
1 minute read
¿Me preguntas qué he aprendido?
¿Me preguntas qué he aprendido?
Ay, mi niño...
Advertisement
Pocas cosas he aprendido de este mundo de caos y confusión, pero de una estoy segura: buscamos un significado, una solución.
Pero cada respuesta que parecemos encontrar, solo trae más preguntas. Luchamos por un propósito, buscamos saber, pero en esta inmensidad, ¿a donde vamos?
Nos aferramos a la razón, para darle sentido a todo, pero a veces la vida se siente tan pequeña
Lo absurdo se cierne con cada giro, mientras enfrentamos nuestra existencia, y lo que hemos aprendido
Nos obliga a enfrentar nuestro destino y cuestionar las decisiones que tomamos.
Pero a través de este viaje de autodescubrimiento, encontramos una verdad, una aterradora: que la vida no tiene un significado inherente, y depende de nosotros crear nuestro ser.
O, ¿es así? Desde que te conocí, he visto un propósito inherente a nuestra condición como seres humanos: el amor.
Esta fuerza primigenia que nos llama para unirnos y colaborar, aliviar nuestra soledad y compensar nuestros defectos con las virtudes del otro.
Esa fuerza biológica que nos hace sentir vivos
El principio unificador que convierte a las multitudes en comunidades.
Esa gravedad metafísica que nos une a otros seres humanos y nos hace colaborar, y que nos hace crecer contra el infinito mar de entropía que nos rodea.
No lo sé, abracemos esta difícil situación existencial, pero hagámoslo juntos, y hagamos nuestro propio propósito, con todas nuestras fuerzas.
He aprendido que, aunque la vida parezca absurda, siempre que tengamos espíritu, todo estará bien