Edicion 33 Laguna de Mojanda

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Gente Grande

salud física, mental, social y cultural. A continuación, algunos de estos beneficios: •Aumento de la capacidad respiratoria, el equilibrio de la estructura ósea, aumento del riego sanguíneo, desarrolla la potencia muscular y la flexibilidad. •Favorece la memoria y el recuerdo. •Ayuda a sentirse parte de un grupo y a compartir experiencias; su contenido y su forma pueden variar en función de las características de la edad. •Potenciar la creatividad y la capacidad artística y estética. •Favorecer la psicomotricidad y la coordinación mente-manos. •Sostener la capacidad productiva. •Fomentar la interrelación humana y la integración social. •Hacer frente a las disminuciones y limitaciones físicas. •Conseguir equilibrio, flexibilidad y expresividad corporal. •Promover la conciencia de utilidad y autoestima. •Lograr la distensión, la relajación y el escape de tensiones frente al estrés y el cansancio de la vida moderna. •Recuperar saberes y tradiciones que potencien en el adulto mayor su percepción de autoestima. •Prevención de problemas físicos o neutralización de las consecuencias del envejecimiento. •Desarrollar la capacidad lúdica, la espontaneidad y la apertura hacia nuevas formas artísticas y artesanales. En el nivel sensorio-motor, se opera una liberación energética por medio de un movimiento; y en el nivel perceptual-afectivo se busca la manera de que el sujeto-adulto mayor perciba y sienta su interacción con los diferentes materiales artísticos. Los años dedicados a diferentes actividades laborales, le proporcionan al ser humano la satisfacción de disfrutar de los beneficios de la jubilación en sus años dorados, aunque en muchos casos todavía un alto grado de productividad. Sin embargo, se merecen los beneficios que compensen o se constituyan en estímulo de vida a los tantos años de labores, de acuerdo a sus ocupaciones o profesiones. La vida es actividad Hay que proporcionarles la oportunidad de que ellos puedan realizar nuevas y diferentes actividades, que tal vez no pudieron realizar en su niñez o juventud; por ello, varias instituciones gubernamentales y particulares han establecido programas que les permite a los adultos mayores cumplir con esas actividades de recreación y satisfacciones espirituales o físicas que se quedaron pendientes en el tiempo. De esos numerosos programas y actividades, las relacionadas con el arte son de las más importantes, porque dan satisfacción y estímulo al adulto mayor. Porque el arte es la comunicación directa entre las almas, es la voz del amor y la ternura, del dolor y de la alegría y de todos los sentimientos del ser humano, porque es su práctica la que permite al ser humano aflorar la lozanía de su alma, el movimiento de su mente y de sus aspiraciones. En el caso del adulto mayor, lo hace desde su vasta experiencia de vida, en comparación con los jóvenes, que desde su pedestal de

ilusiones atisban el horizonte, donde el experimentado ya habita desde hace algún tiempo. La experiencia ofrece la ventaja del discernimiento y comprensión para el conocimiento, porque es -justamente- con los años que canta el poeta; razona el filósofo o brotan las ideas que merecen esculpirse en piedra, o los conceptos y teorías que señalan los caminos de la humanidad, porque el saber se ensancha y profundiza con la experiencia fructífera. Al cultivar el arte, afloran los sentimientos. Es impresión o movimiento que causan en el alma las cosas espirituales. El geriatra y gerontólogo Dr. Aldo Guevara indica que es “sentimental” quien expresa sentimientos tiernos o es propenso a ellos, y generalmente, es típico en el envejecimiento y en la madurez, cuando las fuerzas físicas emigran al espíritu.

Muchos jóvenes y modernistas califican el ser sentimental como ridículo o exagerado, debido al concepto errado que las generaciones jóvenes tienen acerca de la generación de los adultos mayores. Pero lo realmente importante es que el adulto mayor vive realmente al dejar que el espíritu dentro de sí, se libere y se regocije en su singularidad, en este estado del ser, porque realiza la actividad que le gusta, que le permite cultivar relaciones interpersonales, exteriorizar sus sentimientos, tener contacto con la comunidad, sin presiones de tiempo u otras exigencias de la vida cotidiana, porque el arte está ligado a la condición humana, el arte es vida, y la vida se manifiesta a través de formas, movimientos, manifestaciones artísticas, todas éstas significativas. Tienen como objeto el amor a la belleza, y su actividad estimula e integra todos los aspectos de la personalidad: intelectual, ético, emocional y estético, en una proyección formativa que trasciende a sus propios objetivos. El arte, en general, nos permite conocer culturas, sentimientos, características propias de distintas épocas y la evolución de las diversas manifestaciones. Nos ubica dentro del enfoque globalizador de los elementos culturales artísticos, dándonos una clara visión de las relaciones: hombre-arte-momento-lugar. La práctica artística desarrolla actitudes más positivas, sentido social, al unir en sus agrupaciones a personas de diferentes círculos culturales, estratos sociales, ideologías, razas, sexos y edades. Conmueve las raíces más profundas del espíritu humano, apelando a sus creencias religiosas, sentimientos y emociones. Desarrolla un mejor entendimiento, acercamiento, fraternidad y aceptación, todo esto al interpretar obras musicales, al pintar un cuadro, al realizar modelaje, al hacer teatro, artesanías, al confeccionar ropa, joyas, al bailar diversos géneros. Nos motiva a plasmar ideas y sentimientos; a comunicarnos con el entorno, a oxigenar nuestro espíritu dándonos energías, que son: la luz en las ideas, carácter en la voluntad, fuerza y, por sobretodo, satisfacción en el vivir.

El arte es vida y la vejez, un estado mental.

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