Introducción al Antiguo Testamento

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Durante casi quince siglos el mundo cristiano continuó pensando de esta manera, y a nadie se le ocurrió jamás opinar diversamente. Pero en el siglo XVI las cosas empezaron a cambiar. Un teólogo alemán, llamado Bodenstein Carlstadt, comenzó a sospechar que el capítulo 34 del Deuteronomio, que mencionamos al principio y donde se narra precisamente “la muerte de Moisés”, no podía haber sido escrito por el caudillo. Además, a continuación de su muerte se dice: “Y no ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moisés” (v.10), lo cual supone que, al redactarse esto, ya habían transcurrido muchos años de su muerte. Por lo tanto, en 1520 Carlstadt publicó un libro en el que se afirmaba que Moisés no pudo haber sido el autor de todo el Pentateuco. Pero será el francés Jean Astruc quien, dos siglos más tarde, revolucionará los estudios del Pentateuco. Era médico de cabecera del rey Luis XIV, y al parece el monarca gozaba de buena salud, porque Astruc disponía de mucho tiempo para leer la Biblia. En cierta ocasión hizo un extraño descubrimiento. Comprobó que en Gén 2-3 a Dios se lo llama siempre Yahveh, mientras que en Gén 1 Dios aparece con el nombre de Elohim (o sea, “Dios” a seca). Y se preguntó: ¿Es posible que un mismo escritor diga primero 35 veces Elohím, y luego 18 veces Yahveh ? ¿No será que hay dos autores, y cada uno utiliza un nombre de Dios distinto del que utiliza el otro? Así, en 1753 escribió un libro donde propuso la hipótesis de que el Pentateuco fue escrito por dos autores. Uno de ellos fue llamado “Yahvista”, y el otro “Elohísta”. Esta teoría marcará un hito en la historia de las investigaciones posteriores. 3. Más contradicciones Siguiendo los pasos del médico francés, muchos otros teólogos continuaron investigando y detectaron nuevas irregularidades literarias. Por ejemplo, descubrieron que estaba dos veces el relato de la creación del mundo (Gén 1 y 2); dos veces la genealogía de Adán (Gén 4,25 y 5,1); dos veces el diluvio universal (Gén 6-8); dos veces la expulsión de la esclava de Abrahán (Gén 16,3-16 y 21,8-21); dos veces la historia en la que Sara se va con un rey extranjero (Gén 12,10 y Gén 20,1); dos veces la alianza de Dios con Abrahán (Gén 15,1, y Gén 17,1); dos veces el origen del nombre de Israel (Gén 32,29 y Gén 35,10); dos veces la vocación de Moisés (Ex 3,1 y Ex 6,1); dos veces la lista de los 10 mandamientos (Ex 20,1 y Dt 5,1). Y para peor, contados de manera diversa. Otros textos están repetidos tres veces, como la legislación sobre el homicidio, y algunos hasta cinco veces, como la ley del diezmo, o la lista de las fiestas israelitas. ¿Por qué Moisés tendría que contar cinco veces las mismas cosas?


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