Libro hospitales

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Sonreír en l o s h o s p i tales

Juan Peláez Gómez



Índice Prólogo. El ingreso. Guía para despistados. Las Urgencias. El gran test del autoconocimiento del doctor No La maternidad. Test de adaptabilidad hospitalaria. ¡Que vienen las visitas! Cómo librarse de las visitas inoportunas. ¡Arriba ese ánimo! Aquí te traigo un regalito. Test de evaluación mixta regalos-visitas. Cómo autopromocionarse con eficacia. ¡Qué dura es la vida del acompañante! Algo muy práctico. El personal facultativo. Mil y un juegos divertidos para que no lo pases aburrido. Personal de enfermería. Terminología hospitalaria abreviada. El portero. Lo más "guai" del hospital. El personal de limpieza. Lo más "bluf" del hospital. La operación. Píldoras, grageas, pastillas, jarabes y demás hierbas. La U.V.I. !uy qué fino! Lo + común.


La rehabilitaci贸n. Lo que se puede rehabilitar. y lo que ni a tiros o con un milagro. Futuro imperfecto. C贸mo hablar dos horas de su enfermedad o su trabajo. Este hospital dispone de una hoja de reclamaciones.




Sonreir en los hospitlales

Prólogo

E

s para mi un gran honor poder prologar esta reedición de . Con nuestra modesta participación desde el "Aula Complutense de Educación Sanitaria", queremos avalar este trabajo, fruto de innumerables experiencias vividas y bien sufridas que nos va a enseñar muchas cosas sobre los hospitales, con humor, algo que a todas luces ha de ser una de las armas que no debemos olvidar si queremos conseguir "sonreir" a nuestra experiencia hospitalaria. Con esta obra los autores están contribuyendo a que realmente exista una "epidemia de salud" que nos contagiará a todos los que tengamos oportunidad de deleitarnos con estas páginas. En un momento en que la palabra crisis está de moda, parece que a los autores no les ha afectado en absoluto, pues han realizado un verdadero derroche de inteligencia al haber sido capaces de demostrarnos que es posible "sonreir" en un hospital con recursos ocurrentes y útiles tal y como está la Sanidad en el momento actual. Con ello nos recuerdan una vez más a todos, sin excepción, que somos responsables de la salud de nuestros conciudadanos y de mejorar nuestra calidad de vida.

hospitales"

"Sonreír en los

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Juan PelÆez Gómez Criticar es fácil y cada día se está convirtiendo en una moneda de uso muy común en nuestra sociedad. El mérito se encuentra en haber realizado con humor blanco, sin ofender, una crítica constructiva aportando soluciones a las situaciones actuales. ¡Ah! se me olvida. Uds. perdonen, estoy seguro que cualquier diferencia con la realidad del día a día será pura coincidencia. Mi más cordial y sincera enhorabuena a los autores. Muchas gracias por saber hacernos reír en momentos tan difíciles y con temas tan arduos y controvertidos . Y disfruten leyendo

" Sonrr eirr en los

hospitales". Jesús Sánchez Martos. Catedrático de Educación Sanitaria Universidad Complutense de Madrid

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El ingreso H

oy es el día y la hora de mi ingreso en el hospital. La bolsa de ropa en la decha, los papeles en la izquierda, mi mujer cabizbaja y circunspecta a unos metros del mostrador que oculta la grandiosa humanidad de una cincuentona enfundada en una bata blanca. Flojera de piernas, caminar lento y por fin llego y extiendo mis papeles. Miro hacia atrás y, por encima del hombro de mi mujer, veo la puerta, "aún estoy a tiempo de largarme", me digo, pero la enfermera me atrapa con su voz. -¿Viene a ingresar? -Sí -aclarándome la garganta. -Imposible. El mundo se me viene encima. -Pero ¿por qué? -pregunto.

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Juan PelÆez Gómez -Sólo las urgencias. ¿No ve los carteles? Estamos de huelga. Y lanzándome una mirada patibularia me advierte: -¿Usted se solidarizará con las peticiones de nuestro colectivo, verdad? Lo hacemos para mejorar el servicio a los enfermos. -Pero es que llevo haciéndome a la idea más de un mes y ahora lo de volver otro día. No sabe usted las últimas tres noches, no he podido pegar ojo. -Como no es urgente, no podemos admitirle. Me doy la vuelta con mis papeles y bolsas mientras mi mujer, rezando por lo bajinis, me suelta: -Hijo, eres gafe hasta para que te operen. Definitivamente me hundo en las meditaciones más profundas del "¿de dónde vengo? y ¿a dónde gaitas voy yo ahora con mis dolores?". Volvemos de nuevo a los seis meses. El mostrador ha cambiado de lugar. Un amable conserje me indica: -En el pasillo de la derecha, tome la primera puerta a la izquierda y verá de frente un

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Sonreir en los hospitlales ascensor y al lado dos escaleras. Coja la de caracol hasta que llegue a una trampilla de color verde, cuando la abra se encontrará en la azotea del hospital, verá un tubo de color rojo, lo agarra, se tira por él y llegará a la sala de consultas externas. Siga la línea amarilla que está pintada en el suelo, pero hágalo con cuidado, en algunos sitios se pierde porque está medio borrada. Miro a mi mujer a la que cuelga la mandíbula y sus ojos están en blanco. Yo confiaba en que ella se hubiera enterado ¡quién decía que los hospitales son sitios tranquilos! Le agradezco al buen señor sus indicaciones y comenzamos la búsqueda del tesoro. Primer pasillo a la derecha, la segunda a la

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Juan PelÆez Gómez izquierda,... -¡Qué no Manolo, que era a la derecha! -¡No, eso era después de la escalera! -¡Jo, no te enteras, era a la derecha después de tirarnos por el tubo! Vamos subiendo el tono porque ella no ha comprendido nada, como es tan cabezota sigue emperrada en sus trece, y pronto nos vemos rodeados de un montón de pacientes cada uno con su versión. -Pues yo cuando vine, Ingresos estaba junto a Digestivo. -¡Venga, ya! Eso sería hace quince días, la semana pasada estaba en Rayos. -No, no -afirmaba tajante un señor de aspecto respetable- está en la planta baja junto al bar. El follón va en aumento y el círculo se ha cerrado tanto que quedamos en tercera fila. Los rumores son ya de todo tipo. -¿Qué ha ocurrido? -pregunta un recién llegado que intenta abrirse paso a empujones.

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Sonreir en los hospitlales - Pues que un señor estaba discutiendo con su señora porque decía que que el supositorio se lo iba a poner el padre del médico. -¡Qué tío, que más le dará. Aquí estamos para que nos curen y nos metan lo que quieran! Agarro a mi mujer del brazo y nos vamos de allí, tan perdidos como antes. Nos da corte preguntar y seguimos un buen rato hasta que por fin creemos que hemos llegado. Nos damos de bruces con una puerta sucia de la que cuelga un cartelito en el que leemos "tanatorio". Ninguno de los dos sabemos qué es. Abrimos la puerta y entramos. La imagen de los fiambres que están siendo colocados en las cámaras frigoríficas provoca que Felisa pierda el conocimiento y se caiga redonda. Los celadores se acercan regañándome: -¿Pero cómo trae usted a su mujer a un sitio como este? ¡Está chalado!

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Juan PelÆez Gómez Con rapidez la suben en una camilla y se la llevan no sé dónde y a mí me meten en una salita de espera, que resulta ser la de "Urgencias". Mientras tanto, oigo los gritos de un viejecillo. -¡Me lo hago aquí, ya no puedo más! Los auxiliares enloquecidos por el trabajo, al pasar a su lado, repiten, "ahora mismo le atendemos, aguante un poco". El anciano empieza a estirar el cuello y a cerrar los ojos. A los pocos segundos un liquido amarillento inconfundible, inunda la silla de ruedas. Una enfermera se da cuenta de lo que ocurre. -¡Vaya por Dios! ¿Qué hace usted señor Genaro? El anciano sale de su estado de meditación y la mira haciéndose el loco. -Y sus familiares ¿dónde están? -Creo que en la sala de espera. Pero por más que los buscan no aparecen. -Otro aparcado de vacaciones -le comenta a una compañera-. Ahora que llega el verano, abandonan a los mayores con cualquier excusa y desaparecen hasta septiembre. A

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Sonreir en los hospitlales éste es la cuarta vez que nos lo dejan. Es ya casi de "la casa". Por fin aparece mi mujer. -¿Qué te han dicho? -Nada, un bajón de tensión. -¿Y para eso tanto tiempo? -He estado sentada dos horas en un pasillo. Esperaba que un médico pudiese verme y luego han ido a buscar un aparato de tensión que funcionase, el que tenían se les estropeó. Finalmente, un guardia de seguridad nos guía por corredores interminables hasta el mostrador de "Admisión". Me cogen los papeles, me sientan en una silla de ruedas y un forzudo vestido de color verde viene para llevarme a mi habitación. Es un tipo bajo, calvo, de mostachos poblados, que tiene unos brazos que ni Silvester Stallone. -¿De qué se opera? De rodilla. Nada hombre en unos días está listo. Y le suelto un "ojalá", mientras me agarro con fuerza a la silla para soportar la enérgica arrancada y el despegue a toda pastilla. Esquiva transeúntes, pasamos a milímetros

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Juan PelÆez Gómez de camillas estacionadas en los pasillos, frena a dos dedos de las puertas de los ascensores a la vez que bromea con los compañeros que se encuentra a su paso y, en las curvas, cuando doblamos las esquinas y la silla se queda en una rueda, cierro los ojos rezando para que no venga otro "fitipaldi" en sentido contrario. Empapado en sudor y mareado llego a la habitación. -Bueno ya estamos aquí. Su cama es la treinta y siete. ¡Qué le vaya bien! -Y desaparece. -¿Qué? ¿Le ha traído "Niki Lauda"? -grita un abuelillo desde la cama del fondo. Diez minutos después llega mi mujer jadeante. -¡No he podido seguirle! Toma la ropa, me voy a recoger a los niños al colegio. -Me da un beso y sale disparada. Cuando la puerta se cierra tras ella, quedo solo, pensando en que ya no hay remedio . ♥

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GuĂ­a para despii stt ados

S

i tiene que pasar una temporadita

de reposo a cargo de su compaùía de seguros, mutua o Seguridad Social, es fundamental ir bien pertrechado. Por ello, hemos preparado una lista de lo que nunca debe olvidar.

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A T N E N E 1VESItIM Y ASEO: o sólo l e s Ú ue se ma: q a c e r e e i d salto lta, si no qu a u otros o a m Pija romin n el a c e r d e e m l , o cuand hen de yodo c s. lo man s coloreado n "tipo e a u e g s n i t e u po e de q ir que se le s e r ú g s: Ase para imped si quiere a l l i t a " Zap iar", u q s hancla l levantarse c e o e p d i t a " bota ite las orrazo o una oveja v p E n n u a e salg más d tumbos com e s r a r o ahor a dand m a c de la be lo a s e s a ebria. : Nunc a d a e or l. rior fl r el hospita e t n i n. Ropa de caer po eració p e o u p a l que ués de s, si no p s e d te ra tona". je: pa mplearlo an e c a l a l " i la u a Maq urra e lavado c o n u e l n No se ue le haga q quiere

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Jabón de glic erina: bocado Puede p cuando egarle u le tenga Además n n a diet , mante a absol ndrá su fumado uta. tubo dig . estivo p erPolvos de talc o: "azúcar glass" m Por su parecid o e todos lo s platos jora la present con el , sobre ación d e todo de los post res.

2.-DIVERSIÓN

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Libros: El mejo r puede t ener en libro que usted su éste. ¡N o lo dud s manos es e! Pero ad ndo. i L emás: a Elvir l en tas" o

Gafo n españ o t i l o u "Man turas de eláez P n l “Ave ia”. Juan urb o E n Revista e G 2. s: La Polo ticias d cio o revista a n n g n I i de S o de zoza t corazón l c e y ,i tra Men o para at deal d r a izarle a Edu

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Juan PelÆez Gómez su suegro si se pone pesado contándole los mil decesos acaecidos en la familia. El "As color"o el “Marca” servirá para guardar la comida que sobre. Recuerde que con cualquier revista podrá confeccionar resistentes gorros de papel que eviten la insolación cuando los rayos del sol le castigan desde la ventana que tiene la persiana estropeada. Radiocassette: Llévese uno bien grande. Déjese el pelo largo y dibújese una calavera en el pijama. Así podrá disfrazarse de "macarra hospitalario". MP3· o 4. Lo úkltimo en virguerías electrónicas para disifrutar de música, podcast (programas de radio a su gusto), pelis, juegos... Auriculares: Que sean lo suficientemente amplios como para que le tapen bien las orejas. Evitará que salgan sabañones en las duras noches de invierno. Ordenador personal: Podrá calcular la carta astral a los enfermos de la planta,

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Sonreir en los hospitlales redactar bellos mensajes de amor a los que se lo soliciten o investigar combinaciones ganadoras de la "bonoloto", además de conectarse con todo el mundo vía Internet. Hará grandes amigos y, si usted tiene vista comercial, podrá salir forrado de su estancia en el hospital. Ya no le comentamos si hay Wi Fi. Podrá disfrutar de todas las ventajas de ser un cybernavegador y explorar el mundo entero. Incluso sacarse algún título de inglés, chino mandarín o encaje de bolillos. Podrá ver la tele, escuchar la radio... el infinito en la punta de sus dedos. Pilas de repuesto y transformador: Fundamentales para todos los aparatos necesarios para una estancia cómoda: la radio que le permitirá escuchar los partidos, el culebrón o aislarse de los ronquidos del vecino, el secador de pelo, la yogurtera, la licuadora, la máquina de afeitar, el aparato de masaje o el tostador de pan, que dejará un agradable aroma por las mañanas. Procure además que las pilas

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Juan PelÆez Gómez sean recargables y las que no, nunca las tire a la basura, así hará algo bueno por el medio ambiente. Consola de videojuegos: El artilugio ideal para agilizar su cerebro, ejercitar los músculos de los dedos y evitar que se le atrofien. Cartas de póker: ¡Será vicioso! Trivial: Método fino para entablar relaciones, "¿tu trivializas?".

3.-DD OCUMENTACIóN: Análisis. Radiografías y fotografías de su actor o actriz preferida para colocar en la habitación y crear ambiente. Otras pruebas: Principalmente las del algodón y la de la rana. DNI y pasaporte en regla por si tiene que

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Sonreir en los hospitlales huir del hospital e irse a operar al extranjero. Cartilla del seguro, mutualidad o aseguradora y estampas del santo milagroso de su devoción. Dinero para dar a sus sobrinos, a sus hijos, para comprar bombones, alquilar un televisor… En cuanto a las cosas de valor: relojes, joyas en general, aparatos electrónicos costosos... es aconsejable no llevarlas. En muchos hospitales, los robos están a la orden del día. Además, cada vez que deban hacerle alguna prueba le pedirán que se quite los anillos, cadenas y demás abalorios que lleve colganderos ♥

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lAS URGENCIAS

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a señora Remigia vino a la ciudad a vivir con sus hijos después del divorcio de su marido. Nunca había pillado una mala gripe hasta aquel sábado en el que, bañando al mastín, se resbaló y, pegándose un porrazo de órdago, se rompió la cadera. -¡Aaaaaaaaaaaaaay, aaaaaaaaay! -¡Guaú, guaú! ¡Guaú, Guaú! -¿Pero quién grita así? -Es "Sorsenaguer", que además de ladrar, gime. -¡Qué va! ¡Es tu madre! Que ladra y aulla. El matrimonio corrió hacia el cuarto de baño y, al abrir la puerta, no supo si reír o llorar. El chucho, desde la bañera, lanzaba agua a la abuela que yacía en el suelo despanzurrada. La mujer gritaba y el animal que creía que todo era un juego cada vez saltaba con más entusiasmo.

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Juan PelÆez Gómez -Pero mamá, ya te dije que tuvieras cuidado con Sorsenaguer. ¿Cómo eres tan tozuda? -Ese bicho es una mala bestia -replicó la abuela. -Vamos Paola, cógela por las piernas y yo la agarraré por debajo de los brazos. Hecha un ovillo, la transportaron hasta el interior del Panda. La abuela no dejó de dar alaridos durante todo el viaje y es que, como les dijo el médico de urgencias, "cómo han traído a esa mujer así". -Verá doctor, como daba esos gritos pensamos que era cosa de los juanetes. Siempre se está quejando. Creímos que el perro la había vuelto a pisar. -¿Qué perro? -Pues un mastín adulto que tiene mi marido para cazar liebres. -¿Un mastín para cazar liebres? -preguntó la enfermera. -Si claro. -¿Cómo lo hace? -se interesó el médico. -Bueno, es sencillo -El marido, con una

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Sonreir en los hospitlales amplia sonrisa de oreja a oreja, vio la oportunidad de chulearse a costa del perro. -Huele la madriguera, ladra como un poseído y cuando los animalejos salen corriendo… -Entonces ¿las persigue? -preguntó el médico. -No, que va. Se tira en plancha sobre la liebre. No falla ni una. Es todo un campeón. -Yo también soy aficionado a la caza -dijo el doctor con una cierta alegría en los ojos.- Lo que podemos hacer es quedar un fin de semana y cazamos con Sorsenaguer. Ultimamente no atrapó un bicho ni con bazooka. Y usted, señora Remigia, no se preocupe. Le vamos a poner un calmante para quitarle los dolores. -Gracias doctor, son ustedes tan amables… Mientras en otra sala de urgencias… -¡El 9, el nueve, el 18, uno ocho! ¡El 25,

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Juan PelÆez Gómez dos cinco! -¡Líneaaaaa! -¡Han cantado línea! -¡Vaya noche lleva Potota! ¡Seguro que canta bingo otra vez! Había dado comienzo el puente del dos de mayo y el Servicio del Milagroso Niño del Cebú estaba más tranquilo que de costumbre. -Pues parece que vamos a tener una buena noche. -¡Calla! Eso no se dice. Sólo se piensa. -contesta la enfermera Liboria tocando la mesa con los dedos, queriendo alejar un posible maleficio. -¡Oye, viene un coche! -Ya os lo dije, no habléis que da mal fario. Las puertas se abren bruscamente empujados por una camilla. Sobre ella, un anciano arrugado como un abanico mira a todas partes con temor. -A ver abuelo ¿qué le ocurre? -Yo estoy mal del pecho desde hace algunos años… -Ya, pero ¿qué le ha pasado esta noche?

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Sonreir en los hospitlales El anciano continúa con su perorata. -Y me operaron de próstata, pero no quedé muy bien; aún tengo molestias… -Vamos a ver, ¿usted cómo se llama? -Manuel, me llamo Manuel. -Bien Manuel, entendemos lo que nos está contando pero si ha venido a Urgencias será porque algo le está ocurriendo. ¿No es así? -Es que… -balbucea el abuelo. -¡Doctor Pernales! - interviene el camillero. -Si le sirve de algo, el coche en el que ha venido este hombre está lleno de bolsos, maletas y una sombrilla playera. El anciano, no pudiendo aguantar más, rompe a llorar y comenta entre sollozos -Yo no quería hacer esto. Qué vergüenza. Pero esos sátiros que tengo por hijos reservaron una habitación en un hotel de Benidorm y me amenazaron con enviarme a una residencia a Zimbawe si no colaboraba. Si no me ingresa usted…

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Juan PelÆez Gómez -Cálmese, Manuel, que esto lo vamos a arreglar. No se preocupe. ¡Martínez, llame a los familiares de este hombre! El hijo y la nuera entran en la sala con cara de circunstancias. -Doctor, ¿es grave lo que tiene mi suegro? -Bien, en un principio creímos que sí, pero en realidad se encuentra perfectamente. Venía tan nervioso que nos despistó y temíamos que su corazón le estuviera jugando una mala pasada. -Eso pensamos nosotros al verle -interviene el hijo.- A estas edades puede ocurrir cualquier cosa. -¡Que mal aliento tiene usted! -¿Cómo? -Que tiene mal aliento. A ver, saque la lengua. El hombre la asoma entre los dientes, estupefacto.- Lo que me imaginaba, parece un mapa de operaciones bélicas. Siéntese aquí, por favor.- El médico le abre el ojo enérgicamente, tratando de escudriñar por

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Sonreir en los hospitlales debajo de los párpados.- Los tiene un poco amarillos. Necesitaría hacerle unos análisis. -Pero doctor, yo me encuentro estupendamente. -Yo no estaría tan seguro. Enfermera, vamos a realizar una analítica completa, un hemocultivo y una endoscopia. De momento llévenle para que le pongan una lavativa, después una radiografía de tórax y una punción lumbar. -Doctor ¿también una endoscopia? -preguntó la enfermera. -Si Enriqueta y como se ponga chulo le arranco el apéndice a mordiscos y sin anestesia. ¡Se va a enterar el parricida este de lo que vale un fonendoscopio! Pasadas varias horas y con todas las pruebas realizadas, el médico se dispone a interpretarlas. -Lo que me imaginaba.

