La otra izquierda: testimonios de una ideología olvidada, el anarquismo en México (1931-1971)

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libertario y sus acciones para hacer frente a las políticas laborales y económicas aplicadas por el Estado. En este sentido los principios libertarios aparecieron demasiado radicales y sin un futuro concreto ante los beneficios, aunque mínimos, otorgados por el Estado. Las diatribas anarquistas no se enfocaron sólo contra el sindicalismo reformista, sino también contra las Juntas de Conciliación y Arbitraje las cuales eran tenidas como perjudiciales a los intereses de los trabajadores, pues se debía recurrir a ellas para solucionar problemas de índole económica y la mayor de las veces se otorgaba la razón a los sindicatos oficiales o a los patrones.158 Los libertarios nacionales señalaron que el Código Federal del Trabajo, si bien era visto como una conquista de la Revolución mexicana éste sólo era beneficioso para los líderes. 159 Reiteraban que la Ley Federal del Trabajo “no era una victoria esporádica, ni un salto de mata de la burguesía sino la continuación de la marcha regular del Estado hacia la opresión del pueblo, forjada en todos los actos reaccionarios anteriores, prohijados en la maldad del rico y en la inercia del pobre”.160 En agosto de 1931 salió el primer número de Trabajo, sus editores afirmaron sería la trinchera para defender al trabajador “de los explotadores de la banca y la industria así como del gobierno”.161 En este impreso afloraron las desavenencias entre Jacinto Huitrón y José C. Valadés quien fue acusado de haber colaborado con De la Huerta, con Francisco Serrano y de coquetear con el Estado. No obstante Valadés, en su última intervención en los círculos anarquistas, criticó la actitud de Huitrón y su participación con el Constitucionalismo en 1915. El conflicto entre ambos teóricos del anarquismo mexicanos se debió en gran parte por la desmoralización que siguió a su expulsión de la CGT. 158

En ese sentido debemos considerar que el discurso que se maneja dista del adoptado por otras centrales anarcosindicalistas. Por ejemplo la CNT, guía teórica y práctica de los anarquistas españoles, después de la huelga general de 1919 logró obtener la jornada laboral de 8 horas y que se instalara un jurado mixto. 159 E. Castrejón, “El Código Federal del Trabajo”, ¡Paso!, México, octubre de 1931, núm. 6. 160 E. Rangel, “El Código del trabajo es un grillete”, Trabajo, México, agosto de 1931, núm. 1. Las críticas contra la Ley Federal del Trabajo así como a las Juntas de Arbitraje no fue exclusiva de los anarquistas. Los comunistas durante el Congreso obrero-patronal de 1928, donde se discutió el proyecto de ley del código federal del trabajo, por medio de David Alfaro Siqueiros, delegado de la CSUM, tacharon a la ley de fascista, pues se autorizaba la intervención del Estado en cuestiones sindicales. 161 “¡Salud y a luchar!”, Trabajo, México, 22 de agosto de 1931, núm. 1. 79


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