Tipologías Padres

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TIPOLOGÍA DE LOS PADRES DE DEPORTISTAS Nadie enseña a ser padre desgraciadamente y no hay una escuela donde aprender el ABC para mantener todos los días de nuestra vida un trato ideal con nuestros hij@s. Se hace lo que se puede, que a veces es mucho y otras poco. El equilibrio en nuestra relación entre calidad y cantidad dará el resultado deseado. Hemos visto distintas situaciones que se dan habitualmente en los terrenos de juego, con diferentes comportamientos de padres y madres al momento de manifestarse. Como hemos podido comprobar, las diversas maneras de actuar provocan reacciones de distinta índole y, según se planteen, favorecerán o no que la actividad deportiva de los hij@s sea beneficiosa, o tal vez todo lo contrario. Vamos a recordar algunos de los tipos de padres que se pueden ver todos los fines de semana, (aunque no demasiado habituales sí se dan en alguna ocasión), y que no benefician en nada la actividad deportiva de los hij@s. Es importante que, si crees que en alguna ocasión te has podido comportar de forma parecida a la de estos tipos de padres, pienses en modificar tu forma de actuación para ayudar a tu hij@ a que obtenga el máximo de beneficios del deporte. A continuación presentaremos una clasificación de acuerdo a los comportamientos de los padres. MODELOS DE PADRES PARA DESARMAR Tres etapas: 1.- Deseo: el deseo de los padres de la corona de laureles en las sienes y los millones en la cuenta bancaria. El deseo del campeón, con el orgullo y una vida mejor que ello conllevaría. 2.- Descubrimiento: ¿tiene talento?; ¿puede ser campeón? Y también de las siguientes afirmaciones: “hazme caso a mí, yo sé de esto”, “vamos, vamos... no te distraigas”; “hoy seguro ganas” y muchas frases célebres dichas desde el costado de la cancha sin ánimo de herir a nadie pero con una carga de compromiso terrible. 3.- Decepción: salvo que salga un “Raúl, Cristiano, Messi”. Una de las causas principales del abandono deportivo temprano es la presión que reciben los niños y jóvenes del entorno que los rodea. El deporte es una actividad lúdica, libre, competitiva y voluntaria, donde se juega el deseo propio y no el deseo del otro. Muchas veces los chavales miran aterrados las caras de sus padres y entrenadores después de haber cometido un error de juego. Los niños descubren en el gesto de los mayores el error de ellos y eso los pone mal. No pueden equivocarse libremente y sin conflictos, como debería ser. El tamiz impiadoso de la mirada del adulto califica y sentencia. Como consecuencia, el chaval abandonó o no llegó a primera. Los padres doble mensaje. Los padres a pesar de que han tomado la responsabilidad de traer un hij@ al mundo, no vienen armados sabiéndolo todo y además, como si fuera poco, cada uno carga con el niño que tiene adentro, con los deseos, con los anhelos y con las necesidades que en su momento