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Juan PelÆez Gómez -¿Es grave doctor? -pregunta la mujer inquieta. -Si, tiene una "plindoconditilomastosis gonopoyética" y muy probablemente a usted se la haya contagiado. Tendremos que ponerles a los dos en observación. -Es que nos íbamos a la playa -musita el marido desde la camilla- y ahora ¿qué hacemos con las reservas? ¡Ya no podemos anularlas! -Ya que ustedes tendrán que quedarse, podrían darle los billetes al abuelo. Le vendría muy bien un cambio de aire para sus achaques, ¿no creen? -Sí claro, el abuelo… -Manuel, ¿no tiene alguna amiga que pueda acompañarle? -Ya lo creo. Cuando a llegue a casa, llamaré a Josefina Ulloa -responde el anciano frotándose las manos con nerviosismo. -Y ustedes no se preocupen. Lo importante es que lo hemos detectado a tiempo. Ya verá como se recuperan muy pronto. -¡54, cinco cuatro! ¡29, dos nueve! -¡Bingooooo! -Potota, hija, te has empeñado en desplumarnos esta noche .

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Test de autoconocimien to del doctor NO

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s importante encontrarse informado. Tambi茅n lo es el conocerse a uno mismo. Por ello, le sugerimos leer con atenci贸n este test y tener muy presentes los resultados. Gracias a estas sencillas cuestiones, millones de personas han ingresado con satisfacci贸n en hospitales de todo el mundo, gozando de su estancia y repitiendo dicha experiencia tan pronto como les ha sido posible, lo que ha propiciado las miles de reediciones de esta fabulosa prueba.

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1 .-CUÁNDO LE DIJERON QUE IBA A INGRESAR PENSÓ: a) Seguro que me tienen que hacer un trasplante de hígado, últimamente bebo mucho calimocho. b) ¡Quién sabe! A lo mejor hasta hago un viaje astral durante la anestesia. c) ¡Estupendo, ahora que están en clase con los parciales! d) ¡Pues vaya plan, cuando iba a forrar de pana el sofá del salón…! 2.-AL SABER QUE INGRESABA LE PREGUNTÓ AL MÉDICO: a) Doctor ¿usted cree que debería hacer testamento? b) ¿No tendría algún libro sobre lo que me van a hacer? Porque tiene que ser la bomba.

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Sonreir en los hospitlales c) Esto va para largo ¿verdad, doctor? d) Cuando se me pase la anestesia ¿podré seguir haciendo ganchillo?

3 .-AL LLEGAR A SU CASA: a) Se echa a llorar en brazos de su novio/a, marido, mujer. b) Se pone a hojear los libros que le han prestado y como no entiende ni jota, decide pasar un rato divertido leyendo "El Jueves". c) Telefonea a su jefe para darle la noticia mientras piensa "que se jeringue". d) Pregunta cuánto tiempo va a estar en el hospital, pues sabe que en su casa nadie se va a ocupar de sus bonsais y cuando vuelva se los va a encontrar más secos que una ristra de ajos.

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4 .-ANTES DE IR AL HOSPITAL: a) Se pone a buscar los papeles importantes: la póliza del seguro, el libretón HIV y la tarjeta de donante de papada. b) Manda invitaciones a los amigos, anunciándoles que el día de la operación organizará una barbacoa en el jardín del hospital amenizada por los "Celtas Cortos". c) Se compra las últimas novedades en vídeo, un frasco de sales de baño, algunas esencias aromáticas y un pai-pai gigante para que le abaniquen las visitas. d) Limpia toda la casa, plancha la ropa, los sofás y la alfombra y deja al canario y a los ficus en la bañera con agua y comida suficiente.

25 .-UNA VEZ EN EL HOSPITAL, CADA VEZ QUE EL MÉDICO PASA VISITA: a) Cree que le está ocultando la verdad,

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Sonreir en los hospitlales que lo suyo es más grave de lo que parece y que va a durar menos que unos calzoncillos limpios en el trasero de un diarreico. b) Nota que le mira mal desde el último día que le tuvo media hora enganchado con insidiosas preguntas y las enfermeras tuvieron que agarrarle para que no le atizara con la manivela de la cama. c) Le comentará que si no se le ha ocurrido nunca a la Dirección aprovechar la estupenda terraza de la primera planta para montar fiestorros al aire libre. D) Le preguntará, hasta aburrirle, que cuándo podrá subir a una escalera, para repintar le techo que está descascarillado.

6.-CUANDO LE DAN EL ALTA PIENSA: a) Me mandan a morir a casa. b) ¡Qué experiencia! Aquí tengo material para escribir un culebrón.

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Juan PelÆez Gómez c) ¡Que asco, otra vez al curro! d) A saber como estará la casa cuando llegue. Voy a tener que quitar la grasa con lanzallamas.

7.-CUANDO SE ACERCAN A PONERLE EL TERMÓMETRO: a) Me vigilan mucho, seguro que es algo grave. b) Esto me recuerda cuando me dio la malaria en Estrasburgo. c) ¡Uhm, qué perfume lleva el/la enfermero/a! d) ¿Se acordarán de poner la calefacción en casa?

8.-LE TRAEN LA COMIDA Y…: a) Le repugna el "ossobuco" y la "vichisoise" que sirven.

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Sonreir en los hospitlales b) Se come la langosta a pesar de su pinta sospechosa y se acuerda del repugnante paté de gusanos que tuvo que comerse en la selva de Birmania. c) ¡Caray, qué hambre! ¿ Se puede repetir? d) ¡Qué aguachirri, si me pudiera comer una pizza margarita de las que yo me hago!

9.-DURANTE LA REHABILITACION PIENSA: a) ¡Me voy a quedar inválido para siempre, más cojo que un flamenco! b) ¡Me estoy poniendo cachas! c) A mí lo que me pondría en forma sería un masaje sensitivo; lo demás es farfolla etrusca. d) ¿Me recuperaré pronto? ¡Con lo que tengo que hacer en casa!

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Juan PelÆez Gómez Y AHORA VAMOS A SABER DE QUÉ VA. Observe sus respuestas. Es posible que usted pertenezca a un tipo "puro" y haya contestado a todas las preguntas señalando siempre la misma letra. Si es así, se verá muy definido. Aunque lo más habitual es mezclar letras en cada una de las cuestiones ya que se corresponden con distintas formas de ver la vida. Por ello, para saber qué tipo de enfermo es, lea primero la interpretación de la letra que más veces haya señalado y después, en orden decreciente, las otras. TIPO "SILOSENOVENGO". Si en la mayoría de las respuestas ha contestado a): No es por asustar, pero lo suyo es grave. Le diremos más, si persiste en esas actitudes negativas con respecto a la vida le auguramos muy pocas lunas. En

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Sonreir en los hospitlales este mundo en que vivimos se puede ser feo, gordo, flaco, diabético, pobre de solemnidad o multimillonario; lo que no se puede ser de modo alguno es pesimista. El optimismo, la esperanza y la sonrisa serán su mejor medicina. Además, es gratis. TIPO "ECLECTICUS". Si en la mayoría de las respuestas ha contestado b): Le gusta exprimir a tope el jugo de la vida. Su paso por el hospital no sólo va a ser una experiencia nueva, sino también enriquecedora. Sabe disfrutar del presente, del pato a la naranja y de los bocatas de garbanzos. Probablemente hasta escriba un libro del viaje astral, acaecido en la sala de operaciones y en el que se le apareció la reina egipcia Hatsetsup. TIPO "SIBARIS". Si en la mayoría de las respuestas ha contestado c): Sólo le faltaría una cálida playa poblada de cocoteros,

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Juan PelÆez Gómez una hamaca y alguien que le abanicara suavemente. Quedan pocos vividores como usted. Suya es la máxima que dice "si el trabajo es salud, que viva la brucelosis". Usted sabe vivir y es que la caridad bien entendida empieza por uno mismo. Cuando se encuentre de convalecencia, acuérdese de nosotros y mándenos una postal desde las Seychelles. TIPO "ESUNAMANCHACOMOROJIZA". Si en la mayoría de las respuestas ha contestado d): Mucho nos tememos que hemos topado con un/a muy responsable amo o ama de casa. Todavía no se explica cómo ha podido dejar a los suyos abandonados, la comida, la plancha, la limpieza de la colección de compactos, el moldeado del perro… Y usted que andaba por la casa, retorciéndose de dolores cada vez que se salía la hernia de disco, haciendo malabares con el palo de la escoba para no caerse. Concédase unas vacaciones y que se lo hagan todo… o casi todo. Relájase y disfrute, ya verá como las cosas van mejor .

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y, ay, uf, uf, uf, ay, ay, uf, uf, uf, uf. -¿Qué le pas a? -pr llero d eg e urge ncias. unta Eduard -Mi m uje o, el c amiUn ma r, mi muje r, que nojo d da a lu e nerv intent z. aba a ios en yudar forma a una de hom s bre e ñ ora e sobre ncogid su vie a ntre. habían A m b o apare s cido de impro vis en urg o del ho enspital, cias. t limpia Su coche, parabr enía las pu f e u i sas fu r tentes nciona tas abierta era guiña s, n do y l ban. que te os inte los guiña rm a cuan tos pa isa-

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Juan PelÆez Gómez -Respira amor mío, respira uf, uf -Luis solidario aspiraba a la par medio atragantado. -¡Cálmese!-le gritó Eduardo intentando que soltara a su señora Déjeme que la siente. -Y empujándole para apartarle, metió una silla de ruedas bajo el cuerpo de la parturienta. Mientras, la comadrona había llegado tan rápida como el efecto de una lavativa de ciruelas pasas. -¿Cuánto hace que tiene contracciones? -Desde pequeña, siempre ha tenido un tic en un ojo. El marido quedó en silencio al sentir sobre él la mirada glaciar de la enfermera. -¿Y a usted quién le ha preguntado? -Es que... soy el marido. -Pero no está embarazado así que ¡SILENCIO! María, abrazándose el vientre, aguantaba estoica las contracciones mientras la comadrona plantaba cara al cónyuge. Otra enfermera se había colocado junto a la mujer y tras algunas preguntas exclamó:

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Sonreir en los hospitlales -¡Eloísa ya ha roto aguas y tiene 10 centímetros de dilatación! Se nos cae el niño. -De eso nada, aquí no se cae nadie y menos un recién nacido. Al paritorio. ATS y camillero salieron ululando hacia la primera planta. Pasillos, puertas, ascensores... Todo quedaba atrás como si los tres estuviesen siendo engullidos a la velocidad de la luz por un agujero negro. El marido que intentó seguirlos, fue detenido por el conductor de ambulancia. -¿Dónde vas? -Mi mujer, que da a luz y es el primero. -Déjate de historias. Lo primero de lo primero es que quites el coche de en medio. No puede entrar ningún vehículo de urgencia, además parece una feria porque se le ha disparado la bocina. Fuera el alarido de la alarma del coche llegaba hasta los enfermos de la última planta que gritaban al compás asomados a las ventanas. Luis intentó huir tras su mujer pero el con-

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Juan PelÆez Gómez ductor le agarró por el cuello y en una hábil llave, le giró sobre sí mismo e hizo que su carrera cambiase de sentido, con tan mala fortuna que salió disparado y se estampó contra el coche. -¡Será bruto!-gritó el "jurado" del hospital- ¡vaya abollón que ha hecho en la puerta! -Se acercó y le ayudó a enderezarse. -Vamos, vamos. -Trataba de calmarle el conductor de la ambulancia- Llave de contacto, pisa el embrague, marcha atrás y quita el coche, si no el anciano que llevo, se va a arrancar la mascarilla de oxígeno y te la va a poner de corbata con un nudo corredizo. Luis atemorizado por las palabras de aquel hombre se metió en su vehículo y con los intermitentes encendidos haciéndoles de gogo a los limpiaparabrisas que oscilaban a máxima potencia, aparcó medio kilómetro más allá. Cuando, jadeante, consiguió llegar a la planta de maternidad, la supervisora le

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Sonreir en los hospitlales detuvo en su desesperado deambular preguntando por "una señora embarazada rubia a punto de dar a luz". Unos le miraban como si fuese un poseso al ver su camisa abierta y las espumas que le colgaban de los labios. Otros pensaban "será bobo, mira que preguntar por una embarazada en maternidad" y otros respondían "¿y usted ha visto a una morena?" tan desorientados como él. Por fin Pili, con muchos años de padres "de parto" sobre su bata, le calmó soltándole dos bofetadas mientras le agarraba por la pechera. -¡Va de retro Satanás! -con estas palabras le dejó seco -A ver ¿cómo se llama tu mujer? -Luisa, Luisa -gimió con una voz a la altura de los calcetines. -Repite más alto. -Luisa -Más alto -le volvió a gritar -¡Luisa! -soltó por fin con la voz de su

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Juan PelÆez Gómez reciente servicio militar. -A ver, sígueme -y agarrándole de la corbata le llevó hasta una sala. -Vete vistiendo que te vas a enterar. Y le puso frente a una bata y pantalones verdes, una mascarilla y una especie de patucos. Fue a quitarse los pantalones y entonces… -Pero ¿qué haces? Serás pervertido -y le endosó un par de galletas mientras le daba instrucciones póntelos encima y rápido. Por fin, se vistió y le metieron en la sala de partos. Grandes luces y un olor a medicamentos y más medicamentos que le penetró hasta lo más profundo del estómago. Al instante, la mascarilla no pudo con el desbordamiento de garbanzos que surgía como un géiser desde la erupción de sus tripas. El médico, experto en artes marciales, le dio una patada de espaldas. Salió despedido contra las puertas de paritorio. Cayó al otro lado mientras esparcía el producto de su mareo por el pasillo. Le agarraron entre dos

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Sonreir en los hospitlales auxiliares y le llevaron junto a otros vomitones a una sala de espera. El recinto parecía una invasión de marcianos devolvedores lleno de hombres de verde con manchas marrones. En otra sala Eduardo, detrás de su señora, intentaba aguantar el chaca chacapún del monitor de contracciones del feto. Aquello no era lo romántico de las imágenes de mujeres dando a luz en bañeras llenas de pétalos de rosas, ni en campos plagados de dulces margaritas. Su esposa gritaba, luces agresivas en sus ojos y el personal sanitario se había olvidado de él pese a lo mal que se sentía. -Ya está aquí aseguraba la comadrona Josefina -ya le tenemos. Una pequeña cabeza asomaba entre los muslos de la madre que en aquellos momentos bastante tenía con empujar. El niño salía poco a poco hasta

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Juan PelÆez Gómez que prácticamente todo el cuerpo se fue encontrando fuera de su progenitora. En ese decisivo momento, se les escurrió. Josefina le dio un toque con la mano para evitar la caída que lo lanzó contra Marisa, la enfermera. Ella, en una ágil maniobra, lo encauzó hacia Fernando, el auxiliar, éste sobre Pili, Pili de nuevo sobre Fernando, Marisa al quite anudó el cordón umbilical, Fernando lo cortó y por fin Pili lo recibió sobre una toalla cariñosa y acogedora. El padre y la madre con sus mandíbulas sobre el pecho veían como todo el equipo se daba la mano y eran felicitados por la comadrona. -Va saliendo mejor, aunque debemos seguir practicando. Este domingo entrenamiento en el campo de béisbol del hospital, a las once. Antes de que los padres pudieran recuperarse de su admiración, dejaron al niño encima del pecho de la madre. -Un chaval estupendo -aseguró Marisa -Va a ser saltador de trampolín. Tiene cualidades.

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Sonreir en los hospitlales Lavaron a la madre, secaron la baba al padre y todos a la habitación. Al bebé se lo llevaron para prepararle para la primera visita oficial. Le limpiaron, le midieron, le pesaron, le tomaron huellas…; una puesta a punto en toda regla. Mientras, la ya mamá, con el paso aún vacilante se dirigió a la ducha. Eduardo la ayudaba. -Cuidado cariño, cuidado. Ella se miraba los pies y por fin, después de algunos meses volvía a verlos, ningún obstáculo de su propio cuerpo se lo impedía. -Me veo los pies -le comentaba a su marido a cada paso. Él, sin entenderla, suponía que aquello era un desvarío producto del esfuerzo realizado. -Me veo los pies -seguía repitiendo ella a cada paso. El agua deslizándose por su piel era una gran mano cariñosa y cálida que fluía por su

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Juan PelÆez Gómez cuerpo y su cuerpo temblaba de placer sensual. -Un baño, un baño ¡qué gusto! -gemía Marisa. Eduardo tuvo que meter la cabeza en la ducha para asegurarse que su señora se encontraba sola y los gemidos de gozo eran tan sólo producto de una simple ducha. Ella tenía suerte. Todo había concluido bien. Otros maridos, atemorizados por la imponente sala de partos o llevados por la familiaridad de un espectáculo usual para ellos, esperaban aún en la salita de "padres". -¡Envido! -Voy. -Cinco más -"Cago" en... este va de farol. Pepe, Juan, Mariano y Genaro enzarzados en su partida no se daban cuenta que Adolfo, el antropófago ya se había zampado todas las uñas, incluidas las de los pies y se dedicaba a arrancarse a mordiscos los padrastros. Sus nervios, tan tensos como los

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Sonreir en los hospitlales cables de acero del puente de la Barqueta, no le permitían descansar. Guillermo, que procuraba no demostrar su estado semiagónico agarrándose con fuerza las manos, se dirigió a él: -¿Es la primera vez? -Si -le contestó Adolfo con los pellejos entre los dientes -y qué emoción. Voy a ser padre -gritó. -Usted va a ser un cadáver como no deje de pegar alaridos y nos interrumpa la partida Juan que iba perdiendo no pudo contenerse-Habráse visto por un hijo. Si tuviera ocho como yo -siguió atento al juego. De repente entró una enfermera y preguntó: -¿Juan? -Soy yo. -Es usted padre -le comunicó amablemente ya que era su primer día de trabajo. -¿Y no puede esperar a que acabe la partida?

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Juan PelÆez Gómez La pobre se quedó paralizada. Pero la recia Gertrudis, comadrona desde hacía diez años, le dio dos bufidos al ludópata y éste, con las orejas gachas, salió a la búsqueda de su nuevo vástago. Gertrudis antes de salir clavó los ojos en Adolfo y le amenazó: -Como no dejes de comerte las uñas, te voy yo a comer los hígados. Y él, atemorizado, puso las manos en el suelo y se las pisó para evitar la tentación. El personal sanitario salió. Los tres jugadores liaron a Guillermo. Adolfo quedó encogido sobre su pecho y las manos bajo las suelas de sus zapatos y en otras salas se repitieron los gritos, jadeos, nervios y sobre todo alegrías. Los niños eran ajenos a aquel follón preocupándose tan sólo del placer de su nueva existencia... luego llegaron los demás.

