Los generales de Dios II roberts liardon

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LOS GENERALES DE DIOS JJ

la esclavitud, como un castigo por el pecado. Calvino dijo que las reinas debían ser las "madres amorosas de la iglesia" y, por lo tanto, ese era el rol que debían cumplir. Pero también advirtió a Knox que no tocara lo que, 49 obviamente, era providencia de Dios. Esta respuesta, naturalmente, no satisfizo a Knox. Si la reina debía ser la "madre de la Iglesia", entonces no entendía por qué los protestantes debían permitir pasivamente que ella los matara y destruyera su obra. Sin lograr paz para su ira en la Palabra de Dios, Knox tomó el asunto en sus manos sin decirle nada a Calvino. Creyendo que era un instrumento de Dios, detalló sus convicciones. El fundamento del Primer toque... declilraba que era contra la ley de Dios, así como contra la ley de la naturalezil, que una mujer gobernara un reino. Si el hombre estaba preparado para someterse al gobierno de la mujeT, harta lo que ninguna otTa especie de la Geación hada, ya que ningúll macho estaba preparado para ser dominado por su hembra. Knox continuaba afirmando muchos hechos reconocidos en su época, por los cuales una mujer no debía ser el máximo gobierno, y la razón principal era que el gobernante debía dirigir al ejército a la batalla. Era, básicamente, un ataque contra las crueldades de María la sanguinaria y un llamado a los británicos para que se levantaran contra ella y derrocaran su gobierno. Usando la ilustración en la que el apóstol Pablo declara que el hombre es cabeza de la mujer, Knox dejó volar su imaginación. Comparando el cuerpo del que habla Pablo como un monstruo con la mujer como cabeza, dijo: "...quién no juzgaría que tal cuerpo es un monstruo, en el que no hay cabeza eminente por encima del resto, sino que los ojos están en las 50 manos, la lengua y la boca en el vientre, y los oídos en los pies". Acerca de las mujeres, dijo: "La naturaleza, digo, las pinta como débiles, frágiles, impacientes, inconstantes y necias; y la experiencia las ha declarado irresolutas, variables, crueles y sin espíritu de consejo y 51 gobierno". Reconozco que fue muy duro en algunos de los adjetivos que utilizó para definir a las mujeres, pero debemos recordar que estas descripciones eran municiones para su argumento en contra de los males de María la sanguinaria. Knox se maravillaba de la grandeza del pueblo de Inglaterra, y luego se preguntaba por qué se inclinaban ante tilll malvada gobernante. Y concluía su manuscrito con una advertencia para María la sanguinaria: La malditajezabel de Inglaterra, con su pestilente y detestable generación de papistas, no se jacta y vanagloria poco de haber triunfado [... ] sino de todos los que han emprendido

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