Anderson. Tran ant al feud

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Al Sur d el D anubio

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por ciento — de unos 6 a 4, 5 m illones de habitantes— en lo que en cualquier caso ya era una región escasam ente poblada42. Por otra parte, tam bién estallaron ahora rebeliones sociales en los B alcanes. De la «Comuna» de T esalónica ya hem os hablado; al m ism o tiem p o que ella se produjo, en el año 1342, una insurrección cam pesina en las llanuras de Tracia contra los terratenientes provinciales de B izancio que allí residían. Kotor y Bar, a orillas del Adriático, fueron escen ario de insurrecciones m unicipales. En Bulgaria, una rebelión popular llevó durante poco tiem po al poder a un usurpador plebeyo en el año 1277, y durante el siglo XIV creció el núm ero de vagabundos y bandidos a m edida que la tierra se concentraba progresivam ente. Las ten sion es de la pretendida construcción del Estado im perial por las diversas aristocracias de la península condujeron naturalm ente a m ayores exacciones fiscales y personales sobre los pobres, que respondieron con recelo y m alestar. Hay que destacar que no se produjo prácticam ente ninguna resisten cia popular en el cam po a la llegada de los otom anos, excepto —lo que es significativo— en las prim itivas fortalezas alpinas de Albania, donde la organización tribal y ciánica im posibilitaba la gran propiedad de la tierra y obstruía la diferenciación social. En B osnia, donde los cam pesinos bogom ilitas habían sido perseguidos de form a esp ecial por la Iglesia católica com o herejes «patarinos» y hechos esclavos por los m ercaderes de V enecia y R a g u sa 43, las m asas rurales y algunos sectores de la nobleza local acogieron con agrado el dom inio turco y se convirtieron en buen núm ero al Islam . Braudel, en efecto, ha escrito de form a categórica: «La conquista turca de los Balcanes pudo llevarse a cabo porque se aprovechó de una pasm osa revolución social. Una sociedad señorial, inexorable para el cam pesino, v ió se sorprendida por el choque y acabó derrum bándose por sí sola. La conquista, que m arca el fin de los grandes terratenientes, es tam bién, desde ciertos puntos de vista, la “liberación de los p ob res”. El Asia M enor fue conquistada pacientem ente, lentam ente, al cabo de siglos de oscuros esfuerzos; la península de los Balcanes n o resistió, por así decirlo, al in v a so r» 44. E sta afirm ación es, sin em bargo, dem asia42 J. C. Russell, «Late mediaeval Balkan and Asia Minor population», The Journal of the Economic and Social H istory of the Orient, III, 1960, páginas 265-74; Population in Europe 500-1500, p. 19. 43 Werner, Die G eburt einer Grossmacht-Die Osmanen, pp. 229-33. 44 F. Braudel, La M éditerranée et le monde m éditerranéen à l’époque de Philippe II, París, 1949, p. 510 [El M editerráneo y el mundo medite-


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