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Sonreir en los hospitlales

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pi-

Sonreír

Juan PelÆez Gómez


Sonreir en los hospitlales

Test de adaptabilidad hospitalaria

C

on ayuda de esta "herramienta psicológica", usted podrá saber perfectamente cuál será su grado de adaptación a la vida hospitalaria y por lo tanto, tomar las medidas que considere más oportunas para evitar los posibles problemas que pudieran surgirle. Responda a las siguientes preguntas y anote las contestaciones en un papel aparte:

1 . -CON RESPECTO A LA HABITACIÓN USTED PREFIERE: a) Me horroriza la idea de vivir en otro sitio que no sea mi casa.

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Juan PelÆez Gómez b) Individual. ¡A saber la chusma que te puedes encontrar en las colectivas! c) Colectiva, porque me gusta estar acompañado. En una individual en cuanto mis visitas se fuesen me entraría la "depre". d) Me gustan ambas. En las individuales puedo pasar un rato con mi chico/a. En las colectivas se conoce gente e incluso puedo colocar alguna póliza de seguros.

2 . -¿LE GUSTA LA CAMA?: a) Sólo me gusta la mía, en las demás no pego ojo. b) Con un mullido colchón de plumas. c) De agua como las de los ricachos. d) No me importa como sea mientras duerma acompañado

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Sonreir en los hospitlales

3 . -EN MÁS DE UNA OCASIÓN TENDRÁ QUE DESNUDARSE EN PÚBLICO ¿QUÉ OPINA DE ELLO?: a) Qué bochorno si me viesen en porretas. b) Me da vergüenza que me vea alguien del otro sexo. c) Para lo que hay que ver. d) ¡Qué disfruten! Menudo cuerpazo el mío. ¡Lo que han de comerse los gusanos…!

4 . -¿QUÉ LE PARECE TENER QUE COMPARTIR EL ASEO CON OTROS PACIENTES?: a) Menudo asco. No aguanto los pelos en la ducha ni los tufos ajenos. b) Ya me lavaré a gusto en casa. c) Si no hay más remedio…

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Juan PelÆez Gómez d) Me da lo mismo. En mi casa éramos quince hermanos y compartíamos el barreño.

5 . -¿CÓMO LE GUSTA LA CARNE?: a) Soy vegetariano/a o mi religión me lo prohibe. b) A la "bourguiñone" acompañada de un Vega Sicilia. c) Como la que prepara mi madre, ninguna. d) Incluso cruda y sangrante, como la que se zampan los leones.

6. -EL PURÉ DE ESCAROLA: a) Me voy patas abajo nada más olerlo. b) Seguro que es vomitivo. c) Le recuerda las

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Sonreir en los hospitlales diarreas salvajes de su loro. d) Oiga, eso suena bien seguro que sabe mejor que la sopa de hormigas.

7 . -DE PEQUEÑO LOS JARABES: a) Al tomarlos te producían arcadas y ataques de hipo. b) Los escupías a la cara de quien te los daba. c) Eran los que le producían las diarreas salvajes a su loro. d) Se los tomaba como si fueran refrescos.

8 . -¿EN QUÉ SUELE EMPLEAR SU TIEMPO LIBRE?: a) El tiempo libre me parece una pérdida de tiempo.

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Juan PelÆez Gómez b) El tiempo es oro y la vida está muy achuchada. c) Veo la tele, videos y los sábados voy al cine con mi chico/a. d) ¿Para cuando la jubilación anticipada a los 35?

9 .-SI LE HAN PINCHADO ALGUNA VEZ EN SU VIDA ¿CUÁL HA SIDO SU ACTITUD?: a) Me pongo muy nervioso, me muevo como un endemoniado y al final me desmayo. b) Me tiro varios minutos negociando y en el momento clave, pego un brinco y parto la aguja c) Me pongo muy rígido, aprieto los dientes y cierro los ojos. d) Me tumbo, me relajo y me imagino que

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Sonreir en los hospitlales estoy en una playa poblada de cocoteros y bellos/as nativos/as.

10 . -SI SIENTE LA NECESIDAD DEBSOLTAR UNA VENTOSIDAD INFERIOR: a) Jamás. ¡Qué vergüenza! Se aguanta estoicamente hasta que no queda más remedio y ha de tomar "aerored". b) Le "corta la cabeza" y sopla para que no llegue a los demás. c) Si puede se levanta, va al servicio y lo expulsa mientras tira de la cadena. d) Le impulsa a máxima potencia y lo festeja con los demás. AHORA VERIFIQUE SUS RESPUESTAS: Cada letra de respuesta vale un número diferente de puntos. Si ha respondido: a) Sume 1 punto. b) Sume 2 puntos.

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Juan PelÆez Gómez c) Sume 3 puntos. d) Sume 4 puntos. Así en cada una de las preguntas. (Si su inteligencia no está muy ágil -entendemos que está nervioso por lo del hospitalpuede marcar las respuestas en el cuadro que se ofrece al final del capítulo y la suma resultará más fácil). Veamos los resultados: Si ha conseguido entre 10 y 20 puntos: Entre usted y el resto del mundo hay un muro más gordo que el que existía antes en Berlín. Le vendrá muy bien hacer yoga o aerobic para intentar conseguir un poco de flexibilidad tanto física como mental. Este año no se vaya de vacaciones al apartamento de Cullera y apúntese a un curso de masaje sensitivo o de rafting en el Manzanares. Y no se cabree tanto que sólo vivimos dos días.

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Sonreir en los hospitlales Si ha conseguido entre 20 y 30 puntos: Bueno, ya sabemos que como en casa no se encuentra uno en ningún lado pero hay que amoldarse y usted sabe cómo hacerlo. Suele disculpar las faltas ajenas pero es excesivamente rígido con usted mismo. De vez en cuando es saludable saltar al vacío sin tenerlo todo seguro. Inténtelo, relájese y cuando arda en deseos de decirle a alguien que tiene enfrente "estás precioso/a" no se prive y verá que gustito da. Si ha conseguido entre 30 y 40 puntos: Su reencarnación debe ser la última o la penúltima. En la próxima vivirá en un maravilloso jardín habitado por bellas/os huríes/os. ¿Cómo lo hace? Ha encontrado el sentido de la vida y ardemos en deseos de convertirnos en discípulos suyos (si no tenemos que pagar ni matrícula, ni cuotas mensuales).

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Juan PelÆez Gómez

en el Sonreír hospital, sonreír en el hospi-

al, l hospit ír en e ospital, re n o s tal, ospital, onreír en el h onreír s en el h s sonreír n el hospital, en el e sonreír l, hospita ír re n so en el l, hospita ... ír re son

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Sonreir en los hospitlales

s

L

as visita

Q

ué duda cabe, las visitas de familiares y amigos suelen elevar la moral. Y aunque a veces se realizan con la mejor intención y las más por compromiso, a veces acaban siendo otra incomodidad. Se acaban de llevar la bandeja de la comida. Como todos los días a esta hora, me entra un sueño feroz. La enfermera acaba de bajar las persianas, el calor es espantoso. Los puntos no me han dejado pegar ojo en toda la noche y siento la necesidad imperiosa de "planchar la oreja". La puerta gime. Hace mil años que no la engrasan y cada vez que alguien entra, nos obsequia con una sarta de alaridos. "Ahora que me estaba durmiendo, ¿quién será?". Me doy la vuelta con los ojos medio cerrados y dos cabezas flotando en el aire me miran. !Dios mío, los Domínguez!

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Juan PelÆez Gómez -Hola, somos nosotros. Aunque no distingo bien su cara bajo el sombrero que lleva puesto, reconozco la voz de la Sra. Ramona, la vecina del 4º. -¿Cómo estás? Tienes muy buen aspecto, parece que no te hubieran hecho nada. Ella se sienta. Se deja caer en el borde de la cama. Sus michelines se desparraman y mis piernas de ese lado quedan atrapadas entre las sábanas y el colchón. Mientras habla, su marido aprovecha con astucia para colocarse en el otro borde. Mi inmovilidad es absoluta. -Te hemos traído unas pastitas. ¡UY!, pero si estás operado del estómago. Te las dejamos ahí para cuando puedas. Aún no he podido decir ni una palabra y la sensación de agobio es superior al dolor de la herida. Las piernas me comienzan a sudar. En mi cabeza martillea la voz de la vecina que me cuenta pelos y señales de cuando a ella le hicieron la cesárea. Claro que lo mío es una nimiedad, comparado con la situación de Jacinto, el chico de la cama de enfrente. Le operaron de fimosis y sus colegas del barrio han venido a visitarle.

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Sonreir en los hospitlales En la cama de al lado, Don Justo recibe a su mujer y a sus dos hijos, uno de tres años y otro de siete. Su señora le cuenta que ayer tuvieron que merendarse entre todos el último trozo de panceta con dos rebanadas de pan de molde. Don Justo trabajaba por su cuenta como mensajero y desde que ingresó en el hospital no llegan nunca a fin de mes. Los vecinos les ayudan como pueden y les llevan pan duro, potitos fosilizados, chistorra de la última matanza, recalentado de sopicaldos y despojos de pollo para el perro, un bulldog de grueso calibre que arrambla con todo lo que encuentra por la casa y a veces por el barrio, no siendo raro ver como brinca ágilmente para arrebatar de las manos de los niños los bocatas de nocilla. Don Justo queda entristecido y su mujer no para de hablar. Los niños vuelven corriendo. El pequeñajo observa curioso una cuerdecilla que cuelga de un bote. Se alza sobre su cuerpo y la alcanza. Da un tirón y el padre intenta agarrarlo por el cuello, profiriendo exabruptos. Acaba de desconectarle el suero. El rumor de la habitación aumenta sin cesar. Se convierte en un griterío de manifesta-

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Juan PelÆez Gómez ción. Algunos enfermos han alquilado televisores. A pesar de no verlos, los mantienen enchufados a toda pastilla. El ambiente se caldea cada vez más. Saturio que se encuentra en la cama junto a la ventana, tiene ganas de vomitar. -Enfermera, por favor, una palangana -grita Fermina, su novia. La suegra, masculla: -Si ya lo decía yo, es un enfermizo que no vale para nada… Su futuro suegro, haciendo una mueca de asco, gira la cabeza hacia la puerta. Su expresión le delata: "Ojalá estuviese en casa, hoy que había partido". La madre intenta del chico intenta colocarle sentado, ¿para qué llamar a la enfermera? -Mamá, ¡que me haces daño! ¡Cuidado con los puntos! -¡Calla hijo! Yo siempre te he cuidado y de esto sé mucho. El padre de la novia se ve obligado a intervenir y le empuja el tronco sobre las rodillas para colocarle la almohada. El chaval pega un grito, le han doblado sobre el vientre. Ha sido como un directo al estómago. -Es que la juventud de hoy no aguanta nada

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Sonreir en los hospitlales -le increpa la madre de su novia-. ¡Si tuvierais que parir! ¡Eso sí que son dolores! El guardia de seguridad irrumpe en la sala: -Hagan el favor de salir. La hora de visitas ha terminado. Mis vecinos por fin se van -¡qué alivio!- pero la señora Ramona no desaprovecha la ocasión y en el último momento me suelta que Patro, la portera , ha fallecido a los pocos días de operarse de la vesícula. Su nuera Ernestina, le regaló un jersey de cuello vuelto y al ponérselo, la cremallera se le enganchó en los puntos de la herida y ella que era muy bestia pegó un tirón con tan mala fortuna que se le saltaron todos y el hígado le salió disparado, espachurrándose contra las gafas de la enfermera de enfrente. Valgan de ejemplo estas historias. Los "ánimos" de las visitas dan para una enciclopedia. La ciencia investiga los aumentos de temperatura y tensión de los enfermos tras la presencia "inigualable" de algunos familiares y amigos/as. ¿Puede usted colaborar en el estudio?

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Juan PelÆez Gómez

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Sonreir en los hospitlales

Cómo librarse de las visitas inoportunas 1

.-Simule que va a vomitar y agárrese al

"pelma" dejando que algunos salivajos le caigan por la pechera.

2

.-Dígale alarmado que aquella misma

mañana se ha descubierto una invasión de piojo filipino mientras se rasca varias veces como un mono.

3

.-Deje la cuña en un lugar cercano al

"pesado". Verá que poco aguanta.

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Juan PelÆez Gómez

5

.-Prepare un cartel en el que diga

"Enfermo peligroso, no despertar". Simule que está atado a la cama con unas cuerdas de persiana y ponga la habitación patas arriba. En cuanto entre la visita, comience a roncar profundamente y agítese de vez en cuando.

6

.-Si el "plasta" es escrupuloso, ofrézcale

unas galletas y, cuando se las esté comiendo descúbrase el costurón que le han hecho en el quirófano.

7

.-Aprovéchese de que está enfermo y si

ha perdido el equipo de fútbol de su visitante, ensáñese con él hasta enfadarle y dígale que les van a bajar a 4ª regional. Seguro que se ira y usted. habrá ganado el encuentro.

8

.-Pídale que le suba la cama, después

que la mueva, le abra la ventana, vacíe la botella del pis… Reviéntele con diferentes

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Sonreir en los hospitlales actividades, hasta que tengan que llevarle a casa agotado en silla de ruedas.

9

.-Coméntele que acaba de llamar su

familia, pidiéndole que vuelva a casa urgentemente. Póngale laxante en el zumo y ofrézcaselo.

10

.-Si el armario es grande, métase

en él de cabeza hasta que pase el chaparrón.

11

.-Si le ha avisado que va a venir,

prepare con rapidez un cartel y cuélguelo en la puerta. He aquí las posibilidades de texto:

A

: "Este enfermo ha sido trasladado" (al

hospital más lejano que conozca).

B

"Este paciente ha emigrado a las antì-

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Juan PelÆez Gómez podas" (solución que le librará de la visita para toda la vida). Y si a pesar de todo no lo consigue, mantenga la calma y no intente ahorcarle con el cordón del gotero. Yoga y meditación, mucho yoga.

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Sonreir en los hospitlales

Arriba el ánimo ¡Aquí te traigo un regalito! ¿Qué me gustaría que me regalasen a mí si yo estuviera malito? Esta es la pregunta clave. No tenemos que olvidar que se trata de elevar la moral al enfermo. Todo aquello que sobre por casa o lo más barato que se encuentre en la tienda no suele dar resultado, a no ser que se trate de una persona a la que odiemos y como tiene el azúcar alto, le atiborremos a pasteles. Así en su próximo análisis, en vez de sangre, le sacarán nata montada. Veamos algunos ejemplos de regalos. LECTURAS Las revistas del corazón, libros de texto del cotilleo español, suelen dar mucho juego.

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Juan PelÆez Gómez Baje al kiosco y compre algo actual, no rebusque entre las que emplea para limpiar los cristales de la cocina, tienen noticias muy pasadas y usted quedará fatal. Las revistas facilitan las relaciones entre los enfermos porque se pueden prestar o cambiar como si fuesen cromos y ayudan a que nuestro amigo/a o familiar no se sienta como en una burbuja aislado del resto del mundo. Si es un niño, mejor son libros de juegos, con pasatiempos, recortables o los que traen aventuras en las que el lector decide cómo continuar la lectura. En definitiva, todos aquellos que hagan que el chavalín se lo pase chachi pirulí. Si la estancia va a ser larga puede ser una gran idea conseguir libros que aumenten sus facultades y aptitudes, del tipo: "Mejore sus deterioradas relaciones con el otro sexo". Al salir del hospital quizás encuentre un nuevo trabajo e incluso, quién sabe, el amor de su vida. Entre varios, se le puede regalar una suscripción a la revista que tanto le gusta para todo el año. Coméntele que el próximo número lo recibirá en casa ya curadito.

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Sonreir en los hospitlales Además, el enfermo le recordará cada vez que la reciba y usted, con la excusa de ir a verle, podrá leerla gratis todos los meses. Recuerde que a lo largo de todo el libro irá encontrando recomendaciones de libros y películas que podrán hacer las delicias de cualquiera. MÚSICA El casetón macarril gigantesco de dos altavoces que emite a toda pastilla y no tiene más que una posición en el mando del volumen, la de "A TODO TRAPO", no es muy aconsejable como regalo. Los hospitales, tienen la regla ursulina del silencio, como los conventos. Por lo tanto, un walkman o MP3 puede animar al ingresado porque oirá su música preferida y si encima el aparato tiene radio seguirá la actualidad nacional e internacional, las entrevistas a Estefanía de Mónaco y los cotilleos más recientes.

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Juan PelÆez Gómez JUEGOS Las damas, el ajedrez, las tres en raya, los juegos sociales de moda como "trivial, "pictionary", permiten pasar el rato, entablar relaciones y si es espabiladillo sacar unas pelas a los colegas del hospital para financiarse los vicios. Los vídeojuegos, no sólo absorben el liquido cefalorraquideo de los niños, hemos comprobado que los mayores también se enganchan. MATERIAL DE PAPELERIA ¿Y si es un Borges y aún no lo ha descubierto, porque no contaba con esa pluma de época o bolígrafo de diseño del que las palabras surgen a borbotones? Regálele un cuaderno y con lo anterior, tal vez escriba una obra de arte con un título genial, como por ejemplo: "Sonreír en el hospital II". CHORRADITAS Una dentadura postiza que se ríe y da mor-

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Sonreir en los hospitlales discos en el aire, un caleidoscopio para que alucine en colores, un saco de la risa, una estatuilla de yuppie rígido con chaqueta y gafas... Un poco de imaginación, no sea corto, no haga como todo el mundo. . Ante todo sea original, anime al enfermo y de paso ejercite sus neuronas. Ya verá como no es tan difícil. VARIOS Pruebe las discretas partidas de ajedrez, damas o dominó, si sabe que a sus visitas les gusta. También puede regalar fotocopias con recetas secretas de cocina. Serán un tema de discusión muy entretenido. Y no olvide lo más importante, la recuperación del paciente. Y a ello contribuiremos todos. ¿Ha pensado qué le gustará hacer en su convalecencia? ¿Tiene algún sueño dorado como un viaje a las islas Fidji o un curso de macramé por correspondencia? Adelántese a sus deseos, investigue y ofrézcale en bandeja aquello con lo que sueña, si

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Juan PelÆez Gómez no son Michelle Pfeiffer y Antonio Banderas que ya están comprometidos. Con todo esto comprobará cual es la mejor medicina que existe. ¿Lo adivina?

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Sonreir en los hospitlales

Testt de evaluacii ón mii xtt a regalos-vv i sii t as

A

continuación facilitamos un par de tests. Podrá evaluar la calidad tanto de las visitas como de los regalos que le traen siempre que sus respuestas sean sinceras. Además, le ayudarán a conocer el tipo de gente que le rodea, a devolver el regalo en su justa medida cuando a ellos les toque o a preparar una venganza siciliana digna de las profecías del Apocalipsis según San Eufrasio.

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Juan PelÆez Gómez

1 .-LA PERSONA QUE LE HA VISITADO, ¿HA MIRADO EL RELOJ?: a) Nunca, como si no lo llevase. b) Un par de veces de reojillo en cuanto usted se despista. c) Ha salido disparado antes de que la enfermera terminase el "se ha acabado la hora de visitas".

2 .-EL NÚMERO DE VISITAS QUE LE HA HECHO HA SIDO:

a) Una de cumplidillo y de un cuarto de hora. b) Varias espaciadas y sin que coincidan con los días de partido de fútbol. c) Todos los días a la hora de la telenovela.

3 .-EL REGALO QUE LE HA TRAÍDO HA SIDO: a) Pequeño pero entrañable.

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Sonreir en los hospitlales b) Normalito, de quedar bien. c) Desecho resultón, que su amigo no sabe dónde colocar en casa.

4 .-DURANTE LA VISITA: a) Ha intentado animarle contándole chascarrillos. b) Le ha hecho las preguntas de rigor: ¿Qué tal estás? ¿Cuánto te queda? y ha terminado con "Pues nada, a mejorarse". c) Ha intentado minarle la moral contándole lo mal que lo pasó su cuñado con las almorranas.

5 .-SI LE HA PEDIDO QUE LE TRAIGA ALGO DE CAPRICHO O QUE SE LE OLVIDÓ EN CASA: a) Le ha faltado tiempo para ir a buscarlo. b) Se lo ha traído al cabo de un par de semanas c) Lo apunta con mucho interés en un papelito y en cuanto Ud. se da la vuelta, lo encesta en el agujero de la cuña.

