El Arbol del Conocimiento

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Fig. 65. Capacidai de generalización según distintas historias ¿e aprendizaje lingüístico.

El que un primate pueda interactuar usando los gestos del Ameslan no necesariamente lleva consigo el que pueda hacer uso de su reflexibilidad potencial para distinguir en el dominio lingüístico los elementos del dominio lingüístico como si fuesen objetos, como hacen los humanos. Así, por ejemplo, en un experimento reciente, se comparó la habilidad de tres chimpancés, todos ellos entrenados en formas de interacciones lingüísticas esencialmente equivalentes al Ameslan. La diferencia entre uno de ellos, Lana, y los otros dos, Sherman y Austin, es que en estos últimos había habido un énfasis esencial en el uso práctico de los signos y los objetos en la manipulación del mundo por los chimpancés durante sus interacciones con los humanos y entre ellos. Lana, por el contrario, había aprendido una forma de interacciones lingüísticas más estereotipadas con interacciones a través de un computador, en el que el énfasis era más bien el de asociar signos con objetos. El experimento consistía en enseñarles a los tres animales a distinguir dos clases de objetos: comestibles y no comestibles (Fig. 65) que separaban en bandejas. Luego, se les entregaba una serie nueva de objetos y se les pedía que los pusieran en las bandejas correspondientes. Ninguno de estos animales tuvo problemas en realizar la tarea. En el siguiente paso, se introdujo a los animales a imágenes visibles, o lexicogramas, de lo comestible y lo no comestible, y se les pedía que clasificaran correctamente distintos objetos según estos lexicogramas. Finalmente, la prueba era asignar correctamente el lexicograma a una serie nueva de objetos. En este nuevo experimento, Lana falló dramáticamente por comparación a sus congéneres. Se revela aquí que Lana opera en un dominio lingüístico sin utilizar los elementos de este dominio para hacer distinciones en él, como cuando se transfiere o generaliza una categoría. Sherman y Austin, en cambio, sí lo hacen, como lo revela el experimento anterior. Claramente el hecho de que ellos hayan sido entrenados en un contexto interactivo y explorativo más rico en su operacionalidad lingüística, al involucrar directamente la convivencia con otros animales, y no sólo con un computador, hace una diferencia fundamental en sus ontogenias con respecto a la de Lana. Todos estos estudios sobre las capacidades lingüísticas de los primates superiores —también el gorila es capaz de aprender a interactuar con signos de Ameslan— son muy importantes para comprender la historia lingüística del hombre. En efecto, estos animales pertenecen a linajes paralelos al nuestro, pero muy cercanos, y se parecen tanto a nosotros que el 98 % de su material genético nuclear se superpone al humano. Esta pequeña diferencia en componentes, sin embargo, es responsable de las grandes diferencias en los modos de vida que han caracterizado los linajes de los homínidos y los grandes monos o antropoides, y que han llevado en un caso al desarrollo habitual del lenguaje y en el otro

QJ E. S. Savage-Rumbaugh, D. M. Rumbaugh, S.T. Smith y J. Lawson, Science, 210:922, 1981.


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