Pilacremus No. 1 | Stefano Scodanibbio

Page 91

SS. –En estas dos conversaciones hablamos mucho de contrabajo y un poco de cuerdas, pero he escrito también para otros instrumentos, y sobre todo en los últimos años, en los últimos diez diría, he escrito para piano, un instrumento al que hace veinte años no consideraba para escribir y aportar algo; he escrito para flauta, cuarteto de saxofones, cuarteto de trompetas. En estos últimos diez años cambié un poco mi actitud en la composición, porque El viaje que nunca termina se terminó en el año 97; Oltracuidansa en el año 2000 creo. Y después, si puedo decirlo de manera esquemática, si antes trataba de escribir lo que imaginaba, ahora escribo lo que nunca habría imaginado: me dejo sorprender por lo que se me presenta y nunca me había imaginado. En estos últimos años me dejo sorprender por los procesos, o sea, no es que de esa masa de marfil intente sacar la pareja de un hombre y una mujer juntos, sino más bien que al abrir este bloque de marfil veo la posibilidad de una figura o de lo que sea, y ya no tengo esa prefiguración, como antes, de hacer algo que imaginaba. JE. –¿Dejas abierta la página? SS. –Me dejo sorprender más bien por los materiales, así. JE. –¿“Me dejo atraer”? SS. –Atraer, sí, para sorprenderme, maravillarme. JE. –La emoción de la materia misma. SS. –Por el acercamiento de dos materiales en los que no podía pensar, por ejemplo, en acercar; por eso digo que mi música ha regresado a un cierto juego de intervalos, sobre todo cuando escribo para piano, para otros instrumentos que las cuerdas, y también porque utilizo la computadora para escribir y eso marca en cierto modo mi escritura, porque una cosa es cuando escribo con lápiz, para cuerdas generalmente, y otra cosa es cuando escribo con un programa de notación en la computadora, para piano por ejemplo; y otra cosa aún es cuando armo una pieza con medios electrónicos; el medio influye en mi manera de componer, y esto desde hace unos diez años. JE. –Y ahora, al dejarte maravillar por la materia, ¿qué materia? SS. –Ahora, sabes, empecé a escribir el octeto para contrabajos, gracias a que se formó en Italia Ludus Gravis, grupo con los alumnos de Daniele Roccato, contrabajista que conociste bien. Tuvimos la oportunidad de trabajar juntos en una pieza para ocho contrabajos, piano y percusión de Galina Ustvólskaja, Dies irae, composición número dos, que dirigí. Se formó para esa ocasión este grupo y la idea de escribir para ocho contrabajos me atrae mucho, y además este grupo son jóvenes entusiastas, muy abiertos a la música nueva, dispuestos a meterse, a lanzarse… JE. –…¿son de Santa Cecilia, de la Academia? 85


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.