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Juan PelÆez Gómez

6 .-LAS REVISTAS QUE LE TRAE: a) Son de rabiosa actualidad. b) Son de las que todos tenemos en casa para proteger el suelo cuando pintamos el techo. c) Las ha cogido discretamente de la basura y cuando se las entrega usted se pringa de grasaza.

7 .-LA COMIDA QUE LE HA TRAÍDO: a) Cuando Napoleón conquistó Egipto ya estaba rancia. b) Hecha con primor y teniendo en cuenta el régimen. c) Como usted no se la puede comer, se la zampa él.

8 .-EN CUANTO A LAS LLAMADAS DE TELÉFONO QUE LE HA HECHO: a) El "jeta" le ha dicho a su familia que le

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Sonreir en los hospitlales llamó varias veces pero nunca le ponían con usted. b) Llama de vez en cuando a su familia y les pregunta qué tal está usted. c) Le llama todos los días incluso a la hora de la siesta.

9 .-CUANDO HA ENTRADO EN LA HABITACIÓN Y LE HA VISTO: a ) Se le ha iluminado la cara y ha tenido que gritarle ¡Para!, porque le iba a dar un abrazo de oso y ¡Dios, los puntos! b) Se ha puesto a llorar y ha tenido que prestarle la sábana para secar tanta lágrima. c) Indiferente y al aire. Incluso le ha aparecido adivinar una mueca de asco.

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Juan PelÆez Gómez INTERPRETACIÓN DEL TEST: TEST

Pregunta 1

2

3

4

5

6

7

8

9

Puntos A 3

3

1

1

3

1

1

1

1

Puntos B 2

1

2

2

1

2

2

2

2

Puntos C 1

2

3

3

2

3

3

3

3

PUNTUACION TOTAL:

INTERPRETACIÓN DE OTROS ASPECTOS Valor del regalo. Precio (en euros) Uno De uno a seis De seis a treinta De treinta a sesenta Tiró la casa por la ventana

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Puntos 1 2 3 4 5


Sonreir en los hospitlales Duración de la visita. Tiempo en minutos 15 De 15 a 30 De 30 a 60 De 60 a 90 No se va ni auqnue le echen

Puntos 1 2 3 4 5

Número de visitas. Total

Puntos

De 0-1

1

De 1-5

2

De 5 a 10 De 10 a 30

3 4

Estaba allí más que las enfermeras

5

Calidad del regalo Calidad

Puntos

Entrañable

5

Resultón

4

Bueno Cumplidillo

3 2

Lo que le sobraba por casa

1

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Juan PelÆez Gómez Número de llamadas. Llamadas

Puntos

0-1

1

1-3

2

3-5

3

5-10

4

Se han disparado las accioenes de Telefónica

5

Favores que le ha hecho. Favores

Puntos

Rapidamente

5

Con eficacia

4

Normalito Se le olvidó la mayoría de las veces

3 2

Desaparecido en combate

1

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Sonreir en los hospitlales Ahora sume los puntos de cada apartado: Favores

Puntos

Valor del regalo Duración de la visita Número de visitas Calidad del regalo Llamadas telefónicas

Total de puntos: TIPOS DE VISITANTE: Tipo A Si suma de 18 a 27 puntos en la interpretación A y de 18 a 30 en la interpretación B. No lo dude: es su madre, un amigo o amiga para enmarcar, su novia o novio queridísimo, la sufrida y amante de su mujer (o su marido) o alguien a quien debe dinero y no puede permitirse el lujo de que usted se vaya al otro barrio cubierto por las letras que le ha firmado. Considérese con suerte, tiene la joya de la

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Juan PelÆez Gómez corona inglesa en forma de persona y encima viene a verle y le mima. ¿Tenemos que decirle más? Tipo B Si suma de 9 a 18 puntos en la interpretación A y de 6 a 18 en la interpretación B. Bajan en el escalafón. Son aquellos amigos o familiares que se ven impulsados por sentimiento, amistad, y un algo de obligación. Se ven limitados por ocupaciones laborales, familiares o "deportivas" y van a verle porque no queda más remedio. Hay que visitar a los enfermos, decía Jesucristo, pero ellos saben que en la parábola no hablaba ni de cuántos días, ni cuáles. ¿O acaso dijo algo de hacer la visita los días de partido de la selección nacional?. Seguro que le traen alguna cosita de "cumplido". No están mucho tiempo y tienden a animarle a lo clásico: "Ya has pasado lo peor, no te queda nada...". En resumen, un pelín aburridotes. Pero lo hacen con buena intención. Póngales buena cara.

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Sonreir en los hospitlales Tipo C Si suma de 1 a 9 puntos en la interpretación A y de 1 a 6 en la interpretación B. Tiene un enemigo y no lo sabía o el individuo en cuestión se arrastra hasta su habitación porque no le queda más remedio. A usted se le agriará la sopa de fideos al verle y para dormir necesitará un tranquilizante. Tendrá la desgracia de verse indefenso y desvalido y sin un contestador automático en el que escudarse. Por fortuna sus visitas serán siempre las más cortas .

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Juan PelÆez Gómez

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Sonreir en los hospitlales

Cómo auttopromociionarse con efiicaciia

E

s muy importante que usted no se sienta solo cuando tenga que afrontar los días que pasará ingresado en el hospital. Para ello no tenga escrúpulos. Utilice todas las técnicas que se le ocurran y venda la visita a sus familiares, amigos, conocidos y ligues. Se trata de motivarles y que cuando vayan a verle no digan "vaya rollo tener que ir a ver a fulanito". Transfórmelo en un acto festivo, en una experiencia inolvidable, incluso que puedan suponer unos momentos de diversión o de juerga irrefrenable. He aquí una serie de trucos para conseguir estos objetivos. Confeccione una INVITACIÓN que remitirá a todos sus allegados. ¿No se hace en

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Juan PelÆez Gómez bodas, bautizos, pedidas de mano o despedidas de soltero? ¿Por qué no también éste día? Será importante y el apoyo de los demás de un valor incalculable. No piense que lo que le sugerimos es caro, complicado o difícil. Aquí tiene varios modelos de invitación:

INVITASTANDARD Estimado............., tengo el gusto de invitarte a mi post-operatorio que tendrá lugar entre los días..... y..... de 19.... aproximadamente. Ello se llevará a cabo en el Hospital Pícnico San Eduardo. Esperando contar con tu asistencia, se despide:

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Sonreir en los hospitlales

INVITAFINA Excmo. Sr. D.................................. operado de.......................... tiene el gusto de invitarle a la recuperación de la anestesia. Hecho que se producirá entre las...... y las..... horas del día..... de..... Durante el acto se servirá un cóctel a base de palabras inconexas, tirones del gotero y de postre, sollozos de madre. Amenizará el acto el grupo de cante jondo "Cantores de Bollullos" con su último tema "Hay que dolor mare mía". Se ruega media etiqueta y no venir resfriados (¡lo que me faltaba, contagiarme!).

HOSPITAL CLINICO SANTA PITITA JOJENLOJE.MADRID.

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Juan PelÆez Gómez

INVITATRONCO

Tronco, me rajan. Aunque no pueda apretarme unas birras contigo, tu podrás levantar el vidrio cuando veas lo guai que voy a quedar. Pago unas rondas el día..... de........... pa celebrar que he salido chachi de rol papelón. Trae a todos los colegas. Hospital GREGORIO TAJADÓN

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Sonreir en los hospitlales

INVITAJETA Cariño, me operan mañana. Para cuando llegue la noche necesitaré tu hombro y algo más para apoyarnos borrachos sobre la moqueta. Te enseñare a bailar la sensual danza de la escayola y si te traes una flauta podremos encantar a una sonda. POLICLINICA UNIVERSITAS

INVITANOVIO Cariño, pienso en ti en cada uno de mis dolores. Te deseo a mi lado, bote a bote de suero. Ojalá que mi temperatura la marcaran tus dedos como termómetros de mi pasión. Mi corazón destrozaría tus oídos, cuando colocases el fonendo sobre mi pecho anhelante de ti. Mi alma se llena de intramusculares y supositorios siento tu falta. Deseo apasionadamente que vengas cualquier día y cualquier hora y así evitarás que con mi llanto por tu ausencia me salten los puntos.

HOSPITAL DE LA PRINCESA TRISTE

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Juan PelÆez Gómez

INVITASTRESS Te invito a verme con motivo de este leve contratiempo que me ha hecho perder unos momentos preciosos. De paso te traes el balance del año pasado y le damos un vistazo. Ven con las últimas facturas de los clientes y todos los fax que hayan llegado. Decidiremos la nueva línea de productos. Llega puntual el tiempo es salud y dinero. Te espero esta tarde a las 6 P M. Si no hay vuelo regular, coge uno de los aviones de la empresa. HOSPITAL PARA EJECUTIVOS MASTER & MASTER CO.LTD.(Tno:36347237 Fax:939383 El texto se puede mecanografiar, escribir a mano (que es algo más íntimo) o enviar a una imprenta. Es lo de menos. Lo impor-

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Sonreir en los hospitlales tante es la presentación. Le sugerimos que recorte la invitación en la forma del órgano que le van a tratar, una pierna, un hígado, salvo que sea una parte poco decorosa y alguno de sus familiares más conservadores tenga que ser ingresado con usted, cuando al abrir la carta le dé un "surflús" al corazón, al ver "aquella parte del cuerpo tan grande" desplegarse ante sus ojos. Le aseguramos que el éxito será total. Le saldrá más barato que unas llamadas telefónicas y dejará a todo el mundo sorprendido por su originalidad. Los visitantes irán desfilando por su habitación. No les deje escapar. Atrápelos, hipnotícelos, lo que sea antes de encontrarse solo. Ahora es cuando debe poner en práctica la venta del producto, que es usted mismo, en el lugar donde el cliente lo consume, su habitación del hospital.

1 .-La lotería. Compre un décimo y haga participaciones de 1 o de 0,5 euros según su generosidad. Cada visita una papeleta y cuente que mientras estuvo anestesiado tuvo la visión de un ser celes-

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Juan PelÆez Gómez tial que le cantaba al oído el número que está repartiendo y que además le susurraba insistentemente: "el gordo, es el gordo". Total, es una mentiriilla piadosa. Al día siguiente la cola se extenderá por todo el pasillo ¿quiere apostar?

2 .-Los niños suelen impresionarse. Sobre todo si usted tiene más tubos repartidos por el cuerpo que cuando a Frankestein le estaban enchufando al pararrayos, le recomendamos que les evite esta visión si son muy pequeños. Si son mayorcitos, hágalos reír y cuénteles que estudia para ser astronauta y que los tubos que tiene puestos le sirven de entrenamiento para cuando vaya a Marte. Obséquieles con caramelos, tebeos o con todo aquello que les permita jugar y no estar aburridos como pingüinos.

3 .-Si su habitación es individual, no tendrá problemas con lo que vamos a proponerle. Si es compartida, tendrá que llegar a un acuerdo con sus compañeros. No recuerda aquella película o diapositivas que

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Sonreir en los hospitlales nunca ha podido enseñar a gusto a sus familiares y amigos. Ahora tiene todo el tiempo del mundo. Si además le gusta regodearse dando explicaciones, es el momento. Tenga en cuenta que en atención a su estado nadie se irá de la habitación aunque les meta un rollo enorme, sus compañeros de fatigas tampoco podrán largarse, lo tendrían muy difícil encadenados a sus botellas de suero. Pero le sugerimos que no sea aburrido, divierta a su auditorio con anécdotas y chascarrillos.

4 .-Haga que le estampen unas camisetas. Podrá además desarrollar su imaginación con dibujos y eslóganes como:

"Costurón estomacal-08" "Acid úlcera" "Fractura brutal" "Club de fans del operado"

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Juan PelÆez Gómez

"Amigos de las lavativas" "No hay dolor" Imagínese el resultado en colores chillones.

5 .-Otro recurso inolvidable es la fotografía. Le recomendamos que utilice una cámara instantánea estilo polaroid, así todos pueden llevarse la foto de la visita posando junto a usted, mientras Manolito, el hijo de su vecino, se tira el contenido de la cuña encima o el tío Felipe se mete un cacharrazo con la botella del suero cuando intenta arrimarse para salir en la foto.

6 .-Si tiene televisor y cámara de vídeo puede conectarlos y grabar tanto a las visitas como a usted mismo observando cómo evoluciona durante su enfermedad. Tendrá inmortalizadas escenas como: "Ves, aquí estaba hecho polvo cuando acababa de salir de la anestesia". "Le decía al

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Sonreir en los hospitlales enfermero que queríamos callos con butifarra" o "estos son los padres de Pedrito, que vinieron a verme. Mira mamá, esa pulsera que lleva su madre puesta no es de oro. Ya te dije que la había visto en las tiendas de los veinte duros".

7 .-No dude tampoco en favorecer la faceta romántica, jugando al "Celestino hospitalario". Entre sus conocidos o familiares seguro que hay alguno que no tiene pareja. La idea es juntarles y dejar que sea a Cupido al que le salgan callos en los dedos de tanto tensar la cuerda del arco para atravesarles a flechazos. Es muy fácil. Les cita el mismo día y se inventa lo que le parezca para que se vean obligados a hacer algo juntos. Por ejemplo: "No os lo vais a creer, pero tengo un antojo...". Ellos serán conscientes de que en su estado debe sufrir bastante y que deben darle gusto. -¿Qué te apetece? -preguntarán. -No, no, que es difícil de encontrar -hágase de rogar, los tendrá en el bote. -Tu di lo que quieres y ya veremos.

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Juan PelÆez Gómez Este es el momento para dar la oportunidad a esas dos almas que usted cree gemelas para iniciar el recorrido en común. -Me apetecería leer una revista que vi el mes pasado, pero no recuerdo dónde. Trata de la cría y reproducción del escarabajo pelotero. Sus caras serán de estupefacción. No importa, anímeles a que partan juntos. Usted estará feliz por haber contribuido a tan noble causa. y quizás a no tardar mucho le pidan que sea el padrino de la boda.

8 .-Le recordamos también que hay almacenes especializados en regalos de empresa. En sus catálogos se encuentran mecheros, llaveros, bolígrafos y un sinfín de chorraditas resultonas que puede comprar al por mayor. En ellos podrá grabar el motivo o el mensaje que quiera, por ejemplo los que le sugeríamos con las camisetas, pero el resultado será más fino y elegante.

y 10 .- Por último volvemos al terreno de lo sentimental. Si ha reñido con

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Sonreir en los hospitlales alguien, el hospital enternece los corazones. Si ese ex-amigo/a o familiar odiado viene a visitarle, no intente clavarle el termómetro o estrangulare con el cordón del suero. Recíbale con los brazos abiertos. Aquí no ha pasado nada y "pelillos al orinal". Verá qué bien se siente y qué pronto se recupera .

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Juan PelÆez Gómez

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Sonreir en los hospitlales

Qué dura es la vida del acompa ñante ¿Qué es un acompañante?

Acompañantes, viajeros, clientes... según quién sea el profesional que nos nombre, una enfermera, un taquillero del metro o un

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Juan PelÆez Gómez dependiente de unos grandes almacenes, cada uno de nosotros vamos recibiendo diferentes apelativos. El de "acompañante" es el que se emplea en los hospitales para designar a todo aquel que se encuentra a la cabecera del enfermo. Integran este grupo novias, esposas, hermanos, amantes, amigos e incluso personas que perciben una gratificación económica por esta labor. El acompañante, es un enfermero voluntario, que lo mismo coloca una cuña, da de comer o proporciona consuelo en los momentos cruciales. Supone una ayuda inapreciable pocas veces valorada en su justa medida. El matrimonio Fernández acaba de ingresar por urgencias debido a la ingestión de unos "escalopines bordelaise" en mal estado. El marido, don Romualdo, se puso literalmente morado y es él quien se ha llevado la peor parte. Doña Justa, que está a

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Sonreir en los hospitlales régimen, se abstuvo de tan suculento manjar, lo cual le ahorra el que se vaya las calicatas abajo. Les suben a la planta catorce. Al entrar en la habitación asignada, Doña Justa observa con estupor que no están solos. -¡Qué horror, pero si hay más gente! -Esta se cree que ha venido al "Palace" -comenta disimuladamente una mujer que está sentada en la silla junto a la cama de su hijo. Doña Justa continua en tono reivindicativo: -¡Y sólo hay un armario para los dos enfermos! Lo abre y se dispone a colocar el equipaje que transportan, pero observa con sorpresa que no hay plaza. -¡Señora -dirigiéndose a la vecina-, va a tener que dejar libres la mitad de las perchas! -¡Y un jamón! No te digo aquí la marquesa -responde indignada. -¡Señora, para que se entere, esas perchas

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Juan PelÆez Gómez las he traído yo de mi casa, aquí en el hospital por no dar, no dan ni la hora! -Yo pensé que...-disculpándose doña Justa. -Ande, coja la mitad, yo ya me apañaré. -Es usted muy amable señora. ¡Sabe, es que viene una tan nerviosa...! Y aquí ¿cómo pasa usted la noche? -Pues mire, en esta silla, como las cacatúas. En la sala de estar hay unos silloncitos muy cómodos pero hoy no podemos cogerlos. -Y ¿por qué no? -Porque viene Josefa, la enfermera de noche, que tiene un geniecito que ya, ya. Yo al principio de venir aquí, como no sabía nada me traje uno para poder dormir y cuando ella entró en la habitación y lo vio, me echó un broncazo de aúpa. Todavía me tiembla la peineta cuando lo cuento. Imagínese la que se lió que uno de los enfermos llamó a los "jurados". -Entonces... -Pues nada, cuando no viene, aprovecha-

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Sonreir en los hospitlales mos y podemos dormir un poco mejor en los sillones. -¿Y llevan ustedes aquí mucho tiempo? -Llevamos tres semanas, pero no tardaremos mucho en irnos en cuanto le hagan al niño unas pruebas que le quedan. -Pero para unas pruebas podían irse a casa y venir ¿no? -¡Quía! señora, nosotros somos de una aldea perdida y allí no tienen medios para tratar a mi hijo, por eso vinimos a la capital. La conversación se interrumpe debido a la música atronadora que emite la radio del chavalín. Don Romualdo, que tras acostarse había conseguido quedarse amodorrado, pega un respingo y sobresaltado e intentando realizando un esfuerzo supremo para no cometer un infanticidio: -¡Niño, no podrías bajar

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Juan PelÆez Gómez esa...¡MÚ..SI..CA..! -Siempre se duerme con ella -explicó la madre-. Yo no me sé cómo puede hacerlo y además a toda pastilla. La cara de don Romualdo evidencia que no tiene ningún interés en averiguar como puede ocurrir tal "maravilla". La puerta se abre y entra la enfermera Josefa. -Buenas. -Buenas noches.-Responde a coro la concurrencia. -Ustedes son los que han ingresado esta tarde ¿verdad? -Sí, sí, somos nosotros. -Bueno, Don Romualdo, le voy a tener que dar un pinchacito para colocarle un gotero. -Lo que diga señorita, usted es la que manda. La enfermera dispone los bártulos, le coloca un manguito de goma y con gran maestría le pincha en el brazo. El hombre comienza a gritar. -Venga, que no será para tanto. ¡Mira que

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Sonreir en los hospitlales son quejicas los hombres! Seguro que les pincho a cualquiera de ustedes -dirigiéndose a las mujeres- y no me arman tanto escándalo. -¡No, no, claro! -responden ambas con una sonrisa. -Y ya saben, aquí den-

Recomendac ión cinematográfica. “Una noche en la ópera”, de lo s hermanos Marx.

tro no pueden pasar comida de la calle, la hora de visita es de tres a cinco de la tarde. Cuando suenen las doce no quiero oír ni una mosca. ¿Estamos? Y ojo con el suero, no quiero decirles lo que les puede pasar si se agota y no me avisan a tiempo. Una vez que la enfermera hubo desaparecido: -Ya se lo dije, esta noche nos toca dormir como gallinas. -¡Pero yo estoy operada de cadera y epi-

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Juan PelÆez Gómez glotis y tengo que dormir echada! -Pues como no se vaya a una habitación privada de las de pago, va usted lista. Aquí, en la "perrera" no tenemos ni camas de acompañante, ni finezas por el estilo. Bueno y dese con un canto en los dientes, porque en otras plantas hay habitaciones de seis con un solo baño en el pasillo. Doña Justa se acomoda como puede en la exigua silla con los ojos abiertos como platos, pendiente del suero. Don Romualdo no deja de dar vueltas en la cama, le cuesta conciliar el sueño. Además, los vecinos roncan. De repente los ronquidos cesan como por arte de magia y doña Justa cae en un profundo sueño. EN UN HERMOSO CAMPO DE TULIPANES CUYO TELÓN DE FONDO ES UNA MAJESTUOSA MANSIÓN VICTORIANA, ELLA

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Sonreir en los hospitlales PASEA DE LA MANO DE ROBERT REDFORD. -¡OH ROBERT, SOY TAN FELIZ! -¡SÓLO EL BERZOTAS DE TU MARIDO ES UN OBSTÁCULO PARA NUESTRO AMOR! -¡CARIÑO, NO SÉ COMO DECÍRSELO, HA SIDO SIEMPRE TAN BUENO CONMIGO Y ÚLTIMAMENTE SÓLO ME PEGABA LOS DÍAS IMPARES! -¡PERO JUSTI NO COMPRENDES QUE TE HA TENIDO ESCLAVIZADA DURANTE TODA TU VIDA! -NO HABLEMOS MÁS DE ELLO, AHORA ESTOY AQUÍ, TODA PARA TI... -¡Pero Justa, mujer, qué me estas arrancando el suero! Don Romualdo aplastado por aquel ciclón en el que se había convertido su esposa, llama a la enfermera. -¡El suero -grita la enfermera- se le ha acabado y no me llamaron. Doña Justa, avergonzada, sólo sabe bajar

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Juan PelÆez Gómez la cabeza. ¿Cómo iba a contar la verdadera razón por la que se había lanzado en plancha sobre su marido? Tras los incidentes todo vuelve a la calma. Las dos acompañantes continúan su larga sesión de yoga forzado y esperan a que llegue el nuevo día. A la mañana siguiente, doña Justa se encuentra como si le hubiese pasado un bulldozer por encima. Se abre la puerta de la habitación y entra sonriente el doctor Peribañez. -Hombre Romualdo, que buen aspecto le veo esta mañana. ¿Qué tal va todo? -Pues ya ve doctor, tirando. -¡Bueno hombre, lo suyo va muy bien aunque aún tenemos que hacerle alguna prueba! Una vez fuera de la habitación el médico habla con doña Justa. -¿Doctor está muy grave? -Bueno, ya está casi fuera de peligro.

