresar las tendencias y las corrientes que son producidas por la base material de la sociedad. La superestructura social e ideológica no corresponde ya a la infraestructura económica. Fuerzas productivas y relaciones de producción entran en lucha. Estos antagonismos entre la nueva vida y las antiguas formas sociales, este conflicto entre las nuevas causas y los resultados inutilizados de causas desaparecidas, actúa poco a poco en el espíritu humano. La antigua diferenciación social se transforma poco a poco; las clases sociales en otro tiempo despreciadas ven crecer su poder económico y social, las antiguas clases dominantes desaparecen. Mientras se produce esta transformación de la infraestructura social, los antiguos sistemas religiosos, jurídicos, filosóficos y políticos se aferran a sus antiguas posiciones y se esfuerzan por mantenerse en vida aunque sean anticuados, y no estén ya, en condiciones de satisfacer las necesidades ideológicas de la sociedad. El pensamiento humano es conservador; no sigue sino con lentitud los acontecimientos externos. La historia de la antigüedad, hebrea, griega, romana, está llena de luchas sociales; todas las grandes reformas de estos pueblos, no fueron sino tentativas para mantener la paz social, pero los 130


pobres y los ricos, los patricios y plebeyos, los ciudadanos y los esclavos, continuaron su lucha hasta la caída del viejo mundo, que nos dejó enormes tesoros intelectuales como fruto de esos combates. De estos antagonismos sociales nacen, precisamente, los diversos antagonismos políticos e ideológico de la historia: Brama y Buda; Baal y Yahvé, dios nacional y dios mundial; Paganismo, Catolicismo y Protestantismo; Materialismo e Idealismo; Realismo y Nominalismo. Por muy abstractos, por metafísicos, por alejados que parezcan de la vida real y de la producción material, están determinados estos sistemas de pensamiento, en última instancia, por las transformaciones que se producen en la base económica de la sociedad y por las contradicciones existentes entre ésta base económica y las relaciones de producción, así como por las luchas de clases que de ellas emanan. Los sistemas morales, políticos y económicos en lucha, no están separados de la base material de la sociedad sino por un número cada vez más restringido de anillos intermedios: las cuestiones de moral idealista utilitaria, de monarquía o república, de oligarquía o de democracia, de proteccionismo, o de libre cambio, de intervensionismo o de libertad económica, de socialismo o de economía privada, cualquiera que sea la nobleza de los argumentos humanitarios, y de los motivos idealistas que sus defensores ostentan, están estrechamente vinculados a la base material de la sociedad, y con las relaciones de producción que han entrado en contradicción con ella. Al mismo tiempo que se transforma la base económica, se transforma igualmente, más o menos lentamente, toda la inmensa superestructura de la sociedad. Para comprende esas transformaciones, hay que distinguir siempre entre las transformaciones que se producen en las relaciones de producción económica, transformaciones que es posible estudiar científicamente, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, todas las formas ideológicas en medio de las cuales los hombres adquieren conciencia de este conflicto y conducen sus luchas. Así como no hay que juzgar a un individuo por la idea que tiene de sí mismo, ni tampoco se debe de juzgar una determinada época de transformación por la conciencia que tiene de sí misma, más bien, se debe de explicar ésta conciencia por las contradicciones de la vida material y por el 131


conflicto existente entre las fuerzas productivas y las relaciones de producci贸n social. No se angustie mi querido amigo William, beba conmigo: 隆Salud!

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12 Es 1916. Albert Einstein está sentado en una banca de cemento en Central Park, en la ciudad de New York. Mira hacia el cielo azul, como intentando penetrarlo con su cerebro de broca. No creo en absoluto en la libertad humana en el sentido filosófico –dice-. Todos actuamos no sólo bajo presión externa sino también en función de la necesidad interna.La frase de Schopenhauer:“U n hom bre puede hacer lo que quiera, pero no querer lo que quiera”,ha sido para m í, desde mi juventud, una auténtica inspiración. Ha sido un constante consuelo en las penalidades de la vida, de la mía y de los demás, y un manantial inagotable de tolerancia. Siempre me ha parecido absurdo, desde un punto de vista objetivo, buscar el significado o el objeto de nuestra propia existencia o de la de todas las criaturas. Y, sin embargo, todos tenemos ciertos ideales que determinan la dirección de nuestros esfuerzos y de nuestros juicios. En tal sentido nunca he perseguido la comodidad y la felicidad como fines en sí mismos: llamo a éste planteamiento ético el ideal de la pocilga. Mi ideal político es la democracia. Que se respete a cada hombre como individuo y que no se convierta a ninguno de ellos en ídolo. Soy de la opinión que un sistema autocrático de coerción degenera muy pronto. La fuerza atrae siempre a hombres de escasa moralidad, y considero regla invariable el que a los tiranos de talento sucedan siempre pícaros y truhanes. Creo que en el hombre primitivo, es sobre todo el miedo el que produce ideas religiosas: miedo al hambre, a los animales salvajes, a la enfermedad, a la muerte. Como en esta etapa de la existencia suele estar escasamente desarrollada la comprensión de las conexiones casuales, el pensamiento humano crea seres ilusorios más o menos análogos a sí mismo de cuya voluntad y acciones dependen esos acontecimientos sobrecogedores. En este sentido hablo yo de una religión del miedo. Esta, aunque no creada por los sacerdotes, se halla en un grado notable afianzada por la formación de una casta sacerdotal que se erige como mediadora entre el pueblo y los seres a los que el pueblo teme, y logra sobre esta base una hegemonía. El deseo de guía, de amor y de apoyo, empuja a los hombres a crear el concepto social o moral de Dios. Pronto estaremos ante una nueva religión que sacudirá las estructuras fosilizadas del 133


