Percy jackson y la maldicion del titan

Page 197

196

Los tres vacilaron, pero supongo que se percataron de mi inquietud y al final se fueron al centro turístico. En cuanto se alejaron, corrí al lado norte del dique y me asomé a la barandilla. —¡Muuuuu! Estaba en el lago, unos nueve metros más abajo, pero la reconocí al instante. Era mi amiga de Long Island Sound: Bessie, la vacaserpiente. Eché un vistazo alrededor. Había grupos de chicos correteando por el dique. También personas mayores y algunas familias. Pero nadie había advertido la presencia de Bessie. —¿Qué haces aquí? —le pregunté. —¡Muuu! —Parecía alarmada, como si quisiera advertirme. —¿Cómo has llegado? —insistí. Estábamos a miles de kilómetros de Long Island, a una enorme distancia tierra adentro. Era imposible que hubiese llegado nadando. No obstante, allí estaba. Bessie nadó en círculo y dio un cabezazo contra el dique. —¡Muuu! Quería que fuese con ella. Me decía que me apresurase. —No puedo —le dije—. Mis amigos están aquí. Me miró con sus ojos tristes. Luego soltó un mugido aún más apremiante, dio un salto y se sumergió en el agua. Titubeé. Algo pasaba y Bessie quería avisarme. Consideré la idea de saltar y lanzarme tras ella, pero entonces me llevé un susto de muerte: por el extremo este de la carretera se acercaban dos hombres con uniformes de camuflaje. ¡Guerreros-esqueleto! Pasaron junto a un grupo de críos y los apartaron de un empujón. Un chico protestó y uno de los tipos se volvió hacia él, con la cara convertida por un instante en una calavera. —¡Aaaah! —gritó el chico. Todo el grupo retrocedió. Corrí al centro turístico.

www.LeerLibrosOnline.net


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.