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Sonreir en los hospitlales Es la hora de comer y don Romualdo se niega a probar lo que califica de bazofia. -Romo, come que te vas a quedar muy débil. -¡Esto no hay quién se lo trague! Anda mujer y baja a por una lata de anchoas. -¿Pero cómo te vas a comer esa burrada si todavía te tienen a líquidos y puré? -¡Señora! -protesta la vecinano grite tanto que no me deja oír el culebrón! -Perdone, es que mi marido me ataca los nervios. -No, si ya veo que el señor desciende por lo menos de la nobleza. -¡Romu, no muevas tanto el brazo que se te va a salir la aguja! -¡Anda ya, se me va a salir la aguja, qué mujer más pesada y que lleva todo el día diciéndome lo mismo! -Déjelo señora -vuelve a intervenir la vecina que llora a moco tendido con las desdichas que le ocurren a "Rubí"-. ¡Cuando se le salga ya vendrá el equipo de lanceros y

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Juan PelÆez Gómez le colocarán otra aguja más gorda! -¡Justa, ayúdame que me voy a levantar al servicio! -¡Espera Romu que avise a las auxiliares, que tú ahora estás muy débil y yo no puedo contigo! -¡Qué diantres voy a estar débil, venga ayúdame! El hombre hace ademán de levantarse, la mujer ayudada su artrosis generalizada galopante, le coge de los brazos para que se siente en el borde de la cama. Su esposo resbala y ella, en un intento por evitar que se caiga, se derrumba cayendo debajo de su marido. -¡Aaaagh! Un grito de dolor espeluznante sacude la planta. Se le ha salido la aguja y el suero gotea sobre los dos, formando en breves segundos un enorme charco. -¡Me cago, Justa, me cago, no puedo aguantarme!

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Sonreir en los hospitlales -¡Espera hombre, que estoy yo debajo! La vecina y el hijo acuden en su ayuda muertos de risa. Llaman a la enfermera y mientras el niño va al baño, vuelve con un rollo de papel higiénico mordiéndose los labios para no romper en carcajadas. Pasaron los días, las semanas y los meses y por fin doña Justa vio la luz. Ella se fue a vivir a "Jòlibud", don Romualdo de mercenario al Kazjastán y la vecina de la habitación comenzó a ganarse la vida escribiendo culebrones. El resto de las peripecias que aquella mujer tuvo que padecer durante la estancia en el hospital, posiblemente las esté padeciendo usted. ¿Desea continuar escribiendo este capítulo? Usted es un héroe o heroína incomprendido/a .

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Juan PelÆez Gómez

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Sonreir en los hospitlales

Algo muy práctico

O

tra cuestión de la que debe ocuparse serán las preguntas idénticas de de todas las visitas. ¿Cómo te encuentras? ¿Qué te duele? Cuestiones referentes a su enfermedad y a su estado. La primera vez no le importará contarlo, la segunda ¡psche! La tercera le irá cansando y de ahí en delante le empezará a parecer insufrible. Como se trata de motivar a cuantos tiene a su alrededor para que le visiten y a la vez que a usted le apetezca verlos, le ofrecemos una solución: el "parte" diario de su estado. Una hojita que usted confeccionará al medio día y que irá entregando a medida que las visitas lleguen. Por ello, lo más práctico es que alguien le haga unas quinientas fotocopias del modelo que a continuación le presentamos y que esperamos le sea de gran ayuda. Si no tiene ganas de rellenar el test puede

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Juan Pelร ez Gรณmez colgar a la cabecera de su cama unos carteles en los que se refleje su estado de รกnimo. Cuando le pregunten no tiene mรกs que levantar el dedo indicando donde han de leer .

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Sonreir en los hospitlales

Hoy he dormido: Eché una cabezadita entre pinchazo y pinchazo. Eché un sueñecito entre tos y tos del señor de al lado. No he podido pegar ojo. La herida me: Duele. Pica. La tengo dominada La comida de hoy es: Buena. Comible. Rancho cuartelero! Mi estado de ánimo es: Genial. Regular. Bufff. Dolores: Nada, como una rosa. Como si me mordiera un perro salchicha. ¡Sólo ardo uando te veo entrar corazón! Fiebre: No he teneido Unas decimillas. Sólo ardo cuanto te veo entrar corazón. En la visita, el médico ha dicho: Todo va bien. Echamos una partidida de cartas.

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Juan PelÆez Gómez

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Sonreir en los hospitlales

El personal de enfermerĂ­a

S

eis treinta de maĂąana. Josefa se levanta como todos los dĂ­as odiando con todas sus fuerzas la chicharra que tiene por despertador. Se ha pasado

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Juan PelÆez Gómez levantándose durante la noche, su niño pequeño tiene fiebre y solicita repetidamente sus cuidados. El marido, Obdulio, resopla cual orca marina, engullido por el colchón. Calienta la leche, la vierte en los termos y prepara varios bocadillos, mientras mordisquea apresuradamente una manzana. Se le echa el tiempo encima y a esas horas llegar al hospital es una aventurón. Da un último vistazo a los niños y sale como alma que lleva el diablo presta a ser devorada por el tráfico y el smog matutino. Pasados varios insultos en el atasco, llega a las inmediaciones del hospital donde aparcar se convierte en una aventura digna del mismísimo Indiana Jones. Deja el coche como puede, en un bordillo ya bastante atestado y corre veloz hacia las firmas de entrada. -¡Vamos Pepi que llegas tarde! -¡Chica, no me hables, no sabes que

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Sonreir en los hospitlales noches paso desde que tengo a Ramoncito enfermo! -¿Y tu marido? -¡Ese, con roncar como un simio ya tiene bastante! Josefa se coloca la bata blanca mientras termina de soltar los últimos improperios contra su marido. Novio ejemplar a decir de las compañeras, pero que a raíz del casorio dio tal cambio que no le conocía ni su progenitora. Ahora ambos trabajaban pero él había llegado a la conclusión de que las labores domésticas no eran de su incumbencia. -Hoy me toca a "cirugía de lujo".Exclamó Josefa. -Uy, pues creo que vas a estar tú sola para sesenta enfermos. -¿Qué? -¿No lo sabías? Claro como has estado tanto tiempo de baja. De personal está la

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Juan PelÆez Gómez cosa de pena, bueno y date con un canto en los dientes de que haya dos auxiliares contigo. -¿Pero cómo voy a enterarme de todos los enfermos yo sola? -¡Ah amiga, eso decía Puri! -¿Quién es Puri? -No la conoces, trabajaba en el turno de tarde. Pero ya no está en el hospital. Se fue. -¿A un centro de salud? -¡Que va! Ahora se dedica a la cría de visones y no veas como se lo pasa. El otro día estuvo por aquí y chica ¡Qué cambiazo! Josefa termina de abrocharse y se despide de su compañera: -¡Hasta luego Eulalia, te veo a la salida! -¡Hasta luego Pepi, que se te de bien! Una vez en la planta. -¡Hola Pepi! -¡Vaya horas de llegar, eh! -Perdonad chicas, pero es que no veáis como está el tráfico, cada vez es más difícil aparcar. ¿Qué tal habéis tenido la noche? -Pues ha habido de todo. Mira el "uno" es

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Sonreir en los hospitlales un operado de apendicitis que... Suena el interfono del control: "Llama el 69, que dice que las tostadas las quiere con butifarra muy churrascadita". -Vale, dile que quedamos enteradas. -Pues como te decía el "uno" es un operado de apendicitis, ingreso por "Urgencias". En el quirófano, pensando que la operación iba a ser larga, le pusieron más anestesia de la cuenta, y tiene el tío un pedal de aúpa. A mí ya es la tercera vez que me pide en matrimonio. Suena de nuevo el interfono: "El acompañante del 39 dice que la enferma respira cada vez peor". -¿La 39? ¡Corred chicas que se nos queda! Sin perder un segundo, el grupo de enfermeras y auxiliares corre veloz, imprimiendo la máxima velocidad a sus piernas. Abren la puerta con violencia y ante ellas una enferma color verde. Se lanzan a ella , la recuperan y por fin oyen. -Son ustedes muy buenas, señoritas. -Ahora no hable Angustias, dentro de un

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Juan PelÆez Gómez ratito pasaremos otra vez a verla. Vuelven a intentar enterarse de las incidencias y el estado de los pacientes. -¿Dónde nos habíamos quedado antes de lo de la 39? -Creo que en el "uno". -Bueno, es que así no hay quien acabe de dar el parte de novedades. Cuando las del turno de noche han terminado de contar todo lo ocurrido, Abelarda y Angustias salen pitando para dar los desayunos, mientras Pepi, la enfermera, comienza a preparar medicaciones con una velocidad digna de Fernando Alonso. El interfono vuelve a sonar de nuevo: "La enferma de la 29 que si le podéis llevar la cuña que se está haciendo... ¡No, un momento, acaba de llamar otra vez, dice que se lo ha hecho todo en le cama!". -Bien, dile que ahora vamos.-responde Pepi, mientras con sus manos va agitando dos botes de cristal, a ritmo de samba para que se disuelvan dos antibióticos, de

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Sonreir en los hospitlales los diecisiete preparados que le quedan. Mientras tanto Abelarda y Angustias, una vez que han dado los desayunos con rapidez, luchan a brazo partido con Genovevo, un abuelete de noventa años que ha vuelto a su tierna infancia y que pone perdidas a ambas cada vez que le introducen una cucharada de yogur. -¡Qué no leñe, que no me lo tomo! -refunfuña Genovevo- Si no me traen unos huevos fritos con beicon, no como. -¡Pero hombre si usted no puede comer esas cosas! -Prrrrrrrr... -Pero Genovevo... Pepi entra en la habitación apresuradamente: -¿Podéis venir una conmigo? -Bueno, pero a ver quien sujeta al abuelo, hoy esta muy irascible. -Es que la enferma del veintinueve se lo ha hecho todo el la cama y hay que cambiarla. Abelarda y Pepi salen y tropiezan con un familiar de la habitación de al lado. -¡Clock!

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Juan PelÆez Gómez -¡Ahí va, qué coscorrón! ¿Pero hombre dónde va tan deprisa? -Verá es que a mi madre se le está acabando el suero y como las he oído hablar. En el pasillo principal de la planta hace su aparición un nuevo personaje. Es un hombre alto, trajeado y con sonrisa recién estrenada. -Perdone ¿Es usted la enfermera de la planta? -¿Eh? Sí, pero mire en este momento me es imposible atenderle... -Permítame que me presente, soy de la Editorial Ladrillo y le traigo una oferta muy especial. -Lo siento pero ahora no puedo entretenerme. -¡Pepi! -interrumpe AbelardaVoy a la habitación del veintinueve, cuando cambies el suero te espero allí. -¡Vale, ahora mismo voy! El vendedor, mientras tanto, se mantiene

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Sonreir en los hospitlales en sus trece.

-Pues como le decía, esta oferta supone un ahorro sustancioso que usted debería aprovechar sin perdida de tiempo. Pepi entra en la habitación seguida por el familiar y el vendedor. -¿Qué tal Rogelia cómo se encuentra? -Pues ya ves hija mía, d'abuten. Y esto del suero ¿Cuándo me lo quitáis? -No creo que tarde mucho, seguramente en dos o tres días lo tendrá fuera. -¡Uy qué joven más guapo! ¿Quién es? ¿Su novio que ha venido a verla? -¡Encantado de conocerla señora! Me llamo Romualdez y trabajo para la Editorial Ladrillo. Tenemos unos libros de cocina imaginativa que harán la delicia de su familia. Pepi cambia el suero a toda velocidad y deja a la señora Rogelia, a su hijo y al vendedor, con el que parecen haber hecho buenas migas. De nuevo en el control comienza el baile

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Juan PelÆez Gómez incesante de pastillas, frascos y agujas. En la habitación número 29 el panorama es desolador. La enferma, en verdad un peso pesado, sufre de diarrea y ve con impotencia como tiene que navegar sobre el liquido achocolatado que chorrea desde la cama hasta el suelo. La limpiadora, que ha acudido con rapidez, recoge todo con la celeridad que permite el ralo mocho de la fregona. -Fermina, mujer, no se preocupe -anima Abelarda- Ya verá como esto se le corta pronto. A ver, dese la vuelta hacia el otro lado, que la voy a lavar un poco. En ese instante entra Pepi en la habitación con dos bandejas llenas de jeringas y botellas de suero. -¡Ya estoy aquí Abelarda, venga, te ayudo! -¡Cuidado Pepi, que el suelo está todo pringado! Sin tiempo a reaccionar ante el aviso, Pepi resbala y cae de bruces sobre aquel mar

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Sonreir en los hospitlales de aguas fétidas. Las bandejas salen disparadas sobre la enferma que recibe una auténtica lluvia de frascos de cristal sobre su cabeza. Abelarda asustada, suelta a la enferma, que se encuentra al borde de la cama, cayendo sobre Pepi, que yace en el suelo embadurnada como un cormorán del Golfo Pérsico. La inmensidad de la enferma impide que Pepi pueda siquiera moverse y Abelarda intentando levantarla, resbala a su vez, cayendo encima de las dos. -¡Abelarda! -grita Pepi desde las profundidades- ¡Quítame de encima a esta.señora que no puedo respirar! -¡Ya voy mujer, espera un poco, buff que mal huele esto! Suena el interfono de la habitación: -¡Pepi, Angustias, Abelarda llaman de la 78, dicen que el enfermo se está poniendo azul! Las tres, recién salidas de las cloacas de Nueva York corren como si se vieran per-

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Juan PelÆez Gómez seguidas por uno de los cocodrilos que se pasean por el alcantarillado de dicha ciudad. El doctor Pedabejo, que ha sido también llamado, ya se encuentra a la cabecera del enfermo, intentando las primeras maniobras. La puerta de la habitación se abre bruscamente y hacen su aparición las tres. -¡Vamos señoritas ayúdenme! ¡Qué asco, qué mal huelen, ni que vinieran del zoológico! Yo me encargo de la respiración, usted Pepi empiece el masaje cardiaco. Pepi, aún con las manos "embadurnadas" se dispone a dar el masaje, pero éstas resbalan sobre el torso del enfermo y es Abelarda, que entre tanto ha podido secarse las manos en la cortina de la habitación, la que comienza con la maniobra. Finalmente consiguen hacerse

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Sonreir en los hospitlales con la situación. El abuelo pitufo toma felizmente un tono más sonrosado. De nuevo en el control todos se despanzurran en los sillones. El interfono vuelve a sonar, el enfermo de la habitación quince prefiere solomillo a la pimienta para cenar y vino de Borgoña en lugar del Oporto. La puerta del control se abre y hace su aparición otro vendedor que haciendo gala del mejor tono festivo dice: -Buenos días señoritas, hoy traigo una oferta especial, consistente en la nueva línea de maquillaje que hará furor esta primavera "Make up your bottom" y por ser una promoción os lo vais a poder quedar a un precio increíble .

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Juan PelÆez Gómez

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Sonreir en los hospitlales

Terminología hospitalaria abreviada

M

ANIVELA: Artilugio con forma de "z" que nunca se sabe quién lo tiene ni dónde se encuentra. Existen dos modelos, uno para camas y otro para persianas. ENEMA: Lavativa. Se usa en estreñimientos pertinaces o como preparación para ciertas pruebas y operaciones. Deja un cuerpo de sílfide si se abusa. EQUIPO DE SALUD: SALUD Teóricamente es un equipo multidisciplinario que trabaja de forma coordinada. En realidad es una abstracción metafísica

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Juan PelÆez Gómez que a veces se materializa en una película de ciencia ficción. 513: 513 Enfermo que ocupa la habitación 513. Frase: ¿Usted es el 513, verdad? MENISCO: MENISCO Dícese del paciente al que van a operar de dicha parte, generalmente futbolista. Frase: ¿ Usted es el menisco de la 513? TRAUMA: TRAUMA Nombre familiar que se da a traumatología. NEURO: NEURO Nombre familiar que se da al neurólogo y al neurocirujano. PATO: PATO Botella para el pis, de plástico o de cristal, de uso masculino. Requiere notable destreza su manejo cuando se está en la cama y recién operado. AYUNAS: AYUNAS Situación muy usual en los hospitales. Se da antes de ciertos análisis y operaciones. Adelgaza menos que el cianuro, pero más que el "biomanán".

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Sonreir en los hospitlales CAMA: CAMA Potro de tortura articulado de débil connotación erótica. LAXANTE: LAXANTE Producto (generalmente "evacuol") que se utiliza en fiestas y guateques para comprobar en cuánto tiempo se llena de energúmenos incontinentes la puerta del WC. RAYERO: RAYERO No es un hincha del Rayo Vallecano, sino el técnico de Rayos X. CUÑA: CUÑA Orinal camero feo e incómodo, que produce estreñimiento y, en algunos casos, luxación de cadera. PUNTOS: PUNTOS Cremallera artesanal. El gustillo que producen al quitarlos es inversamente proporcional al número de ellos. GOTERO O GOTEO: GOTEO Botella con lazo, con gran afinidad por los brazos. DEPOSICION: DEPOSICION KK. Frase: ¿Ha hecho alguna deposición? REHABILITACION: REHABILITACION Bíceps, sudor y lágrimas.

