Justo Medio Edicion 22

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puntos de vista

Por: Raúl Chanamé Orbe

Erupto de la Democracia

En pleno auge de los partidos políticos, en 1962, tres de cada diez peruanos militaban en estas organizaciones. Hoy con 16 millones de electores, sólo uno de cada veinte tiene carnet partidario. ¿Qué ha pasado en las últimas décadas?

U

n cazurro político evaluó que la victoria de los independientes en 1990, obedecía a que los electores en la década de los ochenta se habían empachado de la política de los partidos tradicionales y habían dado un voto singular, a un desconocido como un acto desfachatado, de protesta. Esta misma estirpe de políticos consideró que, tras ese erupto que se transformó en cólico, había surgido un laxante (el antifujimorismo) que hacía imposible volver a ese estado de ánimo y sus

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gases políticos. No obstante, quien ganó las elecciones del 2001 fue un outsider, que paradójicamente desconfiaba de los independientes, y que creó normas y reglamentos para favorecer a los partidos políticos. Es más, a su movimiento le puso el pomposo nombre de partido, queriendo con eso superar la década “infame” como proclamaba. En las elecciones del 2006, en primera vuelta ganó un outsider de izquierda; aún así, el voto independiente (de derecha) impidió su acceso al poder en segunda vuelta.

En éstas circunstancias, volvió el PAP al poder, ¿Se restableció el sistema de partidos, tras 16 años de ausencia? No, pues las elecciones regionales y municipales siguientes fueron aplastantemente ganadas por los independientes, incluso en el bastión electoral del partido gobernante: Trujillo. Eruptó el sólido norte. Hoy nos encontramos próximos a las elecciones municipales y regionales, y es fácil advertir que la dinámica está dada por una pluralidad de movimientos locales sin conexión nacional, de demandas difusas y que

se reclaman telúricos. Los partidos, salvo el PAP en el norte, han desertado del resto del país, dejando su espacio a aquellos que la Ley de Partidos busca minimizar o sub-representar. Sin embargo, en las últimas elecciones municipales de 1800 distritos, las fuerzas independientes se impusieron en más de 1500 plazas. Ese dato ha sido soslayado. ¿Por qué nos sorprendemos? Si el propio Obama, para ganar las elecciones primarias tuvo que recurrir a los independientes organizados en redes, clubes sociales, blogs e interconectados por internet, rompiendo el monopolio partidista para bien del sistema político norteamericano. En nuestro medio ni la valla del 4% ha podido contener a las nuevas formaciones, que van desde los pensionistas hasta los fonavistas. La Ley 28094 –queriendo actuar como un profiláctico-, sobreestimó el rol político de los partidos y subestimó el alcance democrático de los outsider. No obstante todos los laxantes, el pueblo volverá a eruptar en el 2011 a un independiente, que pueda cocinar sus alianzas mejor que Gastón Acurio.


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