no pudieron ser satisfechos. Ahora este chiquito que vino al mundo puede al fin cumplir todos aquellos deseos que entonces no pudieron ser satisfechos. Al mismo tiempo sabemos que al chico hay que dejar que se desarrollen en lo que le gusta; también sabemos que debemos darle seguridad, brindarle a través de nuestro mensaje confianza en sí mismo. Por un lado está el niño con su dependencia natural, su necesidad de cuidado, amor, reconocimiento; y por el otro, los padres, con sus propias necesidades satisfechas algunas e insatisfechas otras y las ganas de que el chico sea el mejor, el que cumple lo que ellos no pudieron, el que lo puede todo porque ellos le dan todo y lo apoyan “¿qué le puede faltar? Si además le dimos todo lo que no tuvimos”. Y por otro lado, la voz de lo social, de la sociedad psicologizada que nos dice lo que debemos decir, que está bien que el chico escuche “tú puedes, sino no importa, lo importante es que te sientas bien, que estés tranquilo”. Padres indiferentes Son aquellos que nada saben de sus hij@s, que poco se preocupan, que no les preguntan nada, no como estrategia para no presionarlos sino por falta de interés y porque están con la cabeza en sus problemas y/o intereses y/o negocios. Preguntar, interesarse por el otro, es dar afecto y de eso saben muy poco. Hay padres a los que no les importa demasiado quién es el entrenador de su hij@, cómo organiza el entrenamiento, la forma en que trata a los jóvenes jugadores, la manera de trabajar en el equipo donde juega su hij@. Es, además, poco probable que estos padres entiendan los beneficios que puede tener el deporte en el desarrollo de su hij@ y seguramente les es exactamente igual que su hij@ practique el fútbol o vaya a clases de canto o inglés por lo que nunca se interesan por sus progresos. Tal vez lo único que pretendan con esta actividad es que su hij@ esté ocupado y puedan tener un rato libre para ellos dos. Padres sobreprotectores Pesados, invasivos, presionantes. Buscan la simpatía del entrenador, están en todos los detalles, no terminan de confiar en el técnico, Invaden queriendo ayudar. Presionan queriendo ayudar. Malogran lo que más quieren. Son los padres que antes de que salga su hij@ de su casa se encargan de revisar su mochila para revisas que no haya olvidado las espinilleras, las vendas, etc. Antes de salir hacia el campo, siempre le dice algo como “cuidado, no te hagas daño”, y le acompaña a su lugar de juego. Una vez allí, cuando empieza el calentamiento, se reúne con otras madres y hacen comentarios como “a mí me gustaría que jugara a otro deporte menos violento como el voley o el tenis, pero ya ves, mi hij@ quiere jugar al fútbol”. Una vez empezado el encuentro, los padres de este niño, junto con otros, “gritan desesperadamente” en algunas jugadas del equipo de sus hij@s. Incluso en más de una ocasión, cuando a su hij@ le han dado un golpe en una jugada fortuita, chilla desesperadamente o bien acude corriendo a ver qué es lo que le ha pasado. Su hij@, en alguna ocasión, les ha dicho a sus padres que no diga tantas cosas en los partidos porque lo “pone nervioso”.


Para estos padres, cuando juega su hij@, sienten la necesidad de protegerle y teme que le pueda ocurrir algún percance, por lo que toma todas las medidas que tiene a su alcance para salvaguardar a su hij@ de cualquier situación desagradable. Por ello, en los partidos, se acostumbra oír gritos angustiosos cuando su hij@ se encuentra en “peligro”. Cree que su hij@ debería practicar otro deporte menos violento y en más de una ocasión quiera que su hij@ abandone el fútbol y no le haga sufrir tanto. Entrenadores auxiliares Estos padres, al considerarse un gran conocedor del futbol, se comportan como un entrenador auxiliar. Son padres que siempre acompañan a su hij@ a los entrenamientos y juegos, apasionados por el fútbol y siempre aparece con ganas de ayudar a su hij@ para que sea un gran futbolista en el futuro. En los partidos de su hij@ es frecuente verlo cerca, dando indicaciones a los jugadores que están en el banquillo, explicándoles lo que tienen que hacer y dando indicaciones a su hij@. Está continuamente dando instrucciones, cerca del entrenador y, en ocasiones, contradiciendo las instrucciones que este da a sus futbolistas, distrayéndolos ya que están más pendientes de lo que dice el padre, llegando incluso a desorganizar el juego del quipo. Además cuando acaba el partido, en más de una ocasión ha corregido a los compañeros de su hij@ sobre acciones que habían realizado durante el encuentro. Y claro su hij@ recibe muchas indicaciones de lo que tiene que hacer para ser un gran jugador de fútbol, según los consejos de su padre. También se le ve hablando con otros padres o directivos sobre temas referentes a la organización y desarrollo del equipo donde juega su hij@. Padres vociferantes Son padres que, fruto del ímpetu que despiertan los partidos de su hij@, están gran parte del tiempo que dura el juego dando gritos relacionados con el partido, de forma muy parecida a cuando lo hacen desde la grada del estadio; es decir, protestando al árbitro, chillando a los jugadores, explicando lo que “deberían” haber hecho en una determinada jugada... Además, muchas veces se sitúan cerca de donde está el entrenador de su hij@ y, sin darse cuenta, impiden que alguna de las instrucciones del técnico sean oídas por los integrantes del equipo. Eso sí, estos padres, son los primeros en llevar a su hij@ a los entrenamientos y partidos y disfrutan de la actividad deportiva de su hij@. Criticando al árbitro, animando apasionadamente, insultando a los rivales e incluso también al entrenador y jugadores de su propio equipo... Padres excesivamente críticos Estos padres son muy exigentes con su hij@; quiere que todo lo haga perfecto, son padres que siempre le comentan a su hij@ los errores que ha cometido en el partido, lo que ha hecho mal y cómo debería corregirlo, cómo debería actuar en los entrenamientos y, en más de una ocasión ha contradicho indicaciones del entrenador porque cree que era “lo mejor para el equipo”. Además, en muy raras ocasiones le hace ver a su hij@ lo orgulloso que está de él o, simplemente explicarle alguna ocasión que haya hecho “bien” en los entrenamientos o partidos; es más, siempre tiene un “pero” preparado y un “tenías que haber hecho...” porque cree que así su hij@ será un gran jugador de fútbol.