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Juan PelÆez Gómez HIPOCONDRIACO: HIPOCONDRIACO Lo que eres tú si comienzas a ponerte nervioso al leer este libro. ENTREMETIDA: ENTREMETIDA No se trata de una metida de mano pequeñita, sino de una sábana que se coloca debajo del enfermo y evita que el resto de la cama se llene de lo que no debe. LIBRAR: LIBRAR Dadas las penosas condiciones en que trabaja el personal, es una de las palabras más empleadas a diario en los hospitales. Significa "estar libre". VENTOSEAR: VENTOSEAR Cuesco, echar un aire... ANESTESIA: ANESTESIA Fórmula que ofrece la S. Social para dormir como un muerto. QUIROFANO: QUIROFANO Taller de puesta a punto. APOSITO: APOSITO Tirita profesional. ESCAYOLA: ESCAYOLA Objeto especial para la exposición de grafitis amistosos.

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Sonreir en los hospitlales HEZ: HEZ Si es dura, indica estreñimiento; si es líquida diarrea y si son pelotitas oscuras eres una oveja o una cabra. FONEN DOSCO PIO: PIO

Especie de tirachinas que llevan los médicos y enfermeras colgado del cuello. En medicina tiene un uso similar al que hacen de él espías y ladrones de guante blanco. PAPELES: PAPELES Conjunto de idéms sin los cuales te vuelves a casa a buscar en qué maldito cajón los metiste.

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Juan PelÆez Gómez CARTILLA: CARTILLA Uno de esos malditos papeles. VOLANTE: VOLANTE Otro que, junto con el anterior, abre las puertas de ingreso. GLUCOSA: GLUCOSA Si te dicen que tu sangre la tiene en exceso, aprovéchala para añadirla a los pasteles y cuídate de los vampiros, les encanta la sangre azucarada COLESTEROL: COLESTEROL La pesadilla que obliga a olvidarse de pringar pan en salsas y demás manjares. SUPOSITORIO: SUPOSITORIO Proyectil corporal que se mete por donde uno se sienta y que hace poco los americanos descubrieron que no se introduce por la punta. FAMILIARES: FAMILIARES Tu papá, tu mamá, el tío Nicasio. ¿No me digas que no lo sabías? VISITAS: VISITAS ¡Dios ya llegan! O ¡Por fin a mi lado! PLACA: PLACA Fotografía de rayos x en la que casi todo el mundo suele salir hecho un

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Sonreir en los hospitlales adefesio. HIPOTENSO: HIPOTENSO Que tiene la tensión baja. No confundir con el "vago"cuya máxima aspiración en la vida es practicar el yoga ibérico" es decir, la siesta a todas horas. HIPERTENSO: HIPERTENSO No es el nombre de un nuevo hipermercado, sino el que se da a quien tiene la tensión alta. OBRAR: OBRAR Verbo que se usa en los hospitales para preguntar de forma elegante si has hecho KK. Frase : ¿Ha obrado usted hoy? TENSOPLAST: TENSOPLAST Método sanitario de depilación. Es más limpio, rápido e higiénico que la depilación a la cera.

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Sonreir en los hospitlales

El portero -Hola, buenas tardes. -Buenas tardes. -Venía a ver a un familiar... -¿Lleva usted pase? -Sí, sí, aquí lo tiene. -Déjeme el carnet de identidad. -¿El carnet también? -¡Póngase cara a la pared con las manos arriba y las piernas abiertas! -¡Pero oiga! Comienza a cachearme de forma concienzuda: bolsillos de la chaqueta, brazos, sobacos... -¡Jo, jo, jo, jo! -¿Qué pasa? ¿Le parece gracioso que le registre? -¡No hombre es que me está haciendo cosquillas! -¿Y esta niña que viene con usted, quién es?

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Juan PelÆez Gómez -Una amiga de mi hija que viene a verla. -¿Tiene pase? -No, pero tiene carnet de donante. -¿De sangre? -No, de hígado. -Si no es donante de sangre, no puede pasar. -¿Pero con éste entonces no vale? -No se moleste -añade una viejecita que está atenta a la conversaciónYo soy donante de bulbo raquídeo y tampoco me deja. No es moco de pavo la misión del portero. Imagínese cuando llegan familias enteras de allende la "Comunidad" para visitar a alguien que acaba de ingresar y que comparte una minúscula habitación con cinco pacientes más y sus correspondientes familiares. El portero tiene que saber lidiar, con arte y oficio, a los grupos descontrolados de vecinas que vienen a tomar chocolate con churros al bar

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Sonreir en los hospitlales del hospital, a las sectas religiosas que ofrecen parcelas en el "paraíso" en cómodos plazos o las bandas de estudiantes pertrechados con cientos de papeletas pro-viaje de fin de curso, esposas engañadas, maridos de segunda mano, vendedores de enchiladas, pizzas light, amuletos de la suerte y estampitas de Palmar de Troya. Visto como está el patio le aconsejamos que siga una serie de normas en su trato con los porteros. En más de una ocasión, usted tendrá la necesidad de visitar a ese familiar o amigo de alma que necesita de todos los mimos y cariñitos que usted sea capaz de darle por si mismo o que pueda aprender en cualquier cursillo acelerado de amor incon dicional por correspondencia. Por ello preste la máxima atención a los siguientes puntos:

1 - Sea amable y correcto. No suelte

improperios, ni palabras malsonantes. No gesticule en exceso, ni se mueva como si estuviera bailando, a no ser que intente entrar en grupo, agarrados por la cintura y

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Juan PelÆez Gómez entonando "la Conga".

2 - No emplee nunca frases como "Usted no sabe con quién está hablando" o "Se cree que me chupo el dedo ¿o qué?". Despiden un tufillo, ciertamente autoritario y en los tiempos que corren, plagados de democracia, y filosofías de la "Nueva Era"-bolas chinas incluidas- lo suyo no estará muy bien visto.

3 - Observe si en

el ojal de la solapa ostenta la insignia de algún equipo de fútbol. Si es así, adquiera una igual a la mayor brevedad. Le será de gran utilidad los lunes, en especial si ha ganado "su equipo favorito". No lo dude, la afición une mucho.

4 - Si le pillan "in fraganti"

cuando trate de pasar a hurtadillas deshaga

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Sonreir en los hospitlales rápidamente el movimiento y camine hacia atrás. Damos fe de que este sistema funciona ya que ha sido empleado con gran éxito por los Hermanos Marx y por Benny Hill.

5 - Si no logra

entrar de ninguna manera hágase donante de sangre. Le sacaran un poco de su preciado líquido, pero recibirá a cambio un exquisito bocadillo de caviar "Belluga" y un carnet con el que podrá entrar en cualquier hospital. ¡Ah! y además habrá hecho una buena obra.

6 - Si es verdadero pánico lo que experi-

menta ante la posibilidad de que le pinchen, pídale una sotana al párroco del barrio o el hábito a la monja del colegio de los niños. Preséntese en el hospital con el cometido de "dar apoyo espiritual".

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7 - Por ultimo, no olvide que el portero, afortunadamente para todos, es un ser humano como usted. El día que en los hospitales instalen videoporteros o robots ¡estamos listos! .

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Sonreir en los hospitlales

Lo m叩s guai del hospital 1 .-El perfume de la enfermera/o. 2 .-La mirada del doctor/a. 3 .-Los chistes de la se単ora de la limpieza.

4 .-El que a uno/ a le pongan bueno/a. 5 .-Los siestones tras la comida. 6 .-El alta. 7 .-Las visitas cari単osas. 8 .-Los mimos del novio/a, compa単ero/a. 9 .-Los regalitos de los amigos. 10 .-El no dar un palo al agua. - 161 -


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11 .-Escuchar música como un/a marqués/sa.

12 .-Cuando nos quitan el suero. 13 .-La tranquilidad cuando se van los

"Plastez" .

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Sonreir en los hospitlales

El personal de limpieza

R

ecuerdo aquella tarde del trece de noviembre de de dos mil ocho. Acababa de comprarle un vestido a mi novia para regalárselo en su cumpleaños. No fue fácil, pero al final encontré una tienda que se llamaba "Superwoman" y allí me solventaron la papeleta. Caminaba por la acera cuando vi a una señora estupenda en minifalda. Me volví, fue inevitable, como si estuviese grabado en mi ADN. De repente un golpazo. No vi nada más. Según me enteré después me había estrellado contra un andamio. Fue de tal envergadura el impacto que hize caer un cubo lleno de escombros que fueron a repotar uno por uno sobre mi cráneo. Me ingresaron en un hospital: habitaciones colectivas con un cuarto de baño común y menú del día estilo rancho cuartelero. A los pocos días de ingresar me entró le "depre", no era para menos, King-Kong a mi lado era un apolíneo galán de cine. Me

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Juan PelÆez Gómez sentía muy acomplejado por mi nueva fisonomía y con miedo de Josefa, mi novia, no pudiera resistirlo y me dejara para siempre. -¡Buenoz diaz Anacleto! ¿Cómo ha pazado la noshe mi prínsipe asú? Cuando entraba Remedios, la señora de la limpieza, se me olvidaban las penas. Era una mujer mágica. -¡Hoy estas tú... un poquillo serio, vamos, me parece! -Verá señora Remedios, es que aún no me ha visto mi chica y tengo miedo de lo que pueda pensar cuando lo haga. -¡Ay so malahe cómo dize ezas cosas. Y no me llore má que te se va a poner la cara má arrugá que que las pasas de mi pueblo. -Pero es que... -No hay pero que varga, ya verá como cuando te operen la cara te van ha dejar más guapo que al Tom Cruis. Mientras hablaba conmigo levantaba los mil cachivaches que tenía sobre mi mesita. Con una bayeta de rejilla inmacula limpiaba el polvo. Lo volvía a dejar todo colocado y se liaba con otro mueble. Cuando todos habían quedado listos, empuñaba la frego-

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Sonreir en los hospitlales na y no dejaba impune rincón alguno de la habitación. -Y a la Pepa dale tiempo p'a que se acostumbre, porque mala cosa sería que sólo estuviera contigo por tu cartón. -¡Aaaaaayyy! -¿Te duele la pierna mi arma...? -¡Uuuuuf, un poco! -También fue mala suerte que con el topetazo te pegaras con la tapa de la alcantarilla donde tenías apoyado el pie. Lo dicho resalao, que no te pongas triste, que si no mañana t'atizo con el mocho de la fregona. -Hasta mañana señora Remedios. -Hasta mañana Anacleto. Claro que cuando aquella salada andaluza "libraba", venía el correturnos, que se gastaba unos aires.... cuando ni siquiera habían puesto la calles de la ciudad, entraba Eufemiano. Hombre de costumbres rígidas, siempre empezaba por mi habitación que era la número uno. Daba un seco "buenos días", encendía todas las luces y abría las ventanas de par en par aunque afuera se helasen los mismísimos osos polares. -¡Vamos tápate, que voy a ventilar esto,

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Juan PelÆez Gómez huele a madriguera! El aire es bueno para limpiar las miasmas. Eso sería en sus tiempos, ya rondaba los cincuenta pensaba yo entonces. En vez de irse, las bacilos y bichos de igual calaña se aliaban con los cláxones de los automóviles, el humo de los tubos de escape y los berridos de los amargados conductores del atasco diario. -¡Ya me has vuelto a llenar el suelo de migas! Escrupulosamente ordenado, su trabajo era todo un ritual que ya me sabía de memoria. El día que algo no estaba en el "programa", como las migas que dejaba al comer o las gotitas de pis que se me caían, dada mi poca pericia en el manejo del "pato", me echaba unas reprimendas de aúpa. -¡Anacleto! ¡Que te voy a tener que comprar un pollo para que te recoja los restos! Cuando limpiaba los pasillos de la planta, los enjabonaba y aclaraba a conciencia y ¡ay de aquel que osara pasar por el centro olvidando que su lugar era una de las orillas! Le fulminaba con mirada de basilisco. Por ello pacientes, familiares y demás

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Sonreir en los hospitlales empleados pasaban de puntillas, esbozando una sonrisita conciliadora. Aquello parecía un desfile de alumnos de ballet clásico, realizando ejercicios en barra. La pocas sillas de ruedas que tenían que pasar en aquellos momentos, llevaban a sus viajeros, embutidos en gruesas pellizas y pesadas mantas, las ventanas del pasillo se encontraban abiertas de par en par para que el suelo se secara. Pasé los días entre los sabios consejos de la señora Remedios y los vientos huracanados de Eufemiano. Mi novia, como bien había predicho aquella, tardó unos días en acostumbrarse a ver a Boris Karloff. Ahora desde esta paradisiaca playa de Cancún en la que celebramos mi convalecencia, recordamos aquellos días y nos reímos de lo sucedido. El camarero que nos trae los daikiris nos da los buenos días con una amplia sonrisa y yo me acuerdo de Remedios que estará bayeta en ristre inundando de alegría las habitaciónes.

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Sonreir en los hospitlales

Lo más bluf del hospital 1.- Los calderetes de sopa. 2.- El tener que hacer pis tumbado. 3.- El incordio de la cuña. 4.- Los ronquidos del vecino. 5.- Las curas insidiosas. 6.- Los cientos de inyecciones. 7.- Los ruidos de la noche. 8.- El picor insufrible del pie dentro de la escayola.

9.- La molestia del suero que corre por

nuestras venas.

10.- Los gruñidos de la cama cuando - 169 -


Juan PelÆez Gómez la levantan.

11.- El sabor que dejan y, repiten todo el día, las pastillas que parecen haber sido sacadas del fondo de una alcantarilla.

12.- La pesadez del medico amena-

zando con castigos eternos si no se cumple con la medicación prescrita.

13.- Cuando te depilan a la venda al arrancarte el "tensoplast".

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Sonreir en los hospitlales

La operación -O sea doctor, que por fin mañana me operan de la rodilla. -¡Claro hombre, todo llega, ya le dije que sólo tendría que esperar unas semanitas para ingresar y que en unos cuantos días más al quirófano! -¿Y qué me van a hacer exactamente doctor? -Bueno, dada la fosilización de su L.C.A... -¿Qué es eso doctor? -El ligamento cruzado anterior

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Juan PelÆez Gómez -¡Ah! -Tendremos que hacerle una P.F.E.C. total. -¿Una qué? -Una plastia filofrónica en cadeneta. ¿Entiende? -Sí, sí, filofrónica, claro. ¿Pero por qué me va a hacer precisamente la filofrónica? -¡Hombre, está claro, es la más indicada cuando está aumentada, como es su caso, la enzima boniatopelotasa. ¿No querrá que se le instaure una ciponatriuritis espástica, por emplear un protocolo que no sea el filofrónico? -No, no. A ver que hago yo luego con una ciponatriuritis de esas en casa. ¿Y cómo va a ser la anestesia? ¿Me van a dormir del todo? -A usted le gustan los chistes? -Me gustan y me sé un montón -¡Estupendo, pues le dormiremos sólo las piernas! Ultimamente el repertorio de chistes está muy flojo en el quirófano y así

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Sonreir en los hospitlales mientras le operamos nos los va contando. Se abre de nuevo la puerta de la habitación y entra un médico bajito con gafas gruesas y totalmente embutido en su bata blanca. -¡Hombre, si es nuestro anestesista Eméritus! ¡Bergancio, este señor es el que le va a anestesiar! ¡Nosotros le dejamos, ya le veremos mañana! -Muy bien doctor, hasta luego. El traumatólogo y su séquito van desfilando ordenadamente por la habitación hasta que finalmente se cierra la puerta. El anestesista agarra una silla. Se sienta junto a la cama del enfermo. Abre el maletín que lleva y saca de él varios frascos con líquidos de diversos colores. -Bueno Bergancio, soy el doctor Eméritus Turlai. Seré quien le anestesie mañana. Lo primero que quería saber es si usted bebe. -Pues sí, doctor, lo normal, una cañita, una copa de licor después de comer. -¡Estupendo! ¿Qué le gusta más el coñac o el champán? -El champán, sin dudarlo. Pero ¿qué tiene

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Juan PelÆez Gómez que ver todo esto con la anestesia? El traumatólogo me dijo que me dormirían sólo las piernas. -Sí, eso es lo que el quiere pero no sabe que se nos han acabado las "anestesias epidurales" y las bombonas de gases anestésicos y en el último pedido nos han mandado nada más que varias cajas de licores. -¿Pero cómo me van a anestesiar con champán? -Hombre, parece usted nuevo. ¿Nunca ha visto las películas del Oeste donde utilizan el güisqui? -Sí, pero... -¡No hay peros que valgan. Acepta o llamamos a otro enfermo de la lista de espera. Usted verá. Bergancio compone un rictus de resignación y responde sin mucho convencimiento: -¡Si no hay más remedio!

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Sonreir en los hospitlales -¡Bien! -contesta el médico frotándose las manos mientras comienza a destapar las distintas botellas. -¡A ver, pruebe este! -¡Uuuumh, delicioso! ¿Cómo se llama? -Halothán Chandón. -Pruebe este otro. -Qué bouquet. -Este es Leforane Brut, le confieso que es mi preferido. Cuando se despierte no le quedará ningún tipo de resaca. -Bueno doctor, pues que sea con el segundo. -Decirle que al ser champán francés le tendremos que cobrar un suplemento. Después de efectuar una serie de preguntas rutinarias, el anestesista se fue apresuradamente dejando a Bergancio sumido en un mar de miedos y confusión. Llegada la noche y a sólo unas pocas horas de la operación, sus tripas comenzaban a protestar por el ayuno impuesto. Cuando por fin dejó de dar vueltas y empezó a conciliar el sueño, tremendas pesadillas hicieron presa en él. "Este Tribunal de la Santa Inquisición,

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Juan PelÆez Gómez habiendo considerado la existencia de delito en su grado máximo en la persona de Bergancio Fresnedillas, le acusa del tocamiento llevado a cabo en salva sea la parte de Doña Marianela Parrús y Pierriblás". -¡Pero si fue totalmente involuntario! - Eso no es algo que pueda juzgar el acusado. -¡Señoría yo no quise hacerlo! -¡Pero la bestia depravada que anida en usted fue más rápida y al final, cayó...! ¡A ver alguacil que traigan al trovador! -El juez continua -Desde este momento el trovador recitará sin descanso las "Obras Completas de Hipócrates". Si mañana al despuntar el alba, el reo no se las sabe de memoria, el veredicto será de... "culpable". -¡Eso, eso! -Corea enfervorizada la chusma sedienta de sangre. -¡Señor, piedad! Permitidme mejor que el trovador recite un culebrón venezolano, es

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Sonreir en los hospitlales que los he visto todos en la tele ¿sabe? -¡Pero si la tele no se ha inventado todavía! -Interviene uno de los asistentes al juicio. -¡Es un brujo, es un brujo! -vuelven a corear las masas. -¡A la hoguera con él! -¡A las alcantarillas de Nueva York! -¡A Gran Hermano! -¡Piedad señor, piedad! -suplicaba el acusado. -¿Bergancio qué le pasa? ¡Despierte hombre! -Acaba de entrar en la habitación la enfermera. -¡Horrible, he tenido una pesadilla horrible! -¡Tranquilo hombre, ya verá como todo va bien. Hala, a ducharse ahora, que luego se quejan en el quirófano de que los enfermos que les mandamos apestan. -Pero si me duché anoche... No acaba de meterse en la ducha, cuando Bergancio oye voces fuera, que le reclaman. -¡Vamos señor, apresúrese, tenemos que bajarle al quirófano, le acaban de llamar!

