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RACHEL GIBSON

DEBE SER AMOR

Yolanda Breedlove no sólo eran cuñadas, sino que también eran las mejores amigas del mundo y vivían juntas. Algunas veces se leían el pensamiento, lo que podía llegar a ser espeluznante si no estabas acostumbrado. —No estoy segura. Creo que vendrán a Boise para recoger a Beezer, luego irán en coche al norte para ver qué tal anda mi abuelo. —¿Beezer? —El gato de mi madre —contestó Gabrielle. La culpa le estaba creando un nudo en el estómago mientras miraba fijamente los familiares ojos azules de su amigo. El ya pasaba de los treinta años pero aparentaba alrededor de veintidós. Era unos centímetros más bajo que Gabrielle y tenía el pelo rubio claro. Era contable de profesión y anticuario de vocación. Manejaba la parte administrativa de Anomaly dejándole a Gabrielle total libertad para expresar su creatividad. No era un criminal y no creía en lo más mínimo que usara la tienda como tapadera para vender artículos robados. Abrió la boca para contarle la mentira que había memorizado en la comisaría de policía, pero las palabras se le quedaron atascadas en la garganta. —Trabajaré esta mañana en la oficina —dijo él, desapareciendo por la puerta. Gabrielle cogió un encendedor para prender una vela de té en el pequeño vaporizador. Una vez más se dijo a sí misma que realmente estaba ayudando a Kevin aunque él no lo supiera. No era como si se lo estuviera sirviendo en bandeja al detective Shanahan, ¿verdad? ¿A quién engañaba? No podía ni mentirse a sí misma, pero tampoco podía hacer nada. El detective llegaría a la tienda en menos de veinte minutos y ella tenía que hacerle creer a Kevin que lo había contratado como manitas durante unos días. Se metió el encendedor en el bolsillo de la falda de gasa y se dirigió a su escritorio, que estaba atestado con artículos de oficina. Recorrió con la mirada la cabeza rubia de Kevin inclinada sobre unos documentos, aspiró profundamente y dijo: —He contratado a una persona para trasladar la estantería a la trastienda —dijo obligándose a mentir—. ¿Te acuerdas que hace tiempo hablamos de ello? Kevin levantó la cabeza y frunció el ceño. —Lo que recuerdo es que decidimos esperar hasta el año próximo. No, él había decidido por los dos. —Creo que no puede posponerse más, así que contraté a un manitas. Mara puede ayudarle —dijo, refiriéndose a la joven universitaria que trabajaba en la tienda media jornada por las tardes—. Joe estará aquí en unos minutos. —Posar su mirada culpable en Kevin fue una de las cosas más difíciles que había hecho en su vida. El silencio se extendió entre ellos durante largos segundos mientras la miraba con el ceño fruncido. —Este Joe no formará parte de tu familia, ¿no? El solo pensamiento del detective Shanahan compartiendo sus genes la perturbó tanto como tener que fingir que era su novia. —No —Gabrielle enderezó una pila de facturas—. Te alegrará saber que Joe no es de mi familia —Fingió interesarse en la hoja que tenía delante. Luego escupió la mayor mentira de todas—. Es mi novio. - 34 -


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