Pasion Italiana - Adaptacion

Page 53

hablando de cosas más prácticas—. Una esposa que me haga la vida más cómoda, porque ya he pasado la época de mi vida en la que me gusta pasar el tiempo, mejor dicho, desperdiciarlo con una gran variedad de mujeres. Esperaba mucho de la mujer que se convirtiera en su esposa. Bella estaba segura de que ella nunca podría estar a la altura de tales requerimientos y se sorprendió de que él no se hubiera dado cuenta. —Tú podrías aprender a ser la esposa que yo quiero —concluyó él—. Debes saber que tengo buenas razones aparte del riesgo de que te hayas quedado embarazada para hablarte de matrimonio. —Seguramente nos estamos preocupando sobre una tontería... —¿Tú crees? Eres joven y fértil y yo preferiría no tener que esperar a que haya pruebas de una cosa u otra —afirmó él—. Si esperamos y al final resulta que nace un nuevo niño, habrá personas que creerán que me vi obligado a casarme contigo. Eso sería muy humillante para ti. La seguridad que Edward parecía tener de que la hubiera dejado embarazada asustó a Bella. Sin embargo, ¿cómo podría casarse con un hombre que no sentía nada por ella? ¿Significaba esa pregunta que estaba considerando su oferta? Por supuesto. Sabía que ni siquiera tenía que echar mano a los sentimientos que tenía por él para tomar aquella decisión. No tenía nada que ofrecerle a Tony, pero como «Anthony» tendría una vida llena de oportunidades. Si se casaba con Edward a su hijo no le faltaría de nada. Tendría un hogar, amor, seguridad y un hombre dispuesto a ser su padre. A Edward le gustaban los niños. De hecho, tenía que reconocer que se había topado con la suerte el día en que se cayó delante de la limusina de Edward. —¿Cuándo empezaste a pensar en todo esto? —preguntó ella, tratando de mostrarse tan lógica y tranquila como él. —Diez minutos después de que te marcharas de mi dormitorio anoche — admitió Edward—, Nunca me he sentido tan culpable en toda mi vida. —Gracias —susurró ella, con voz temblorosa. Por primera vez, tuvo que esforzarse para evitar que las lágrimas se le derramaran. —Yo cuidaré de ti y de tu hijo. Tú me necesitas y a mí me gusta sentirme necesitado. De hecho, estoy acostumbrado a sentirme necesitado. —Podrías enamorarte locamente de otra mujer... —Debes de estar bromeando —dijo Edward, con un tono de gélida repulsión. Estaba muy seguro de sí mismo, confiado de que sabía todo lo que había que saber. Recordó la ansiedad constante que había sentido cuando luchaba por


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.