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Juan PelÆez Gómez -¡Pero si me estoy enjabonando! -¡Vamos dese prisa o no le operan hoy! Una vez a bordo de la camilla los techos comienzan a moverse a una velocidad vertiginosa. Bergancio cierra los ojos cuando nota que empieza a marearse. Por fortuna llegan pronto al quirófano y la camilla se detiene. -Hola chicos. ¿Dónde vais tan deprisa? -¡Rogelio, cuánto tiempo sin verte! -Es que estuve de baja. Mi médico de cabecera decía que yo tenía mucho cuento con lo de la espalda. -¿Y al final qué paso? -Nada, tres hernias de disco. Ya me han operado de dos, por eso me han colocado aquí en la ventanilla para que no tenga que coger pesos. -¡Bueno tío, pues a ver si quedamos y nos tomamos unas birras! -Aquí te dejamos la rodilla de la 4ª. -Muy bien pasadle al antequirófano nº 6. -Bueno hombre, aquí le dejamos, y que haya suerte. Bergancio escudriña todos los rincones de

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Sonreir en los hospitlales aquel mundo de ciencia ficción poblado de enmascarados vestidos de color verde. La hora de la verdad está apunto de llegar y un sudor frío recorre su espalda. Uno de aquellos seres irreales se dirige sin titubeos hacia él. "Ya vienen a por mí para rajarme" -pensó él. -¿Usted es la rodilla no? -¿Cómo? -pregunta confuso. -Sí hombre ¿no es usted el 421, al que operan de la rodilla? -Sí, sí, soy yo. -¿No se acuerda de mí?-Se baja la mascarilla -Soy su anestesista. -¡Ah, bueno! -Usted tranquilo que esto nos lo merendamos en un pispás ¿Una copita? -No gracias, ahora no. -Pero... ¿cómo no va a beber? ¿Ya no se

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Juan PelÆez Gómez acuerda de lo que le conté de la anestesia? -Ya, ya doctor, perdón, no me acordaba. El médico le da una copa de champán. -¿Qué tal esta el Leforane Brut? -Muy rico, es así como afrutado. -¡Bien! Ahora tranquilícese que en un ratito va a dormir como un lirón. -Si usted lo dice. A los veinte minutos de tomar Leforane Brut Bergancio tiene una melopea impresionante. -¡Vamos a la mesa de operaciones! -ordena la enfermera circulante. -¡Yo con usted voy a donde quiera fzeñorita! -gritó Bergancio desde la camilla. -¡Doctor, ya se puede ir lavando, tenemos al enfermo casi a punto! -¡Aaasturias pfatria queridaaaaaaa! -¡Hagan que se calle ese hombre, así no hay quien trabaje! Una vez lavados y colocado el material

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Sonreir en los hospitlales estéril, los cirujanos se disponen a abrir. -¡Bisturí! -¡Pinzas! -¡La cabra, la cabra... Yo también tenía una cabra...! -¿Eméritus no puede hacer callar al paciente? -¡Va a ser difícil, la ha cogido alegre! -¡A ver enfoquen bien la luz que no veo un pimiento!. El auxiliar mueve los focos que están suspendidos del techo. Uno de ellos coge velocidad y golpea las botellas de suero colgantes sobre el paciente. Estas caen sobre él y los líquidos y salpican como lluvia pegajosa. -¡I'm singing in the rain, oh singing in the rain! -Pero bueno, ¿qué pasa con esa luz? Otro foco llega y el quirófano se ilumina como una discoteca. Un ruido sospechoso hace exclamar a la enfermera instrumentista: -¡Se va a salir, se va a salir! Y la premonición se cumple, el foco sale despedido. Se estrella contra el monitor cardiaco que maneja el anestesista.

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Juan PelÆez Gómez -Traigan el "flexo" de mi despacho con un alargador y alúmbrenme por encima del hombro, no podemos esperar a que arreglen la luz, la pierna lleva ya media hora en isquemia. A los pocos minutos el enfermo comienza a estar inquieto. -¡Eméritus, relájale un poco más que se está empezando a mover! Los movimientos se hacen cada vez más violentos, hasta que por fin, Bergancio lanza una patada, mandando contra la pared a la enfermera instrumentista con todo el material quirúrgico. -¡Josefina se ha hecho daño! -¡Que pfatada mfe ha dfado en la bfoca! Bergancio, ajeno a todo lo que ocurre a su alrededor sigue cantando: -¡No hay dolor mas impfonente, no hay dolor más inhumano que pillarse los firlorios con la tapa del piano... La cabra, la cabra…! -¡Doctor Eméritus!-llaman al anestesista por el interfono -Ya han bajado a la abueli-

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Sonreir en los hospitlales ta que van a operar de tobillo, está en la preanestesia! -¡Emeritus! -interviene el traumatólogo ¿qué tal si le vas poniendo anestesia al tobillo y vamos avanzando? -¡Sí hombre, como no me divida en dos por clonación! Vuelve a sonar el interfono: -¡Doctor Eméritus, en el quirófano de maternidad están haciendo una cesárea y su compañero se ha mareado, dicen que si puede acercarse por allí! -¡Hombre, lo que faltaba! Bergancio ataca de nuevo bajo la influencia de la "anestesia" y se agarra al cuello del anestesista que en ese momento le está tomando la tensión: -¡Vfen aquí chati, que te vfoy a dar un beso de tornillo! -¡Gutiérrez -llamando al auxiliar- quíteme esta lapa de encima! -¡Qué fuerza tiene el condenado! ¿Doctor Quílez queda mucho? -¡No, ya estamos cerrando! -¡Enfermera deme una seda! -¡No hay! -¿Cómo que no hay?

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Juan PelÆez Gómez -¡Usted no sabe como anda este mes el presupuesto! -¿Y con qué le cerramos ahora la herida? -Pues con grapas. Fini la administrativa nos ha regalado una grapadora y un cartucho de grapas, lo único que hay que hacer es esterilizarlas. Bergancio, extenuado, se queda más tranquilo con una expresión de placer después de haber besado al doctor Eméritus. El traumatólogo termina de grapar la pierna y la enfermera mientras tanto hace cuentas mentalmente de lo que le va a costar la ortodoncia. El doctor Eméritus sale pitando a atender la cesárea donde esperan gemelos En la carrera ve a la viejecita a la que van a operar del tobillo, dando los primeros sorbos de Halothán Chandón .

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Sonreir en los hospitlales

Píldoras, grajeas, jarabes y demás hierbas

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uando entre en un hospital, se dará cuenta que algo fundamental en su curación serán los medicamentos que debe tomar. Gracias a ellos y a todas aquellas personas que trabajan en la industria farmacéutica, problemas que hace unos años eran irresolubles tienen fácil curación. El problema es que con tanto medicamento, uno a veces se hace un lío: ¿cuál me tocaba, la pastilla roja o la azul? ¿O era la cápsula amarilla? Y para el ardor de estomago ¿era la verde? Y ésta de colores y forma trapezoidal ¿no era ayer redonda y blanca?... Por tanto, le invitamos a que lea con atención la siguiente lista: ADRENALINA: ¿Recuerda cuándo el chico/a de sus sueños hacía que se le disparase el corazón? Este fármaco produce el

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Juan PelÆez Gómez mismo efecto. Pero le recomendamos que no lo use con tal finalidad y que se busque una chico de verdad, comprobará rápidamente que es mucho más gratificante. AERO-RED: Desatasca los "bajos" de gases innobles. ATROPINA: ATROPINA Entre sus efectos están la visión borrosa al dilatar las pupilas, por lo que es de gran utilidad en el visionado de las películas de "Canal Plus", lo cual le saldrá gratis sino está abonado. ALMAX: Es la estrella de los antiácidos. Servido con hielo, triple seco y angostura resulta un combinado excelente. También da un sabor tropical a sopas, purés y asados. ASPIRINA: No más noches de boda en blanco por culpa de ese molesto y "sospechoso" dolor de cabeza que aqueja a su compañero/a en el momento cumbre. BIODRAMINA: Le permitirá disfrutar de la "Fabada con chorizo" tanto en alta mar,

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Sonreir en los hospitlales como en medio de una tormenta a bordo del aparato volador del Barón Rojo. DIGOXINA: Pondrá su corazón mas fuerte que el de Terminator. Le saldrán músculos hasta en la coronaria. DUPHALAC: Laxante osmótico de sabor dulce. Se emplea en repostería paran la confección de rosquillas, pestiños y polvorones. También se usa como champú y mascarilla de noche. EVACUOL: Es uno de los laxantes que más cabrea al intestino. Su uso más adecuado es en fiestas y guateques. Combina con todo tipo de bebidas, aunque los atascos y desesperaciones que origina en las puertas de los w.c. desaconsejan su utilización. HEPARINA: ¡Marcha en las arterias¡ Este producto convierte sus venas en autopistas y obliga a la sangre a que no se estanque ni produzca caravanas cuando tiene que estar mucho tiempo tumbado y sin poder moverse.

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Juan PelÆez Gómez HIERRO: Pone en evidencia al que lo usa, porque la kk sale negra, por lo tanto no haga kk en lugares en los que pueda ser descubierto. Quienes más lo toman son las jóvenes que han seguido dietas brutales de adelgazamiento. PRIMPERAN: Muy usado como condimento de las comidas basura. Da un sabor agradable a los platos evitando que los comensales vomiten las bazofias que ingieren .

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Sonreir en los hospitlales

Interpretar los envases de los medicamentos

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n cualquiera de las cajitas de los medicamentos que toma, verá que existen una serie de siglas, números y símbolos. No son claves entre miembros de sectas que aprovechan el envoltorio para enviarse mensajes. Vamos a darle unas explicaciones con las que luego podrá tirarse el pisto delante de sus familiares y amistades. LOTE DE FABRICACIÓN: FABRICACIÓN No hace referencia al grupo de compañeros/as que fabricaron el medicamento que, aquel día en aquel lugar, se dieron el lote. FECHA DE CADUCIDAD: Si los nietos/as le llaman abuelo/a, ya sabe de qué se trata.

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Juan PelÆez Gómez A.S.S.S.: No son las siglas del grupo Actual de Super S.S.; sino de que la Seguridad Social lo cubre. E.F.P.: Especialidad Farmacéutica Publicitaria o Estoy Flipando Pocholita. E.C.M.: Especialidad de Especial Control Médico. No te preocupes, no te pondrán un microchip para saber cuándo, dónde y sobre todo con quién lo tomas. E.C.: Envase clínico, al por mayor, o pastillas en toneladas. T.D.L.: Tratamiento de larga duración, de aquí a la eternidad. D.H.: Especialidad de diagnóstico hospitalario o histórico, es decir, aquellos que llevan tomando el medicamento desde que eran pequeñines. E.F.G.: Está Genial, gracias. Lo ponen los jefes de los laboratorios farmacéuticos cuando un preparado les sale con un sabor estupendo .

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Sonreir en los hospitlales

La UVI, hay que fino

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a densa humareda de los cigarrillos arropaba rostros duros y aguerridos. Ojeras profundas atestiguaban el cansancio más allá de la media noche. Las provisiones de material y alimentos habían descendido considerablemente, pero la moral del grupo se mantenía alta. De cuclillas con los músculos tensos y dispuestos para la acción permanecían en silencio, un silencio interrumpido sólo por las alarmas de las bombas y las pantallas de los monitores. Aquello no era Corea ni Vietnam, ni el golfo Pérsico, era la U.V.I. De manera súbita el ulular de la sirena saca a grupo de su letargo. Veloces descienden por la barandilla y se dirigen al encuentro de la jefa Fresnedillas. En pocos segundos se encuentran a su alrededor el equipo de enfermeras como una sola mujer. -¡Equipo de intervención inmediata número

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Juan PelÆez Gómez uno! -¡Señora, si señora! -responden todas a coro. -Las "maripuris" de urgencias nos envían un accidente de moto. -¡Señora, si señora! -Les vamos a enseñar a las urgencias como se maneja un "tráfico". -¡Les vamos a enseñar, señora si señora! - Cada una a sus puestos. -¡Enfermera Fresnedillas! -chilla la doctora Mondalindo que aparece tras oír el griterío. -Se presenta la enfermera Fresnedilllas. -¿Qué ocurre? ¿Qué nos traen ahora? -Un tráfico grados tres. -Todas a sus puestos. Pelotón de jeringueras, flanco derecho e izquierdo. Pelotón de electros, preparado el aparato y situarse en posición cefálica. Pelotón de sondaje, en podálica. El enfermo todavía con el casco puesto, no daba crédito a lo que veía a través de su visera. -¡Jeringueras! -¡Señora, si señora! -¡Piiinchen! Y todas a la vez dejan al paciente como un colador, sin dejarle

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Sonreir en los hospitlales tiempo a reaccionar. Se ve invadido instantáneamente por una red de tubos de plástico, agujas y pegatinas. -Paciente pinchado con tres vías cogidas, una periférica y dos centrales ¿Podemos seguir, porque le hemos cogido gustillo? -Es suficiente -responde la enfermera Fresnedillas-. Pero se agradece el desvelo profesional. -Prepárense para quitar el casco. -Señora, si señora! El enfermo aún con él puesto se aferraba fuertemente al manillar de la moto. Sus manos permanecían bajo los efectos de la fuerte impresión del choque con el camión de butano. -Proceda Tartufa. -Eso, eso, que proceda corearon todas. Y ella fue procediendo. Desabrochó poco a poco el barboquejo y fue sacándoselo, observando los ojillos de curiosidad del accidentado. -¿Qué te ha pasado, corazón? ¿Quizá una copita de más? -Si enfermera, estábamos de despedida de soltero y ya sabe usted lo que pasa.

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Juan PelÆez Gómez Tartufa al oír tal contestación, cambia la expresión los ojos y el tono aterciopelado y le sacude un par de buenas bofetadas. -¿Es que tú no sabes que si bebes "no conduzcas"? -Sí enfermera -Le respondió con lágrimas en los ojos. -¡So capullo! -y le atizó un par de nuevos sopapos -¿y la moto una Harley nuevecita? A mí que no me da el sueldo ni para una vespino. En esos momentos aparece la doctora Mondalindo para observar cómo va la operación. -Novedades, enfermera. -¡Señora ,si señora! Paciente pinchado y sondado, le hemos quitado el casco y la enfermera Tarturfa le apoyaba emocionalmente ¿ya sabe …? -Procedan a intubarlo para ver si le podemos quitar el manillar de las manos. Pero en ese momento saltan las alarmas cardiacas. -Atentas, ha entrado en fibrilación. -¡Cómo habla Flulgencia desde que estudia

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Sonreir en los hospitlales ese curso de poesía médica por correspondencia! -exclama la doctora. -Diablo -maldice Fresnedillas- ha desaparecido el electro de la pantalla del ordenador. No sabemos ni qué pulso tiene. -Pasemos a manual -La enfermera Padilla coloca el fonendoscopio en el pecho del paciente y canta a coro las pulsaciones. -. Cucú, cucurrucucú, cucú, cucú, currucucú. -Vamos que alguien mientras arregle el ordenador. -gritaba la doctora mientras en la pantalla se sucedían los salvapantallas de la revista Guaí Boys y se oía, "Virus erótico "muerdos" se come tus ejecutables". -Vamos hay que animar a este corazón. A ritmo sinusal y sabrosón. Y reaccionando todas al unísono empezaron: -Sinu sinu, sinusal; Sinu sinu, sinusal… -El coraaazón seguía sin responder con su Currucucu, cú, currucucú.

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Juan PelÆez Gómez -Sinu, sinu, sinusal; sinu ,sinu, sinusal… Hasta que por fin: -Cú. Cú, cú, cú, cantaba la rana -Cú. Cú, cú, cú, debajo del agua -respondieron las enfermeras. -Se normaliza, chicas, lo hemos logrado. Mientras tanto el ordenador central infectado con muerdos gemía -¡Oh Harold, hazme tuya! ¡Harold, cómo eres, me vuelves loca! Ruperto, recuperándose, veía entre nieblas todas aquella algarabía. Taponazos de champán confeti de colores y gritos de "somos las mejores, somos las mejores". Voces que sonaban lejanas en los oídos del enfermo. El ordenador seguía con su delirio sexual. Sólo después de un rato, la unidad comenzó a volver a sus sonidos habituales. -Bip. Bip. Bip. -Pipipí, pipipí. -La bomba del nueve. -Pipí, pipí ,pipí. -Prr, prr, prr. -Los gases del seis. Jesús que noche nos está dando y no para.

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Sonreir en los hospitlales -¿Sabe alguna el nombre de un animal bípedo que tropieza tres veces en la misma piedra y salpica en las tazas de los inodoros? -El hombre -fue la contestación unánime del resto del grupo que vuelto a la normalidad miraban al techo aburridas. -Cómo sois. Un buen hombre a estas horas, afeitadito, duchadito, bien vestido, junto a un gran desayuno bufé ¿a quién no le encantaría? -Despierta Carlota que Harrison Ford ya está comprometido. El equipo de enfermeras, más relajado, continuó la noche entre los: -Bip, bip, bip, prr, prrr, prr, ... .

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Juan PelÆez Gómez

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Sonreir en los hospitlales

Lo más común El gotero

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n los anales de la sanidad nunca artilugio alguno despertó amores y odios tan exacerbados. Su sola presencia nos pone en un evidente estado de nervios, acompañado de un desasosiego que no suele desaparecer hasta llega el día mágico, en el que por fin, noslo quitan. Por supuesto, no opinan lo mismo nuestros sanitarios para quienes esta botella supone una ayuda de valor incalculable. En general se le ha bautizado como "gotero" lo que en términos más técnicos suele llamarse "perfusión intravenosa". ¿Cuántas noches en blanco se ha pasado observando como cae la gota con la parsimonia de un reloj de péndulo, sudando ante la posibilidad de que aquello se agote y la enfermera no llegue a tiempo con el brazo tieso como un garrote, para evitar que se salga la aguja de su sitio, o simplemente

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Juan PelÆez Gómez para que el liquido caiga con fluidez? ¿Pero por qué sufrir de manera innecesaria? La ignorancia y el dolor siempre han ido parejos. Como usted es inteligente, vamos a darle una serie de consejos para evitarle quebraderos de cabeza innecesarios. Cuando note que las enfermeras le tocan los brazos más de lo habitual, no es porque haya ligado, iluso. Estudia el terreno para atizarle un "lanzazo", lo que llaman "coger una vía". Por fortuna quedaron atrás los tiempos en los que los goteros se colocaban en la barriga mediante agujas metálicas. Los enfermos parecían tortugas ninja. No se preocupe, estamos en la era del petróleo y gracias a ello, disponemos de unos tubos flácidos, hechos de plástico, denominados catéteres, que suelen colocarse en las venas de los brazos. Pero estas botellas que tan airosamente desafinan la ley de la gravedad tienen una serie de inconvenientes. Uno de los más

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Sonreir en los hospitlales corrientes es el del insomnio. Usted tendrá miedo a quedarse dormido y a pegar un tirón del artilugio con el riesgo de que se le salga el catéter o que se arree un botellazo en la cabeza. No se preocupe, la solución es fácil. Pida a sus familiares que le consigan unos cuantos globos de gran tamaño y llénelos con gas, la botella quedará suspendida y usted podrá moverse sin ningún problema. Por otra parte y si son de colores dará un aire más alegre a su habitación, algo que agradecerán mucho sus visitas. Si no le pueden traer los globos y su necesidad de dormir es muy imperiosa, pínchele su gotero al enfermo que tenga a su lado cuando se encuentre más dormido. De esta manera usted podrá pasar toda la noche a pierna suelta sin molestia alguna. El invento de los globos será muy útil cuando pueda levantarse a pasear o para ir al servicio. En el transcurso

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Juan PelÆez Gómez de los días será motivo de envidia por parte de todos sus compañeros de habitación e incluso de planta. Así, con el tiempo, todo el hospital parecerán casetas de la feria de abril de Sevilla .

