Pero no siempre habían tenido pan para darle, ya que mucho tiempo atrás sólo él sabía hacerlo. De hecho, algunos cuentan que un día los pastores se reunieron para hablar de cómo conseguir ese pan que olía tan bien.
- Tenemos que conseguir el secreto del pan - dijo uno de los más ancianos. - ¿Y cómo lo haremos? - Enviaremos al más valiente para que se lo robe a Basajaun. Todos se miraron entre sí. No querían enfrentarse a aquel grandullón, pero sí querían que el resto les considerara valientes. Sin embargo, nadie se prestó voluntario. Bueno sí, el pequeño Martín. El pan de Basajaun• 91