Tesis Doctoral José María De la Varga

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CAPÍTULO 6

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Actitud directiva: La esencia de la capacidad para innovar

(Mariampolksi et al., 1980), mientras que Buergermeister (1983) considera que si bien las competencias técnicas son importantes para los directivos, las conceptuales resultan esenciales para los mismos. En este sentido, Tas (1988) jerarquiza las competencias directivas en el sector de la hostelería en tres categorías según el grado de importancia de cada una de ellas para ejercer sus funciones: esenciales, de considerable importancia y de importancia moderada. Este autor considera como competencias esenciales, la gestión de los problemas de los clientes con comprensión y sensibilidad, el mantenimiento de estándares profesionales y éticos en el ambiente de trabajo, la apariencia profesional, la comunicación efectiva, el desarrollo de relaciones positivas con clientes y el desarrollo de una relación de trabajo positiva, todas ellas relacionadas en mayor medida con competencias genéricas que con competencias técnicas. En este trabajo se fundamentan posteriores investigaciones en las que se ha pretendido descifrar y clasificar las competencias directivas necesarias para tener éxito en la actividad hostelera (Okeiyi et al., 1994; Tas et al., 1996; Kay y Russette, 2000). En esta misma línea, Agut et al. (2003) diferencian las competencias de dirección en dos categorías: técnicas y genéricas; distinguiendo en estas últimas tres grupos: la eficacia en el desempeño del trabajo, el autocontrol y las relaciones sociales y el comportamiento proactivo. Otro enfoque en el estudio de las competencias esenciales directivas en el sector de la hostelería es el que se centra en los directivos de nivel intermedio. Así, Siu (1998) propone un modelo que incluye las competencias de liderazgo, comunicación, trabajo en equipo, orientación a resultados, negociación personal, planificación, eficiencia, asuntos comerciales, toma de decisiones y atención al cliente. Por su parte, Raybould y Wilkins (2005) elaboran un marco genérico integrado por nueve competencias, en el que atribuyen una mayor importancia a las competencias interpersonales, solución de problemas y auto-dirección. El estudio de las competencias en el sector de la cocina es interdisciplinario pues afecta a múltiples áreas de conocimiento, como son: conocimientos y habilidades técnicas culinarias, habilidades de comunicación y habilidades relacionadas con el conocimiento del negocio (Harrington et al., 2005). Respecto a las competencias de tipo directivo, Kay y Russette (2000) consideran que para el éxito son esenciales las competencias de liderazgo y las competencias interpersonales, mientras que para Kriegl (2000) las más importantes son las referidas a la sensibilidad cultural, las habilidades interpersonales y la flexibilidad directiva.


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