Los rayos X. ¡Qué obscenidad! Las radiografías se han convertido en algo tan corriente para nosotros como hacernos unas fotos de carnet. La ciencia avanza y lo que hace alguno siglos se hacía al óleo o con plumilla, hoy se realiza con complicadas máquinas, que todo sea dicho de paso, no nos sacan nada favorecidos. Aunque utilizando la terminología política al uso, las radiografías nos democratizan a todos, porque todos salimos igual de feos. Y si no fíjense y comparen la suya de cráneo con la de cualquier amigo. Verán que son mas parecidos de

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Sonreir en los hospitlales lo que imaginan. Por ello, no sufran complejo alguno quienes sueñen con un físico como el de Robert Redford o el de Michelle Pfeiffer. Si les arrancamos la cabellera ya ven en lo que se quedan. Aparte del uso que puedan hacer los médicos con estas singulares fotografías, usted también puede sacarles más provecho del que imagina. Si su ingreso coincide con la Navidad, haga unas cuantas copias de ellas y envíelas como crismas. En verdad no son nada alegres pero ¿y lo que se va a reír usted cuando imagine la cara que pondrán al recibirlas? También son de gran utilidad, para celebrar

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Juan PelÆez Gómez la noche de "Halloween". Colocadas en una caja de zapatos o de polvorones con una luz detrás, logrará un efecto horripilante. En las tediosas tardes de invierno, debidamente vaselinadas, pueden utilizarse como skateboards en los pasillos de la planta y organizar competiciones con los demás enfermos. Usted hará ejercicio y los suelos quedarán como los chorros del oro. Por último, si su estancia ha sido larga, seguro que tiene un buen número de ellas. No olvide que vendidas al peso en las chamarilerías, le proporcionan unos buenos beneficios con los que podrá invitar a los amigos a una rica ración de angulas . Y si no entréguelas en la farmacia más cercana y colaborará apreservar el medio ambiente.

La escayola: cuando la albañilería se hace arte Raro es el mortal, ya sea por experiencia

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Sonreir en los hospitlales propia o ajena que no haya tenido contacto con esta técnica de inmovilización a caballo entre el arte y la ciencia. La escayola se confecciona con el llamado "yeso de París", pero hoy las hacen hasta de fibra de vidrio e incluso, transparentes. Estas últimas, recién llegadas de los EEUU , tienen la ventaja de que podemos ver lo que ocurre bajo ellas. La escayola tiene sus inconvenientes, con la inmovilidad y el poco uso, los miembros quedan hechos un verdadero adefesio zarrapastroso. Cuando le pongan una escayola tenga en cuenta las siguientes consideraciones: Sea en el brazo o en la pierna, vigile que no le falte ningún dedo, en caso contrario, nos tememos que algo ha ido mal. Si no siente los dedos o nota un acusado hormigueo, observe si tiene echada encima de la parte afectada a su novio/a o a su suegra/o. Si los dedos de la pierna se ponen de color negro, lo primero que tiene que hacer es comprobar que dicha pierna es la suya. Si le pica el miembro, lo mejor es la autohipnosis, el yoga tántrico o soltar unos

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Juan PelÆez Gómez cuantos tacos. No deje que le pinten groserías, luego tendrá que censurarlas y con los tachones, se le quedará hecha un asco. Y por último recuerde que antes de que le pongan una escayola, debe cerciorarse de que no le van a endosar un yeso "enfermo", afectado de aluminosis. En cuanto comenzara a dar los primeros pasos con su "tacón de marcha", se le desmoronaría y cepazo seguro .

La rehabilitación Aquella noche había soñado con la Inquisición de nuevo. Cuartos miserables iluminados por velas temblonas, en las que unos tipos vestidos de negro obligaban a una legión de infelices a realizar movimientos en horribles máquinas de tortura. Me despierto sobresaltado cuando uno de aquellos desdichados del sueño comienza a gritar. Abro los ojos y me doy cuenta de que la pesadilla continua. El gemido de angustia se esparce por toda la habitación. Estoy aterrado. Comienzo a sudar. Al volverme en

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Sonreir en los hospitlales la cama, descubro el origen del ruido. Mi vecino, con la boca abierta ronca a tutiplén, como una sierra radial desengrasada. Hoy me encuentro muy alterado porque comienzo la rehabilitación de mis brazos operados tras el accidente de moto. Después de desayunar me bajan en el ascensor. Nervios, muchos nervios. Seguro que me harán daño, como en el sueño. La puerta se alza frente a mí, al fondo de un corredor. El celador que me acompaña bromea: -Te vas a poner más cachas que Jhon J. D. -¿Qué quién? -le pregunto. -Sí hombre que Jhon J.D. Rambo -me dice con cachondeo-. ¿Dónde te crees que se entrena ese "pa" sus películas? Pues aquí en este hospital. El hombre continua largando mientras nos vamos acercando cada vez más a la entrada. -Fíjate, tuvimos a una viejecilla de 80 años

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Juan PelÆez Gómez que se había roto la cadera. Después de un mes, la llamaron de la "Metro" para doblar a la Jane, la compañera de Tarzán, en las escenas difíciles. ¡Ja! ¡ja! ¡ja! Se parte de risa. Mientras, hemos llegado. La puerta se abre. Un mundo diferente: poleas, sillas rarísimas, gente tirada en colchonetas. Sin embargo, nada de ambiente deprimente. Todo el mundo ríe. Una mujer enfundada en una bata blanca se acerca a mí. -¿Qué tal? Tenemos que ponerte fuertes los brazos. Me han dicho que participas en el próximo concurso de levantamiento de piedras con Iñaqui Perurena -bromea con una sonrisa angelical. -Bueno, a lo mejor le quito el puesto -intento contestar lo más animado posible. Me llevan al fondo de la sala y la fisioterapeuta, "fisio" para los amigos, me pone en una pared junto a una rueda que tiene un manubrio. -Vamos a ver, se trata de darle vueltas. Primero con poco peso y dentro de unos días te ataremos un piano. Me agarro a aquel ingenio diabólico y cuando intento girarlo siento calambres y dolo-

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Sonreir en los hospitlales res intensísimos. Mis brazos parecen una momia intentando resucitar. Imposible. -¿Qué? ¿Difícil? -me dice con voz dulzona. -No, difícil no, complicadísimo. -Venga, yo te ayudo la primera vuelta y luego continuas tú hasta que la marees. Su mano sobre la mía. Su olor a perfume maravilloso cerca de mi cara y cuando estoy alcanzando el cielo con la sensación de proximidad, mueve la rueda, mi brazo sube y un calambre me deja los ojos mas abiertos que los de un búho enganchado en una torre de Iberdrola. ¡Qué dolor! La rueda tira de mi brazo, llega a su punto máximo y desciende al lugar de partida. Un aplauso, oigo que me aplauden. Giro la cabeza y todos los que están haciendo rehabilitación me están aplaudiendo. Por un momento me siento como Plácido Domingo en la Escala de Milán. Han conseguido animarme y la siguiente vuelta la intento yo sólo. Un poco más, un poco más y al final lo consigo. Todos se sienten orgullosos de mí. Es como si mis brazos fuesen el monstruo de Frankestein y hubiesen cobrado vida con mis dolorosos calambra-

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Juan PelÆez Gómez zos y el ánimo de todos los que me miran. Después de media hora más salgo de allí, amigo de todos, con la mano en alto como el triunfador de una tarde de toros. Seguro que esta noche no volveré a tener pesadillas

Lo que se puede rehabilitar Si se le han roto los brazos, sin problemas, al final quedará como nuevo y podrá volver al muelle a descargar barcos. Las piernas. Un secretillo: a Ben Jhonson también se le rompieron y ahí está el tío que corría que se las pelaba. La cadera. Se sorprendería si supiese cuantos operados hay que ahora mismo están en las discotecas bailando RAP. Los dedos de la mano. Una gran oportunidad para iniciar un curso de piano. El cuello. No se preocupe si se le queda algo rígido. Se lo ahorrará en almohadas y no necesitará reposacabezas cuando viaje en automóvil.

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Sonreir en los hospitlales La columna. Al Partenón también se le rompieron varias y ahí sigue tan tiesecito. El oído. No sea tonto, para lo que hay que oír. Si puede, pida que le pongan uno de plástico regulable. Así cuando se canse de oír tonterías, lo desconecta.

Y lo que ni a tiros ni con un milagro Las uñas sobre todo si se las come como si fueran angulas. La costumbre de reventarse los granos de las espinillas y poner perdido a todo el que tiene cerca. El mal olor de los pies porque solo se los lava para las fiestas de su pueblo. Su manía de sorber la sopa como si fuese

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Juan PelÆez Gómez un ciclón del Pacífico (y pone de tan mal humor a su cónyuge). El vicio de limpiarse con el pico del mantel cuando termina de comer.

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Sonreir en los hospitlales

Futuro imperfecto

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a aeroambulancia se detuvo con lentitud frente al túnel antigravitatorio del Hospital Alfadestrobergan. Se abrieron sus puertas traseras y una camilla turbopropulsada salió velozmente. El túnel comunicaba con las urgencias del hospital y el ocupante de aquella camilla era dirigido mediante radio control al box 15. La camilla entró en el campo gravitatorio y se apagaron sus motores. Flotaba suavemente, cuando de pronto, comenzó a caer en picado. -¡La camilla zx2 está cayendo! -gritó uno de los enfermeros. -Es Kongur-2, el ordenador central. Ya es la tercera vez que se estropea en esta semana. ¡Tomad el control con el mando a distancia!. -De esta manera los técnicos consiguieron hacerse con la situación. -¡Control de urgencias a aeroambulancia! ¿Qué le ocurre al enfermo que llevan? -Es una psicosis producida por un videoviaje virtual defectuoso.

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Juan PelÆez Gómez -¿Cuál era? -Uno muy antiguo, "Tarzán de los monos". El paciente iba a ser el protagonista, pero acabó siendo la mona Chita. -Ya conocemos estos casos, el otro día nos llego otro, se le averió el aparato y se transformó en el león de la Metro. ¿El paciente qué tal está? -Ahora muy bien, aunque no sabemos que ocurrirá cuando se acaben los cacahuetes. -Bueno, como ven aquí no podemos admitirles, tendrán que ir al Hospital Dextrometorfán-1. No se preocupen les mandaremos un kilo de maní a través del túnel. La aeroambulancia tomó de nuevo la aerovía 51-B y se dirigió a toda velocidad al siguiente hospital. En su interior, el paciente devoraba con avidez los últimos cacahuetes. Una vez atravesado el túnel antigravitatorio llegaron a Urgencias. El enfermo salió. Daba pequeños saltos y se columpieba del brazo de los camilleros. Se soltó de uno de ellos echándose en los del otro. -Me parece que vuelve a tener hambre. -¡Enfermera! ¿No tendrá un platanito?

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Sonreir en los hospitlales -¿Para quién, para usted? -No, para... -señaló con el dedo al paciente, que continuaba enganchado a su cuello. -¡Ah, ya! ¡Genaro! -dirigiéndose al auxiliar¡Llame rápidamente al equipo de "Videopatías"! A los pocos minutos se presentan tres individuos enfundados en un traje "xoguel" de color blanco: el doctor Gromber -veterinario psiquiatra-, el doctor Metsky -especialista en lenguas animales- y por último el doctor Camcorder -videópata-. Gromber se acerca al paciente y le mira fijamente a los ojos, intentando, tal vez, hallar una respuesta oculta. Aquel se lanza a su cuello y empieza a tirarle de las orejas mientras emite una serie de gruñidos totalmente ininteligibles. -Doctor Metsky ¿puede usted entenderle? -Creo que sí, déjeme un momento. Y el doctor Metsky empezó a dar saltos y piruetas y a lanzar gruñidos escuchados con suma atención por el paciente. -Dice que cuando se lanzaba en una liana al encuentro de Jane, se rompió y se golpeó en la cabeza. Cuando despertó tenía a un babuino agarrado al cuello.

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Juan PelÆez Gómez El doctor Camcorder alarmado intervino: -Pregúntele en qué momento viaje le sucedió eso. El doctor Metsky volvió a realizar piruetas y a gruñir desaforadamente. -La quinta vez que se tiró con la liana. -¡Claro! ¡Ya está! -¿Qué está claro? -inquirió el psiquiatra. -Se trata del virus Al-fre-2. Es uno de los últimos que se ha descubierto y ataca siempre a los que reviven las aventuras de Tarzán, justo la quinta vez que se lanzan con una liana. El psiquiatra volvió a intervenir: -Pregúntele cómo se encuentra. -Urg, urg, aahhgg, onga. -Ongo, ongo, uurg ahh. -Dice que está de maravilla. -Dígale que no se preocupe, que le curaremos pronto. -Le introduciremos en la máquina virtual con una película desinfectada -concluyó el doctor Camcorder. El doctor Metsky hizo de nuevo de intérprete pero esta vez la reacción del mono, -perdón- del paciente, fue de una gran violencia. Comenzó a tirar todo lo que tenía a

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Sonreir en los hospitlales mano contra los terapeutas que tuvieron que salir a la carrera ante la hostilidad del "bicho". -¡Celadores, activen los campos antigravitatorios! Al instante el paciente comenzó a flotar en la zona Lambda-3 y a dibujar una cálida sonrisa de placer. -¿Doctor Gromber qué opina? -He leído algún caso de éstos en las revistas médicas del Zaire. Me da la impresión de que no quiere volver a ser quien era. -¿Usted cree? -replicó el doctor Metsky. -Estoy con usted Gromber -afirmó Camcorder El doctor Gromber continuó con su explicación. -Lo único que podemos hacer es operar. -¿Reprogramación cortical V-4? -¡Exacto! Preparen todo lo necesario para el ingreso. Le operaremos la semana que viene. El paciente algo más tranquilo y con varias bananas bajo el brazo fue conducido a la planta de videopatías. -¡Amigos! ¿Hace una vueltecita por la órbita 231x en mi nuevo "spacecar?

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Juan PelÆez Gómez -¡Porqué no! El vehículo del doctor Gromber se elevó sobre el hospital y tomó la aerovía 51-B dejando tras de sí una estela brillante .

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Sonreir en los hospitlales

Cómo hablar dos horas de su enfermedad o de su trabajo y no decir nada

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mplee esta tabla con las visitas indeseadas o con aquellos que aprovechan cualquier momento para realizarle consultas gratuitas porque conocen que usted está relacionado con la sanidad. Veamos como utilizarla. Comience leyendo cualquier casilla de la primera columna, a continuación otra de la segunda, después de la tercera y al final de la cuarta, pero sin importarle el orden de las casillas. Lo único necesario es que lea las columnas correlativas. Puede que nadie se entere, pero ¿a usted le importa? Veamos quien es el que aguanta más de diez minutos de su discurso infinito.

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Juan PelÆez Gómez

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Sonreir en los hospitlales

Este hospital dispone de una hoja de reclamaciones

Y

a ha pasado por la experiencia. Ha podido ser positiva, alucinante o deprimente, pero seguro que no le ha dejado frío. Para que de una forma objetiva pueda evaluar cómo ha sido su estancia hospitalaria, nosotros hemos confeccionado este cuestionario en colaboración con el profesor Faroleski, de la Facultad de Medicina de Milán. Sus resultados y la interpretación de los mismos le darán una idea aproximada de las personas que le han atendido y del mayor o menor grado de frustración y enfado que pueden padecer. arakiri del personal sanitario titulado". 1) EL DÍA QUE INGRESÓ: a) Le recogieron los papeles y le dieron un número por el cual le llamaron siempre desde entonces. b) Le preguntaron que le ocurría, como se llamaba y le indicaron la forma de resolver

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Juan PelÆez Gómez sus dudas y necesidades. c) Cuando llegó, se presentaron todos los componentes del equipo, le preguntaron por su padecimiento y le informaron acerca del hospital y su estancia en el. Recibió un ramo de flores y una botella de cava y le entregaron unos cuestionarios donde eligió películas, platillos favoritos y la música con la que le gustaría despertarse por las mañanas. 2)CADA VEZ QUE HA PEDIDO AYUDA: a) Se ha eternizado en la espera y le han echado la bronca por ser tan pesado, con frases como "este hospital es demasiado pequeño para los dos, 29" b) Han acudido en un tiempo razonable y se han detenido lo justo para atenderle. c) Era despegar el dedo del timbre y ya hacían su aparición por la puerta. Le saludaban llamándole por su nombre y casi tenía que echarlos a escobazos de la habitación. 3)CUANDO NO PODÍA DORMIR: a) Le sugerían que contara borreguitos. b) Le daban algo para el insomnio y si tampoco así podía, le decían lo de los borregos.

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Sonreir en los hospitlales c) Si no surtía efecto la medicación para el insomnio, le daban un vasito de leche caliente, conversaban un ratito con usted y le daban un masaje relajante, con esencia de romero y mandarina mientras escuchaba música de "Vangelis". 4)CADA VEZ QUE LE HACÍAN EL ASEO PERSO NAL: a) Tenía complejo de alfombra. b) Tenía la sensación de formar parte de una cadena de montaje. c) Recordaba cuando le bañaba su mamá de pequeñito. Además, le hacían la manicura, un "piling", le daban loción de baño, colonia Chanel 37 y varios minutos de rayos UVA... 5)CUANDO

PEDÍA

INFORMACIÓN

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Juan PelÆez Gómez SOBRE SU ENFERMEDAD: a) Notaba como se pasaban la pelota unos a otros, pero a usted no se la pasaba nadie. b) Le informaban de manera tan retorcida que no se enteraba de nada. c) Estaba encantando. Cada semana le proporcionaban un informe por escrito, incluyendo un CD que recogía las fases de su evolución y los momentos "cumbre" de su estancia. 6 ) ANTES DE SU OPERACIÓN: a) No le informaron de nada por lo que bajó al quirófano con miedo sueltavientres. b) Le informaron de forma tan técnica que pensó que le estaban contando una de ciencia ficción. c) Le informaron sobre lo que le iban a hacer. El psicólogo del equipo estuvo con usted unos días antes y le aconsejó sobre la mejor manera en que usted podía colaborar para anular ansiedad. Se familiarizó con el quirófano y tomó una copita de vino español con el personal que le iba a operar. 7) SOBRE LA MEDICACIÓN: a) Sabía que las rojas le daban diarrea y las

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Sonreir en los hospitlales blancas sarpullido. b) Le dijeron de forma somera, para que servía cada medicamento pero no se enteró de nada c) Le informaron con amplitud sobre lo que eran y el momento más adecuado para su toma 8) CUANDO AÚN NO PODÍA LEVAN TARSE, CADA VEZ QUE LE HACÍAN LA CAMA: a) Se sentía como si fuera parte del mobiliario de la habitación. b) Llegaban a toda pastilla, le hacían la cama y salían por la puerta como alma que lleva el diablo. c) Se sentía el maharajá de Kapurtala. 9)CUANDO SE FUE DE ALTA: a) Le dieron un informe garrapateado sobre lo que tenía que hacer. Se enteró a los tres meses de lo que ponía después de llevárselo a un grafólogo. b) Le dieron un informe escrito a máquina, en un estilo tan telegráfico que tuvo que escribir al consultorio del doctor Beltrán. c) Recibió un informe en color con explica-

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Juan PelÆez Gómez ciones profusas de todo lo que tenía que hacer, contenido en un disquete de ordenador y dos pasajes a las islas Seychelles que le tocaron en el sorteo que celebraron en la planta. ¿CÓMO SON LOS PROFESIONALES QUE LE ATIENDEN? TIPO A: Como las cosas continúen como se encuentran actualmente, los profesionales acabarán así. La masificación de los hospitales y la falta de medios provocará que el personal acabe dando "cuidados al por mayor". No se extrañe si ve a las enfermeras calzando patines por los pasillos de la planta o al médico entregando a cada enfermo un cuestionario para que lo rellene y así ahorrarse el tiempo que emplearía en pasar consulta individual TIPO B: ¡Qué le vamos a decir que usted no sepa!, si en estos momentos se encuentra ingresado. Desmoralizados, sobrecargados son los profesionales que tenemos ahora. Mantienen su vocación ante los avatares del

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Sonreir en los hospitlales destino de forma realmente milagrosa. TIPO C: Quizás cuando respondió las preguntas estaba algo dormido; despierte, esto sólo ocurre en las películas. Pero, ¿por qué no?. Por un momento sueñe con esa ocasión en la que se encuentra hecho polvo y es atendido exquisitamente por un compenetrado equipo de profesionales. El hospital, moderno, funcional y decorado con gusto, no tiene nada que envidiar a un hotel de cinco estrellas.

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