El Eco - Enero 2017

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L ECO CULTURAL JUAN GUAS

donde más jóvenes alcanzan a ser madres. Se llevan a cabo eliminaciones de símbolos religiosos en las festividades navideñas. ¿Pero eso es lógico? ¿Cómo deben calificarse semejantes actitudes? El arzobispo de Toledo, don Braulio Rodríguez ha calificado estas conductas de “papanatismos”, lo que en realidad nos parece una palabra muy modesta, pues la realidad es que son posturas estúpidas, anti religiosas, despreciativas sobre conductas tradicionales de España. Afortunadamente, en Torrijos no se hacen semejantes paparruchas y se mantienen las tradiciones como algo normal. El belén del ayuntamiento mantiene, su tradicional exposición en el claustro del ayuntamiento, lo cual indica que esta corporación no se arrodilla ante necias consideraciones religiosas para no “ofender” otros credos religiosos. COMO POLLO SIN CABEZA.- El político Rivera se parece a un pollo sin cabeza que unas veces vota con Podemos, otras con el PSOE y otras con el PP, y

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así desconcierta a sus votantes, que nunca saben la decisión que va a tomar en un momento determinado. Esas posturas de indecisión desconciertan y atolondran al votante que se encuentra dispuesto a votarle, pero ante el baile constante no se pronuncian con claridad a tomar la decisión que tenían prevista. Ahora ha cambiado de ideología y se define como liberal, cuando anteriormente era socialdemócrata. Pues mira qué bien. Tanto cambiar les vamos a ver disfrazados de lo que convenga en un momento determinado. En el PSOE, por el contrario, han sabido jugar las cartas de manera adecuada. Tras el fracaso del “No es NO” de Pedro Sánchez (afortunadamente para el PSOE y España) han terminado por volver a la sensatez y la prudencia y han visto la necesidad de tomar decisiones juiciosas. De esa manera han matado dos pájaros de un tiro: ponen a Podemos en un lugar rayano en el ridículo y dejan a Ciudadanos en una soledad en donde el frío les puede congelar.

Opinión Hace poco llegó a los medios el escándalo porque un padre quiso poner a su hijo el nombre de Lobo. La Justicia intervino, la sociedad se dividió, pero al final se autorizó a inscribir al niño en el registro con el nombre de Lobo. ¿Qué tiene de extraño que a una persona se le ponga el nombre de un animal? Si hacemos memoria de los numerosos nombres que tienen infinidad de personas nos damos cuenta que a veces son de lo más extraño que pueda resultarnos. Y nadie se escandaliza porque una persona tenga el nombre de un defecto o aspecto físico; o que se le designe con la denominación de un animal, o de una planta, árbol, o un fruto del campo. Pero nos resulta llamativo que en el siglo 21 alguien pueda llamarse Lobo. La palabra lobo existe como apellido y nadie se ha escandalizado. Blanca, además del color, es el nombre de una moneda (se quedó sin blanca); Paloma es el nombre de un ave y a nadie llama la atención; Ágata es el nombre de una piedra preciosa. ¿Y qué significa Pedro sino una piedra?. Carlota es una torta hecha con leche y otros aditamentos; Carolina es el nombre de un árbol; y Claudia es una ciruela; Hortensia es una flor espectacular, lo mismo que el Narciso, Jacinto, Margarita, la Violeta, la Camelia, la Verónica y la Rosa; y si vamos a un río a pescar nos encontraremos con un Lucio; y si queremos protegernos del sol existe la Pamela; Y Celia era una bebida. Hoy es frecuente poner el nombre de Abril a una niña; y Valle es la denominación de un espacio entre montañas; Tamara es una palmera, que no hay que confundir con Támara, que es un río de Galicia, de donde procede la Casa de Trastámara (tras el río Támara) Antiguamente solamente se podían poner nombres tradicionales o que se encontraran en el año cristiano, por lo que difícilmente una persona podría dar lugar

a un nombre nuevo, o a un santo. Todos se repetían constantemente. Y nombres extraños los había a montones. Es curioso el caso de Rielves, donde para que no se pusiera mote a nadie se bautizaba e inscribía con denominaciones a cual más extraña, de esa manera se les identificaba con su nombre y con un mote. En La Puebla de Montalbán casi todos los habitantes tenían y siguen teniendo su correspondiente mote identificativo. En Torrijos don Dionisio Longobardo, padre del historiador Julio Longobardo, publicó un curioso e interesante artículo dando a conocer los numerosos motes de muchos torrijeños, la mayoría de los cuales apenas se oyen en la actualidad, afortunadamente, pero algunos permanecen en la conversación diaria, incluso sus propietarios se identifican con el sobrenombre de toda su vida. Una persona muy conocida a la que quiero mucho tiene los curiosos apellidos de Conejo Moreno. Preguntado Alfonso Guerra por un periodista cómo le gustaría llamarse en vez de Alfonso, respondió con su ingenio inmediato que Armando, así que Armando Guerra le venía como guante a la mano. Y para terminar este escrito sobre apellidos contaré el caso curioso de un amigo de la mili que se apellidaba Chicharro Sardina. Le pregunté la razón de semejante coincidencia y contó que en cierta ocasión que sus padres eran veraneantes desconocidos, se juntaron en el mar y el varón quiso ligar con la dama. Preguntando por su nombre respondió que se llamaba José Chicharro, a lo que la dama bañista se echó a reír dando a conocer la casualidad de que ella se llamaba Dolores Sardina. Como ambos vivían en Madrid el resultado fue el lógico. Se citaron, salieron, se conocieron y se casaron. No sé si comerían perdices, pero sí se unieron los famosos pescados de sus apellidos marítimos en aquel amigo de la mili. Jean Sorel


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