Son padres que nunca están satisfechos del rendimiento de su hij@ y siempre quieren más, criticando constantemente porque así creen que conseguirán que su hijo sea muy buen jugador de futbol. Además, piensa que su hijo es mucho mejor jugador de lo que es o puede ser, por lo que le exige para exprimirle y saque el máximo, cosa que causa una carga de estrés muy elevada a su hijo, que siente una presión enorme cada vez que juega, percibiendo, muchas veces, sus fracasos deportivos como fracasos personales. Algunas características que tienen en común estos modelos: •

Se hacen especialistas en el deporte de su hij@.

Saben todo.

Van a todos los partidos y a muchos entrenamientos.

Averiguan toda información que sea “útil”.

Insultan al árbitro.

Son abonados de algún Club de futbol y catalogan de “tonto” a su hij@ cuando no hace uso de ella.

Le compran la mejor ropa y lo llevan a que le hagan test, dietas, etc.

Se sienten parte integrante de la “comunidad deportiva”.

Están de mal humor cuando su hij@ pierde.

Piensan en cambiar de entrenador o club cuando el equipo pierde porque el técnico no sabe.

Están exultantes cuando gana y si su hij@ gana una medalla se la cuelgan del cuello.

Hablan con lenguaje “técnico” y creen que todos saben y están interesados acerca de las hazañas de su hij@.

Palmean la espalda de su hij@ cuando cuenta los triunfos de éste frente a sus amigos.

Le controlan los horarios al hij@.

No se preocupan demasiado por que el hij@ estudie, dicen “ya va a estudiar”, con expresión de desaprobación.

Cualquiera de estos tipos de padres quiere lo mejor para su hij@. No obstante, y sin darse cuenta, están contribuyendo a que las condiciones que rodean la práctica deportiva del hij@ no sean las más adecuadas. Si en alguna ocasión crees que has podido comportarte como un padre desinteresado, excesivamente crítico o de cualquier otra forma que pienses que no es la más adecuada, puedes recordar las sugerencias que te hemos hecho a lo largo de estos artículos, también te presentamos el siguiente modelo.


MODELO PARA ARMAR Padres equilibrados. Aunque parezca mentira existen... se meten lo justo y necesario: el preciado y buscado equilibrio. Padres que se preocupan por sus hij@s, no realizan preguntas por la eficacia, padres que confían (no depositan) a sus hij@s en los entrenadores. Padres que no exigen ni presionan. Padres que disfrutan yéndolos a ver cada tanto y que son felices de verlo bien y que disfrutan de que gracias al deporte, tengan cosas para contar. Padres que también saben contener. Algunas características: •

El que ayuda

El que acompaña

El que está en las buenas y en las malas

El que equilibra

El que se apasiona (sin presionar)

El que sabe recibir (sin pedir)

El que da

El que reconoce en su hij@ a alguien que siente y piensa por sí mismo

El que aconseja

El que ama

GUIARLOS, DESCUBRIR Y APRENDER CON ÉL. Básicamente se trata de comprender que el deporte infantil es una etapa lúdica formativa que debe ser acompañada por los padres y entrenadores. Este debería ser el axioma de referencia, la verdad indiscutible.


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