pensamiento. El Universo mide 15 mil millones de años luz. Hay por lo menos 100 mil millones de galaxias y 10 mil trillones de estrellas. El Universo está en expansión y no sabemos si continuará su marcha o si habrá de detenerse para comprimirse de nuevo y regresar al punto de origen del Big Bang. El plagio de lo que hemos olvidado ha creado la Ciencia de la Revelación. Mira, por ejemplo: La Divina Comedia de Dante Alighieri, es un poema alegórico iniciado en el año 1304 y terminado en 1321, y está dividido en tres partes: “El Infierno”,“El Purgatorio” y “El Paraíso”,cada una con 33 cantos o capítulos en tercetos endecasílabos encadenados y un canto de introducción. Dante le llamó Comedia, pero Boccaccio le añadió el calificativo de Divina. El poema narra un imaginario viaje del autor a los tres reinos de ultratumba y simboliza la purificación del alma humana, que sale del pecado y la ignorancia para llegar, por la iluminación y elam or,alconocim iento de D ios y la bienaventuranza.“A la m itad delcam ino de la vida”,D ante se encuentra en una selva oscura, donde le cierran el paso tres fieras, pero la sombra de Virgilio, el gran poeta romano, acude en su ayuda y lo guía salvándolo de la envidia, la soberbia y la codicia. Entra así en el Infierno compuesto por nueve círculos escalonados en forma de embudo. En cada círculo están los pecadores condenados a horribles castigos, y en el fondo, que es el centro de la tierra, está Lucifer. El Purgatorio a donde van luego Dante y Virgilio, tiene la forma de una montaña dividida en siete terrazas, que corresponden a los pecados capitales. En la cima está El Paraíso Terrenal, al llegar al cual se despide Virgilio, y aparece Beatriz para guiar a Dante por el paraíso. Consiste éste en nueve cielos móviles y uno inmóvil, el Empíreo, donde está la presencia divina. Al llegar ahí, Beatriz se despide a su vez de Dante, quien es guiado entonces por San Bernardo hasta que obtiene la gracia suprema de sumergirse en la contemplación de Dios, luego de haberlo conocido como Justicia en el Infierno y como Misericordia en el Purgatorio. Sócrates, 399 años antes de Jesucristo, enseñó que supuesta la inmortalidad del alma, al salir de éste mundo lleva consigo sus costumbres y sus hábitos. Antes de tomar el veneno de la cicuta, en su diálogo con Fedón sobre el alm a, dijo: “D ícese que después de la muerte de alguno, el genio, que le ha conducido durante la vida, lleva el alma a cierto lugar donde se reúnen todos los 134


muertos para ser juzgados, a fin de que vayan de ahí al Hades con el guía, que es el encargado de conducirla de un punto al otro; y después de que han recibido los bienes o los males a los que se han hecho acreedores, y han permanecido en aquella estancia el tiempo que les fue designado, otros conductores los vuelven a la vida presente después de muchas revoluciones. El camino al Hades tiene muchas travesías”.Luego le describe la belleza del cielo,del Tártaro, las aventuras por el Infierno. La idea de la Divina Comedia, vino al mundo con Sócrates, 1703 años antes de que Dante Alighieri la escribiera. En fin: no hay nada nuevo bajo el sol...

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Alianza Francesa de San Luis Potosí, San Luis Potosí, México. 13 de julio del año de 1985: David Rangel Tapia y el pintor José Luis Cuevas, durante la presentación de la primera edición de su sexto libro titulado SÍSIFO. José Luis Cuevas le dedicó el dibujo de la portada.

29 de marzo del año de 1985: Autógrafo del escritor Juan José Arreola: “A David Rangeleste recuerdo de su amigo y compañero en Ajedrez y Literatura”. Dado en la Ciudad de San Luis Potosí, San Luis Potosí, México.

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